Salmo 122 Nuestros ojos están en el Señor, esperando su misericordia XIV DOM. DEL TIEMPO ORDINARIO

Versión diferente del salmo 122: "Ten piedad de nosotros, Ten piedad."
• XIV DOMINGO DEL TIEMPO...
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Comentario sobre el Salmo
122 (XIV Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B)
El Salmo 122, también conocido como un cántico de ascenso, se destaca por su clamor a la misericordia y la confianza en Dios. Este salmo se encuentra en armonía con las lecturas del XIV Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B, que enfatizan la fe y la dependencia de Dios en medio de la adversidad y el rechazo.
Lecturas del XIV Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B:
Primera Lectura: Ezequiel 2:2-5
El profeta Ezequiel es enviado a un pueblo rebelde, con la misión de transmitir la palabra de Dios, a pesar de su probable rechazo.
Segunda Lectura: 2 Corintios 12:7-10
San Pablo habla de su "aguijón en la carne", una debilidad que lo hace depender totalmente de la gracia de Dios, resaltando que el poder de Dios se perfecciona en la debilidad.
Evangelio: Marcos 6:1-6
Jesús es rechazado en su propia tierra, Nazaret. A pesar de su sabiduría y milagros, la incredulidad de la gente impide que Él realice muchos milagros allí.
Comentario del Salmo 122 en este Contexto Litúrgico:
Coro:
Nuestros ojos están en el Señor, esperando su misericordia.
El coro de este salmo refleja la actitud de dependencia y espera en Dios que se ve tanto en Ezequiel como en Pablo. Ambos confían en Dios a pesar de la adversidad y el rechazo. La repetición del coro reafirma la esperanza constante en la misericordia divina, incluso cuando enfrentamos dificultades.
Verso 1:
A ti levanto mis ojos,
a ti que habitas en el cielo.
Como están los ojos de los esclavos
fijos en las manos de sus señores.
Este verso expresa una mirada fija y confiada en Dios, similar a cómo Ezequiel, enfrentando una misión difícil, levanta su mirada a Dios para recibir fuerza y dirección. También se refleja en Pablo, quien en su debilidad busca continuamente la gracia y la fuerza de Dios.
Verso 2:
Como están los ojos de la esclava
fijos en las manos de su señora,
así están nuestros ojos en el Señor,
Dios nuestro, esperando su misericordia.
El verso continúa con la imagen de espera y esperanza en Dios. Al igual que la esclava que depende completamente de su señora, los fieles deben mantener sus ojos en Dios, esperando su misericordia y ayuda. Esto es evidente en el Evangelio, donde Jesús, a pesar del rechazo en Nazaret, sigue confiando en la misión que el Padre le ha encomendado.
Verso 3:
Misericordia, Señor, misericordia,
que estamos saciados de desprecios;
nuestra alma está saciada del sarcasmo de los satisfechos,
del desprecio de los orgullosos.
Este clamor final por misericordia refleja la realidad del sufrimiento y el desprecio que Ezequiel, Pablo y Jesús experimentaron. El pueblo de Ezequiel era rebelde, Pablo enfrentaba constantes desafíos y Jesús fue rechazado por los suyos. Este verso es un eco de su experiencia, y un recordatorio de que, en medio del desprecio y la burla, nuestra esperanza debe permanecer firmemente anclada en la misericordia de Dios.
Reflexión Final:
El Salmo 122, en el contexto de las lecturas del XIV Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B, nos invita a una profunda confianza en la misericordia de Dios. A través de la sumisión y la espera en Dios, encontramos fuerza y consuelo. Aunque enfrentemos rechazo y dificultades, como Ezequiel, Pablo y Jesús, somos llamados a levantar nuestros ojos a Dios y esperar su misericordia con fe y perseverancia. Este salmo es un recordatorio poderoso de la gracia divina que se manifiesta en nuestra debilidad y dependencia total de Dios.