Las cuentas pendientes del nazismo: de fugitiva a condenada a sus 99 años

“Quiero ahorrarme estas vergüenzas y no quiero convertirme en el hazmerreír de la humanidad”. Con estas palabras, Irmgard Furchner anunciaba a sus 96 años que no asistiría al juicio al que había sido convocada. Dos semanas después, la anciana huyó de su residencia en un taxi y se convirtió en una de las fugitivas más longevas del mundo. La escapada duró poco y pronto se sentó ante el juez, que la condenó a dos años de prisión por complicidad en el asesinato de más de 10.000 personas. Esta semana el Tribunal Federal de Leipzig ha ratificado la condena.
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