Junto a "Metafísica aristotélica y metapsicología", "La fe y la psicología", etc., otra síntesis SUBLIME del prof. Andereggen. Esta serie de charlas deberían ser compiladas en un libro de porte, concentrado en esta respuesta desde la sabiduría cristiana al freudianismo y demás yerbas de la tiefenpsychologie, verdaderas invitaciones al Abismo...a la Sombra, como diría Jung. Sobre el suizo habría bastante más para decir y sería muy interesante una conferencia enteramente dedicada a su "psiquiatría" en perpetuo devaneo con lo místico y lo esotérico, que tan fecunda resultó para la eclosión, en el siglo XX, del enjambre de movimientos neo-paganizantes vagamente señalados con el término "New Age", o "Era de Acuario". De hecho, Jung es rutinariamente publicitado como su "profeta" por los adherentes a esas corrientes y sus prácticas. De algún modo el suyo fue un puente, o más bien un trampolín, entre la confusión espiritual fermentada en el nefasto crisol relativista de la "teosofía", el orientalismo y el espiritismo masónicos del XIX, y todo el desbarajuste posterior, que incluye el advenimiento de la variante "extraterrestre"... El mismo Jung hizo su aporte "científico" al tema de los 'signa et mirabilia in cælo' sobre los que empezaba a armarse revuelo en su época, con su libro "Sobre cosas que se ven en el cielo". A las séances espiritas (a las que tan aficionados eran en el clan de los Jung) sucederían los cultos "contactistas" y sus "channelings" ("canalizaciones"): la más arcaica necromancia ha seguido remozando su parafernalia y sus disfraces; a veces hasta se hace pasar por "técnicas para explorar la creatividad" dentro de "vanguardias artísticas". No podría quedar sin mencionar la llamativa "sincronicidad" (otro de los términos jungianos popularizados) de su entusiasmo por los gnósticos, especialmente los alejandrinos Valentinus y Basílides, con los "hallazgos" de Qumran y Nag Hammadi, uno de cuyos códices ha quedado asociado a su nombre... Como Freud con su Moisés y el monoteísmo, Jung concluyó su carrera con varias obras ya abiertamente volcadas a la asimilación especulativa de lo religioso a lo "psíquico". Si su viejo maestro había llegado a la tremenda osadía de Tótem y Tabú, Jung no se quedó atrás en su "Aion" y en "Respuesta a Job", donde virtualmente se lanza a teólogo y a sugerir una reforma de la teología trinitaria que, siguiendo su peculiar obsesión numerológica (rasgo afín a los de sus admirados maestros gnósticos), debería ser transmutada en una "cuaternidad". Demás está decir que el vértice añadido en esta "Santísima Cuaternidad" jungiana está ocupado por Satanás, a la sazón algo así como el hermano gemelo no reconocido de Jesús. Su justiciera reincorporación al seno de la divinidad, según Jung, permitiría restablecer el equilibrio psíquico desestabilizado por la concepción trinitaria católica. Sic. Es difícil no advertir que Jung es otro de los grandes eslabones del linaje gnóstico en nuestros tiempos, así como su maestro vienés reelaboró todo el malestar de la tenebrosidad maniquea para consumo de las clases 'educadas' europeas; sucumbieron a la seducción de la "ciencia desviada de ángeles caídos" y se perdieron, Jung sobre todo, como sus predecesores, en las "interminables genealogías" de "doctrinas extrañas"; ayudando a muchos otros a extraviarse con ellos. Llegados a este momento de la historia, haría falta un regimiento de Ireneos de Lyon y otros cuantos santos para lidiar con toda la cría...
La media hora final sobre la inteligencia en Aristoteles y Santo Tomás de Aquino son sublimes. Gracias Padre Ignacio.
Junto a "Metafísica aristotélica y metapsicología", "La fe y la psicología", etc., otra síntesis SUBLIME del prof. Andereggen.
Esta serie de charlas deberían ser compiladas en un libro de porte, concentrado en esta respuesta desde la sabiduría cristiana al freudianismo y demás yerbas de la tiefenpsychologie, verdaderas invitaciones al Abismo...a la Sombra, como diría Jung.
Sobre el suizo habría bastante más para decir y sería muy interesante una conferencia enteramente dedicada a su "psiquiatría" en perpetuo devaneo con lo místico y lo esotérico, que tan fecunda resultó para la eclosión, en el siglo XX, del enjambre de movimientos neo-paganizantes vagamente señalados con el término "New Age", o "Era de Acuario". De hecho, Jung es rutinariamente publicitado como su "profeta" por los adherentes a esas corrientes y sus prácticas.
De algún modo el suyo fue un puente, o más bien un trampolín, entre la confusión espiritual fermentada en el nefasto crisol relativista de la "teosofía", el orientalismo y el espiritismo masónicos del XIX, y todo el desbarajuste posterior, que incluye el advenimiento de la variante "extraterrestre"... El mismo Jung hizo su aporte "científico" al tema de los 'signa et mirabilia in cælo' sobre los que empezaba a armarse revuelo en su época, con su libro "Sobre cosas que se ven en el cielo".
A las séances espiritas (a las que tan aficionados eran en el clan de los Jung) sucederían los cultos "contactistas" y sus "channelings" ("canalizaciones"): la más arcaica necromancia ha seguido remozando su parafernalia y sus disfraces; a veces hasta se hace pasar por "técnicas para explorar la creatividad" dentro de "vanguardias artísticas".
No podría quedar sin mencionar la llamativa "sincronicidad" (otro de los términos jungianos popularizados) de su entusiasmo por los gnósticos, especialmente los alejandrinos Valentinus y Basílides, con los "hallazgos" de Qumran y Nag Hammadi, uno de cuyos códices ha quedado asociado a su nombre...
Como Freud con su Moisés y el monoteísmo, Jung concluyó su carrera con varias obras ya abiertamente volcadas a la asimilación especulativa de lo religioso a lo "psíquico". Si su viejo maestro había llegado a la tremenda osadía de Tótem y Tabú, Jung no se quedó atrás en su "Aion" y en "Respuesta a Job", donde virtualmente se lanza a teólogo y a sugerir una reforma de la teología trinitaria que, siguiendo su peculiar obsesión numerológica (rasgo afín a los de sus admirados maestros gnósticos), debería ser transmutada en una "cuaternidad". Demás está decir que el vértice añadido en esta "Santísima Cuaternidad" jungiana está ocupado por Satanás, a la sazón algo así como el hermano gemelo no reconocido de Jesús. Su justiciera reincorporación al seno de la divinidad, según Jung, permitiría restablecer el equilibrio psíquico desestabilizado por la concepción trinitaria católica. Sic.
Es difícil no advertir que Jung es otro de los grandes eslabones del linaje gnóstico en nuestros tiempos, así como su maestro vienés reelaboró todo el malestar de la tenebrosidad maniquea para consumo de las clases 'educadas' europeas; sucumbieron a la seducción de la "ciencia desviada de ángeles caídos" y se perdieron, Jung sobre todo, como sus predecesores, en las "interminables genealogías" de "doctrinas extrañas"; ayudando a muchos otros a extraviarse con ellos.
Llegados a este momento de la historia, haría falta un regimiento de Ireneos de Lyon y otros cuantos santos para lidiar con toda la cría...
Gracias Padre
Seria bueno para nuestro eapiritu que hablara sobre Dun Escoto vs Tomas de Aquino
Gracias