Hola Nicole, es bonito tener ese espacio musical. En mi familia, mi padre es aficionado a tocar la guitarra. También, puede ponerse pesado con los vídeos de youtube de música clásica. A mi abuelo, no le conocí. Unas primas mías, hijas de mi tía paterna, estudiaron piano y violín. Mi tío político es un Wagner canadiense, no me extrañaría que estuvieran muy lejanamente emparentados con el músico alemán Richard Wagner, no es común tener un piano de cola de herencia familiar, y yo he probado a improvisar algo en alguna ocasión. Es relajante, aunque, al minuto, mi tía me pida que deje de aporrear las teclas y de hacer ruido. Mi prima Miri prometía mucho en piano, pero se acabó hartando y su vida ha ido por otros derroteros muy diferentes. Con lo de cantar, he tenido veces en que me lo he planteado en la crisis de los 40. Canturrear, sin vocalizar palabras, no se me da mal, pero canto fatal. Al punto que mis familiares se quejan. No sé si acento ovejero, bruto cant, o cómo calificarlo, pero hay veces en que ni mi sobrina de dos años me aguanta cantar. Yo tampoco conocí a mi abuelo y sé muy poco sobre él. No me consta que tuviera inquietudes musicales. Me gusta escuchar muchas músicas y sentir la música que me llama de un modo especial, aunque soy negado para la teoría musical y para tocar instrumentos de forma reglada. Nunca he conseguido leer las notas de una partitura sin tardar medio minuto en interpretar cada nota del pentagrama. Pude disfrutar de hacer prácticas de la certificación de Información Juvenil en Casa de la Música / El Grito y conocer a amigos músicos. Me gusta especialmente el pop y el folk, pero, también, le tengo cariño al rock, al metal, a la clásica / clásica moderna, al flamenco (Soy más de flamenco fusión, pero puedo disfrutarlo) a las baladas, a la electrónica y al tema de músicas del mundo. Mi Guardados del Facebook distribuyen cientos o miles de canciones según bloques culturales / idiomáticos más que de estilos u otras temáticas como LGTB+ (Como hombre bisexual alosexual cisgénero, en fechas recientes, me he decidido a incluir esta sección en mis guardados). Va por épocas, pero puedo volverme muy ecléctico en mis gustos musicales cuando me decido a explorar canciones nuevas, recordar otras o ponerme en modo bucle con otras. En ese sentido, no vivo ajeno a la música pese a no ser músico. En mi caso, soy más de literatura y ser escritor (Soy licenciado en filología Románica y licenciado en Filología Italiana. Me considero un humanista friki y, si bien ya no tiene la filología el peso que tenía antes, es algo que forma parte de mí). También, soy cinéfilo seriéfilo. Si las cosas hubieran ido de otra forma, probablemente, me habría convertido en un Joss Whedon, un Javier Olivares o un J.R.R. Tolkien moderno. Sin duda, moverse en el mundo de la música requiere talento, motivación y mucha práctica para aprender (02:05).
Somos aún una sociedad creada a la antigua y nos cuesta seguir a las personas por su talento y nos guíamos más por su apariencia y su yo soy, me encanta Nicol no por como se defina, ni por que sea hija de Gian, me encanta por su talento y su sencillez
Curioso el proceso de composición. 1.500 versiones son muchas. Es una buena reflexión la de buscar el momento adecuado para sacar una canción. Desde luego, "Mimos" es una canción muy especial. Es verdad que pasa mucho que, aunque compartas una afición importante con un amigo, suele darse el hablar de mil cosas. Interesante esa idea del loop infinito en el disco. Desde luego, la veintena es una década de edad complicada. No hace tanto tiempo, apenas tengo 35 años, pero la siento muy lejana ya. Es verdad que tiene un componente muy autobiográfico. Yo, con mi escritura, suelo ser más sutil. Por supuesto, tengo poemas como "Ajo y agua" (Ante un amor no correspondido), "Como decirche" (Canción de amor a una chica de la que estaba muy pillado y nunca se molestó en responderme), "Ciudad de secano" (Dedicada a mi Fuenlabrada natal), "Cual sátiro atacado por cupido" (Es una reflexión filosófica sobre la búsqueda de la identidad), "Desagrados" (Un poema donde comentaba