LA HUMILDAD Y LA HUMILLACIÓN ESPIRITUAL - BUSCANDO EL ROSTRO DE JESÚS - DEVOCIONAL DIARIO

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  • เผยแพร่เมื่อ 8 ก.ค. 2024
  • LA HUMILDAD Y LA HUMILLACIÓN ESPIRITUAL
    BUSCANDO EL ROSTRO DE JESÚS
    DEVOCIONAL DIARIO
    08 julio 2024
    En nuestra sociedad moderna, frecuentemente nos encontramos atrapados en la trampa de las apariencias. Las redes sociales, la televisión y los medios de comunicación nos bombardean con imágenes de personas aparentemente perfectas: exitosas, felices y sin problemas. Sin embargo, la realidad es muy distinta. Las personas que aparentan tenerlo todo bajo control a menudo tienen los mismos problemas y luchas que cualquier otra persona, solo que no los admiten.
    Jesús nos enseña una lección poderosa en la parábola del fariseo y el publicano en Lucas 18:9-14. El fariseo, confiando en su propia justicia, despreciaba a los demás y se jactaba de su rectitud ante Dios. El publicano, por otro lado, se reconocía pecador y pedía misericordia. ¿A quién justificó Dios? Al que reconoció su necesidad y se humilló.
    LA NECESIDAD UNIVERSAL DE JESÚS
    Todos los seres humanos, sin excepción, necesitamos a Jesús. No importa cuán perfecta parezca la vida de alguien desde fuera, en lo más profundo, todos enfrentamos nuestras propias batallas. Romanos 3:23 nos recuerda: "por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios." Esta verdad subraya que, sin importar nuestra posición social, riqueza o logros, todos estamos en el mismo barco necesitando la gracia salvadora de Cristo.
    La necesidad de Jesús trasciende nuestras diferencias superficiales. Al observar la vida de aquellos que parecen tener todo bajo control, debemos recordar que detrás de cada sonrisa puede haber una historia de dolor y lucha. En Marcos 2:17, Jesús dijo: "No he venido a llamar a justos, sino a pecadores." Esta declaración reafirma que todos estamos en igual necesidad de su intervención divina.
    LA HUMILDAD VERDADERA
    La verdadera humildad NO ES PENSAR MENOS DE NOSOTROS MISMOS, SINO PENSAR MENOS EN NOSOTROS MISMOS. Filipenses 2:3-4 nos exhorta a considerar a los demás como superiores a nosotros mismos, buscando no solo nuestros propios intereses sino también los de los demás. Este tipo de humildad nos lleva a reconocer que nuestra necesidad de Jesús es tan grande como la de cualquier otra persona. No hay lugar para la arrogancia ni el orgullo en el Reino de Dios.
    La humildad nos invita a un cambio de perspectiva. No se trata de rebajarnos ni de menospreciarnos, sino de entender que nuestra valía no depende de nuestras acciones, sino de la gracia de Dios. Jesús mismo, siendo Dios, se humilló al tomar forma de siervo y venir a la tierra (Filipenses 2:5-8). Si nuestro Señor mostró tal humildad, ¿cuánto más debemos nosotros seguir su ejemplo?
    LA HUMILLACIÓN ESPIRITUAL
    Aceptar nuestra necesidad de Jesús requiere un acto de humillación espiritual. Reconocemos que no somos autosuficientes, que nuestros logros no nos garantizan la salvación y que necesitamos desesperadamente su gracia. Santiago 4:6 nos dice: "Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes." Cuando nos humillamos ante Dios, Él nos exalta a su debido tiempo (1 Pedro 5:6).
    La humillación espiritual nos llama a un lugar de vulnerabilidad. Es reconocer que somos débiles y que nuestras fuerzas no son suficientes para enfrentar las tempestades de la vida. En 2 Corintios 12:9, el apóstol Pablo escribe: "Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad." Al aceptar nuestra debilidad, abrimos la puerta para que el poder de Dios se manifieste en nuestras vidas.
    UN LLAMADO A LA REFLEXIÓN
    Hoy, cuando estés deseando ser como una persona perfecta que ves en televisión o redes sociales, o soñando con vivir en una mansión en la parte bonita de la ciudad, recuerda que nadie es mejor que tú. Nadie es peor. Todos estamos con el fango hasta las rodillas. Pero en medio de ese fango, la mano de Jesús se extiende hacia nosotros, ofreciéndonos salvación, esperanza y restauración.
    En nuestro caminar diario, es fácil caer en la comparación y el descontento. Sin embargo, debemos recordar que nuestra verdadera identidad y valor se encuentran en Cristo. Al reflexionar sobre nuestras propias debilidades, podemos encontrar consuelo en saber que Jesús nos ama y nos acepta tal como somos, y que su gracia es suficiente para cubrir todas nuestras imperfecciones.
  • บันเทิง

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