EL PADRE, EL HIJO Y EL ESPÍRITU SANTO | Resumen de la Semana

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  • เผยแพร่เมื่อ 11 ม.ค. 2025
  • Viernes, Diciembre 13
    Lee en El Deseado de todas las gentes, de Elena de White, el capítulo “No se turbe vuestro corazón” (pp. 633-650), y la “Nota adicional sobre el capítulo 1 [de Juan]”, en el Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 5, pp. 1.100-1.106.
    Al evaluar quién era Jesús, sus oponentes juzgaron según criterios humanos, “según la carne” (Juan 8:15). Esto es probablemente peor que juzgar “según las apariencias” (Juan 7:24). Aquí recurrieron a los criterios de la carne, de la humanidad caída en un mundo caído, sin el control del Espíritu (ver Juan 3:3-7). Vieron su “carne”, por así decirlo, pero nunca contemplaron la posibilidad de que fuera el Verbo hecho carne (Juan 1:14). Considerar a Cristo según un conjunto de criterios tan limitados es sopesarlo desde un punto de vista mundano (2 Cor. 5:16).
    “El Consolador es llamado el ‘Espíritu de verdad’. Su obra consiste en definir y mantener la verdad. Primero mora en el corazón como el Espíritu de verdad, y así llega a ser el Consolador. Hay consuelo y paz en la verdad, pero no se puede hallar verdadera paz ni consuelo en la mentira. Por medio de falsas teorías y tradiciones es como Satanás obtiene su poder sobre la mente. Induciendo a los hombres a adoptar normas falsas, tuerce el carácter. Por medio de las Escrituras, el Espíritu Santo habla a la mente y graba la verdad en el corazón. Así expone el error, y lo expulsa del alma. Por el Espíritu de verdad, obrando por la Palabra de Dios, es como Cristo subyuga a sí mismo a sus escogidos” (Elena de White, El Deseado de todas las gentes, p. 640).

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