diversas cosas que no me gustaban), "Giro del destino" (Sobre los reveses de la vida), "Nada que curar y mucho que gestionar" (No es estrictamente biográfico, pero, como TDAH, es una necesidad dar una visión matizada como la que doy en el poema frente a la visión fatalista y la versión romantizada, pues tiene aspectos geniales y aspectos problemáticos), "Oda a Ariel" (Poema dedicado a mi sobrina que, cuando escribí el poema, tenía poco más de un mes, y, el 2 de agosto de este año, cumplió los dos años), "¿Qué sé yo?" (Poema a una misteriosa joven que me gustaba y que estaba entre las recién llegadas a la universidad. Todos hemos tenido veintitantos años, en algún año avanzado de la carrera, y, sin pretenderlo, nos hemos fijado en alguna yogurina de primero de carrera), "Volver a brillar" (Donde expreso mi deseo de volver a sentirme exitoso, capaz y pleno de ánimo), "Cinco minutos" (Un comentario sobre no recuerdo qué chica que me gustaba y que me sonrió. A veces, lo reconozco, puedo ser un poco Gustavo Adolfo Bécquer) y el "relato" de "Descripción del paisaje" (Ambientado en Estaca de Bares, Galicia, España. Evoco y ficcionalizo mi visita a ese lugar costero). Mi relato "Sergio Saverio" tiene un componente de autoficción porque una versión futura alternativa de mí mismo muere en 2058 y su hijo, llamado Sergio Saverio, escribe un ensayo con componentes biográfico donde Sergio Saverio habla con amigos (Algunos ya no son amigos) y familiares para saber sobre mis obras desde que empecé hasta 2011 (Momento en el cual estaba escribiendo el relato). Hay muchas otras referencias, pero están entremezcladas con la ficción (19:11).
No conocía a Chappell Roan. No me acaba de llamar su música. Suena curioso lo de POLO & PAN. Claro. Demasiada presión es hasta contraproducente. Es un buen hábito el de la escritura. Cada uno en su formato. Muy cierto. Hay mucho cantamañanas en cualquier sector del arte y hace falta un abogado para evitar abusos. Eso da pie a preguntarse cómo es la gente correcta en la industria musical. En efecto, es muy necesario tener paciencia. Es verdad que reinvertarse en importante y poder transmitir la honestidad con uno mismo. ¿Para cuándo cruzar el charco? Son muchos shows. Muchas gracias. Un saludo.
De los que ha dicho de su padre, el único que me suena es Silvio Rodríguez. De Cristina Aguilera, no recuerdo qué canciones he escuchado. De Juanes, sí me suena que ha habido alguna más que me ha gustado aparte de "Tengo la camisa negra". De Carlos Vives, ahora mismo, sólo me viene a la mente la de "Escribo poemas de mi puño y letra. Escribo canciones de 4:40". De Beyoncé, recuerdo que me gustaba alguna canción. Personalmente, mi infancia tuvo a Cranberries, La Oreja de Van Gogh, The Corrs, una canción de Mike Oldfield que era versión de un tema de Luar Na Lubre, si no me falla la memoria, de "O son do ar", Aqua, Safrie Duo (Me impactaron mucho con sus juegos de percusión mezclados con electrónica), aparte de una cantautora noruega cuyo nombre (Me suena Ellie Marling, pero no estoy seguro. Cantaba en inglés) no me sale ahora y estoy escribiendo con el móvil, con canciones como "Adorable sinner", mientras que los primeros dos miles, entrando en la adolescencia, fue la llegada de Amaral, Sôber, Alex Ubago, Estopa, Evanescence, temas como "Baby One More Time" de Britney Spears, algunos temas de REM (Creo que se llamaba así), de Jojo, de T.A.T.U., o "Bomba" de King África y otros que se me desvanecen en la memoria. Es lo malo de tratar de recordar la música de aquella época de memorieta. Mi padre me ponía música clásica y me daba sueño. También, tenía mucho cariño a las canciones de Miguel Ríos, así como a las de Ana Belén y Víctor Manuel. En cambio, nunca fui de escuchar mucho a Mecano. Era imposible no escucharles. O a Alaska, aunque les volví a escuchar hace poco y estaban simpáticas. En cambio, recuerdo con claridad la manía que me generaba la música de Camela porque la ponían en bucle en el rastro. Ahora, no me molesta y puede que hasta alguna canción suya me guste, pero me sonaba casi tan estridente como la bachata, el merengue y la salsa. He adquirido cierta resistencia auditiva a esos estilos para que, sin gustarme, no me resulten tan desagradables, pero, de niño y adolescente, era casi una tortura que mis padres pudieran esa música y se pusieran a practicar para los bailes de salón
