Fe de erratas: 5:04. Es incorrecto definirlos como "sicarios". Un sicario es un asesino profesional, y no es el caso de estos personajes. También pronuncié mal el apellido de Santiago. Lo leí como palabra grave cuando en realidad es aguda: si fuera grave, llevaría tile. Para colmo, mi dicción está peor que nunca. Es un video horrible. Recomiendo fervientemente no verlo.
Alejandro, me encanta la claridad con la que explicas, pero, sobre todo, tu humor, con lo del Chavo del 8 me muero de la risa, gracias por compartir este taller 😉
Buenísimo el análisis, Ale. Rescato además lo del “buen escritor nunca se apura”. Y con esto dicho, dejo mi aporte, un fragmento exquisito de mi cuento preferido de Clive Barker: La política del cuerpo. “…Charlie solo era parcialmente consciente de que las manos estaban hundiendo los dedos en la gruesa superficie de la alfombra, arrastrando su cuerpo flácido hacia la puerta del comedor. Al otro lado de la puerta estaba la cocina, llena de hachas para carne y cuchillos fileteros. Charlie se vio a sí mismo como una estatua enorme arrastrada por cientos de trabajadores sudorosos hacia el lugar donde iba a descansar definitivamente. No fue un recorrido fácil: el cuerpo se estremecía y se movía a trompicones, las uñas se agarraban a los pelos de la alfombra, el pecho estaba en carne viva por el roce; pero la cocina ya solo estaba a un metro de distancia. Charlie sintió el escalón contra el rostro, y a continuación las baldosas estuvieron debajo de él, frías como el hielo. Mientras lo arrastraban los últimos metros a través del suelo de la cocina, su atosigada conciencia empezó a regresar en ráfagas. A la débil luz de la luna podía ver la familiar escena: la cocina, el frigorífico con su zumbido, el cubo para la basura a pedal, el lavavajillas. Todos ellos se elevaban amenazadores por encima de él: se sintió como un gusano. Sus manos habían llegado a la cocina. Estaban trepando por el frontal y él las seguía como un rey derrocado camino del cadalso. Luego avanzaron inexorablemente por la superficie de trabajo con las articulaciones blancas por el esfuerzo, su flácido cuerpo detrás de ellas. Aunque no podía sentirla ni verla, su mano izquierda había agarrado el lado más alejado de la parte superior del armario, debajo de la hilera de cuchillos que estaban colocados cada uno en su lugar en el soporte de la pared. Cuchillos de filo liso, cuchillos de sierra, cuchillos de desollar, cuchillos de trinchar; todos ellos colocados cómodamente junto a la tabla de picar, donde el desagüe desembocaba en el fregadero perfumado con olor a pino. Le pareció oír sirenas de la policía muy a lo lejos, pero era probable que no fuera más que el zumbido de su cerebro. Volvió ligeramente la cabeza. Un dolor la atravesó de sien a sien, pero la sensación de mareo no fue nada comparada con cómo se le revolvieron las tripas cuando finalmente se percató de las intenciones de sus manos. Todas las hojas estaban bien afiladas, eso lo sabía. Con Ellen podías contar siempre con que los utensilios de cocina estuvieran bien afilados. Empezó a sacudir la cabeza de atrás adelante: una última y frenética negación de toda la pesadilla. Sin embargo, no había nadie a quien suplicar clemencia. Tan solo sus propias manos, ¡malditas fueran!, tramando esa locura final. Entonces sonó el timbre de la puerta. No era una ilusión. Sonó primero una sola vez, y luego lo hizo sin parar. -¡Ahí tenéis! -dijo en voz alta a sus torturadoras-. ¿Habéis oído eso, hijas de puta? Viene alguien. Sabía que vendrían. Intentó ponerse de pie, y al tiempo giró la cabeza para ver qué estaban haciendo los precoces monstruos. Se habían movido con rapidez. La muñeca