Canastos que nacen en el páramo

Normalmente, en la vida cotidiana, el arte o en algunas perspectivas académicas la trayectoria que se emplea para comprender el paisaje se ha enfocado desde el afuera: el paisaje que se contempla -a la distancia-, se plasma y se describe. A través de esta presentación, se hará un recorrido para entenderlo desde otra perspectiva: desde las mujeres que, con la gaita (Rhipidocladium geminatum), planta que nace entre los páramos de Mamapacha-Bijagual tejen canastos en las montañas altoandinas boyacenses.
El oficio de hacer canastos se denomina en el espacio rural como “canastear”, en diferentes lugares al interior de las veredas de Colombia se canastea pero canastear con la gaita, se hace de una manera particular y alberga toda una serie de prácticas que son indivisibles al espacio, al páramo, las montañas y los caminos. Es en este sentido, que se presenta al paisaje como un medio para el pensamiento antropológico y para comprender que los objetos o la vida material lo construyen a través de la forma en que acoplan de diferentes espacialidades, prácticas y tecnologías.
Es así que compartiré los caminos que se trazaron al seguir la invitación de Ingold (2012) al explorar la ecología de los materiales e incluir la sutileza de la forma de vida orgánica para comprender las conexiones, lugares o memorias, por los cuales se transforma la materia para convertirse en un canasto. Así mismo, cómo a través de estas trayectorias se plantea un marco de ideas desde los cuales se conceptualizan los objetos que nacen en el campo como el encuentro de ciertos atributos espaciales que tienen un lugar y un marco de relaciones especificas con elementos vivos, con naturalezas y tecnologías que fluyen a través del cuerpo y del habitar que nos permiten cuestionar los límites de lo humano, las relaciones que establecemos con la naturaleza y sobre cómo otras especies nos constituyen.