Personalmente, quiero pensar que disfruto con más músicas distintas ahora que a los 13 años. Seguramente, la reconstrucción que hacen de la música de la antigua Grecia, en el grupo ateniense, Daemonia Nymphe no me hubiera llamado. No le habría visto la gracia a la música medieval goliardesca de "In Taberna Quando Sumus" (No me refiero a la versión metalera), dentro de los límites de la reconstrucción. No habría buscado escuchar la primera notación musical de la historia, si no recuerdo mal, acadia, con el himno de Nikkal, según alguna de las reconstrucciones modernas. O la trovadoresca. Es una pena que se haya perdido la música de la poesía épica medieval como se perdió la de los antiguos romanos no bizantinos, la de los celtas (La céltica es una inspiración del XIX), no digamos la de los íberos (Por mucho que Cuélebre pueda tener un folk muy interesante con textos en íbero como "Leiko Kei Tratt " cuando todavía no sabemos traducir del íbero) y la nórdica (La viking es inspiración cultural sin rigor histórico), pero nos queda en otros ámbitos. La delicadeza de ONUKA al incorporar, a la música electrónica, música hecha en un río, para su canción "Голос води". Fusionar ritmos árabes con una secuencia que me suena atípica en su electrónica para la canción "KARMA" del grupo electrónico Kazka, aunque su canción cautivadora, para mí, sea "ПЛАКАЛА". La eurovisiva Hrdza con un folk tradicional eslovaca. La energía electrónica dance de alegro in crescendo de Dominika Mirgova en "JEDNA Z TYCH" para acabar de un modo mucho más relajado, en su bucle, como una montaña rusa. El rap electrónico del albano kosovar Majk. La balada "Нежность" de la cantante rusa МакSим. El ritmo a trompicones de la canción "Młody Bóg" de la polaca Sylwia Grzeszczak. La delicadeza espiritual de Ayub Ogada en su canción "Kothbiro" de 1993 (No me suena en aquella época). El ritmo totalmente extraño de la música etíope-tigriña de Wenani en "Timnit Welday". El metal extremo entrelazado con K-Pop de Babymetal. La electrónica-folk hindi metalera de Bloodywood en "Gaddaar", en la línea de TheSnakeCharmed con su combinación de música céltica con hindi más algo de electrónica o pop. El post rock e instumental del japonés Mono en "Nowhere Now Here". "Lateralus" del grupo estadounidense de metal progresivo Tool por su uso de la secuencia de Fibonacci. El ultra relajante metal extremo friki de Wormed. El folk en galo de "Somnos" del grupo folk metal Eluveitie. Con un tono que recuerda a las canciones wicca de la cantante feroesa Eivør en "Into The Mist". Música árabe de Ahlam con "احلام - يلازمني خيالك Yelzamni Khayalek". La fuerza del folk mongol siberiano, con un canto chamánico, de Ummet Ozcan con Otyken Altay. La electrónica de fax con "data.matrix" del japonés Ryoji Ikeda. El solo de folk túrquico de Sarı Arka, comparable a uno de rock, en "Құрманғазы Сағырбайұлының күйлері - Kurmanğazı Sağırbayulı' nın küyleri". Las virguerías de los suecos Blue Man Group con percusión en tuberías. La sonoridad de "Gecələr Keçir" del pop ucraniano de Dihaj con canción en azerí. La fuerza sensorial del grupo catalán Blaumunt en "De moment". El estilo de música de cine mudo de le indefinible alemane Sopor Aeternus. La fuerza del folk electrónico gallego de con "Terra". El encanto algo rebelde y colega de Zea Mays en "KUKUTZA III". La fuerza identitaria de Brenga Astur en "Atiendi, Asturies, atiendi" desde un folk asturiano tradicional lleno de encanto. Mi canción favorita de Versilia, grupo pop español madrileño, es "El universo" por comparar una historia de amor con el propio cosmos. Pop finlandés con Sanni, Evelina, Erin, Johanna Kurkella, Ellinoora o la cantante finlandesa portuguesa Abreu. Siento que no tenemos por qué quedarnos con sólo una cosa o que la edad de los 13 años fije en piedra nuestros gustos musicales (06:38).
