AMANECER EN EL ALGARVE - PORTUGAL
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- เผยแพร่เมื่อ 9 ม.ค. 2025
- Siempre nos alegra ver nacer un nuevo día, ver el astro rey acariciándonos con sus cariñosos rayos de luz.
Los bellos amaneceres tienen tanto tiempo de existencia como la vida de este planeta. El lugar elegido para disfrutar de este impresionante espectáculo visual puede tener su grado de implicación, y para esta ocasión hemos elegido uno de los lugares más fascinantes de la geografía portuguesa, el Algarve.
El Algarve es la región lusa situada más al sur. Bañada por el océano Atlántico, esta región, aparte de ser una de las zonas más turísticas de Portugal, ofrece unos paisajes paradisíacos, como los altos acantilados calizos situados en su parte occidental. Esta zona algarvía tendrá su parte de protagonismo en el bello amanecer que vamos a compartir en las próximas imágenes.
Comenzamos con una romántica escena con las siluetas de los bordes de los acantilados, las aguas atlánticas muy serenas y una gaviota que sobrevuela este paraíso; por levante comienza a iluminarse el horizonte de tonos ocres.
Al amanecer, cuando el sol está en la parte baja del cielo, la luz que más llega hasta nosotros es la amarilla, naranja y roja, ya que la gruesa capa de la atmósfera, vapor de agua y polvo ayudan a absorber y esparcir la luz azulada (de corta longitud).
Entre bambalinas lumínicas vamos a ir descubriendo el paisaje que nos rodea, que no es otro que bellos acantilados ocres de roca caliza acariciados por las aguas oceánicas, acantilados que en su larga etapa de erosión han ido creando salientes, cuevas y todo tipo de figuras kársticas, así como multitud de pequeñas playas de arena fina y dorada, calas de ensueño. En esta erosión algunas rocas han perdido la matriz y se encuentran como si nacieran del mar. Son las que en Portugal llaman leixaos. En este caso, el que observamos en las imágenes está cubierto de vegetación arbustiva, además de ser un lugar perfecto para la anidación de aves acuáticas.
Por el horizonte van apareciendo los tonos rojos; también los amarillos. Sin duda estamos en el preludio de un nuevo día. Aún nuestros ojos funcionan en modo nocturno, por lo que cualquier mínimo cambio de color se vuelve muy significativo.
Observamos con gran deleite los colores que se suceden en este amanecer, apareciendo con fuerza el amarillo, donde ya va asomando parte del sol, esa estrella enorme, esa gigante bola de gas y compuestos nucleares. En tan solo ocho minutos, los primeros rayos de sol alcanzan el horizonte, viajando a 300.000 kilómetros por segundo, un verdadero espectáculo visual.
Vamos a relajar la vista y dedicarle unas miradas al paisaje kárstico, con abundante vegetación arbustiva autóctona y algunas urbanizaciones turísticas que con su blancura dan un toque distintivo en medio del verde. Hacia poniente observamos la quebrada costa cargada de cavernas y pequeñas calas.
Pero vamos de nuevo al horizonte, El sol hace su salida poco a poco, derramando su belleza por todo el cielo, derramando miles de colores poéticos que caen del cielo, transmitiendo sus bellezas naturales, transmitiendo su color amarillo, su cielo infinito…
El medallón dorado está completo, es prácticamente un círculo perfecto rodeado de tonalidades anaranjadas y rojizas que se intensifican a la vista humana. Al alba, el cielo está más despejado, con mucha menos polución, por lo que el astro rey tiene una forma más definida.
El sol acaba de salvarnos de la oscuridad infinita. ¡Qué bello amanecer! ¡Cuánta serenidad se siente en este amanecer algarvío!
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