Los carritos Jorge tenían varias variantes, recuerdo los de plástico con modelos de coches de carreras de los años 50, que se rellenaban con plastilina para que pesaran más, cada uno lo pintaba con las famosas pinturas Lodela y adaptaba para que según nuestra idea, corrieran mejor y fueran más estables, se usaban para jugar “carreteritas” en los bordes de las banquetas (guarniciones). Los trompos también evolucionaron y en los 70 tuvieron un gran auge con los “Duncan” (trompos de acrílico trasparente de diferentes colores y puntas de plástico blanco). Uno que me trae muy gratos recuerdos son los Barquitos de Hoja de Lata, que con una pequeña vela de parafina en una corcholata, navegaban en las piletas y fuentes, avanzando solos con un ruido “de motor” generado al salir el vapor generado al calentarse el agua por la vela en los pequeños tubos que tenía en su interior. En fin, muchos recuerdos de infancia con esos y otros tantos juguetes que hoy pocas veces se ven en uso. Un saludo para ti amigo.
Los carritos Jorge tenían varias variantes, recuerdo los de plástico con modelos de coches de carreras de los años 50, que se rellenaban con plastilina para que pesaran más, cada uno lo pintaba con las famosas pinturas Lodela y adaptaba para que según nuestra idea, corrieran mejor y fueran más estables, se usaban para jugar “carreteritas” en los bordes de las banquetas (guarniciones). Los trompos también evolucionaron y en los 70 tuvieron un gran auge con los “Duncan” (trompos de acrílico trasparente de diferentes colores y puntas de plástico blanco). Uno que me trae muy gratos recuerdos son los Barquitos de Hoja de Lata, que con una pequeña vela de parafina en una corcholata, navegaban en las piletas y fuentes, avanzando solos con un ruido “de motor” generado al salir el vapor generado al calentarse el agua por la vela en los pequeños tubos que tenía en su interior. En fin, muchos recuerdos de infancia con esos y otros tantos juguetes que hoy pocas veces se ven en uso. Un saludo para ti amigo.