Yo no tengo tan claro que sea así. Es verdad que es influyente, pero yo he seguido y descubierto mucha más música desde los 12 o 13 años. Por supuesto, Enya va a influir, pero, a esa edad, la electrónica no me llamaba mientras que, en la actualidad, puedo disfrutar mucho de la electrónica eslava. Los cantautores finlandeses. Canciones que podían pasarme desapercibidas a esas edades, como la música africana, me han llamado la atención de adulto. De Parmore, no supe nada hasta que salió "Crepúsculo". También, me llamaba la atención "Fiesta pagana" de Mago de Oz. Claro que el rollo cantautor no llegó hasta Diego Cantero a los 16 años. Podían llamarme la atención canciones de Shakira o "El alma al aire" de Alejandro Sanz. A Paramore, les escuché un poco a raíz de las pelis, pero no llegué a seguirles mucho. De Panic at the Disco, me pareció que tenían frescura. Hay gente muy buena con los covers y las bandas tributo. Desde luego, se nota que ha peleado mucho hacerse un hueco en el mundo de la música
El tema de la bisexualidad es complejo. Yo lo descubrí en 2020 y he vivido experiencias mixtas (Estaba escribiendo un comentario largo al respecto, pero se me fue internet y no me apetece repetirlo). También, con mi entorno cercano. Lo saben mis padres, muchos familiares, mis redes sociales familiares, mis principales amigos, espacios LGTB+ y muchos espacios públicos de internet. En el caso de las redes sociales, el primer gran hate que recibí fue, en Facebook Parejas, ser comparado con una ambulancia y que una religiosa me tratase como un depravado y pareciera pensar que yo era gay encubierto. Lo cual es chistoso porque tengo predilección hacia las mujeres y, si no he tenido nada más que el contacto físico con una veinteañera que me morreó el pecho y me convenció de tener una quedada que, para mí, era una primera cita encubierta, durante horas, tumbados a distancia de beso en la boca, en el prado de un parque, ha sido porque no ha habido ninguna que me atrajese y me dejase claro que quería más en una disponibilidad real. Yo no tengo problema en tener una cita con una mujer o acostarme con una mujer, de hecho, trato de no ser demasiado descarado con las miraditas, no por falta de deseo romántico y sexual, aunque, tras haberme acostado con dos hombres (Sexo masculino. Hasta donde sé, cisgénero), en relaciones esporádicas, siento que no deseo otra relación esporádica. En efecto, hay muchas personas que no disponen de los espacios relativamente seguros que tenemos en donde vivimos. Haces muy bien. El yoga es entretenido. Tengo alguno en mi grupo de amigos que sí es negacionista del cambio climático y un poco antivacunas. También, de creer en el reiki (No me refiero al efecto de los masajes y la relajación como técnica. La cual me parece muy efectiva. Me refiero a creer que hay energías espirituales que sanan y que deben estar en equilibrio), en el horóscopo y cosas así. No recuerdo si alguno de los amigos cree en algo tipo Iluminati. En la uni, la única celebrity que conocí fue a María Villalón de la que era gruppi en la distancia. Tres años antes, había escuchado su canción “Agüita de Abril” y me había encantado. Había comprado su disco “Los tejados donde fuimos más que amigos”. No seguía su vida ni nada. Era de esas personas que soñaba con conocer, pero que no esperaba conocer nunca. Mucho menos que fuéramos compañeros de clase en una asignatura y acabáramos haciendo amistad de compañeros de clase. Luego, la cosa se fue enfriando mientras sentía que yo ponía más de mi parte en la amistad que ella, pero le guardo cariño. Suena complejo el tema de los productores y las compañías. No sé quién es Lazo. Me hace falta una lista de tus recomendaciones. Claro. Es lógico buscar algo en lo que te sientas cómoda desde lo musical. No creo en las reencarnaciones y, si fueran reales, como una posibilidad de la consciencia, dudo mucho que impliquen el viaje sistemático que expone el hinduismo. Respeto esas creencias, por supuesto. Claro. Una cosa es lo que uno haga como artista y otra lo que consuma. Yo puedo consumir literatura, cine y televisión de más géneros respecto a los que me gusta escribir. Soy un escritor de ciencia ficción y fantasía que cuela cosas de filosofía, historia, viajes, digresiones sobre arte, cultura, etc., pero eso no significa que no pueda leer una novela romántica LGTB+, de hecho, me ha cautivado “Sí, si es contigo” de Calle y Poché, “La mala costumbre” de Alana S. Portero y “Llámame por tu nombre” de Andre Aciman, o, en misterio, leer “El claustro” de Estefanía Jiménez García. No conocía Muna. Me recuerda mucho a Chvrches (31:16).
Siii queremos ver a Nicole en una película!!
