📘 *Capítulo 15 EL INSTANTE SANTO* *X. La hora del renacer* 1. Mientras estés en el tiempo, tendrás el poder de demorar la perfecta unión que existe entre Padre e Hijo. 2 Pues en este mundo, la atracción de la culpabilidad se interpone entre ellos. 3 En la eternidad, ni el tiempo ni las estaciones del año tienen significado alguno. 4 Pero aquí, la función del Espíritu Santo es valerse de ambas cosas, mas no como lo hace el ego. 5 Ésta es la temporada en la que se celebra mi nacimiento en el mundo. 6 Mas no sabes cómo celebrarlo. 7 Deja que el Espíritu Santo te enseñe, y déjame celebrar _tu_ nacimiento a través de Él. 8 El único regalo que puedo aceptar de ti es el regalo que yo te hice. 9 Libérame tal como yo elijo liberarte a ti. 10 Celebramos la hora de Cristo juntos, pues ésta no significa nada si estamos separados. 2. El instante santo es verdaderamente la hora de Cristo. 2 Pues en ese instante liberador, no se culpa al Hijo de Dios por nada y, de esta manera, se le restituye su poder ilimitado. 3 ¿Qué otro regalo puedes ofrecerme cuando yo elijo ofrecerte sólo éste? 4 Verme a mí supone verme en todo el mundo y ofrecerles a todos el regalo que me ofreces a mí. 5 Soy tan incapaz de recibir sacrificios como lo es Dios, y todo sacrificio que te exiges a ti mismo me lo exiges a mí también. 6 Debes reconocer que cualquier clase de sacrificio no es sino una limitación que se le impone al acto de dar. 7 Y mediante esa limitación limitas la aceptación del regalo que yo te ofrezco. 3. Nosotros que somos uno, no podemos dar por separado. 2 Cuando estés dispuesto a reconocer que nuestra relación es real, la culpabilidad dejará de ejercer atracción sobre ti. 3 Pues en nuestra unión aceptarás a todos nuestros hermanos. 4 Nací con el solo propósito de dar el regalo de la unión. 5 Dámelo a mí, para que así puedas disponer de él. 6 La hora de Cristo es la hora señalada para el regalo de la libertad que se le ofrece a todo el mundo. 7 Y al tú aceptarla, se la ofreces a todos. 4. En tus manos está hacer que esta época del año sea santa, pues en tus manos está hacer que la hora de Cristo tenga lugar ahora. 2 Es posible hacer esto de inmediato, pues lo único que ello requiere es un cambio de percepción, ya que únicamente cometiste un error. 3 Parecen haber sido muchos, pero todos ellos son en realidad el mismo. 4 Pues aunque el ego se manifiesta de muchas formas, es siempre la expresión de una misma idea: 5 lo que no es amor es siempre miedo y nada más que miedo. 5. No es necesario seguir al miedo por todas las tortuosas rutas subterráneas en las que se oculta en la obscuridad, para luego emerger en formas muy diferentes de lo que es. 2 Pero sí _es_ necesario examinar cada una de ellas mientras aún conserves el principio que las gobierna a todas. 3 Cuando estés dispuesto a considerarlas, no como manifestaciones independientes, sino como diferentes expresiones de una misma idea, la cual ya no deseas, desaparecerán al unísono. 4 La idea es simplemente ésta: crees que es posible ser anfitrión del ego o rehén de Dios. 5 Éstas son las opciones que crees tener ante ti, y crees asimismo que tu decisión tiene que ser entre una y otra. 6 No ves otras alternativas, pues no puedes aceptar el hecho de que el sacrificio no aporta nada. 7 El sacrificio es un elemento tan esencial en tu sistema de pensamiento, que la idea de salvación sin tener que hacer algún sacrificio no significa nada para ti. 8 Tu confusión entre lo que es el sacrificio y lo que es el amor es tan aguda que te resulta imposible concebir el amor sin sacrificio. 9 Y de lo que debes darte cuenta es de lo siguiente: el sacrificio no es amor, sino ataque. 10 Sólo con que aceptases esta idea, tu miedo al amor desaparecería. 11 Una vez que se ha eliminado la idea del sacrificio ya no podrá seguir habiendo culpabilidad. 12 Pues si hay sacrificio, alguien siempre tiene que pagar para que otro gane. 13 Y la única cuestión pendiente es a qué precio y a cambio de qué. 6. Como anfitrión del ego, crees que puedes descargar tu culpa siempre que así lo desees y de esta manera comprar paz. 2 Y no pareces ser tú el que paga. 3 Y aunque si bien es obvio que el ego exige un pago, nunca parece que es a ti a quien se lo exige. 4 No estás dispuesto a reconocer que el ego, a quien tú invitaste, traiciona únicamente a los que creen ser su anfitrión. 