30 El Juicio Final - Portada de la Coronería - Curiosidades de la catedral de Burgos

El nombre de la portada de Coronería de la catedral de Burgos, proviene de la Edad Media, pues la calle Corronería pasaba junto a ella, y allí estaban los artesanos del cuero o correones. También se la denominó de los Apóstoles, por el apostolado de su segundo nivel, y Puerta Alta, porque comunicaba con el interior mediante la Escalera Dorada, obra de Diego de Siloé, al tener la cota de nivel a mayor altura que el pavimento de la catedral, pues la puerta se halla al nivel de triforio de la nave, y la ventana escalonada de tres lancetas al nivel del rosetón de la fachada sur del Sarmental.
La fachada pudo estar terminada hacia 1257, siendo obra de dos artistas, el primero habría realizado el tímpano y arquivoltas de formas elegantes, expresivas y gran naturalidad, y el segundo sería el autor del apostolado, por el tratamiento de las túnicas y mantos.
La portada presenta tres niveles. El primero posee una arquería ciega sostenida por columnas triples, con capiteles y enjutas adornadas con temas vegetales, que se apoyan en sencillo zócalo corrido.
Sobre la arquería, en el segundo nivel, en las jambas están las grandes esculturas de los doce apóstoles protegidas por dosel de arquería corrida, que asisten al juicio, junto al Hijo del Hombre, para juzgar a las doce tribus de Israel. Dos de los apóstoles están colocados en la cara interior de los contrafuertes, sobre peanas y columnas y protegidos por doseletes.
Algunas de las esculturas llevan signos de identificación y libros en sus manos, pero su estado de conservación tras la erosión y mutilaciones antrópicas, hace muy difícil reconocer a cada uno.
En el tercer nivel está el tímpano y las arquivoltas, y se representa el Juicio Final. Cristo, Juez de vivos y muertos, viene al fin del mundo con poder y majestad, para realizar la cosecha, la siega.
Los ángeles son los segadores de la semilla arrojada en la tierra que germinaba y daba tallos en el guardapolvo de la puerta del Sarmental y que aquí ha llegado a la madurez con los tallos llenos de racimos. El guardapolvo ha perdido todos sus volúmenes, y apenas queda lo suficiente para su interpretación.
El tímpano tiene doble registro. El primero contempla la venida de Cristo, en el centro del tímpano, sentado en postura frontal sobre sencilla sede, con los brazos y manos en alto, hoy mutilados en su mayor parte, el torso medio desnudo, los pies descalzos, y rodeado de ángeles. Sobre su cabeza aureolada dos ángeles sujetan entre nubes la Cruz. Más abajo otros dos, llevan la corona de espinas y los clavos, y dos más con la lanza, la columna y flagelos, están junto a la Virgen y San Juan, que se hallan inclinados y con sus manos juntas y levantadas en actitud suplicante, durante el Juicio, a cada lado de Cristo.
El segundo registro es el dintel, protegido con dosel de arquería corrida con castillos en los enjutos, y donde se representa el "Pesaje de las Almas” durante el Juicio. La escena se halla mutilada y ha perdido parte de sus volúmenes, pero se aprecia a San Miguel Arcángel en el centro, vestido de túnica y con grandes alas, pesando en la balanza las obras de las almas.
A su derecha un ángel recibe a los salvados que dieron el peso, para entran en las moradas divinas atravesando la puerta entreabierta de una torre. Entre ellos están san Francisco de Asís y Santo Domingo, que presentan sus bulas de fundación como aval para entrar en la gloria al rey Fernando y a su esposa Beatriz. Entre ambos aparece un obispo, D. Mauricio, a quien también se ha interpretado como S. Dionisio porque se halla sin cabeza, pero sin duda, desapareció con el paso del tiempo.
Al lado izquierdo del Arcángel Gabriel, van los condenados, expulsados y atrapados por los demonios que los conducen a los tormentos del infierno, representados en la caldera de fuego.
En la primera de las arquivoltas que rodea el tímpano, hay un coro de querubines cubiertos de alas, en la segunda ángeles turiferarios y ceroferarios, y en la tercera la resurrección de los muertos, que salen de sus tumbas en presencia de tres ángeles. En el vértice de esta última arquivolta hay dos ángeles tocando sus trompetas, junto con otros dos ángeles que están en los pináculos de los contrafuertes que enmarcan la fachada, convocando juntos a juicio al mundo y abriéndose todos los sepulcros.
Es una minuciosa representación de la narración evangélica de Mateo, Marcos y Juan.