Hola Nicole, es bonito tener ese espacio musical. En mi familia, mi padre es aficionado a tocar la guitarra. También, puede ponerse pesado con los vídeos de youtube de música clásica. A mi abuelo, no le conocí. Unas primas mías, hijas de mi tía paterna, estudiaron piano y violín. Mi tío político es un Wagner canadiense, no me extrañaría que estuvieran muy lejanamente emparentados con el músico alemán Richard Wagner, no es común tener un piano de cola de herencia familiar, y yo he probado a improvisar algo en alguna ocasión. Es relajante, aunque, al minuto, mi tía me pida que deje de aporrear las teclas y de hacer ruido. Mi prima Miri prometía mucho en piano, pero se acabó hartando y su vida ha ido por otros derroteros muy diferentes. Con lo de cantar, he tenido veces en que me lo he planteado en la crisis de los 40. Canturrear, sin vocalizar palabras, no se me da mal, pero canto fatal. Al punto que mis familiares se quejan. No sé si acento ovejero, bruto cant, o cómo calificarlo, pero hay veces en que ni mi sobrina de dos años me aguanta cantar. Yo tampoco conocí a mi abuelo y sé muy poco sobre él. No me consta que tuviera inquietudes musicales. Me gusta escuchar muchas músicas y sentir la música que me llama de un modo especial, aunque soy negado para la teoría musical y para tocar instrumentos de forma reglada. Nunca he conseguido leer las notas de una partitura sin tardar medio minuto en interpretar cada nota del pentagrama. Pude disfrutar de hacer prácticas de la certificación de Información Juvenil en Casa de la Música / El Grito y conocer a amigos músicos. Me gusta especialmente el pop y el folk, pero, también, le tengo cariño al rock, al metal, a la clásica / clásica moderna, al flamenco (Soy más de flamenco fusión, pero puedo disfrutarlo) a las baladas, a la electrónica y al tema de músicas del mundo. Mi Guardados del Facebook distribuyen cientos o miles de canciones según bloques culturales / idiomáticos más que de estilos u otras temáticas como LGTB+ (Como hombre bisexual alosexual cisgénero, en fechas recientes, me he decidido a incluir esta sección en mis guardados). Va por épocas, pero puedo volverme muy ecléctico en mis gustos musicales cuando me decido a explorar canciones nuevas, recordar otras o ponerme en modo bucle con otras. En ese sentido, no vivo ajeno a la música pese a no ser músico.
En mi caso, soy más de literatura y ser escritor (Soy licenciado en filología Románica y licenciado en Filología Italiana. Me considero un humanista friki y, si bien ya no tiene la filología el peso que tenía antes, es algo que forma parte de mí). También, soy cinéfilo seriéfilo. Si las cosas hubieran ido de otra forma, probablemente, me habría convertido en un Joss Whedon, un Javier Olivares o un J.R.R. Tolkien moderno. Sin duda, moverse en el mundo de la música requiere talento, motivación y mucha práctica para aprender (02:05).
Somos aún una sociedad creada a la antigua y nos cuesta seguir a las personas por su talento y nos guíamos más por su apariencia y su yo soy, me encanta Nicol no por como se defina, ni por que sea hija de Gian, me encanta por su talento y su sencillez
Curioso el proceso de composición. 1.500 versiones son muchas. Es una buena reflexión la de buscar el momento adecuado para sacar una canción. Desde luego, "Mimos" es una canción muy especial. Es verdad que pasa mucho que, aunque compartas una afición importante con un amigo, suele darse el hablar de mil cosas. Interesante esa idea del loop infinito en el disco. Desde luego, la veintena es una década de edad complicada. No hace tanto tiempo, apenas tengo 35 años, pero la siento muy lejana ya. Es verdad que tiene un componente muy autobiográfico. Yo, con mi escritura, suelo ser más sutil. Por supuesto, tengo poemas como "Ajo y agua" (Ante un amor no correspondido), "Como decirche" (Canción de amor a una chica de la que estaba muy pillado y nunca se molestó en responderme), "Ciudad de secano" (Dedicada a mi Fuenlabrada natal), "Cual sátiro atacado por cupido" (Es una reflexión filosófica sobre la búsqueda de la identidad), "Desagrados" (Un poema donde comentaba