izquierda ya estaba cuidadosamente colocada en el centro de la tabla de picar... El timbre de la puerta volvió a sonar, con un estruendo largo e impaciente. -¡Aquí! -gritó con voz ronca-. ¡Estoy aquí dentro! ¡Tiren la puerta abajo! Su aterrorizada mirada iba de la mano a la puerta, de la puerta a la mano, calculando qué probabilidades tenía. Con pausada economía, la mano derecha cogió el cuchillo de carnicero que colgaba de un agujero en el extremo del soporte. Incluso en esos momentos Charlie seguía sin poder creer del todo que su propia mano (su compañera y defensora, la extremidad que estampaba su firma, que acariciaba a su mujer) estuviera preparándose para mutilarlo. La mano sopesó el cuchillo, comprobó la estabilidad de la herramienta con insolente lentitud. Detrás de él oyó el ruido del vidrio al hacerse añicos cuando la policía rompió el cristal de la puerta principal. En ese momento estarían metiendo el brazo por el agujero para llegar a la cerradura y abrir. Si se daban prisa, mucha prisa, todavía podrían detener lo que iba a ocurrir. -¡Aquí! -aulló-, ¡aquí dentro! El grito fue respondido por un tenue silbido: el sonido del cuchillo que caía, veloz y mortífero, para encontrarse con la muñeca expectante. Izquierda sintió el golpe en su base, y una inexpresable euforia recorrió sus cinco dedos. Cálidos chorros de la sangre de Charlie bautizaron su dorso. La cabeza del tirano no profirió ruido alguno. Simplemente cayó hacia atrás mientras el cuerpo entraba en estado de choque y perdía el conocimiento, lo que a Charlie le vino estupendamente. Se libró de tener que escuchar el gorgoteo de su sangre mientras se escapaba por el desagüe del fregadero. También se libró de presenciar el segundo y el tercer golpe, que finalmente lograron separar la mano del brazo. Al perder el punto de apoyo, el cuerpo se desplomó hacia atrás y chocó en su caída con el carrito de las verduras. Las cebollas salieron rodando de su bolsa marrón y rebotaron en el charco que ya se extendía, palpitante, en torno a la muñeca vacía".
Varios días buscando un video que explique cómo escribir escenas violentas o tensas. Tu video apareció de repente y quedé maravillado en cómo explicas y desmenuzas todo. Necesito ver tus videos, nuevo suscriptor.
Alejandro, me encantó tu exposición. Concuerdo contigo: la sobriedad de García Márquez enseña mucho. Tampoco es de mis autores predilectos, pero reconozco que escribe magnífico. Además de lo que has comentado, en García Márquez percibo un ritmo que hechiza al instante. No sé muy bien cómo lo hace. Su estilo es digno de análisis. Ojalá tú, que tienes más experiencia que yo, algún día compartas un video sobre esto. Te felicito por tu trabajo.
Muy buen anàlisis, querido Alejandro. como siempre. Garcìa Marquez es un capo de la prosa, sin duda. Yo tambièn leì y releí y analicè CDUMA en la secundaria y tambièn sentì en carne lo que leìa. En cuanto a la forma en que narra estas escenas, entiendo que aplica para este caso: un asesinato premeditado, casi no buscado (obligado), como de sacrificio, y de allì que use ciertas metàforas y la forma escueta, seca y frìa. Amèn de que justo es una crònica. En otras escenas de violencia, en otro texto, en otro contexto, quizàs sea necesario otra forma, otros recursos. aùn asì: las claves que diste: de no apurarse, de elegir bien los adjetivos, de buscar el efecto y no el efectismo, son muy buenas y muy claras. Un abrazo
Muchas gracias, muy interesante entender que hay formas de explicar de diferente manera y sigue siendo incómoda la situación y deja a los lectores imaginando como debe de ser. Estoy aprendiendo a escribir y todo es decubrir los misterios de escribir.
