NUESTRO TESTIMONIO
BUSCANDO EL ROSTRO DE JESUS
DEVOCIONAL DIARIO
02 agosto 2024
"Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos." - Mateo 5:14-16
NUESTRO TESTIMONIO: LA REVELACIÓN DE UNA VIDA TRANSFORMADA
Nuestro testimonio como creyentes va más allá de un relato de eventos; es la manifestación visible de una vida transformada por el poder y la gracia de Dios. Esta transformación no solo implica un cambio en nuestras acciones, sino una profunda metamorfosis de nuestros deseos, pensamientos y motivaciones. Es una reconstrucción desde el interior que reorienta nuestra existencia hacia un propósito divino, haciendo que nuestra vida no solo se vea diferente, sino que realmente sea diferente.
EL PODER TRANSFORMADOR DE DIOS
El cambio que Dios opera en nosotros no es superficial ni temporal. Es un cambio radical y permanente, como lo describe Pablo en 2 Corintios 5:17: "De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas." Cuando Cristo entra en nuestras vidas, no mejora lo que ya está; Él comienza una obra nueva. Esta nueva creación no es un mero ajuste de nuestro yo anterior, sino una profunda reinvención realizada por el Creador mismo.
Este proceso no es automático ni siempre cómodo. Implica una serie de quebrantamientos, renuncias y muchas veces, un profundo dolor espiritual, que son necesarios para despojarnos de lo viejo y vestirnos de lo nuevo. La transformación puede ser desafiante porque conlleva dejar atrás hábitos, pensamientos y a veces relaciones que no concuerdan con nuestra nueva identidad en Cristo. Este cambio requiere una fe profunda y activa, no una fe pasiva que espera ver para creer, sino una fe que cree para ver la gloria de Dios manifestada en nuestras vidas.
VIVIR SIN VERGÜENZA
Nuestro testimonio no debe ser una carga o un motivo de vergüenza, sino una oportunidad para glorificar a Dios. No es un testimonio de nuestra perfección, sino de su poder de transformar lo imperfecto. Como se afirma en 1 Pedro 2:9, somos "linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios," llamados a proclamar las virtudes de aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable. Al hacerlo, no glorificamos nuestras propias obras, sino las obras de Aquel que nos transformó.
TESTIGOS DE SU LUZ
Ser luz del mundo significa que nuestras vidas iluminan lugares oscuros y guían a otros hacia Cristo. Esta luz no es propia, es prestada; viene de Dios y se refleja en nosotros. Al igual que la luna refleja la luz del sol, nosotros reflejamos la luz de Cristo. Esto implica una responsabilidad grande: vivir de tal manera que otros puedan ver en nosotros el carácter de Cristo y ser atraídos hacia Él.
LA NATURALEZA DE UN TESTIMONIO TRANSFORMADOR
Un testimonio verdadero no se trata solo de contar historias de bendiciones y milagros, sino de mostrar una vida que ha sido completamente redimida y transformada por la gracia de Dios. Esta transformación implica un cambio profundo en nuestra naturaleza, algo que solo el Espíritu Santo puede lograr. En Efesios 4:22-24, Pablo nos exhorta: "En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad."
Este pasaje nos muestra que el testimonio de nuestra vida es continuo. No se trata de un evento único, sino de una serie de decisiones diarias que reflejan nuestro compromiso con Cristo. Despojarse del viejo hombre es un proceso que requiere diligencia y perseverancia, y vestirse del nuevo hombre es un acto de fe y obediencia.