diversas cosas que no me gustaban), "Giro del destino" (Sobre los reveses de la vida), "Nada que curar y mucho que gestionar" (No es estrictamente biográfico, pero, como TDAH, es una necesidad dar una visión matizada como la que doy en el poema frente a la visión fatalista y la versión romantizada, pues tiene aspectos geniales y aspectos problemáticos), "Oda a Ariel" (Poema dedicado a mi sobrina que, cuando escribí el poema, tenía poco más de un mes, y, el 2 de agosto de este año, cumplió los dos años), "¿Qué sé yo?" (Poema a una misteriosa joven que me gustaba y que estaba entre las recién llegadas a la universidad. Todos hemos tenido veintitantos años, en algún año avanzado de la carrera, y, sin pretenderlo, nos hemos fijado en alguna yogurina de primero de carrera), "Volver a brillar" (Donde expreso mi deseo de volver a sentirme exitoso, capaz y pleno de ánimo), "Cinco minutos" (Un comentario sobre no recuerdo qué chica que me gustaba y que me sonrió. A veces, lo reconozco, puedo ser un poco Gustavo Adolfo Bécquer) y el "relato" de "Descripción del paisaje" (Ambientado en Estaca de Bares, Galicia, España. Evoco y ficcionalizo mi visita a ese lugar costero). Mi relato "Sergio Saverio" tiene un componente de autoficción porque una versión futura alternativa de mí mismo muere en 2058 y su hijo, llamado Sergio Saverio, escribe un ensayo con componentes biográfico donde Sergio Saverio habla con amigos (Algunos ya no son amigos) y familiares para saber sobre mis obras desde que empecé hasta 2011 (Momento en el cual estaba escribiendo el relato). Hay muchas otras referencias, pero están entremezcladas con la ficción (19:11).
Buenaaaaa!
No conocía a Chappell Roan. No me acaba de llamar su música. Suena curioso lo de POLO & PAN. Claro. Demasiada presión es hasta contraproducente. Es un buen hábito el de la escritura. Cada uno en su formato. Muy cierto. Hay mucho cantamañanas en cualquier sector del arte y hace falta un abogado para evitar abusos. Eso da pie a preguntarse cómo es la gente correcta en la industria musical. En efecto, es muy necesario tener paciencia. Es verdad que reinvertarse en importante y poder transmitir la honestidad con uno mismo. ¿Para cuándo cruzar el charco? Son muchos shows. Muchas gracias. Un saludo.
❤ que linda
De los que ha dicho de su padre, el único que me suena es Silvio Rodríguez. De Cristina Aguilera, no recuerdo qué canciones he escuchado. De Juanes, sí me suena que ha habido alguna más que me ha gustado aparte de "Tengo la camisa negra". De Carlos Vives, ahora mismo, sólo me viene a la mente la de "Escribo poemas de mi puño y letra. Escribo canciones de 4:40". De Beyoncé, recuerdo que me gustaba alguna canción. Personalmente, mi infancia tuvo a Cranberries, La Oreja de Van Gogh, The Corrs, una canción de Mike Oldfield que era versión de un tema de Luar Na Lubre, si no me falla la memoria, de "O son do ar", Aqua, Safrie Duo (Me impactaron mucho con sus juegos de percusión mezclados con electrónica), aparte de una cantautora noruega cuyo nombre (Me suena Ellie Marling, pero no estoy seguro. Cantaba en inglés) no me sale ahora y estoy escribiendo con el móvil, con canciones como "Adorable sinner", mientras que los primeros dos miles, entrando en la adolescencia, fue la llegada de Amaral, Sôber, Alex Ubago, Estopa, Evanescence, temas como "Baby One More Time" de Britney Spears, algunos temas de REM (Creo que se llamaba así), de Jojo, de T.A.T.U., o "Bomba" de King África y otros que se me desvanecen en la memoria. Es lo malo de tratar de recordar la música de aquella época de memorieta. Mi padre me ponía música clásica y me daba sueño. También, tenía mucho cariño a las canciones de Miguel Ríos, así como a las de Ana Belén y Víctor Manuel. En cambio, nunca fui de escuchar mucho a Mecano. Era imposible no escucharles. O a Alaska, aunque les volví a escuchar hace poco y estaban simpáticas. En cambio, recuerdo con claridad la manía que me generaba la música de Camela porque la ponían en bucle en el rastro. Ahora, no me molesta y puede que hasta alguna canción suya me guste, pero me sonaba casi tan estridente como la bachata, el merengue y la salsa. He adquirido cierta resistencia auditiva a esos estilos para que, sin gustarme, no me resulten tan desagradables, pero, de niño y adolescente, era casi una tortura que mis padres pudieran esa música y se pusieran a practicar para los bailes de salón