5 El ego nunca te permitirá percibir esto, ya que este reconocimiento lo dejaría sin hogar. 6 Pues cuando este reconocimiento alboree claramente, ninguna apariencia que el ego adopte para ocultarse de tu vista te podrá engañar. 7 Toda apariencia será reconocida tan sólo como una máscara de la única idea que se oculta tras todas ellas: que el amor exige sacrificio y es, por lo tanto, inseparable del ataque y del miedo. 8 Y que la culpa es el costo del amor, el cual se paga con miedo. 7. ¡Cuán temible, pues, se ha vuelto Dios para ti! a ¡Y cuán grande el sacrificio que crees que Su Amor exige! 2 Pues amar totalmente supondría un sacrificio total. 3 Y de este modo, el ego parece exigirte menos que Dios, y de entre ellos, consideras al ego el menor de los dos males; a uno de ellos tal vez se le deba temer un poco, pero al otro, a ése hay que destruirlo. 4 Pues consideras que el amor es destructivo, y lo único que te preguntas es: ¿quién va a ser destruido, tú u otro? 5 Buscas la respuesta a esta pregunta en tus relaciones especiales, en las que en parte pareces ser destructor y en parte destruido, aunque incapaz de ser una u otra cosa completamente. 6 Y crees que esto te salva de Dios, Cuyo absoluto Amor te destruiría completamente. 8. Crees que todo el mundo exige algún sacrificio de ti, pero no te das cuenta de que eres tú el único que exige sacrificios, y únicamente de ti mismo. 2 Exigir sacrificios, no obstante, es algo tan brutal y tan temible que no puedes aceptar dónde se encuentra dicha exigencia. 3 El verdadero costo de no aceptar este hecho ha sido tan grande, que antes que mirarlo de frente has preferido renunciar a Dios. 4 Pues si Dios te exigiera un sacrificio total, parecería menos peligroso proyectarlo a Él al exterior y alejarlo de ti, que ser Su anfitrión. 5 A Él le atribuiste la traición del ego, e invitaste a éste a ocupar Su lugar para que te protegiera de Él. 6 Y no te das cuenta de que a lo que le abriste las puertas es precisamente lo que te quiere destruir y lo que exige que te sacrifiques totalmente. 7 Ningún sacrificio parcial puede aplacar a este cruel invitado, pues es un invasor que tan sólo aparenta ser bondadoso, pero siempre con vistas a hacer que el sacrificio sea total. 9. No lograrás ser un rehén parcial del ego, pues él no cumple sus promesas y te desposeerá de todo. 2 Tampoco puedes ser su anfitrión sólo en parte. 3 Tienes que elegir entre la libertad absoluta y la esclavitud absoluta, pues éstas son las únicas alternativas que existen. 4 Has intentado transigir miles de veces a fin de evitar reconocer la única alternativa por la que te tienes que decidir. 5 Sin embargo, reconocer esta alternativa _tal como es,_ es lo que hace que elegirla sea tan fácil. 6 La salvación es simple, por ser de Dios, y es, por lo tanto, muy fácil de entender. 7 No trates de proyectarla y verla como algo que se encuentra en el exterior. 8 En ti se encuentran tanto la pregunta como la respuesta, lo que te exige sacrificio así como la Paz de Dios. ✨
¡Llegamos a mi frase preferida! El instante santo es verdaderamente la hora de Cristo. Pues en ese instante liberador, no se culpa al Hijo de Dios por nada y, de esta manera, se le restituye su poder ilimitado. ¿Qué otro regalo puedes ofrecerme cuando yo elijo ofrecerte sólo éste? Gracias maestro por el estudio diario de el Curso juntos. ¡ Qué otro libro podríamos leer sino éste! Ofrezco un instante santo 🙏♥️
Poder estudiar el libro con un maestro que sólo habla del libro. Impagable ayuda. Para mí es un tema difícil de entender el del sacrificio porque recuerdo una frase del libro que dice que por muy descabellada que te parezca la petición de un hermano se la des y se ve que no lo entiendo porque eso me conecta con tener que sacrificarme a veces. Mil gracias maestro José Luis. Bendiciones a todos
@@silviapedrerol9528 Hermana querida , hacer la voluntad de tu hermano es hacer la tuya propia y la del Padre. No unas la palabra sacrificio al responder a un pedido de un hermano, mas bien lo unamos a la palabra caridad (como el Curso la entiende).
@@miguelgarciasalguero8841 ayer entregué esta confusión mía al espíritu. Esta madrugada desperté entendiendo lo que tú me acabas de expresar. Muchas. Gracias por tu respuesta. Ahora lo entiendo más. Agradezco mucho sentir que no estoy sola en el estudio. Un milagro de Jesús para ti!
