Perón decía que la política que importaba era la geopolítica. El resto de los acontecimientos locales son , infelizmente, reversiones adaptativas, casi parroquiales, de lo que realmente se cocina en grande, afuera. Si no se bajan enfoques geopolíticos, de forma realmente docente, no saldremos de discutir lo nacional como no atado a nada externo. El argentino medio tiene que aprender a soportar las informaciones mundiales, a procesarlas con sentido crítico, y a ver cuántas de ellas inciden en su día a día. Porque lo hacen. Nuestro aislamiento geográfico contribuyó, en mucho, a que no nos sintamos tan afectados por lo que se diseña afuera. Pero la digitalidad nos eyecta a un mundo ampliado. No hay escapatoria de reflexionar sobre el tipo de civilización en la que vivimos. Es verdad que las representaciones populares se han resquebrajado y muchos referentes niegan hasta su propia realidad de representación. Y que lo que se observa es una muy evidente evasión (inconfesa, claramente) a disputar Poder Ejecutivo. Nadie quiere agarrar esta papa hirviente Apenas hay reflejo de disputar en el ámbito legislativo. Y así, no hay sanación de esta crisis de representación y de ideas prácticas. Están sucediendo hechos geopolíticos muy gravitantes en el Atlántico Sur. Porque es uno de los escenarios globales candentes. Territorios no reconocidos (ampliemos a nuestro porcentaje antártico, muy especialmente). Miremos la novela de los radares chinos, la disputa agria por esa base astronómica y lo que suscita en otra potencias, los recientes tratados de libre circulación internacional de nuestras redes fluviales, la relocalizacion intempestiva de inversiones estratégicas, el alquiler de banderas para la depredación marítima y fluvial, etc. Los personajes, las potencias, son discernibles. Estamos escalando, subrepticiamente, en problemas limitrofes (Chile, Paraguay, hace unos pocos años, Bolivia -nadie recuerda la incursión de una "patrulla perdida" castrense de ese vecino país sobre la frontera seca-). No podemos estar atentos a la sexualidad de tal o cual legislador, o a las barbaridades jurásicas de algún ministro trasnochado. Hay que relevar más seriamente las realidades provinciales, a su vez, ver de qué vive, o vivía, la gente en ellas. Me sucede como oyente de entrar a chats de programas periodísticos pidiendo que por favor se eximan de seguir estas novelas turcas, claramente ficcionadas, guionadas, y tanto moderadores como audiencias microclimáticas se sulfuran ante la sola mención a abandonar esos vodeviles. Hay que profundizar también en esto de los microclimas, es decir, ¿son realmente productivos, fecundos, los microclimas? ¿No se ha probado, sobradamente, que no? En fin, gracias por plantear , con mejores argumentos que yo, esto de no seguir agendas informativas amañadas. Saludos.
Excelente
Gracias por tus reflexiones, Genoud !
Genoud es the best ❤
Amo escuchar a Genoud
Es tan grande que no necesita estridencias Diego
Perón decía que la política que importaba era la geopolítica. El resto de los acontecimientos locales son , infelizmente, reversiones adaptativas, casi parroquiales, de lo que realmente se cocina en grande, afuera.
Si no se bajan enfoques geopolíticos, de forma realmente docente, no saldremos de discutir lo nacional como no atado a nada externo.
El argentino medio tiene que aprender a soportar las informaciones mundiales, a procesarlas con sentido crítico, y a ver cuántas de ellas inciden en su día a día. Porque lo hacen.
Nuestro aislamiento geográfico contribuyó, en mucho, a que no nos sintamos tan afectados por lo que se diseña afuera. Pero la digitalidad nos eyecta a un mundo ampliado. No hay escapatoria de reflexionar sobre el tipo de civilización en la que vivimos.
Es verdad que las representaciones populares se han resquebrajado y muchos referentes niegan hasta su propia realidad de representación.
Y que lo que se observa es una muy evidente evasión (inconfesa, claramente) a disputar Poder Ejecutivo. Nadie quiere agarrar esta papa hirviente Apenas hay reflejo de disputar en el ámbito legislativo. Y así, no hay sanación de esta crisis de representación y de ideas prácticas.
Están sucediendo hechos geopolíticos muy gravitantes en el Atlántico Sur. Porque es uno de los escenarios globales candentes. Territorios no reconocidos (ampliemos a nuestro porcentaje antártico, muy especialmente). Miremos la novela de los radares chinos, la disputa agria por esa base astronómica y lo que suscita en otra potencias, los recientes tratados de libre circulación internacional de nuestras redes fluviales, la relocalizacion intempestiva de inversiones estratégicas, el alquiler de banderas para la depredación marítima y fluvial, etc. Los personajes, las potencias, son discernibles.
Estamos escalando, subrepticiamente, en problemas limitrofes (Chile, Paraguay, hace unos pocos años, Bolivia -nadie recuerda la incursión de una "patrulla perdida" castrense de ese vecino país sobre la frontera seca-).
No podemos estar atentos a la sexualidad de tal o cual legislador, o a las barbaridades jurásicas de algún ministro trasnochado.
Hay que relevar más seriamente las realidades provinciales, a su vez, ver de qué vive, o vivía, la gente en ellas.
Me sucede como oyente de entrar a chats de programas periodísticos pidiendo que por favor se eximan de seguir estas novelas turcas, claramente ficcionadas, guionadas, y tanto moderadores como audiencias microclimáticas se sulfuran ante la sola mención a abandonar esos vodeviles.
Hay que profundizar también en esto de los microclimas, es decir, ¿son realmente productivos, fecundos, los microclimas? ¿No se ha probado, sobradamente, que no?
En fin, gracias por plantear , con mejores argumentos que yo, esto de no seguir agendas informativas amañadas.
Saludos.
" Lo real es lo racional y, lo racional es lo real ". Hegel.