Santo Culto a Dios: Palabra: Marcos: 7 - Congregación Cristiana en Chile - Concepcion
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- เผยแพร่เมื่อ 27 ม.ค. 2025
- Marcos: 7
1 Y se reunieron con él los fariseos y algunos de los escribas que habían venido de Jerusalén. 2 Y cuando vieron que algunos de sus discípulos comían pan con manos inmundas, es decir, sin lavar, los reprendieron. 3 Porque los fariseos y todos los judíos, guardando la tradición de los antiguos, no comen sin lavarse las manos frecuentemente; 4 Y cuando regresan del mercado, si no se lavan, no comen. Y hay muchas otras cosas que les fue dado guardar, como lavar las copas, y los cántaros, y los vasos de metal, y las camas. 5 Entonces los fariseos y los escribas le preguntaron: ¿Por qué tus discípulos no andan según la tradición de los antiguos, sino que comen pan con las manos sucias? 6 Y él respondió y les dijo: Hipócritas, bien profetizó Isaías acerca de vosotros, como está escrito: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí; 7 Pero en vano me honran,Enseñando doctrinas que son mandamientos de hombres. 8 Porque dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres; como lavar cántaros y copas; y haces muchas otras cosas como estas. 9 Y él les dijo: Habéis anulado el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición. 10 Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre; y cualquiera que maldiga a su padre o a su madre, ciertamente morirá. 11 Pero decís: Si un hombre dice a su padre o a su madre: Lo que de mí podrías aprovechar es corbán, es decir, ofrenda al Señor; 12 Ya no le permitiste hacer nada más por su padre ni por su madre, 13 invalidando así la palabra de Dios con tu tradición que ordenaste. Y haces muchas cosas como estas. 14 Y llamando de nuevo a la multitud, les dijo: Oídme todos y entended. 15 No hay nada fuera del hombre que pueda contaminarlo si entra en él; pero lo que sale de él es lo que contamina al hombre. 16 Si alguno tiene oídos para oír, que oiga. 17 Después, cuando dejó la multitud y entró en la casa, sus discípulos le preguntaron sobre esta parábola. 18 Y él les dijo: ¿También vosotros sois faltos de entendimiento? ¿No entendéis que todo lo que entra de fuera al hombre no puede contaminarlo, 19 porque no entra en su corazón, sino en su vientre, y es expulsado, dejando puros todos los alimentos? 20 Y él dijo: Lo que sale del hombre contamina al hombre. 21 Porque del corazón de los hombres salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, 22 los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la libertinaje, la envidia, la blasfemia, la soberbia, la locura. 23 Todos estos males provienen de dentro y contaminan al hombre. 24 Y saliendo de allí, se dirigió a los términos de Tiro y Sidón. Y cuando entraba en una casa, no quería que nadie lo supiera, pero no podía esconderse; 25 Porque cuando una mujer, cuya hija tenía un espíritu inmundo, oyó hablar de él, fue y se arrojó a sus pies. 26 Y esta mujer era griega, de nación sirofenicia, y le rogó que echara fuera el diablo de su hija. 27 Pero Jesús le dijo: Deja primero que se sacien los niños; porque no está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perros. 28 Pero ella respondió y le dijo: Sí, Señor; pero los perros también se comen las migajas de los niños debajo de la mesa. 29 Entonces le dijo: A esta palabra, vete; El diablo ya dejó a tu hija. 30 Y cuando ella llegó a su casa, encontró a su hija acostada en la cama, y el demonio ya había salido. 31 Y salió otra vez de los términos de Tiro y de Sidón, y se dirigió al mar de Galilea, hasta los términos de Decápolis. 32 Y le trajeron un hombre sordo, que hablaba con dificultad; y le rogaron que le impusiera la mano. 33 Y apartándolo de la multitud, le metió los dedos en los oídos; y, escupiendo, se tocó la lengua. 34 Y alzando sus ojos al cielo, suspiró y dijo: Efatá; es decir, abrirse. 35 E inmediatamente se abrieron sus oídos, y se desató la prisión de su lengua, y hablaba perfectamente. 36 Y les mandó que no se lo dijeran a nadie; pero cuanto más los prohibía, más lo difundían. 37 Y maravillados grandemente, dijeron: Todo es bueno; hace oír a los sordos y hablar a los mudos.