Kiko Arguello - Siéntate solitario y silencioso

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  • เผยแพร่เมื่อ 9 ม.ค. 2025
  • Canto para la etapa de catecumenado.
    Esta lamentación expresa lo que os estamos predicando: que Dios es causa primera de todo. Jeremías dice: “Es Dios el que me está llevando a las tinieblas, es Él el que me ha cerrado por delante y por detrás las puertas. Es Él el que ha tensado su arco contra mí y me ha hecho blanco de sus flechas. Es Él el que, si grito y gimo por la noche '¡Ayúdame!', sofoca mi oración porque no la quiere escuchar”.
    Entonces, ¿qué me sucede? Porque si Dios es causa primera de todo, si Dios interviene en todo y permite todo lo que nos pasa (no se cae la hoja de un árbol sin el consentimiento de Dios, dice Jesucristo) y la esperanza de que Dios se apiade de mí, que es un don gratis que viene del Señor, me empieza a faltar ¿qué podré hacer? Ya estoy perdido. El Señor le responde: "Siéntate solitario y silencioso, mete tu boca en el polvo", o sea, humíllate, aprovecha este momento, que he sido Yo quien te lo ha impuesto, porque estás en un momento de peligro gravísimo.
    Dios no sabe ya qué hacer para ayudarnos en nuestra salvación; a veces tiene que hacernos estas cosas para sacarnos de la alienación, de una vida así. He sido Yo quien te ha impuesto este momento, dice el Señor. Para que tú reconozcas que soy Yo el que te ha impuesto un momento de prueba, de humillación, para que reconozcas quién eres, que eres un pecador y, por lo tanto, mereces que te golpe en la mejilla. Ofrece la mejilla a quien te hiere.
    ¿Quién te hiere? ¿tu suegra? ¿el compañero de la oficina? ¿a quién no soportas? ¿al chulo ese de tu trabajo? Mira humíllate entonces, vete y pídele perdón, aunque haya sido él el culpable. Humíllate, haz signos exteriores de que reconoces realmente que tú eres un pecador. El Señor inmediatamente se apiadará de ti. Si no habéis aprendido esto, hermanos, y estáis todavía con vuestra ley, con vuestra dignidad, después seis años estamos todavía al principio.
    (Kiko aquí hace una exposición de la importancia de los salmos) … Es un gran don para nosotros rezar con estas moniciones que son una enorme joya que llega hasta los secretos más profundos y escondidos del corazón.
    (Kiko aquí hace una exposición de cómo actúa el demonio) … Tenemos un enemigo, el adversario interior, que utiliza las adversidades para hacernos una contra catequesis…
    (Continua con la monición del canto) … Cantemos ahora la tercera lamentación de Jeremías, esta lamentación dice: "Es Dios mismo el que me está llevando a las tinieblas, el que ha atado mi cabeza y mi barbilla, el que ha tensado su arco contra mí y me ha puesto como blanco de sus flechas. Si grito y gimo de noche: '¡Ayúdame!', Él sofoca mi oración. ¿Qué voy a hacer, entonces, si empieza a faltarme hasta la esperanza de que Dios tendrá compasión de mí, esa esperanza que es un don gratuito que viene del Señor"?
    El Señor contesta: "Siéntate solitario y silencioso. Humilla tu boca en el polvo". O sea: ¡Humíllate! Aprovecha este momento. Soy Yo el que te he llevado a esta situación, porque estabas en un momento de peligro gravísimo. A veces Dios ya no sabe qué hacer, por así decirlo, para ayudarnos en nuestra salvación; a veces tiene que permitir ciertos acontecimientos en nuestra vida, que parecen monstruosos, para sacarnos de nuestra alienación.
    Dice el Señor: ¡Humíllate! Para que reconozcas que soy Yo el que te he impuesto ese momento de prueba y de humillación, para que reconozcas lo que eres: un pecador que merece que te golpeen en la mejilla. “Pon tu mejilla a quien te hiere". ¿Quién te hiere? ¿Tu suegra? ¿Tu compañero
    de trabajo? Bien, pues humíllate; vete a pedirle perdón, aunque haya sido él el que te ha ofendido primero. ¡Humíllate!, humilla tu boca en el polvo. Haz signos externos de que de verdad te reconoces pecador. Verás cómo inmediatamente el Señor tiene compasión de ti. "Porque no rechaza para
    siempre el Señor; aun cuando aflige usa de misericordia". Si aún no habéis aprendido esto, hermanos, y todavía estáis apegados a vuestro honor, a vuestro prestigio, a vuestra dignidad, a vuestra ley, entonces estáis aquí perdiendo el tiempo.
    Dios es causa primera de todos los acontecimientos, en el sentido de que nada sucede que Dios no quiera o que no permita. En este sentido, todos los acontecimientos, todas las cosas que nos suceden, tienen un significado, quieren decirnos algo. Por tanto, los hechos son una palabra digamos así, porque a través de ellos, Dios nos dice siempre algo. Entender esto es muy importante. La historia encierra una palabra; la escritura está llena de hechos que dicen algo, que dicen una palabra. Tener el oído abierto significa entender lo que Dios nos dice por medio de los hechos históricos.

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