ZAMORA - CASTILLO DE VILLALONSO

Castilla y León es tierra de castillos. Existe una extensa parte del territorio de esta comunidad autónoma donde los castillos emergen como espejismos, imponentes, sobre unos pueblos muy pequeños, consecuencia de un largo periodo de tiempo donde estos territorios fueron tierra fronteriza entre los dominios cristianos e islámicos.
Uno de estos simbólicos edificios lo encontramos en el municipio de Villalonso, en la provincia de Zamora, pegado a la frontera con Valladolid.
La fundación de Villalonso se remonta a la Edad Media, dentro del proceso repoblador emprendido por los reyes leoneses. En este municipio de 68 habitantes, con el cual comenzamos las imágenes, destaca la monumentalidad de sus edificios civiles y religiosos, aunque se percibe en sus calles muchas casas en aparente abandono o en estado ruinoso.
El monumento más destacado de la localidad es su castillo, el cual lo vamos a observar al más mínimo detalle. Antes de comenzar su descripción sería interesante conocer un poco la historia de esta fortaleza.
Gracias a una serie de excavaciones arqueológicas en torno a los elementos que comprenden el castillo, se ha podido descubrir evidencia de la fortaleza anterior que ocupó el terreno entre los siglos XI y XV. Los primeros documentos escritos que citan el Castillo de Villalonso los encontramos en una bula papal de Gregorio IX, fechada en el siglo XIII. En este momento la fortaleza de Villalonso era propiedad de la Orden de Calatrava, organización militar y religiosa fundada en el siglo XII por el abad Raimundo de Fitero.
Pese a la importancia que tenía para la orden, el castillo fue transferido a uno de sus propietarios particulares, Alonso Pérez de Vivero. En pleno siglo XV, el caballero decide ceder los derechos de la fortaleza a Juan de Ulloa y su esposa María de Sarmiento. En 1470, Ulloa se proclama señor de la villa de Villalonso. Es así como se funda su mayorazgo y se erige el Castillo de Villalonso en la forma original que vemos el día de hoy.
Tanto por su forma como por la descripción de los elementos, el castillo se corresponde con la tendencia popular que discurre entre las fortalezas renacentistas españolas del siglo XV. Así, sus paredes se levantan con una recia sillería caliza y las esquinas se rematan con cubos, contando también con los típicos matacanes apoyados sobre base cilíndrica.
Ya estamos observando con detalle el castillo, asentado junto al pueblo y enclavado en los amplios campos de la submeseta norte. El castillo, perfectamente conservado, es de planta rectangular, casi cuadrada, con cubos circulares en las esquinas. Sus lienzos carecen de vanos y solo vemos alguna pequeña ventana exterior. Los cubos y lienzos se rematan con una cornisa corrida de matacanes y amplias almenas cuadradas con una saetera-barrera en cada una de ellas. Para romper la monotonía del conjunto, aparece un garitón a mitad de lienzo. En el centro del lienzo norte se levanta la torre del homenaje, que es la parte más importante de la fortaleza. Construida con buenos sillares de piedra caliza perfectamente escuadrados, tiene planta cuadrada de grandes dimensiones y se encuentra rematada por una gran cornisa de matacanes, conservando el almenado completo.
A día de hoy, el castillo es propiedad de los hermanos Jesús y Elizabeth Cueto Vallejo, quienes lo adquirieron en 1984 a la duquesa de Osuna, Ángela María Téllez-Girón. Desde entonces la fortaleza permaneció cerrada hasta que sus propietarios decidieron remodelar sus instalaciones en el año 2006. Los trabajos de restauración, que acabaron en 2011, fueron llevados a cabo por la Fundación de Patrimonio Histórico de Castilla y León, dándole su aspecto actual, manteniendo casi la totalidad de su estructura original, sin duda una acertada restauración.
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