Contra Jaime Gil de Biedma - Joaquín Sabina y Luis Emilio Batallán

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  • เผยแพร่เมื่อ 8 ต.ค. 2024
  • Interpretación de Sabina y Batallán sobre un poema de Jaime Gil de Biedma :
    CONTRA JAIME GIL DE BIEDMA
    De qué sirve, quisiera yo saber, cambiar de piso,
    dejar atrás un sótano más negro
    que mi reputación -y ya es decir-,
    poner visillos blancos
    y tomar criada,
    renunciar a la vida de bohemio,
    si vienes luego tú, pelmazo,
    embarazoso huésped, memo vestido con mis trajes,
    zángano de colemena, inútil, cacaseno,
    con tus manos lavadas,
    a comer en mi plato y a ensuciar la casa?
    Te acompañan las barras de los bares
    últimos de la noche, los chulos, las floristas,
    las calles muertas de la madrugada
    y los ascensores de luz amarilla
    cuando llegas, borracho,
    y te paras a verte en el espejo
    la cara destruida,
    con ojos todavía violentos
    que no quieres cerrar. Y si te increpo,
    te ríes, me recuerdas el pasado
    y dices que envejezco.
    Podría recordarte que ya no tienes gracia.
    Que tu estilo casual y que tu desenfado
    resultan truculentos
    cuando se tienen más de treinta años,
    y que tu encantadora
    sonrisa de muchacho soñoliento
    -seguro de gustar- es un resto penoso,
    un intento patético.
    Mientras que tú me miras con tus ojos
    de verdadero huérfano, y me lloras
    y me prometes ya no hacerlo.
    Si no fueses tan puta!
    Y si yo supiese, hace ya tiempo,
    que tú eres fuerte cuando yo soy débil
    y que eres débil cuando me enfurezco...
    De tus regresos guardo una impresión confusa
    de pánico, de pena y descontento,
    y la desesperanza
    y la impaciencia y el resentimiento
    de volver a sufrir, otra vez más,
    la humillación imperdonable
    de la excesiva intimidad.
    A duras penas te llevaré a la cama,
    como quien va al infierno
    para dormir contigo.
    Muriendo a cada paso de impotencia,
    tropezando con muebles
    a tientas, cruzaremos el piso
    torpemente abrazados, vacilando
    de alcohol y de sollozos reprimidos.
    Oh innoble servidumbre de amar seres humanos,
    y la más innoble
    que es amarse a sí mismo!
    Jaime Gil de Biedma

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