🕊 Capítulo 15 X. La hora del renacer 1. Mientras estés en el tiempo, tendrás el poder de demorar la perfecta unión que existe entre Padre e Hijo. Pues en este mundo, la atracción de la culpabilidad se interpone entre ellos. En la eternidad, ni el tiempo ni las estaciones del año tienen significado alguno. Pero aquí, la función del Espíritu Santo es valerse de ambas cosas, mas no como lo hace el ego. Ésta es la temporada en la que se celebra mi nacimiento en el mundo. Mas no sabes cómo celebrarlo. Deja que el Espíritu Santo te enseñe, y déjame celebrar tu nacimiento a través de Él. El único regalo que puedo aceptar de ti es el regalo que yo te hice. Libérame tal como yo elijo liberarte a ti. Celebramos la hora de Cristo juntos, pues ésta no significa nada si estamos separados. 2. El instante santo es verdaderamente la hora de Cristo. Pues en ese instante liberador, no se culpa al Hijo de Dios por nada y, de esta manera, se le restituye su poder ilimitado. ¿Qué otro regalo puedes ofrecerme cuando yo elijo ofrecerte sólo éste? Verme a mí supone verme en todo el mundo y ofrecerles a todos el regalo que me ofreces a mí. Soy tan incapaz de recibir sacrificios como lo es Dios, y todo sacrificio que te exiges a ti mismo me lo exiges a mí también. Debes reconocer que cualquier clase de sacrificio no es sino una limitación que se le impone al acto de dar. Y mediante esa limitación limitas la aceptación del regalo que yo te ofrezco. 3. Nosotros que somos uno, no podemos dar por separado. Cuando estés dispuesto a reconocer que nuestra relación es real, la culpabilidad dejará de ejercer atracción sobre ti. Pues en nuestra unión aceptarás a todos nuestros hermanos. Nací con el solo propósito de dar el regalo de la unión. Dámelo a mí, para que así puedas disponer de él. La hora de Cristo es la hora señalada para el regalo de la libertad que se le ofrece a todo el mundo. Y al tú aceptarla, se la ofreces a todos. 4. En tus manos está hacer que esta época del año sea santa, pues en tus manos está hacer que la hora de Cristo tenga lugar ahora. Es posible hacer esto de inmediato, pues lo único que ello requiere es un cambio de percepción, ya que únicamente cometiste un error. Parecen haber sido muchos, pero todos ellos son en realidad el mismo. Pues aunque el ego se manifiesta de muchas formas, es siempre la expresión de una misma idea: lo que no es amor es siempre miedo y nada más que miedo. 5. No es necesario seguir al miedo por todas las tortuosas rutas subterráneas en las que se oculta en la obscuridad, para luego emerger en formas muy diferentes de lo que es. Pero sí es necesario examinar cada una de ellas mientras aún conserves el principio que las gobierna a todas. Cuando estés dispuesto a considerarlas, no como manifestaciones independientes, sino como diferentes expresiones de una misma idea, la cual ya no deseas, desaparecerán al unísono. La idea es simplemente ésta: crees que es posible ser anfitrión del ego o rehén de Dios. Éstas son las opciones que crees tener ante ti, y crees asimismo que tu decisión tiene que ser entre una y otra. No ves otras alternativas, pues no puedes aceptar el hecho de que el sacrificio no aporta nada. El sacrificio es un elemento tan esencial en tu sistema de pensamiento, que la idea de salvación sin tener que hacer algún sacrificio no significa nada para ti. Tu confusión entre lo que es el sacrificio y lo que es el amor es tan aguda que te resulta imposible concebir el amor sin sacrificio. Y de lo que debes darte cuenta es de lo siguiente: el sacrificio no es amor, sino ataque. Sólo con que aceptases esta idea, tu miedo al amor desaparecería. Una vez que se ha eliminado la idea del sacrificio ya no podrá seguir habiendo culpabilidad. Pues si hay sacrificio, alguien siempre tiene que pagar para que otro gane. Y la única cuestión pendiente es a qué precio y a cambio de qué. 6. Como anfitrión del ego, crees que puedes descargar tu culpa siempre que así lo desees y de esta manera comprar paz. Y no pareces ser tú el que paga. Y aunque si bien es obvio que el ego exige un pago, nunca parece que es a ti a quien se lo exige. No estás dispuesto a reconocer que el ego, a quien tú invitaste, traiciona únicamente a los que creen ser su anfitrión. El ego nunca te permitirá percibir esto, ya que este reconocimiento lo dejaría sin hogar. Pues cuando este reconocimiento alboree claramente, ninguna apariencia que el ego adopte para ocultarse de tu vista te podrá engañar. Toda apariencia será reconocida tan sólo como una máscara de la única idea que se oculta tras todas ellas: que el amor exige sacrificio y es, por lo tanto, inseparable del ataque y del miedo. Y que la culpa es el costo del amor, el cual se paga con miedo. 