Manifiesto del Agua

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  • เผยแพร่เมื่อ 10 ธ.ค. 2023
  • 1) Soluciones estructurales y multidimensionales para restablecer el ciclo del agua. La actual situación requiere de respuestas que vayan más allá de la emergencia y que no se limiten a la perforación de pozos, construcción de reservorios y provisión de carros cisterna. Para hacer frente al colapso ecológico en curso es necesario tomar medidas radicales para: a) frenar los impactos de la expansión de la frontera agrícola, sea privada o estatal, a través de plantaciones de soya, caña de azúcar, palma africana y otros monocultivos; b) desalojar toda actividad minera que contamina las fuentes de agua y que atenta contra la vida de los ríos y las poblaciones ribereñas; c) revertir la mediana y gran propiedad de la tierra que deforesta, contamina los suelos y las aguas, y no cumple con la función económica, social y ambiental; d) frenar y revertir la otorgación de nuevas autorizaciones de asentamiento que destruyen la naturaleza; e) realizar estudios de impacto ambiental integrales y acumulativos a cargo de entidades independientes para toda infraestructura y emprendimiento empresarial agrícola, ganadero y de extracción de recursos naturales como el litio; y e) preservar y restablecer las nacientes y cursos del agua fortaleciendo y ampliando las áreas protegidas.
    2) Presupuesto transparente y suficiente para el agua y la naturaleza. En 2023 el presupuesto del sector de medio ambiente y agua consignado en el Presupuesto General del Estado, fue de apenas Bs 2.342 millones, que representan menos de 1% de los Bs 243.950 millones del presupuesto consolidado del Estado. La inversión pública en el sector de recursos hídricos, saneamiento básico y medio ambiente es de solo 1,4% de la inversión pública total. Necesitamos transparencia y un incremento sustantivo del presupuesto del Estado para la dotación de agua, saneamiento básico, tratamiento de aguas residuales y residuos sólidos, y para el cuidado del medio ambiente en su conjunto.
    3) Gestión territorial del agua. En todos los municipios, territorios y cuencas se debe identificar, monitorear, preservar y adoptar medidas que restablezcan las fuentes de agua y los suelos. Como sociedad, debemos superar la falsa idea de que el agua brota del grifo. Toda la población debe conocer, velar y cuidar los ríos, lagunas, glaciares y acuíferos que dan vida a su territorio. La siembra y gestión del agua debe ser holística, participativa, transparente, democrática y recoger los saberes ancestrales y basarse en la ciencia para una planificación y desarrollo de políticas pertinentes y oportunas que atiendan las causas estructurales y la emergencia de la crisis del agua.
    4) Una ley del ciclo del agua. La obsoleta Ley del Agua de 1906 y el conjunto de otras leyes sectoriales favorecen el extractivismo minero, hidrocarburífero, agropecuario, el avasallamiento de tierras y la construcción de infraestructuras que van en detrimento del agua. Es urgente elaborar una ley del ciclo del agua con participación de la sociedad, que se convierta en una verdadera ley marco por encima de todas las leyes sectoriales, que regule los diferentes usos del agua, la gestión integral y participativa del agua, y el restablecimiento del ciclo del agua a través de medidas orientadas a superar el extractivismo, el loteamiento y el avasallamiento de tierras urbanas y rurales.
    5) Garantías que eviten la violación de los derechos del agua. Los derechos de la Madre Tierra tienen que dejar de ser un discurso. Los ríos, lagos, lagunas, bofedales, humedales, curichis, glaciares, acuíferos y los diferentes ecosistemas en general tienen derecho a existir libres de contaminación, a no ser alterados ni obstruidos en su ciclo vital. Desde nuestras comunidades, territorios indígenas, barrios, municipios y ciudades debemos garantizar los derechos de la naturaleza estableciendo comités y guardianes del agua y la naturaleza e intervenir activamente en la gestión territorial del agua desde una perspectiva no antropocéntrica.
    6) Iniciativas ciudadanas del agua. Es imprescindible promover acciones y prácticas de conservación, protección y uso equitativo y responsable del agua a escala familiar y comunal. Implementar programas y actividades de educación ambiental a todos los niveles, empezando por las altas autoridades, parlamentarios, jueces y fiscales. Diseñar una currícula del agua que se imparta y debata en todos los establecimientos de enseñanza escolar y profesional.
    7) La ética y la comunidad del agua. Los seres humanos somos agua y debemos reconocernos como parte de la naturaleza. La cultura del agua es compartir, complementarse entre diferentes ecosistemas para que su ciclo fluya dando vida en la Tierra. El agua no es un bien, no es un recurso, y menos una mercancía. El agua nos convoca a recuperar nuestra humanidad, nuestra solidaridad y a abrazarnos en una gran comunidad de seres humanos y no humanos que forman parte de la naturaleza.

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