Manuel Mairena por Martinetes y Toná

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  • เผยแพร่เมื่อ 15 ก.ย. 2024
  • Manuel Mairena (1934-2013)
    Manuel Mairena, desde muy niño se dedicó a la interpretación de los estilos flamencos, especialmente cantando saetas durante la Semana Santa en su tierra natal. En 1947, con trece años, obtuvo un premio en el concurse del citado estilo organizado por Radio Sevilla. Se trasladó a Sevilla en 1951, para cantar en la academia de Enrique El Cojo, y en 1960 figuró en el elenco de de la pareja de baile formada por Susana y José, recorriendo países europeos. Seguidamente forma parte de diversos espectáculos flamencos y, en 1962, participa en el Concurso de Arte Flamenco de Córdoba, `para acompañar el baile de Carmen Carreras y Farruco.
    A partir de entonces empieza su participación en los festivales flamencos, iniciada en el Festival de Granada, alternando con su hermano Antonio y las principales figuras de momento. En 1965, viaja por Europa y América, con la compañía de Manuela Vargas, y ese mismo año obtiene el premio Antorcha del Cante en su ciudad natal. Alterna también sus actuaciones con los grandes festivales, con si presentación a concursos. En los que entre otros gana la Saeta de Oro de Radio Nacional de España, Caña de Manzanilla de Sanlúcar de Barrameda, tercer premio del Concurso de Cante de Cádiz, primer premio del Festival de Archidona, primer premio de saetas de Málaga, así como el Premio Tomás Pavón del Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba, y concretamente en 1984, se le otorgaría el Premio Compás del Cante de la Junta de Andalucía, por su labor en los festivales y recitales en peñas flamencas durante la temporada.
    La crítica reconoció desde sus comienzos sus valores artísticos. Manuel Rincón Muñiz ha escrito: “Manuel Mairena es un cantaor serio y portador de una de las voces con más rajo de cuantas existen (…) Su cante escarba en las raíces del cante mismo y encierra ecos de otros tiempos”. Por su parte Miguel Acal ha opinado: “Realmente el menor de los Mairenas es un saetero de excepción (…) Su ascendencia, en lo que a la interpretación de este cante se refiere, habría que buscarla en los nombres de El Gloria, Manuel Torre y Antonio Mairena, que ha sido su maestro directo.”
    Manuel Mairena ha sido un cantaor completísimo, que ha mantenido en vilo y en su sitio el prestigio de su casa cantaora, un artífice del cante que se ha caracterizado por gran profesionalidad y porque en algunos estilos fue puntero, como por ejemplo en las tonás, donde alcanzaba una gran brillantez y perfección formal, constituyendo su interpretación de tamaños cantes básicos, los martinetes, las soleares y las siguiriyas, un auténtico modelo de pureza flamenca. Hay que reconocer, junto a sus cabales seguidores, que su repertorio siguiriyero y sus excelentes tandas de soleares, fueron merecedores de las más cerradas ovaciones del público entendido. De ahí que su nombre fuera siempre una garantía en los carteles de los más renombrados acontecimientos del género.
    Las tonás que, según una idea muy extendida, cantan los gitanos en sus fraguas de Cádiz, Jerez y Sevilla/Triana, se conocen como martinetes. Su denominación puede proceder del martillo con que trabaja el gremio de los herreros, o bien de los fuelles gemelos que se utilizan en las fraguas que se llaman así. El estudioso Pierre Lefranc apunta en una serie de artículos publicados en el portal jondoweb una serie de artículos donde indica que el nombre procede los enormes martillos manipulados por varias personas que se usaban para clavar las estacas en la construcción del arsenal de La Carraca en San Fernando, de ahí que vea como antecedente del nombre del cantable el dicho martillo gigante.
    El martinete es un cante valiente que normalmente se hace proyectando la voz por una sucesiva escala ascendente -sobre todo el llamado martinete redoblao-, aunque a veces se interpreta con menor efusividad dejando para el alarde final una toná grande o la debla.
    Suelen iniciarse con un onomatopéyico tran-tran, remedando el sonido del martillo sobre el yunque.
    En su calidad de estilo poderoso es impensable, aunque por ahí lo encuentren escrito, que el martinete se cante mientras se trabajaba sobre el hierro. En verdad se hacía en los descansos, por ejemplo, durante las esperas para que el hierro se calentara al fuego y sobre todo después de la faena ya en la taberna.
    TONÁS. No existe un modelo específico de toná, más bien una larga serie de tonadas distintas, muchas de las cuales se han olvidado con el paso del tiempo. Tradicionalmente se conocieron las diferentes tonás, bien con el nombre de quien la divulgó, bien con una palabra central en el sentido del verso. Según una leyenda gitana existían 33 tonás, tantas como los años de Jesucristo.
    Hoy se practican preferentemente tres modelos principales: La grande, la chica y la del Cristo, del repertorio de Antonio Chacón.
    #manuelmairena
    #martinete

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