SANTA ANA LA REAL (CASCADA DE JOYARANCÓN) - HUELVA
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- เผยแพร่เมื่อ 14 ธ.ค. 2024
- Por unos momentos nos vamos a introducir en los fantásticos paisajes verdes y húmedos que nos proporciona la Sierra de Huelva. La mañana se despertó con niebla y suave llovizna, siendo casi imposible captar las imágenes que nos propusimos.
Después de varios intentos, por fin pudimos conseguirlo. Comenzamos por tomar un camino rodeado de verdor, todo muy húmedo, fruto del sirimiri. El aroma a humedad y a vegetación impregnaba el ambiente, mientras que poco a poco íbamos llegando a la meta: la Cascada de Jollarancos, también llamada Chorros de Joyarancón u Ollarancos.
Esta cascada se encuentra en el término municipal de Santa Ana la Real, en la Sierra de Huelva. Para acceder a este impresionante lugar, tomamos la carretera que va de Santa Ana la Real hacia Alájar. A pocos kilómetros de Santa Ana aparcamos el vehículo a la izquierda de dicha carretera y un sendero nos lleva a pie de estos bellos chorros.
La hermosura paisajística nos hipnotizó con su variada y espesa vegetación, y su extensa pero suave red hidrográfica.
Vamos a recorrer los distintos niveles de la cascada, situada a 560 metros de altitud, y rodeada de un precioso roquedo, que forma parte de la misma, así como del envolvente verdor.
La Cascada de Jollarancos se escalona en pequeños saltos, algunos de hasta 10 metros, que vierten sus aguas formando balsas naturales desde cuyos rebosaderos continúan el descenso hasta el valle.
Ascendemos la cascada hasta alcanzar su cima y así poder obtener un plano cenital completo de ella, así como de la procedencia de sus aguas. Esta cascada coincide con el nacimiento de la Rivera de Santa Ana, afluente de la Rivera de Santa Eulalia, que vierte sus cristalinas aguas en el río Odiel.
Los mismos veneros y cauces que alimentan las aguas del enclave mágico de la Peña de Arias Montano en la vecina Alájar y de todas las sierras en contacto con la llanura que desciende hacia el Atlántico, borbotean en Joyarancón, recordando las palabras que el Nobel de Literatura, Camilo José Cela, dedicó a estos parajes: “el lugar en el que Dios Nuestro Señor rompió su mejor cristalería”.
Observamos la caída vertical del agua y cómo golpea el roquedo, acabando en una interesante poza de recepción. Paralelo a la línea principal de cascada serpentea un cauce secundario que alivia la corriente en épocas de grandes lluvias.
Dependiendo del régimen pluviométrico, esta cascada puede estar alegre y exuberante o prácticamente seca, pasando por términos intermedios. Esto hace posible que su caudal medio oscile entre 10 y 100 litros por segundo, llegando a su agotamiento total en situaciones muy excepcionales.
El momento que elegimos para visitar esta cascada quizá no fuese el más óptimo, pero aún así podemos observar la belleza de estos chorros. En los días actuales y debido a la cantidad de lluvia caída debe estar pletórica, aunque el acceso a la misma posiblemente sea complicado.
Acabamos las imágenes con el agua, las rocas y la vegetación, y una panorámica general de todo el entorno donde podemos contemplar el paraíso paisajístico de esta zona serrana.
¡Qué belleza de agua, transparente y cristalina, la de todos…la vida!