Parque Mitológico Mina Pepita - Visita guiada - Cantabria en 4K

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  • เผยแพร่เมื่อ 7 ก.ย. 2024
  • La antigua Mina Pepita de Solares en Cantabria, después de un año de cierre, vuelve a ser visitable tras los numerosos episodios vandálicos y botellones que acaecían desde su inauguración en 2015. Ahora se ha mejorado y ampliado su contenido, dotando al parque de más seguridad tras renovar la puerta de entrada, el cierre perimetral, la instalación de cámaras de videovigilancia, arreglando los espacios naturales y colocando nueva cartelería, mapas y mobiliario.
    Tras su reapertura, como prometimos, volvemos a recorrer uno de los atractivos de Medio Cudeyo, en el barrio La Calleja del centro de Solares, con dos hectáreas recuperadas de una explotación minera a cielo abierto, de finales del siglo XIX y principios del XX, para disfrutar de un rincón mágico, lúdico y educativo, en un entorno geológico y natural; aunando la naturaleza y tradición, con los seres mitológicos populares cántabros.
    El artista cántabro Fran Querol, autor de los personajes de la Senda Mitológica “Criaturas del Monte Hozarco”, en el Desfiladero de la Hermida, ha realizado un gran trabajo de restauración de dos de las tres figuras mitológicas que existían: el Ojáncano y el Musgoso, ya que el Arbolón se retiró por su mal estado, y a través del trabajo riguroso de investigación y recopilación de escritos, ha realizado otras cinco nuevas figuras en madera y fibra de vidrio: La Anajana, dos caballucos del diablo, el Trenti y el Cúlebre, que se mimetizan en el agreste paisaje, existiendo un nuevo proyecto para incorporar otros cuatro seres mitológico y terminar el parque.
    A la entrada existe un plano de todos los senderos, que nos ayudará a realizar esta visita guiada y encontrar los personajes escondidos.
    Nos recibe el Ojáncano, un salvaje habitante de un solo ojo que vive en las cavernas de la montaña y que solo abandona por la noche.
    Por la derecha, la “senda de los susurros” nos adentra en la mina. Sobre una gran roca encontramos observándonos al Trenti, un duende de los bosques pequeñuco, picaruelo y bribón que duerme entre la maleza fresca al pie de los árboles y con el frio se refugia en hondonadas, alimentándose de panojas, endrinas y leche, pues el agua para él es veneno.
    Al continuar por el sendero encontramos un de ramal a la izquierda, el “Camino de la Golitrona”. Una angosta subida que rodea un barranco de formaciones geomórficas y gran variedad de especies vegetales.
    Al final de la senda de los susurros está el “Atajo del Tiempo Perdido”, un bonito lugar para descansar y disfrutar de un almuerzo o una buena merienda con toda la familia sentados a la sombra de los árboles.
    Volviendo sobre nuestros pasos, antes de encontrarnos de nuevo con el Trenti, por la derecha nos adentramos en el “desfiladero de las Anjanas”, hadas bondadosas perfumadas con manzanilla, romero y laurel, que visten túnicas de seda blanca y sandalias.
    El final del desfiladero nos deja en la “Senda de Juliana Pineda”, y justo a la derecha, un desfiladero nos adentra en otro barranco de escarpadas paredes. En lo alto vemos volar a los Caballucos del Diablo, que en la mágica noche de San Juan, emiten bramidos infernales, provocando incendios y destrozando cultivos.
    Siguiendo la “Senda de Juliana Pineda” encontramos a Mugoso. Un hombre bueno, compasivo y trabajador, que limpia las fuentes, ayudando a los pastores a no perderse en la niebla y a reparar sus chozas.
    El “Desfiladero de Toribio” es otro angosto lugar entre formaciones geomórficas de afiladas agujas, sobre una de ellas encontramos al Cúlebre, mitad dragón y mitad serpiente, con amplia mandíbula de grandes colmillos y lengua bífida.
    Al final de la senda está el “Claro de Luna”, otro bonito lugar con bancos para descansar y disfrutar del sosiego entre las agujas cubiertas de musgo y helechos.
    Cerca de allí está el “Atajo Salsípuedes”, que nos disponemos a recorrer. Una pequeña subida entre grandes paredes pétreas, de unos cinco o seis metros de altura, nos interna en el lugar más difícil de atravesar del parque.
    La única manera de salir de allí es retroceder con cuidado hasta el camino principal, donde encontramos el tronco talado en el que antiguamente estaba el Arbolón, el guardián gigante del bosque.
    Una empinada cuesta nos lleva hasta el “Muro de los Deseos”, un muro de contención transformado en lugar donde pedir deseos tocando sus piedras.
    Más adelante está la “Senda de Píndia” que llega hasta un pequeño mirador.
    Desandando el camino, a la izquierda encontramos “La Terrazuca”. Siguiendo más adelante llegamos al “Rincón del Arquetu”, un bonito lugar con un pequeño estanque.
    De este rincón mágico parte el “Sendero de las Luciernagas”, el último del parque. Pero para ver estos brillantes insectos invertebrados, habrá que esperar a la noche, aunque el parque ya se habrá cerrado.
    Ojalá que esta inversión del ayuntamiento de Medio Cudeyo sirva para preservar este extraordinario entorno, dando la máxima visibilidad al proyecto. Seguro que volveremos para disfrutar de los nuevos personajes de Fran Querol.

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