De las mejores escenas de "violencia sobria" que he leído y que además es mi libro favorito es el de "La Iguana" de Alberto Vázquez Figueroa. Lo recomiendo un montón
Gracias Alejandro por tus comentarios. Muy claro como siempre, a veces creo que un escritor también es músico, es imprescindible manejar bien los tiempos. Te comento haber sentido la literatura en el cuerpo y una de ellas fue en Misery. Cuando la adorable Annie Wilkes le corta el pie con un hacha y cauteriza la herida con un soplete, al amigo Paul Sheldon, en este gran comienzo : "Abrió las piernas como un leñador. -¡Annie, por favor, por favor, no me haga daño…! -No se preocupe -dijo con los ojos extraviados-. Soy una enfermera diplomada . El hacha bajó silbando y se incrustó en la pierna izquierda de Paul Sheldon, encima del tobillo". Ale, pasan los años , y no puedo dejar de ponerme nervioso, inquieto. Y King hace en esta escena lo que vos nos enseñas en este video. Abrazo .
Me surge una duda con este video. Aún no he leído el libro, pero sí se nota que está escrito de una forma impecable. Lo que no comprendo es la razón de que te parezca tan bueno que escriba: "... flotando en el remanso deslumbrante que encontraron al otro lado del miedo", quiero decir, sí está bien. Pero no sé yo cuando se debe de usar un lenguaje poético o más complejo, y cuando no. Buen video!!
La frase me parece bellísima en sí misma, además de que contrasta con la brutalidad de lo que se está narrando. Es una cuestión de mesura, de buen criterio: si GM hubiese escrito toda la escena en ese tono, seguramente no funcionaría, terminaría "empalagando". Por otra parte, el "lenguaje poético" de quienes empiezan a escribir por lo general no es poético ni complejo, sino rebuscado y complicado. Hay un ejemplo en algún video de "Corrigiendo suscriptores". Saludos.
Quizá no viene al caso, pero el procedimiento de alternar los tiempos con la narración y las citas de los personajes me hace recordar a los reality shows que -salvando las distancias- te muestran la acción "en tiempo real" para inmediatamente comentar sobre notas de los personajes hablando en retrospectiva.
Podrías dar algunos ejemplos sobre diálogos con fantasmas? Sacando la imagen prodigiosa del momento en que Jack Nicholson habla con el barman del resplandor en el bar, claro.
Tengo una duda. ¿Como se escribe una escena de acción estilo superheroes? Sin, como dijiste al inicio del vídeo, sin hacer cansada o cómica la escena; por ejemplo narrar una pelea como las que tiene Superman y transmitir lo épico de la pelea
13:06. Ya apuñalar a un cerdo es bastante difícil, creer que apuñalar a una persona viva, de pie, frente a uno; debería ser sencillo es de crédulos. Además, como bicho de ciudad que cae súbitamente en un campo e intenta acoplarse a sus costumbres, vale recalcar, no es nada grato ni soportable ver sangre de manera abundante.
Hay un cuento de Roald Dahl donde un niño es torturado por otros dos, y le montan unas alas de madera, pretendiendo que "vuele" con ellas, su dolodoso sentido del dramatismo llegó a conmoverme.
Que buen video... a mi tampoco me llama la atención García Márquez... pero que maestro, por jebús! me imaginaba a Santiago limpiando la tierra de sus tripas y me temblaban las manos, que raro que no mencionó ese temblor en las manos... pero le creo que si no lo hizo es, porque es García Márquez y no necesitó decirlo, las manos ya me temblaban... jajaja que HDP...
Recuerdo que a mí también me hicieron leer este libro, y también "Rosaura a las diez" y "Relato de un Náufrago", pero la verdad, tal vez sea por la edad, me parecieron aburridísimas. Creo que para que los chicos se enganchen con la literatura les deben hacer leer más novelas de aventuras, policiales o ciencia ficción; por ejemplo dos novelas que me gustaron mucho que leí en el secundario fueron "Triste Solitario y Final" y "Farenheit 451"
Se me ocurre que hay un juicio velado de parte del Gabo a la moral de "defender" el honor de la hermana, porque si bien tiene un tono de sacrificio ritual, el narrador mete al cerdo, y justamente, no es bíblico porque es un animal impuro (eso debe estar en algún pasaje del Pentateuco). Por lo tanto, el sacrificio es impuro e inválido en consecuencia. Desde un punto de vista religioso, Dios no quiere este sacrificio y le es abominable.
