VIDEOACADEMIA PENITENCIARIA DE MÉXICO

Mi nombre es Teresa del Rosario Gómez. Me sentenciaron a 35 años, por un delito que no cometí.
Durante 16, he visto pasar todo tipo de programas de reinserción social, y estamos agradecidas; pero hace 3 años, llegó la Videoacademia Penitenciaria de Mexico a cambiar nuestras vidas.
Vivir en la cárcel es muy difícil, y es muy fácil tomar malas decisiones. Acá se pasa hambre, se pasa frío y la soledad es canija. No en vano se le conoce como “La Universidad de la Delincuencia”.
El único modelo de reinserción social que nos ha servido para crecer, ser mejores seres humanos, volvernos más empáticas, vivir más quietas, y que nos ha preparado para salir de aquí con un sentido profundo de compasión y dignidad, ha sido este proyecto.
¿Pero cómo les explico qué es la Video Academia Penitenciaria de México?. Es una escuela en línea, diseñada específicamente para Mujeres Privadas de la Libertad, llena de contenido e información que nos nos ha transformado la vida completamente.
Tenemos clases de reevaluación y recuperación emocional, yoga, meditación, cocina, emprendimiento, ventas, creatividad, manualidades y hasta nos ponen a hacer ejercicio y a bailar los viernes.
Es increíble que nos conectemos simultáneamente 21 cárceles femeniles a lo largo y ancho del país, y que todas hayamos logrado ser una familia y sanar juntas. Oaxaca, Querétaro, Jalisco, el Estado de México, Nuevo León, Guanajuato, Quintana Roo, Chihuahua, Tlaxcala, Hidalgo, Michoacán, Baja California… cada vez somos más y más los estados que se unen a este importante proyecto nacional de reinserción.
Tatiana Ortiz Monasterio y Vanessa Coppel lograron darnos una ventana al mundo del conocimiento, de la transformación y del cambio a través de este salón de clases y de esta pantalla que nos hace sentirnos libres, pero sobre todo, nos prepara para salir y ser nosotras las voceras de la prevención de la delincuencia y la violencia.
Sí, las reas ahora convertidas en maestras.
Hoy sabemos cómo prevenir la erosión de la empatía y estamos comprometidas a compartir esa información con la gente afuera. Porque si nosotras en la cárcel, hoy, estamos quietas en lo incómodo, cómodas en lo incierto, y nos sentimos libres, todos pueden lograrlo.
Muchas gracias por apoyar este proyecto tan valiente y valioso, pero sobre todo: gracias por voltearnos a ver, y entender que habemos gente buena que a veces hemos actuado mal cuando la herida cala; y me atrevo a decir que desde ahí, todos somos lo mismo.