7. ¡Cuán temible, pues, se ha vuelto Dios para ti! a ¡Y cuán grande el sacrificio que crees que Su Amor exige! Pues amar totalmente supondría un sacrificio total. Y de este modo, el ego parece exigirte menos que Dios, y de entre ellos, consideras al ego el menor de los dos males; a uno de ellos tal vez se le deba temer un poco, pero al otro, a ése hay que destruirlo. Pues consideras que el amor es destructivo, y lo único que te preguntas es: ¿quién va a ser destruido, tú u otro? Buscas la respuesta a esta pregunta en tus relaciones especiales, en las que en parte pareces ser destructor y en parte destruido, aunque incapaz de ser una u otra cosa completamente. Y crees que esto te salva de Dios, Cuyo absoluto Amor te destruiría completamente. 8. Crees que todo el mundo exige algún sacrificio de ti, pero no te das cuenta de que eres tú el único que exige sacrificios, y únicamente de ti mismo. Exigir sacrificios, no obstante, es algo tan brutal y tan temible que no puedes aceptar dónde se encuentra dicha exigencia. El verdadero costo de no aceptar este hecho ha sido tan grande, que antes que mirarlo de frente has preferido renunciar a Dios. Pues si Dios te exigiera un sacrificio total, parecería menos peligroso proyectarlo a Él al exterior y alejarlo de ti, que ser Su anfitrión. A Él le atribuiste la traición del ego, e invitaste a éste a ocupar Su lugar para que te protegiera de Él. Y no te das cuenta de que a lo que le abriste las puertas es precisamente lo que te quiere destruir y lo que exige que te sacrifiques totalmente. Ningún sacrificio parcial puede aplacar a este cruel invitado, pues es un invasor que tan sólo aparenta ser bondadoso, pero siempre con vistas a hacer que el sacrificio sea total. 9. No lograrás ser un rehén parcial del ego, pues él no cumple sus promesas y te desposeerá de todo. Tampoco puedes ser su anfitrión sólo en parte. Tienes que elegir entre la libertad absoluta y la esclavitud absoluta, pues éstas son las únicas alternativas que existen. Has intentado transigir miles de veces a fin de evitar reconocer la única alternativa por la que te tienes que decidir. Sin embargo, reconocer esta alternativa tal como es, es lo que hace que elegirla sea tan fácil. La salvación es simple, por ser de Dios, y es, por lo tanto, muy fácil de entender. No trates de proyectarla y verla como algo que se encuentra en el exterior. En ti se encuentran tanto la pregunta como la respuesta, lo que te exige sacrificio así como la Paz de Dios.
Esta lección es profunda y realmente impactante, y no te creas que realmente la entiendo. Porque en este mundo de cuerpos, parece tantas veces que el amor requiere sacrificios... Empezando por los padres que aguantan al recién nacido que no los deja dormir. Yo tengo una amiga que senía ganas de torcerle el cuello al nenito. O cuidar al abuelo que no se entera de nada (otra vez papá en el suelo...) Hasta sacar a pasear al perro un día de tormenta y frío O, qué se yo, hacer escalas para tocar mejor el piano, qué aburrido, o matarse subiendo la cuesta por amor a las vistas en la cumbre y el subidón de energía que viene después. Nada sin sacrificio. Para mí, esfuerzo o sacrificio: lo mismo. Entonces claro, me escapo lo más lejos que puedo del amor, ya te digo. Grosso, brutal.
Buenas tardes José Luis te saludo desde Bogotá Colombia. Estoy encantada de ser tu discípula. Llevo con UCDM ya dos año. Soy docente. Quiero preguntarte de ¿ qué forma puedo ir trabajando con los niños el curso? Gracias y un abrazo fraternal. GRACIAS.
La manera de enseñar el Curso a los niños es aprenderlo tú y vivir con él. ¿Quién te dice que ellos necesitan el Curso? Tú propia proyección de insuficiencia. Solo uno necesita el Curso. Si lo vives, lo enseñarás y lo aprenderás.
Un milagro para ti en nombre de Jesús amen
Gracias. Un milagro para todos en nombre. Bendiciones
Gracias gracias gracias
Gracias Maestro por tu dedicación , como no ser fieles a este regalo de enseñanza ! Bendiciones! Un Milagro para ti y para todos en nombre de Jesús 🙏💜
amen.
Estoy estudiando esta leccion en Pascuas y cada frase tiene una intensidad fuerte en mi mente
Gracias! 🦋
hermosas palabras, y mostrarnos a Cristo en lo cotidiano practicar el perdon invocar el instante santo , gracias MAESTRO !!!!!
así es.
Gracias 😊
Gracias a ti José Luis yo quiero ser un aprendiz impecable un milagro en nombre de Jesús Cristo y un abrazo enorme de Uruguay
Bendiciones infinitas gracias Maestro
bendiciones
Muchas gracias! ! ! Gracias! Gracias por todo lo que nos comparte! ! Desde Mendoza Argentina. BENDICIONES! !!
bendiciones.
Gracias maestro un milagro para todos.
amen.
Gracias, gracias por tanta claridad, me inspira tu entrega y compromiso. Bendiciones y milagros!!!!
bendiciones
Gracias Maestro!!
