Oración de la Mañana: San Lucas
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- เผยแพร่เมื่อ 24 พ.ย. 2024
- La esencia de este pasaje es que la gratitud hacia Dios es una expresión profunda de fe y humildad que nos acerca a la verdadera salvación.
El pasaje del Santo Evangelio según San Lucas, capítulo 17, versículos 11 al 19, narra el episodio en el que Jesús sana a diez leprosos mientras va camino a Jerusalén. Aquí tienes el texto:
San Lucas 17, 11-19:
Yendo Jesús a Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea.
Al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez leprosos, los cuales se pararon de lejos
y alzaron la voz, diciendo: “¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros!”
Cuando él los vio, les dijo: “Id, mostraos a los sacerdotes.” Y aconteció que mientras iban, quedaron limpios.
Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió glorificando a Dios a gran voz,
y se postró rostro en tierra a los pies de Jesús, dándole gracias; y éste era samaritano.
Respondió Jesús y dijo: “¿No son diez los que fueron limpiados? ¿Dónde están los nueve?
¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero?”
Y le dijo: “Levántate, vete; tu fe te ha salvado.”
En este relato, Jesús destaca la importancia de la gratitud y la fe. Aunque todos fueron sanados, solo uno regresó para dar gracias, y fue un samaritano, alguien considerado extranjero para los judíos. Jesús lo elogia por su fe y gratitud, enseñando que la verdadera sanación y salvación van más allá de lo físico y se encuentran también en el acto de reconocer la misericordia y el poder de Dios.
La esencia de este pasaje es una enseñanza sobre la gratitud y la fe. Jesús sana a los diez leprosos, pero solo uno regresa para agradecerle. Este acto de gratitud es significativo porque muestra que la fe verdadera no solo reconoce los dones recibidos, sino que vuelve a la fuente para honrarla.
En pocas palabras, el mensaje central es que la gratitud es una expresión de fe y de humildad. Al regresar para agradecer, el leproso samaritano no solo muestra su aprecio, sino también su reconocimiento de que la curación fue un don divino. Jesús destaca que este acto de agradecimiento no es común y lamenta que los otros nueve no hayan regresado. Así, enseña que la verdadera plenitud, o salvación, se encuentra en una relación de agradecimiento hacia Dios, que va más allá de recibir milagros o bendiciones.
Este pasaje nos invita a reflexionar sobre la importancia de ser agradecidos y reconocer la fuente de nuestras bendiciones, lo cual fortalece nuestra fe y nos conecta más profundamente con lo divino.