Lalo Huber - "Para obtenerlo, entrégalo"

En el mundo material existen infinidad de objetos físicos, por lo tanto, es posible realizar innumerables transacciones considerando cada uno de ellos. En el plano material puede haber diferencia entre los objetos que se entregan y los que se reciben; es decir, podemos intercambiar A por B, B por C, A por D, etc. etc. Además, en el plano material existe la variable tiempo, por lo tanto, la entrega y recepción pueden suceder en momentos diferentes. Esto es algo totalmente lógico si entendemos que el factor tiempo nos permite el aprendizaje. En definitiva, estamos en el plano material para desarrollarnos y aprender.
Por el contrario, en el mundo espiritual, no existe el tiempo ni el espacio. Por este motivo, la entrega y la recepción son simultáneas. En el plano superior no existen objetos físicos, por lo tanto desaparece el concepto de transacción. Se entrega A por A, B por B. El plano mental / espiritual intercambiamos sentimientos, pensamientos. Se entrega amor, se recibe amor. Se entrega odio, se recibe odio. Esto es una paradoja, ya que para obtener A, tengo que tener A. Es decir, por ejemplo, para obtener amor tengo que entregar amor (ya tengo que tenerlo). En conclusión, en el mundo espiritual, todo se da en el mismo momento, dar y recibir es lo mismo, es la misma acción. Al dar amor, se recibe amor. Por eso muchas veces nos sentimos bien aunque en el mundo material no se vea ninguna recompensa en concreto.
¿Cuándo desaparece completamente el egoísmo?
El egoísmo desaparece completamente cuando una persona ya lo tiene todo. Cuando desaparecen los miedos, la necesidad de cuidado, el miedo a que falte algo. Esto no sucede en el plano material ya que siempre hay algún tipo de riesgo. Se da sólo en el plano espiritual. Si dar significa recibir, y son simultáneos, el egoísmo pierde sentido. Desaparece así el concepto de transacción y de intercambio en el tiempo.
¿Cuándo estamos en el plano material y cuándo en el plano mental / espiritual?
Estamos todo el tiempo en paralelo dependiendo donde nos ubiquemos. Si nos ubicamos a nivel de las conductas, estamos en el plano material. Si nos ubicamos a nivel de pensamientos e intenciones, estamos en el plano mental / espiritual.
El mundo espiritual, es el mundo de las intenciones. El mundo mental, el mundo de los pensamientos y de los sentimientos.
¿Quién controla a la mente?
El espíritu. El YO. Una mente controlada, limpia, efectiva, es producto de un espíritu desarrollado capaz de controlar a la mente de manera tal que genera, única y exclusivamente; emociones, pensamientos y acciones positivas. Una mente descontrolada, sucia, conflictiva, es producto de un espíritu débil, poco desarrollado, incapaz de controlar a la mente y direccionarla hacia la consecución de actividades lógicas, con sentido, útiles para el desarrollo de los demás, para la evolución del universo.
Por lo tanto, para que una mente sirva para algo necesita de un ente controlador. El ente controlador es el espíritu. El centro de la individualidad. Podríamos asimilar la mente a un proyector de cine, capaz de simular y proyectar cualquier situación.
El universo es una gran mente. El creador básicamente es un espíritu que ha creado una gran mente. Obviamente el espíritu del creador está desarrollado y controla a la mente, por lo tanto, genera el cielo o lo que simbólicamente se denomina el paraíso. Nosotros somos otro puntito controlador de la mente, estamos a cargo de un "pedacito" de la mente general; la diferencia es que todavía no estamos desarrollados, estamos en aprendizaje y no tenemos control total sobre el proyector, entonces sufrimos. Mientras no controlemos el proyector, no podremos evitar que genere "películas de terror". La mente es una máquina de generar cosas, tanto positivas como negativas. Si no somos capaces de controlar la mente, pueden venir pensamientos destructivos, de odio, de bronca, de guerra, de ataques, de bombas, de explosiones, etc., etc. Si no somos capaces de filtrar estos pensamientos, se proyectan automáticamente en la pantalla blanca. Entonces, si dominamos al proyector, podremos proyectar la mejor película de Walt Disney; si no dominamos al proyector, se proyecta automáticamente todo el contenido de la cinta, sin filtro, sin recorte y probablemente veremos películas que no son de nuestro agrado, pero que inconscientemente las hemos generado.
El espíritu tiene básicamente dos atributos: 1) la conciencia 2) la voluntad. La conciencia es la capacidad de percibir y la voluntad la capacidad de decidir. Si el espíritu está muy desarrollado, percibe y decide todo al mismo tiempo y exactamente lo que quiere. Cuando el espíritu no está muy desarrollado, decide inconscientemente y entonces proyecta cosas que no desea. Percibe una realidad que no desea y cree que está percibiendo algo que es independiente de sus decisiones pero en realidad, es lo que él mismo está generando inconscientemente, sin querer.