Dante Gebel

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  • เผยแพร่เมื่อ 18 ต.ค. 2024
  • La mayoría de los que hoy somos adultos nos sentimos quebrantados por momentos en nuestra niñez en los que alguien nos dejó caer. Quizás no se quebraron nuestros tobillos -como le pasó a Mefiboset-, pero sí se lastimó nuestro corazón, alejándonos del Señor. Sin embargo, debemos recordar que Jesús dijo que venía a "sanar a los quebrantados de corazón". Dios toma a quienes están hechos trizas y heridos, y los rehabilita para que puedan ser portadores de sanidad. No importa cuánto tiempo te hayas mantenido alejados de Dios, tu condición real nunca ha cambiado. Puede que ahora vistas harapos y tengas mal olor, pero ¡tienes alma de príncipe y sangre de Rey!

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