Gracias! Compartiendo su explicación del curso es mucho más fácil. Un Milagro para Ud. en nombre de Jesús, desde Buenos Aires, Argentina
gracias
Que lección más Clarificante !! Un Milagro Maestro
📘 *Capítulo 15 EL INSTANTE SANTO*
*X. La hora del renacer*
1. Mientras estés en el tiempo, tendrás el poder de demorar la perfecta unión que existe entre Padre e Hijo. 2 Pues en este mundo, la atracción de la culpabilidad se interpone entre ellos. 3 En la eternidad, ni el tiempo ni las estaciones del año tienen significado alguno. 4 Pero aquí, la función del Espíritu Santo es valerse de ambas cosas, mas no como lo hace el ego. 5 Ésta es la temporada en la que se celebra mi nacimiento en el mundo. 6 Mas no sabes cómo celebrarlo. 7 Deja que el Espíritu Santo te enseñe, y déjame celebrar _tu_ nacimiento a través de Él. 8 El único regalo que puedo aceptar de ti es el regalo que yo te hice. 9 Libérame tal como yo elijo liberarte a ti. 10 Celebramos la hora de Cristo juntos, pues ésta no significa nada si estamos separados.
2. El instante santo es verdaderamente la hora de Cristo. 2 Pues en ese instante liberador, no se culpa al Hijo de Dios por nada y, de esta manera, se le restituye su poder ilimitado. 3 ¿Qué otro regalo puedes ofrecerme cuando yo elijo ofrecerte sólo éste? 4 Verme a mí supone verme en todo el mundo y ofrecerles a todos el regalo que me ofreces a mí. 5 Soy tan incapaz de recibir sacrificios como lo es Dios, y todo sacrificio que te exiges a ti mismo me lo exiges a mí también. 6 Debes reconocer que cualquier clase de sacrificio no es sino una limitación que se le impone al acto de dar. 7 Y mediante esa limitación limitas la aceptación del regalo que yo te ofrezco.
3. Nosotros que somos uno, no podemos dar por separado. 2 Cuando estés dispuesto a reconocer que nuestra relación es real, la culpabilidad dejará de ejercer atracción sobre ti. 3 Pues en nuestra unión aceptarás a todos nuestros hermanos. 4 Nací con el solo propósito de dar el regalo de la unión. 5 Dámelo a mí, para que así puedas disponer de él. 6 La hora de Cristo es la hora señalada para el regalo de la libertad que se le ofrece a todo el mundo. 7 Y al tú aceptarla, se la ofreces a todos.
4. En tus manos está hacer que esta época del año sea santa, pues en tus manos está hacer que la hora de Cristo tenga lugar ahora. 2 Es posible hacer esto de inmediato, pues lo único que ello requiere es un cambio de percepción, ya que únicamente cometiste un error. 3 Parecen haber sido muchos, pero todos ellos son en realidad el mismo. 4 Pues aunque el ego se manifiesta de muchas formas, es siempre la expresión de una misma idea: 5 lo que no es amor es siempre miedo y nada más que miedo.
5. No es necesario seguir al miedo por todas las tortuosas rutas subterráneas en las que se oculta en la obscuridad, para luego emerger en formas muy diferentes de lo que es. 2 Pero sí _es_ necesario examinar cada una de ellas mientras aún conserves el principio que las gobierna a todas. 3 Cuando estés dispuesto a considerarlas, no como manifestaciones independientes, sino como diferentes expresiones de una misma idea, la cual ya no deseas, desaparecerán al unísono. 4 La idea es simplemente ésta: crees que es posible ser anfitrión del ego o rehén de Dios. 5 Éstas son las opciones que crees tener ante ti, y crees asimismo que tu decisión tiene que ser entre una y otra. 6 No ves otras alternativas, pues no puedes aceptar el hecho de que el sacrificio no aporta nada. 7 El sacrificio es un elemento tan esencial en tu sistema de pensamiento, que la idea de salvación sin tener que hacer algún sacrificio no significa nada para ti. 8 Tu confusión entre lo que es el sacrificio y lo que es el amor es tan aguda que te resulta imposible concebir el amor sin sacrificio. 9 Y de lo que debes darte cuenta es de lo siguiente: el sacrificio no es amor, sino ataque. 10 Sólo con que aceptases esta idea, tu miedo al amor desaparecería. 11 Una vez que se ha eliminado la idea del sacrificio ya no podrá seguir habiendo culpabilidad. 12 Pues si hay sacrificio, alguien siempre tiene que pagar para que otro gane. 13 Y la única cuestión pendiente es a qué precio y a cambio de qué.
6. Como anfitrión del ego, crees que puedes descargar tu culpa siempre que así lo desees y de esta manera comprar paz. 2 Y no pareces ser tú el que paga. 3 Y aunque si bien es obvio que el ego exige un pago, nunca parece que es a ti a quien se lo exige. 4 No estás dispuesto a reconocer que el ego, a quien tú invitaste, traiciona únicamente a los que creen ser su anfitrión. 5 El ego nunca te permitirá percibir esto, ya que este reconocimiento lo dejaría sin hogar. 6 Pues cuando este reconocimiento alboree claramente, ninguna apariencia que el ego adopte para ocultarse de tu vista te podrá engañar. 7 Toda apariencia será reconocida tan sólo como una máscara de la única idea que se oculta tras todas ellas: que el amor exige sacrificio y es, por lo tanto, inseparable del ataque y del miedo. 8 Y que la culpa es el costo del amor, el cual se paga con miedo.
