Sin fronteras, sin límites y sin reglas pisamos zona roja

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  • เผยแพร่เมื่อ 26 พ.ย. 2024
  • Sin fronteras, sin límites y sin reglas pisamos zona roja
    Retomando el tan aludido tema de las mordidas que desde otra perspectiva es evadido y oculto, entraré en la defensa de los perros que se ven involucrados en situaciones tan desagradables y dolorosas, sin que con esto se interprete que pretendo responsabilizar a los dueños de los perros por las más de cien mil mordidas al año, como dice el viejo refrán: “tanto peca el que mata a la vaca como el que le agarra la pata”.
    Entre los objetivos principales al trabajar con más de ciento cincuenta perros, estaba el tema de las tan socorridas mordidas, por lo que trabajamos con el hocico de ciento cincuenta perros para que aprendieran a usarlo de una forma más amigable. Con una medición en una escala de mordida, en donde el cinco es la mordida más fuerte; y el uno, es la mordida más suave, entonces se les enseñó a los perros a solo morder en la escala de uno, dos y tres como máximo, dándoles una retribución cada vez que lo hacían bien; mientras que los perros que mordían en el escalón tres, cuatro y cinco recibían un regaño, reprimenda o castigo. En este sentido, el esquema es el punto de inflexión de nivel tres, por lo que más de ciento treinta perros modificaron su comportamiento. De tal manera, aprendieron a usar su hocico para demostrar afecto con una mordida sin apretar, conscientes de que cuando se trataba de nuestro antebrazo, mano o dedos, lograron respetarlos con niveles de presión aprendidos en dicha escala, del uno al cinco. Luego del tres le bajamos al dos y finalmente al uno, de modo que los perros cambiaron la mordida tosca por la mordida suave, minimizando los riesgos de una mordida peligrosa.
    Aprendieron a agarrar objetos con el hocico sin romperlos, a transportarlos y a no extraviarlos por diversas razones. Como el saber que los objetos pertenecen al líder. Así, los perros crean apego a los objetos mediante las emociones; es decir, las sensaciones físicas agradables y desagradables al organismo, criterio que empleamos para seleccionar los cinco objetos de entre más de cien disponibles en el mercado.
    También durante el proceso con los ciento cincuenta canes trabajamos con los sentidos de identidad y pertenencia a través de los objetos y nos percatamos de que los perros, cuando saben que los objetos son de su líder, satisfacen en cierta medida su necesidad de identidad y pertenencia. De este modo, los perros ven en los objetos el poder de establecer fronteras, límites y reglas al interior y al exterior de la manada, sin necesidad de las horribles ataduras que representa la tortuosa y cruel correa.
    Como señala el enfoque estructural: El sentido de pertenencia de la familia se organiza en torno a determinados límites. Tanto la pertenencia al sistema como al subsistema se regulan a través de las reglas que definen quién participa y cómo en el sistema.
    Podemos distinguir entre límites internos, que separan a los miembros en subsistemas y límites externos, también llamados fronteras, que separan al sistema del exterior.

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