Personalmente, quiero pensar que disfruto con más músicas distintas ahora que a los 13 años. Seguramente, la reconstrucción que hacen de la música de la antigua Grecia, en el grupo ateniense, Daemonia Nymphe no me hubiera llamado. No le habría visto la gracia a la música medieval goliardesca de "In Taberna Quando Sumus" (No me refiero a la versión metalera), dentro de los límites de la reconstrucción. No habría buscado escuchar la primera notación musical de la historia, si no recuerdo mal, acadia, con el himno de Nikkal, según alguna de las reconstrucciones modernas. O la trovadoresca. Es una pena que se haya perdido la música de la poesía épica medieval como se perdió la de los antiguos romanos no bizantinos, la de los celtas (La céltica es una inspiración del XIX), no digamos la de los íberos (Por mucho que Cuélebre pueda tener un folk muy interesante con textos en íbero como "Leiko Kei Tratt " cuando todavía no sabemos traducir del íbero) y la nórdica (La viking es inspiración cultural sin rigor histórico), pero nos queda en otros ámbitos. La delicadeza de ONUKA al incorporar, a la música electrónica, música hecha en un río, para su canción "Голос води". Fusionar ritmos árabes con una secuencia que me suena atípica en su electrónica para la canción "KARMA" del grupo electrónico Kazka, aunque su canción cautivadora, para mí, sea "ПЛАКАЛА". La eurovisiva Hrdza con un folk tradicional eslovaca. La energía electrónica dance de alegro in crescendo de Dominika Mirgova en "JEDNA Z TYCH" para acabar de un modo mucho más relajado, en su bucle, como una montaña rusa. El rap electrónico del albano kosovar Majk. La balada "Нежность" de la cantante rusa МакSим. El ritmo a trompicones de la canción "Młody Bóg" de la polaca Sylwia Grzeszczak. La delicadeza espiritual de Ayub Ogada en su canción "Kothbiro" de 1993 (No me suena en aquella época). El ritmo totalmente extraño de la música etíope-tigriña de Wenani en "Timnit Welday". El metal extremo entrelazado con K-Pop de Babymetal. La electrónica-folk hindi metalera de Bloodywood en "Gaddaar", en la línea de TheSnakeCharmed con su combinación de música céltica con hindi más algo de electrónica o pop. El post rock e instumental del japonés Mono en "Nowhere Now Here". "Lateralus" del grupo estadounidense de metal progresivo Tool por su uso de la secuencia de Fibonacci. El ultra relajante metal extremo friki de Wormed. El folk en galo de "Somnos" del grupo folk metal Eluveitie. Con un tono que recuerda a las canciones wicca de la cantante feroesa Eivør en "Into The Mist". Música árabe de Ahlam con "احلام - يلازمني خيالك Yelzamni Khayalek". La fuerza del folk mongol siberiano, con un canto chamánico, de Ummet Ozcan con Otyken Altay. La electrónica de fax con "data.matrix" del japonés Ryoji Ikeda. El solo de folk túrquico de Sarı Arka, comparable a uno de rock, en "Құрманғазы Сағырбайұлының күйлері - Kurmanğazı Sağırbayulı' nın küyleri". Las virguerías de los suecos Blue Man Group con percusión en tuberías. La sonoridad de "Gecələr Keçir" del pop ucraniano de Dihaj con canción en azerí. La fuerza sensorial del grupo catalán Blaumunt en "De moment". El estilo de música de cine mudo de le indefinible alemane Sopor Aeternus. La fuerza del folk electrónico gallego de con "Terra". El encanto algo rebelde y colega de Zea Mays en "KUKUTZA III". La fuerza identitaria de Brenga Astur en "Atiendi, Asturies, atiendi" desde un folk asturiano tradicional lleno de encanto. Mi canción favorita de Versilia, grupo pop español madrileño, es "El universo" por comparar una historia de amor con el propio cosmos. Pop finlandés con Sanni, Evelina, Erin, Johanna Kurkella, Ellinoora o la cantante finlandesa portuguesa Abreu.
Siento que no tenemos por qué quedarnos con sólo una cosa o que la edad de los 13 años fije en piedra nuestros gustos musicales (06:38).