7. ¡Cuán temible, pues, se ha vuelto Dios para ti! a ¡Y cuán grande el sacrificio que crees que Su Amor exige! 2 Pues amar totalmente supondría un sacrificio total. 3 Y de este modo, el ego parece exigirte menos que Dios, y de entre ellos, consideras al ego el menor de los dos males; a uno de ellos tal vez se le deba temer un poco, pero al otro, a ése hay que destruirlo. 4 Pues consideras que el amor es destructivo, y lo único que te preguntas es: ¿quién va a ser destruido, tú u otro? 5 Buscas la respuesta a esta pregunta en tus relaciones especiales, en las que en parte pareces ser destructor y en parte destruido, aunque incapaz de ser una u otra cosa completamente. 6 Y crees que esto te salva de Dios, Cuyo absoluto Amor te destruiría completamente.
8. Crees que todo el mundo exige algún sacrificio de ti, pero no te das cuenta de que eres tú el único que exige sacrificios, y únicamente de ti mismo. 2 Exigir sacrificios, no obstante, es algo tan brutal y tan temible que no puedes aceptar dónde se encuentra dicha exigencia. 3 El verdadero costo de no aceptar este hecho ha sido tan grande, que antes que mirarlo de frente has preferido renunciar a Dios. 4 Pues si Dios te exigiera un sacrificio total, parecería menos peligroso proyectarlo a Él al exterior y alejarlo de ti, que ser Su anfitrión. 5 A Él le atribuiste la traición del ego, e invitaste a éste a ocupar Su lugar para que te protegiera de Él. 6 Y no te das cuenta de que a lo que le abriste las puertas es precisamente lo que te quiere destruir y lo que exige que te sacrifiques totalmente. 7 Ningún sacrificio parcial puede aplacar a este cruel invitado, pues es un invasor que tan sólo aparenta ser bondadoso, pero siempre con vistas a hacer que el sacrificio sea total.
9. No lograrás ser un rehén parcial del ego, pues él no cumple sus promesas y te desposeerá de todo. 2 Tampoco puedes ser su anfitrión sólo en parte. 3 Tienes que elegir entre la libertad absoluta y la esclavitud absoluta, pues éstas son las únicas alternativas que existen. 4 Has intentado transigir miles de veces a fin de evitar reconocer la única alternativa por la que te tienes que decidir. 5 Sin embargo, reconocer esta alternativa _tal como es,_ es lo que hace que elegirla sea tan fácil. 6 La salvación es simple, por ser de Dios, y es, por lo tanto, muy fácil de entender. 7 No trates de proyectarla y verla como algo que se encuentra en el exterior. 8 En ti se encuentran tanto la pregunta como la respuesta, lo que te exige sacrificio así como la Paz de Dios.
✨
Gracias!!!💚
Infinitas Gracias maestro por este "rincón" de estudio.Gracias por hacerlo posible.Un milagro pata Ti y para Todos en nombre de Jesús. 💚🙏🙀
a ti por acompañarme.
damasiado linda, gracias maestro, cuanta información!
GRACIAS JOSE LUIS
Gracias maestro ❤
Un milagro para ti y para todos.
El perdón me ofrece todo lo que deseo
Gracias¡¡
Desde Chile un abrazo a todos los estudiantes de UCDM🇨🇱
bendiciones
Muchas gracias José Luis! Bendiciones de un humilde alumno desde Huelva.
Ningun Hijo de Dios es poca cosa. Gracias por tu cariño.
Gracias desde el corazón, hermano, por Ser, por acompañarnos. Te abrazo con amor!
Gracias a ti.
Deja que el Espíritu Santo te enseñe, y déjame celebrar tu nacimiento a través de Él. Gracias. Un milagro para todos en nombre de Jesús.
amén.
¡Llegamos a mi frase preferida! El instante santo es verdaderamente la hora de Cristo. Pues en ese instante liberador, no se culpa al Hijo de Dios por nada y, de esta manera, se le restituye su poder ilimitado. ¿Qué otro regalo puedes ofrecerme cuando yo elijo ofrecerte sólo éste? Gracias maestro por el estudio diario de el Curso juntos. ¡ Qué otro libro podríamos leer sino éste! Ofrezco un instante santo 🙏♥️
jajaja. qué otro libro vamos a buscar.
Poder estudiar el libro con un maestro que sólo habla del libro. Impagable ayuda. Para mí es un tema difícil de entender el del sacrificio porque recuerdo una frase del libro que dice que por muy descabellada que te parezca la petición de un hermano se la des y se ve que no lo entiendo porque eso me conecta con tener que sacrificarme a veces. Mil gracias maestro José Luis. Bendiciones a todos
@@silviapedrerol9528 Hermana querida , hacer la voluntad de tu hermano es hacer la tuya propia y la del Padre. No unas la palabra sacrificio al responder a un pedido de un hermano, mas bien lo unamos a la palabra caridad (como el Curso la entiende).
