MONSIEUR ARBAN

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SINOPSIS: Los espectáculos de “bombas” eran muy apreciados desde finales del siglo XVIII. Tenían, como las corridas de toros, el morbo del desenlace: a veces triunfal, otras, cómico… y las menos… trágico. ESTA ES SU HISTORIA.
La primera ascensión no tripulada en España la llevó a cabo Agustín de Betancourt Molina ante la Corte Real (28 noviembre 1783). Vicenzo Lunardi (1759-1806) fue la primera persona que subió en globo en España. Sucedió en 1792 en los jardines del Buen Retiro de Madrid.
Veinte años después, Lunardi llegó a Barcelona (1802) para actuar para los actos de bienvenida del rey Carlos IV y su esposa María Luisa. Unos días antes, hizo algunas demostraciones desde el “huerto de la cera”, un solar de la calle Nou de la Rambla esquina con la calle Láncaster. ¡Todos querían subir unos cientos de metros en el globo cautivo!!
El Diario de Barcelona anunciaba que el capitán Lunardi ofrecía veinte duros para la primera barca que lo auxiliase en caso de caer al mar. La ascensión tendría lugar el 5 de noviembre, en la primera plaza de toros estable inaugurada recientemente (16 septiembre 1802): El Torín.
En menos de 30 años (julio de 1834) se construirá otra al lado, ya no de madera sino de obra, que llevará su mismo nombre. Toda Barcelona se concentraba en las calles próximas al coso. Todos querían ver por primera vez a un ser humano surcar los aires. ¡La expectación era total! …Los reyes iban a observar el ascenso desde la terraza del edificio de la Aduana.
A primera hora de la tarde, Lunardi soltó el lastre de la arqueta…en pocos minutos ascendió…cuando una ráfaga de aire lo dirigió hacia el mar ante los atónitos espectadores. Por suerte, consiguió aterrizar a pocos metros de la playa sin sufrir daño alguno. El público, que esperaba disfrutar de un espectáculo de unas tres horas…apenas se había dado cuenta de nada!…no había durado ni cinco minutos!.
Muchos exigieron la devolución del importe de la entrada… finalmente Lunardi se avino a hacer una segunda demostración si se conseguían fondos suficientes…cosa que nunca ocurrió, además Lunardi murió al año siguiente…
Barcelona ya no vio más ascensiones de bombas hasta que llegó el más famoso aeronauta de Europa!!. Messieur Arban (1815- 1849). Llegó a la ciudad (1847) acompañado de su esposa para actuar en El Torín. !El precio de las entradas era desorbitado! Costaban de cuatro hasta 24 reales!. No todos tenían ese dinero para gastar por lo que muchos vecinos acudieron a a la muralla de mar, al jardín de la Explanada, a la Barceloneta y al puente de Don Carlos, junto a la Ciudadela, para no perderse el acontecimiento.. aunque fuese de lejos!.
Tras una exhibición ecuestre, Arban apareció ante el público repartiendo flores, estampas con versos y globitos. Después se dirigió al centro de la arena, se metió en la barquilla, soltó lastre y el globo ascendió rápidamente …acabó cayendo en un campo de la población vecina de Sant Andreu del Palomar. Una masa de vecinos se abalanzó sobre la cesta. ¡todos querían cobrar los 25 duros por acudir a salvarle!.
Pocos días después (19 septiembre 1847) Mesieur Arban volvía a subir a su globo, esta vez acompañado de un joven vecino de Poblenou, Eudald Munné, que, se convirtió sin el saberlo, en el primer aeronauta barcelonés que observaba Barcelona a vista de pájaro. Ascendieron 3000 metros hasta que el viento los llevó a aterrizar, cincuenta minutos después, junto al antiguo convento de San Jeroni de la Vall d´Hebron.
Dos años después, el 6 de octubre de 1849 el Diario de Barcelona anunciaba que Messieur Arban volvía a la ciudad con su espectáculo. Las entradas podían comprarse en la chocolatería de la calle de Quintana, junto a la calle Fernando VII, exactamente donde actualmente está el restaurante Can Culleretes. Las 12.000 localidades se vendieron en unas horas.
El show empezó el día 7 a las cinco de la tarde. Tras unos minutos musicales a cargo de una banda militar, Arban vestido de frac y su esposa vestida con un traje de raso negro y tocada con un sombrero blanco, dieron una vuelta de honor alrededor del perímetro del albero.
Volvieron al centro de la arena para meterse en la cestilla llena de saquitos de arena, brújula y otros aparatos científicos…El globo no acababa de hincharse. El gas de la empresa Lebon no era el adecuado y no daba para elevar la barquilla con los 2 pasajeros. A duras penas ascendió unos cientos de metros, vamos, una decepción... Al final fueron a aterrizar en unos terrenos junto a la Ciudadela.
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