Conferencia del Cardenal Rouco Valera en la XX Semana de la Familia

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  • เผยแพร่เมื่อ 25 ส.ค. 2024

ความคิดเห็น • 5

  • @solegutierrez656
    @solegutierrez656 2 ปีที่แล้ว

    Me gusta mucho escuchar.Muchas Gracias.

  • @josericardoclarihernandis2413
    @josericardoclarihernandis2413 10 หลายเดือนก่อน

    No le vendría mal ser más delicado con el Papa Francisco.

  • @jesuperez4511
    @jesuperez4511 5 ปีที่แล้ว

    Mi respeto y admiración para este cristiano (de los pocos que van quedando) pero, creo que el exceso de palabras, en esta ocasión, desvía. El objeto del matrimonio para el cristiano (o sea el verdadero sentido absoluto de la familia humana), en mi opinión es este:
    > “Creced y multiplicaos”; es la ley natural, clara como el agua. Viene recogida para todo ser vivo en un mensaje genético. Como la supervivencia, es una programación "de fábrica"; instintiva. Solo los seres más complejos son conscientes de este mensaje. Entre ellos “el humano”, elevado por el Padre al libre albedrío mediante la inteligencia (a su semejanza); buscará en “el otro”, al compañero ideal para traer al mundo "hijos del Padre", antes que la satisfacción animal instintiva de los seres inferiores.
    Del conocimiento individual de dos, nace el conocimiento grupal compartido. Es evidente que solo quienes compartan la fe en el Evangelio, se atendrán a sus reglas. Sin fe no.
    > El hombre y la mujer dejarán a sus padres y se unirán para ser una sola carne (una sola carne es el resultado; es el hijo: los hijos)
    Lo que el Padre une, no debe separarse (la unión que no debe separarse no es la pareja… es la familia). La pareja sin hijos, en mi opinión, si puede separarse, cristianamente hablando. Se unen para ser una sola carne, para procrear; si no se procrea, no hay unión; no hay familia cristiana; porque la unión; el “pegamento”, es “el hijo”; esa sola carne que se forma de ambos. Es el fruto que desea el Padre; y, por tanto, su cuidado es la más importante tarea y misión en sus vidas de los padres, pues el Padre deposita en ellos la responsabilidad material y sobre todo espiritual de lo que más aprecia.
    Hay tres tipos de hombres (pues es el hombre quien instintivamente busca a la mujer) a los que les está justificado no procrear (incumpliendo el mandato del Creador); no dejar su descendencia:
    Los que "de nacimiento" no desean a las hembras; los que no las desean porque han sido castrados; y los que voluntariamente sienten la llamada, y deben recoger la mies en base a sus talentos (hay mucha mies y pocos trabajadores). El deseo animal que guarda el mansaje genético, es por tanto necesario; pero en el humano, está sometido a la inteligencia que el Padre nos da, para que la utilicemos. No hacerlo (guardar el talento), es del Malo.
    Cuando hay crisis en la familia a pesar de haber cuidado la elección del otro; la respuesta está clara: hemos venido a servir (no a ser servidos) como el menor. Y si hemos de servir al que te golpea, al enemigo; con más razón serviremos a los más próximos. La respuesta es siempre la misericordia, nunca el sacrificio. Sin perder de vista que la razón de la existencia de los padres para el Padre, son los hijos; empezando siempre por su ejemplo.
    Por supuesto, todo esto para el que quiera seguir los deseos del Creador. Quien no quiera o no crea, no debe ser obligado. Pero es la obligación de los Padres cristianos enseñar a sus hijos el mensaje de Jesús hasta que tengan la edad de decidir. Difícil (si no imposible) en estos tiempos en que la abominación de la desolación campa por sus respetos hasta que termine el tiempo de las naciones (independientes) y se instale sin tapujos el gobierno mundial; para que pueda venir la gran tribulación y el juicio.