@@miguelgarciasalguero8841 ayer entregué esta confusión mía al espíritu. Esta madrugada desperté entendiendo lo que tú me acabas de expresar. Muchas. Gracias por tu respuesta. Ahora lo entiendo más. Agradezco mucho sentir que no estoy sola en el estudio. Un milagro de Jesús para ti!
🕊 Capítulo 15
X. La hora del renacer
1. Mientras estés en el tiempo, tendrás el poder de demorar la perfecta unión que existe entre Padre e Hijo. Pues en este mundo, la atracción de la culpabilidad se interpone entre ellos. En la eternidad, ni el tiempo ni las estaciones del año tienen significado alguno. Pero aquí, la función del Espíritu Santo es valerse de ambas cosas, mas no como lo hace el ego. Ésta es la temporada en la que se celebra mi nacimiento en el mundo. Mas no sabes cómo celebrarlo. Deja que el Espíritu Santo te enseñe, y déjame celebrar tu nacimiento a través de Él. El único regalo que puedo aceptar de ti es el regalo que yo te hice. Libérame tal como yo elijo liberarte a ti. Celebramos la hora de Cristo juntos, pues ésta no significa nada si estamos separados.
2. El instante santo es verdaderamente la hora de Cristo. Pues en ese instante liberador, no se culpa al Hijo de Dios por nada y, de esta manera, se le restituye su poder ilimitado. ¿Qué otro regalo puedes ofrecerme cuando yo elijo ofrecerte sólo éste? Verme a mí supone verme en todo el mundo y ofrecerles a todos el regalo que me ofreces a mí. Soy tan incapaz de recibir sacrificios como lo es Dios, y todo sacrificio que te exiges a ti mismo me lo exiges a mí también. Debes reconocer que cualquier clase de sacrificio no es sino una limitación que se le impone al acto de dar. Y mediante esa limitación limitas la aceptación del regalo que yo te ofrezco.
3. Nosotros que somos uno, no podemos dar por separado. Cuando estés dispuesto a reconocer que nuestra relación es real, la culpabilidad dejará de ejercer atracción sobre ti. Pues en nuestra unión aceptarás a todos nuestros hermanos. Nací con el solo propósito de dar el regalo de la unión. Dámelo a mí, para que así puedas disponer de él. La hora de Cristo es la hora señalada para el regalo de la libertad que se le ofrece a todo el mundo. Y al tú aceptarla, se la ofreces a todos.
4. En tus manos está hacer que esta época del año sea santa, pues en tus manos está hacer que la hora de Cristo tenga lugar ahora. Es posible hacer esto de inmediato, pues lo único que ello requiere es un cambio de percepción, ya que únicamente cometiste un error. Parecen haber sido muchos, pero todos ellos son en realidad el mismo. Pues aunque el ego se manifiesta de muchas formas, es siempre la expresión de una misma idea: lo que no es amor es siempre miedo y nada más que miedo.
5. No es necesario seguir al miedo por todas las tortuosas rutas subterráneas en las que se oculta en la obscuridad, para luego emerger en formas muy diferentes de lo que es. Pero sí es necesario examinar cada una de ellas mientras aún conserves el principio que las gobierna a todas. Cuando estés dispuesto a considerarlas, no como manifestaciones independientes, sino como diferentes expresiones de una misma idea, la cual ya no deseas, desaparecerán al unísono. La idea es simplemente ésta: crees que es posible ser anfitrión del ego o rehén de Dios. Éstas son las opciones que crees tener ante ti, y crees asimismo que tu decisión tiene que ser entre una y otra. No ves otras alternativas, pues no puedes aceptar el hecho de que el sacrificio no aporta nada. El sacrificio es un elemento tan esencial en tu sistema de pensamiento, que la idea de salvación sin tener que hacer algún sacrificio no significa nada para ti. Tu confusión entre lo que es el sacrificio y lo que es el amor es tan aguda que te resulta imposible concebir el amor sin sacrificio. Y de lo que debes darte cuenta es de lo siguiente: el sacrificio no es amor, sino ataque. Sólo con que aceptases esta idea, tu miedo al amor desaparecería. Una vez que se ha eliminado la idea del sacrificio ya no podrá seguir habiendo culpabilidad. Pues si hay sacrificio, alguien siempre tiene que pagar para que otro gane. Y la única cuestión pendiente es a qué precio y a cambio de qué.
