Bolivia y el silencio de los Miserables

Bolivia y el silencio de los miserables
A la dictadora de Bolivia,
no le gustan los indios,
vaya por Dios y la Santísima Virgen,
y los mata a balazos
antes de pasar por la sacristía,
para después,
cual sanguinario dictador,
de rodillas ante el confesionario,
pedir perdón.
Con la Biblia en la mano,
entra en el parlamento
presumiendo de aria
cual nazi austriaco,
ella,
a la que las cejas delatan
como tiene el mondongo,
que las manos,
de sangre están manchadas.
Con la Biblia en la mano,
apela a Dios,
o al ídolo de quien le paga.
La dictadora de Bolivia,
con los labios operados,
ordena al ejército disparar,
"si son indios, qué más da"
y ni enterrar deja.
Mirando para otro lado…
está Europa,
¿cómo no?
«valedora de la democracia»
con los ojos hueros,
para no ver,
los oídos tapados
para no oír,
y para no molestar a quien le paga,
guarda el silencio de los miserables.
© Paco Arenas