Esa obra incurre en el error de mostrar de manera deliberada y categórica a un narrador que desconoce los hechos, pero al autor se le olvida eso por momentos y dicho narrador termina siendo omnisciente en varios pasajes. ¿No notaron ese detalle? Aparte, la omnisciencia de ese autor en todas sus obras es inaudita. Y que el narrador sea omnisciente es cuestionable en muchos casos; pero ese autor va más allá y presenta en sus obras no solo a los narradores omniscientes sino a los mismos personajes omniscientes cual dioses, eso sí es el peor error, propio de un principiante adolescente, desconocedor de los básicos literarios. El autor más cacofonico, grandilocuente, frases sin sentido, generalizaciones, hiperbólico frases hechas, efectistas, eso es García Márquez. Un autor sin escrúpulos para escribir todo lo que se viniera a la cabeza, sin ninguna contención, como sí la tiene un autor sabio, lúcido, excelso. Le gustaba tanto decir frases que impactaran al lector... su estilo es tan reconocible...
Fe de erratas: 5:04. Es incorrecto definirlos como "sicarios". Un sicario es un asesino profesional, y no es el caso de estos personajes.
También pronuncié mal el apellido de Santiago. Lo leí como palabra grave cuando en realidad es aguda: si fuera grave, llevaría tile. Para colmo, mi dicción está peor que nunca.
Es un video horrible. Recomiendo fervientemente no verlo.
Nos dimos cuenta. Pero el vídeo es buenísimo. Vi cosas muy útiles.
Que lo veamos, dice.
Psicología inversa. :)
Alejandro, me encanta la claridad con la que explicas, pero, sobre todo, tu humor, con lo del Chavo del 8 me muero de la risa, gracias por compartir este taller 😉
Buenísimo el análisis, Ale. Rescato además lo del “buen escritor nunca se apura”. Y con esto dicho, dejo mi aporte, un fragmento exquisito de mi cuento preferido de Clive Barker: La política del cuerpo.
“…Charlie solo era parcialmente consciente de que las manos estaban hundiendo los dedos en la gruesa superficie de la alfombra, arrastrando su cuerpo flácido hacia la puerta del comedor. Al otro lado de la puerta estaba la cocina, llena de hachas para carne y cuchillos fileteros. Charlie se vio a sí mismo como una estatua enorme arrastrada por cientos de trabajadores sudorosos hacia el lugar donde iba a descansar definitivamente. No fue un recorrido fácil: el cuerpo se estremecía y se movía a trompicones, las uñas se agarraban a los pelos de la alfombra, el pecho estaba en carne viva por el roce; pero la cocina ya solo estaba a un metro de distancia. Charlie sintió el escalón contra el rostro, y a continuación las baldosas estuvieron debajo de él, frías como el hielo. Mientras lo arrastraban los últimos metros a través del suelo de la cocina, su atosigada conciencia empezó a regresar en ráfagas. A la débil luz de la luna podía ver la familiar escena: la cocina, el frigorífico con su zumbido, el cubo para la basura a pedal, el lavavajillas. Todos ellos se elevaban amenazadores por encima de él: se sintió como un gusano.
Sus manos habían llegado a la cocina. Estaban trepando por el frontal y él las seguía como un rey derrocado camino del cadalso. Luego avanzaron inexorablemente por la superficie de trabajo con las articulaciones blancas por el esfuerzo, su flácido cuerpo detrás de ellas. Aunque no podía sentirla ni verla, su
mano izquierda había agarrado el lado más alejado de la parte superior del armario, debajo de la hilera de cuchillos que estaban colocados cada uno en su lugar en el soporte de la pared. Cuchillos de filo liso, cuchillos de sierra, cuchillos de desollar, cuchillos de trinchar; todos ellos colocados cómodamente junto a la tabla de picar, donde el desagüe desembocaba en el fregadero perfumado con olor a pino.
Le pareció oír sirenas de la policía muy a lo lejos, pero era probable que no fuera más que el zumbido de su cerebro. Volvió ligeramente la cabeza. Un dolor la atravesó de sien a sien, pero la sensación de mareo no fue nada comparada con cómo se le revolvieron las tripas cuando finalmente se percató de las intenciones de sus manos.