6. Como anfitrión del ego, crees que puedes descargar tu culpa siempre que así lo desees y de esta manera comprar paz. Y no pareces ser tú el que paga. Y aunque si bien es obvio que el ego exige un pago, nunca parece que es a ti a quien se lo exige. No estás dispuesto a reconocer que el ego, a quien tú invitaste, traiciona únicamente a los que creen ser su anfitrión. El ego nunca te permitirá percibir esto, ya que este reconocimiento lo dejaría sin hogar. Pues cuando este reconocimiento alboree claramente, ninguna apariencia que el ego adopte para ocultarse de tu vista te podrá engañar. Toda apariencia será reconocida tan sólo como una máscara de la única idea que se oculta tras todas ellas: que el amor exige sacrificio y es, por lo tanto, inseparable del ataque y del miedo. Y que la culpa es el costo del amor, el cual se paga con miedo.
7. ¡Cuán temible, pues, se ha vuelto Dios para ti! a ¡Y cuán grande el sacrificio que crees que Su Amor exige! Pues amar totalmente supondría un sacrificio total. Y de este modo, el ego parece exigirte menos que Dios, y de entre ellos, consideras al ego el menor de los dos males; a uno de ellos tal vez se le deba temer un poco, pero al otro, a ése hay que destruirlo. Pues consideras que el amor es destructivo, y lo único que te preguntas es: ¿quién va a ser destruido, tú u otro? Buscas la respuesta a esta pregunta en tus relaciones especiales, en las que en parte pareces ser destructor y en parte destruido, aunque incapaz de ser una u otra cosa completamente. Y crees que esto te salva de Dios, Cuyo absoluto Amor te destruiría completamente.
8. Crees que todo el mundo exige algún sacrificio de ti, pero no te das cuenta de que eres tú el único que exige sacrificios, y únicamente de ti mismo. Exigir sacrificios, no obstante, es algo tan brutal y tan temible que no puedes aceptar dónde se encuentra dicha exigencia. El verdadero costo de no aceptar este hecho ha sido tan grande, que antes que mirarlo de frente has preferido renunciar a Dios. Pues si Dios te exigiera un sacrificio total, parecería menos peligroso proyectarlo a Él al exterior y alejarlo de ti, que ser Su anfitrión. A Él le atribuiste la traición del ego, e invitaste a éste a ocupar Su lugar para que te protegiera de Él. Y no te das cuenta de que a lo que le abriste las puertas es precisamente lo que te quiere destruir y lo que exige que te sacrifiques totalmente. Ningún sacrificio parcial puede aplacar a este cruel invitado, pues es un invasor que tan sólo aparenta ser bondadoso, pero siempre con vistas a hacer que el sacrificio sea total.
9. No lograrás ser un rehén parcial del ego, pues él no cumple sus promesas y te desposeerá de todo. Tampoco puedes ser su anfitrión sólo en parte. Tienes que elegir entre la libertad absoluta y la esclavitud absoluta, pues éstas son las únicas alternativas que existen. Has intentado transigir miles de veces a fin de evitar reconocer la única alternativa por la que te tienes que decidir. Sin embargo, reconocer esta alternativa tal como es, es lo que hace que elegirla sea tan fácil. La salvación es simple, por ser de Dios, y es, por lo tanto, muy fácil de entender. No trates de proyectarla y verla como algo que se encuentra en el exterior. En ti se encuentran tanto la pregunta como la respuesta, lo que te exige sacrificio así como la Paz de Dios.
Hola ¡¡¡ no es poca gente ¡¡¡ somos un monton Jose Luis ¡¡¡¡!!! Gracias ¡¡¡
jajaja, según lo miremos.
❤❤❤
ja, ja , ja, qué bueno!! ¿cómo voy a cambiarme de libro? Salud hermano...
Esta lección es profunda y realmente impactante, y no te creas que realmente la entiendo. Porque en este mundo de cuerpos, parece tantas veces que el amor requiere sacrificios... Empezando por los padres que aguantan al recién nacido que no los deja dormir. Yo tengo una amiga que senía ganas de torcerle el cuello al nenito. O cuidar al abuelo que no se entera de nada (otra vez papá en el suelo...) Hasta sacar a pasear al perro un día de tormenta y frío O, qué se yo, hacer escalas para tocar mejor el piano, qué aburrido, o matarse subiendo la cuesta por amor a las vistas en la cumbre y el subidón de energía que viene después. Nada sin sacrificio. Para mí, esfuerzo o sacrificio: lo mismo. Entonces claro, me escapo lo más lejos que puedo del amor, ya te digo. Grosso, brutal.
por eso es importante saber que el amor no está aquí, sino el sacrificio. Vivimos en esa terrible confusión.
Buenas tardes José Luis te saludo desde Bogotá Colombia. Estoy encantada de ser tu discípula. Llevo con UCDM ya dos año. Soy docente.
Quiero preguntarte de ¿ qué forma puedo ir trabajando con los niños el curso? Gracias y un abrazo fraternal. GRACIAS.
Marta Salvat tiene libros trabajar con los niños ¡¡ es discipula de Morillas
La manera de enseñar el Curso a los niños es aprenderlo tú y vivir con él. ¿Quién te dice que ellos necesitan el Curso? Tú propia proyección de insuficiencia. Solo uno necesita el Curso. Si lo vives, lo enseñarás y lo aprenderás.
Gracias Maestro!