Yo no tengo tan claro que sea así. Es verdad que es influyente, pero yo he seguido y descubierto mucha más música desde los 12 o 13 años. Por supuesto, Enya va a influir, pero, a esa edad, la electrónica no me llamaba mientras que, en la actualidad, puedo disfrutar mucho de la electrónica eslava. Los cantautores finlandeses. Canciones que podían pasarme desapercibidas a esas edades, como la música africana, me han llamado la atención de adulto. De Parmore, no supe nada hasta que salió "Crepúsculo". También, me llamaba la atención "Fiesta pagana" de Mago de Oz. Claro que el rollo cantautor no llegó hasta Diego Cantero a los 16 años. Podían llamarme la atención canciones de Shakira o "El alma al aire" de Alejandro Sanz. A Paramore, les escuché un poco a raíz de las pelis, pero no llegué a seguirles mucho. De Panic at the Disco, me pareció que tenían frescura. Hay gente muy buena con los covers y las bandas tributo. Desde luego, se nota que ha peleado mucho hacerse un hueco en el mundo de la música
El tema de la bisexualidad es complejo. Yo lo descubrí en 2020 y he vivido experiencias mixtas (Estaba escribiendo un comentario largo al respecto, pero se me fue internet y no me apetece repetirlo). También, con mi entorno cercano. Lo saben mis padres, muchos familiares, mis redes sociales familiares, mis principales amigos, espacios LGTB+ y muchos espacios públicos de internet. En el caso de las redes sociales, el primer gran hate que recibí fue, en Facebook Parejas, ser comparado con una ambulancia y que una religiosa me tratase como un depravado y pareciera pensar que yo era gay encubierto. Lo cual es chistoso porque tengo predilección hacia las mujeres y, si no he tenido nada más que el contacto físico con una veinteañera que me morreó el pecho y me convenció de tener una quedada que, para mí, era una primera cita encubierta, durante horas, tumbados a distancia de beso en la boca, en el prado de un parque, ha sido porque no ha habido ninguna que me atrajese y me dejase claro que quería más en una disponibilidad real. Yo no tengo problema en tener una cita con una mujer o acostarme con una mujer, de hecho, trato de no ser demasiado descarado con las miraditas, no por falta de deseo romántico y sexual, aunque, tras haberme acostado con dos hombres (Sexo masculino. Hasta donde sé, cisgénero), en relaciones esporádicas, siento que no deseo otra relación esporádica. En efecto, hay muchas personas que no disponen de los espacios relativamente seguros que tenemos en donde vivimos. Haces muy bien.
El yoga es entretenido. Tengo alguno en mi grupo de amigos que sí es negacionista del cambio climático y un poco antivacunas. También, de creer en el reiki (No me refiero al efecto de los masajes y la relajación como técnica. La cual me parece muy efectiva. Me refiero a creer que hay energías espirituales que sanan y que deben estar en equilibrio), en el horóscopo y cosas así. No recuerdo si alguno de los amigos cree en algo tipo Iluminati. En la uni, la única celebrity que conocí fue a María Villalón de la que era gruppi en la distancia. Tres años antes, había escuchado su canción “Agüita de Abril” y me había encantado. Había comprado su disco “Los tejados donde fuimos más que amigos”. No seguía su vida ni nada. Era de esas personas que soñaba con conocer, pero que no esperaba conocer nunca. Mucho menos que fuéramos compañeros de clase en una asignatura y acabáramos haciendo amistad de compañeros de clase. Luego, la cosa se fue enfriando mientras sentía que yo ponía más de mi parte en la amistad que ella, pero le guardo cariño. Suena complejo el tema de los productores y las compañías. No sé quién es Lazo. Me hace falta una lista de tus recomendaciones. Claro. Es lógico buscar algo en lo que te sientas cómoda desde lo musical. No creo en las reencarnaciones y, si fueran reales, como una posibilidad de la consciencia, dudo mucho que impliquen el viaje sistemático que expone el hinduismo. Respeto esas creencias, por supuesto.
Claro. Una cosa es lo que uno haga como artista y otra lo que consuma. Yo puedo consumir literatura, cine y televisión de más géneros respecto a los que me gusta escribir. Soy un escritor de ciencia ficción y fantasía que cuela cosas de filosofía, historia, viajes, digresiones sobre arte, cultura, etc., pero eso no significa que no pueda leer una novela romántica LGTB+, de hecho, me ha cautivado “Sí, si es contigo” de Calle y Poché, “La mala costumbre” de Alana S. Portero y “Llámame por tu nombre” de Andre Aciman, o, en misterio, leer “El claustro” de Estefanía Jiménez García. No conocía Muna. Me recuerda mucho a Chvrches (31:16).