Todas las hojas estaban bien afiladas, eso lo sabía. Con Ellen podías contar siempre con que los utensilios de cocina estuvieran bien afilados. Empezó a sacudir la cabeza de atrás adelante: una última y frenética negación de toda la pesadilla. Sin embargo, no había nadie a quien suplicar clemencia. Tan solo sus propias manos, ¡malditas fueran!, tramando esa locura final.
Entonces sonó el timbre de la puerta. No era una ilusión. Sonó primero una sola vez, y luego lo hizo sin parar.
-¡Ahí tenéis! -dijo en voz alta a sus torturadoras-. ¿Habéis oído eso, hijas de puta? Viene alguien. Sabía que vendrían.
Intentó ponerse de pie, y al tiempo giró la cabeza para ver qué estaban haciendo los precoces monstruos. Se habían movido con rapidez. La muñeca izquierda ya estaba cuidadosamente colocada en el centro de la tabla de picar...
El timbre de la puerta volvió a sonar, con un estruendo largo e impaciente.
-¡Aquí! -gritó con voz ronca-. ¡Estoy aquí dentro! ¡Tiren la puerta abajo!
Su aterrorizada mirada iba de la mano a la puerta, de la puerta a la mano, calculando qué probabilidades tenía. Con pausada economía, la mano derecha cogió el cuchillo de carnicero que colgaba de un agujero en el extremo del soporte. Incluso en esos momentos Charlie seguía sin poder creer del todo que su propia mano (su compañera y defensora, la extremidad que estampaba su firma, que acariciaba a su mujer) estuviera preparándose para mutilarlo. La mano sopesó el cuchillo, comprobó la estabilidad de la herramienta con insolente lentitud.
Detrás de él oyó el ruido del vidrio al hacerse añicos cuando la policía rompió el cristal de la puerta principal. En ese momento estarían metiendo el brazo por el agujero para llegar a la cerradura y abrir. Si se daban prisa, mucha prisa, todavía podrían detener lo que iba a ocurrir.
-¡Aquí! -aulló-, ¡aquí dentro!
El grito fue respondido por un tenue silbido: el sonido del cuchillo que caía, veloz y mortífero, para encontrarse con la muñeca expectante. Izquierda sintió el golpe en su base, y una inexpresable euforia recorrió sus cinco dedos. Cálidos chorros de la sangre de Charlie bautizaron su dorso.
La cabeza del tirano no profirió ruido alguno. Simplemente cayó hacia atrás mientras el cuerpo entraba en estado de choque y perdía el conocimiento, lo que a Charlie le vino estupendamente. Se libró de tener que escuchar el gorgoteo de su sangre mientras se escapaba por el desagüe del fregadero. También se libró de presenciar el segundo y el tercer golpe, que finalmente lograron separar la mano del brazo. Al perder el punto de apoyo, el cuerpo se desplomó hacia atrás y chocó en su caída con el carrito de las verduras. Las cebollas salieron rodando de su bolsa marrón y rebotaron en el charco que ya se extendía, palpitante, en torno a la muñeca vacía".
Buenísimo el aporte, Lean. Y sí: Barker es crack para narrar este tipo de escenas. Un abrazo.
Leí crónica hace más de cuarenta años, no hice un análisis literario en su momento, el autor me incluyo en su relato como solo un genio puede hacerlo.
Varios días buscando un video que explique cómo escribir escenas violentas o tensas. Tu video apareció de repente y quedé maravillado en cómo explicas y desmenuzas todo. Necesito ver tus videos, nuevo suscriptor.
Eres muy bueno, Alejandro. Lástima que no vi este vídeo hace treinta y tantos años, cuando me mandaron leer este libro en la escuela.
Alejandro, me encantó tu exposición. Concuerdo contigo: la sobriedad de García Márquez enseña mucho. Tampoco es de mis autores predilectos, pero reconozco que escribe magnífico. Además de lo que has comentado, en García Márquez percibo un ritmo que hechiza al instante. No sé muy bien cómo lo hace. Su estilo es digno de análisis. Ojalá tú, que tienes más experiencia que yo, algún día compartas un video sobre esto. Te felicito por tu trabajo.
