Antonia Fernández Sainz

Antonia nació en Las Rozas de Valdearroyo, comarca de Campoo- Los Valles, en diciembre de 1939, bajo la atención de Petra, una partera local. Luis, su padre, casado en segundas nupcias tuvo con Celsa a Antonia y dos hijos más, sumando así una familia de siete hijos e hijas, aunque Antonia convivió con cinco.
Su infancia transcurrió en Las Rozas de Valdearroyo, donde asistió a la escuela de niñas antes de trasladarse a Villanueva a los nueve años.
La construcción del pantano del Ebro obligó a la familia de Antonia a dejar su pueblo y su casa, hundida bajo las aguas, y a residir durante casi un año en una cuadra hasta la construcción de su nuevo hogar. Antonia recuerda en 1952 la inauguración del pantano con la presencia del dictador Francisco Franco, así como los tristes sucesos que provocó el embalse o la presencia de presos en su construcción, uno de los cuales fue el novio de su hermana María Ángeles.
En Villanueva continuó sus estudios con don José y doña Milagros hasta los 13 años. Además recibió entre los ocho y 12 años clases particulares del cura don Tomás. Su padre trabajó de capataz de vías y obras en La Robla. Y recuerda cómo desde que tenía once años, ella ayudaba con las cuentas, incluso, se encargaba de hacer las nóminas de los obreros y los estados de los materiales utilizados en las obras.
Recuerda una infancia muy feliz y una juventud entre bailes en el salón de don Paco o en Las Rozas y las obligaciones cotidianas.
También se formó en costura y aprendió a hacer patronaje en el pueblo de Arroyo bajo la tutela de Margari, aunque su formación fue interrumpida a los 17 años por la repentina muerte de su madre. Antonia, siendo la mayor de los hijos de Celsa fue la responsable de cuidar a sus hermanos menores y ayudar a su padre. Y desde temprana edad, ayudaba en las tareas del hogar, como preparar “sopa castellana” para sus hermanos, trabajadores de la mina de carbón, y a partir de los once años recuerda acudir al monte a pastorear el ganado, ya que la familia tenía ovejas y cabras. En 1959, conoció a su futuro esposo, un madrileño de nacimiento, en el barrio donde residía en Villanueva. Después de cuatro años de noviazgo, se casaron en 1963 en la iglesia de San Pedro en Las Rozas de Valdearroyo. Durante su matrimonio, enfrentaron dificultades económicas cuando su esposo perdió su trabajo como maderista por lo que se mudaron a La Serna en Arenas de Iguña en donde su marido trabajó un año en la fábrica de tejas. En 1964 nació su primer hijo, y a los ocho meses de edad de Luis Manuel, se mudaron a Balmaseda, País Vasco, en busca de mejores oportunidades laborales para su marido. Allí, en 1966, tuvieron a su hija María Luisa. Además de dedicarse a la crianza y a las tareas del hogar, Antonia desempeñó diversos trabajos desde su casa. Entre ellos, armó durante una temporada pinzas de madera para Maderas Ibargoitia Aserradero y confeccionaba prendas por encargo, como jerseys y trajes, para una tienda de ropa dirigida por María Jesús.
Durante ese periodo, también se dedicó al cuidado de su suegra, quien enfrentaba problemas de salud. Tras su fallecimiento, heredaron una de sus casas en Villanueva. Después de haber residido durante 39 años en Balmaseda, tomaron la decisión de regresar al pueblo de su juventud. En la actualidad, Antonia disfruta de su papel como abuela de Leyre e Ignacio, mantiene estrechos lazos con sus amistades del pueblo y participa activamente en las actividades organizadas por el ayuntamiento o UNATE (Universidad Permanente). Además, forma parte de una asociación que ha demostrado ser muy beneficiosa al fortalecer los lazos comunitarios entre los pueblos de Campoo Los Valles y mejorar la calidad de vida de sus habitantes. Esta asociación, que tuvo su origen en la solicitud de servicios médicos, desempeña un papel crucial en la defensa de los intereses de la comunidad y en la organización de una amplia variedad de actividades para el disfrute de la vecindad. Antonia, a sus 83 años, se siente activa y llena de energía. Para ella, cada día es una oportunidad para disfrutar al máximo de la vida, especialmente junto a su familia y su comunidad.
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