XIV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO B SALMO 122 Ten piedad de nosotros, Ten piedad.

Versión diferente del salmo 122: "Nuestros ojos están en el Señor, esperando su misericordia"
• Salmo 122 Nuestros ojo...
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Comentario sobre el Salmo 122
El Salmo 122 es una súplica profunda de misericordia dirigida a Dios. En este salmo, los fieles expresan su total dependencia de Dios, comparando su esperanza y expectativa con la de un siervo que fija sus ojos en las manos de su señor o de una esclava en su señora. Este simbolismo subraya la humildad y la confianza absoluta en el cuidado y la provisión divina.
Verso 1:
"En ti, Señor, que habitas en lo alto, fijos los ojos tengo, como fijan sus ojos en las manos de su señor, los siervos."
Este verso establece la actitud de los creyentes: una mirada fija en Dios, el Supremo. La imagen de los siervos mirando a las manos de su señor sugiere una espera atenta y confiada, sabiendo que su bienestar depende de la voluntad del señor. Es un llamado a reconocer nuestra posición humilde ante la grandeza de Dios.
Verso 2:
"Así como la esclava en su señora tiene fijos los ojos, fijos en el Señor están los nuestros, hasta que Dios se apiade de nosotros."
Aquí, se repite y amplía el tema de la dependencia. La comparación con la esclava indica una sumisión total y una confianza inquebrantable en la misericordia de Dios. La espera paciente "hasta que Dios se apiade" muestra una fe perseverante, incluso en tiempos de prueba.
Verso 3:
"Ten piedad de nosotros, ten piedad, porque estamos, Señor, hartos de injurias; saturados estamos de desprecios, de insolencias y burlas."
Este verso final revela la situación de sufrimiento y opresión en la que se encuentran los fieles. Las palabras "hartos de injurias" y "saturados de desprecios" expresan un estado de angustia extrema, clamando a Dios por su intervención misericordiosa. La repetición del coro "Ten piedad de nosotros, ten piedad" es un eco del grito de ayuda desde lo más profundo del corazón.
Reflexión Final:
El Salmo 122 nos invita a reconocer nuestra necesidad de la gracia de Dios y a dirigir nuestra mirada hacia Él en busca de consuelo y ayuda. Nos recuerda que, como siervos y siervas, debemos confiar en la bondad y misericordia de Dios, incluso cuando enfrentamos desprecio y burla. Este salmo es un testimonio de la fe que persevera y de la esperanza que no se rinde, esperando la intervención divina con la certeza de que Dios escuchará y responderá.