Muchas gracias, Miguel. Saludos.
Una enseñanza clara; suficiente.
Tambien lei este libro en la secundaria. Tambien hicimos una pelicula para un trabajo practico. ESPECTACULAR!!!!
Qué maravilla de video. Solo eso.
Muy buen anàlisis, querido Alejandro. como siempre. Garcìa Marquez es un capo de la prosa, sin duda. Yo tambièn leì y releí y analicè CDUMA en la secundaria y tambièn sentì en carne lo que leìa. En cuanto a la forma en que narra estas escenas, entiendo que aplica para este caso: un asesinato premeditado, casi no buscado (obligado), como de sacrificio, y de allì que use ciertas metàforas y la forma escueta, seca y frìa. Amèn de que justo es una crònica. En otras escenas de violencia, en otro texto, en otro contexto, quizàs sea necesario otra forma, otros recursos. aùn asì: las claves que diste: de no apurarse, de elegir bien los adjetivos, de buscar el efecto y no el efectismo, son muy buenas y muy claras. Un abrazo
Muchas gracias, muy interesante entender que hay formas de explicar de diferente manera y sigue siendo incómoda la situación y deja a los lectores imaginando como debe de ser. Estoy aprendiendo a escribir y todo es decubrir los misterios de escribir.
De las mejores escenas de "violencia sobria" que he leído y que además es mi libro favorito es el de "La Iguana" de Alberto Vázquez Figueroa. Lo recomiendo un montón
Gracias Alejandro por tus comentarios. Muy claro como siempre, a veces creo que un escritor también es músico, es imprescindible manejar bien los tiempos. Te comento haber sentido la literatura en el cuerpo y una de ellas fue en Misery. Cuando la adorable Annie Wilkes le corta el pie con un hacha y cauteriza la herida con un soplete, al amigo Paul Sheldon, en este gran comienzo : "Abrió las piernas como un leñador. -¡Annie, por favor, por favor, no me haga daño…! -No se preocupe -dijo con los ojos extraviados-. Soy una enfermera diplomada . El hacha bajó silbando y se incrustó en la pierna izquierda de Paul Sheldon, encima del tobillo". Ale, pasan los años , y no puedo dejar de ponerme nervioso, inquieto. Y King hace en esta escena lo que vos nos enseñas en este video. Abrazo .
Aterrador, me dio algo en el estómago. Genial, Gabo. Gracias Alejandro. 📗
Excelente video, aprendí mucho
Muy buen vídeo, excelente análisis.
buenisimo!
Me surge una duda con este video. Aún no he leído el libro, pero sí se nota que está escrito de una forma impecable. Lo que no comprendo es la razón de que te parezca tan bueno que escriba: "... flotando en el remanso deslumbrante que encontraron al otro lado del miedo", quiero decir, sí está bien. Pero no sé yo cuando se debe de usar un lenguaje poético o más complejo, y cuando no. Buen video!!
La frase me parece bellísima en sí misma, además de que contrasta con la brutalidad de lo que se está narrando. Es una cuestión de mesura, de buen criterio: si GM hubiese escrito toda la escena en ese tono, seguramente no funcionaría, terminaría "empalagando". Por otra parte, el "lenguaje poético" de quienes empiezan a escribir por lo general no es poético ni complejo, sino rebuscado y complicado. Hay un ejemplo en algún video de "Corrigiendo suscriptores". Saludos.
@@Elsurtaller Has leído Cien años de Soledad? Es que creo que casi toda la novela usa ese lenguaje complejo.
Quizá no viene al caso, pero el procedimiento de alternar los tiempos con la narración y las citas de los personajes me hace recordar a los reality shows que -salvando las distancias- te muestran la acción "en tiempo real" para inmediatamente comentar sobre notas de los personajes hablando en retrospectiva.
Sí, buen apunte. Generan suspenso.
Podrías dar algunos ejemplos sobre diálogos con fantasmas? Sacando la imagen prodigiosa del momento en que Jack Nicholson habla con el barman del resplandor en el bar, claro.
Uno bien obvio sería Hamlet, jejé. Y después habría que ponerse a pensar...
Tengo una duda. ¿Como se escribe una escena de acción estilo superheroes? Sin, como dijiste al inicio del vídeo, sin hacer cansada o cómica la escena; por ejemplo narrar una pelea como las que tiene Superman y transmitir lo épico de la pelea
Habría que ver qué escena y en qué contexto, no hay fórmulas universales. Saludos.
20:44 Jajajaj lo mismo digo
13:06.
Ya apuñalar a un cerdo es bastante difícil, creer que apuñalar a una persona viva, de pie, frente a uno; debería ser sencillo es de crédulos. Además, como bicho de ciudad que cae súbitamente en un campo e intenta acoplarse a sus costumbres, vale recalcar, no es nada grato ni soportable ver sangre de manera abundante.
Hay un cuento de Roald Dahl donde un niño es torturado por otros dos, y le montan unas alas de madera, pretendiendo que "vuele" con ellas, su dolodoso sentido del dramatismo llegó a conmoverme.
EL CISNE
Desde el principio uno sabe que él ya está más muerto que vivo xd
Que buen video... a mi tampoco me llama la atención García Márquez... pero que maestro, por jebús! me imaginaba a Santiago limpiando la tierra de sus tripas y me temblaban las manos, que raro que no mencionó ese temblor en las manos... pero le creo que si no lo hizo es, porque es García Márquez y no necesitó decirlo, las manos ya me temblaban... jajaja que HDP...
Excelente análisis👌🏻de la sobriedad que usa Márquez.
Recuerdo que a mí también me hicieron leer este libro, y también "Rosaura a las diez" y "Relato de un Náufrago", pero la verdad, tal vez sea por la edad, me parecieron aburridísimas. Creo que para que los chicos se enganchen con la literatura les deben hacer leer más novelas de aventuras, policiales o ciencia ficción; por ejemplo dos novelas que me gustaron mucho que leí en el secundario fueron "Triste Solitario y Final" y "Farenheit 451"
parece lenta la narracion, seguro q las escenas de accion tienen q ser asi?
Se me ocurre que hay un juicio velado de parte del Gabo a la moral de "defender" el honor de la hermana, porque si bien tiene un tono de sacrificio ritual, el narrador mete al cerdo, y justamente, no es bíblico porque es un animal impuro (eso debe estar en algún pasaje del Pentateuco). Por lo tanto, el sacrificio es impuro e inválido en consecuencia. Desde un punto de vista religioso, Dios no quiere este sacrificio y le es abominable.
García Márquez es de esos que casi te antojan el abono.
Esa obra incurre en el error de mostrar de manera deliberada y categórica a un narrador que desconoce los hechos, pero al autor se le olvida eso por momentos y dicho narrador termina siendo omnisciente en varios pasajes. ¿No notaron ese detalle? Aparte, la omnisciencia de ese autor en todas sus obras es inaudita. Y que el narrador sea omnisciente es cuestionable en muchos casos; pero ese autor va más allá y presenta en sus obras no solo a los narradores omniscientes sino a los mismos personajes omniscientes cual dioses, eso sí es el peor error, propio de un principiante adolescente, desconocedor de los básicos literarios. El autor más cacofonico, grandilocuente, frases sin sentido, generalizaciones, hiperbólico frases hechas, efectistas, eso es García Márquez. Un autor sin escrúpulos para escribir todo lo que se viniera a la cabeza, sin ninguna contención, como sí la tiene un autor sabio, lúcido, excelso. Le gustaba tanto decir frases que impactaran al lector... su estilo es tan reconocible...
No estoy seguro de eso sobre la relación con el sacrificio, me parece mas relacionado con trabajadores de un matadero, con el oficio de matar ganado.
Una cosa no excluye la otra. Eso es lo bueno de ser simbólico, y no alegórico. Saludos.
@@Elsurtaller me recordaste algo muy tonto, que decía que los hombres son sintéticos y las mujeres simbólicas, una pavada, Aprecio tu comentario.