Los 7 dolores de María por las almas del purgatorio .

Los 7 dolores de María por las almas del purgatorio .
Hoy te habla Jesús: Queridos hijos e hijas, escuchen mi corazón.
Yo, que sufrí en la cruz por amor a ustedes, les invito hoy a meditar en los dolores de mi Madre, María, quien estuvo a mi lado, firme en su fe, mientras cargaba con el peso de la cruz. Ella me acompañó en cada paso, en cada latido de dolor. Y ahora, a través de sus dolores, les ofrece un camino para acompañar a las almas que esperan la plenitud de la vida eterna en el purgatorio.
Piensen en esas almas. Son sus hermanos y hermanas que aún están en camino hacia la luz, que ansían la plenitud de mi presencia. Ellos necesitan de su oración, de su amor, de su compasión. Y yo les digo que no hay camino más cercano al mío que el que pasa por el corazón doloroso y amoroso de mi Madre.
Al meditar en sus 7 dolores, ustedes no solo están recordando su sufrimiento; están abrazando el misterio de la redención, uniendo sus corazones con el suyo y el mío. Cada oración, cada meditación, trae alivio no solo a ustedes, sino a esas almas que tanto necesitan ser liberadas para entrar en la luz de mi misericordia. Sus oraciones las ayudan a avanzar, las acercan al abrazo eterno con su Salvador.
Ofrezcan a mi Madre su compañía, así como ella me acompañó en la cruz. Al hacerlo, ustedes estarán aliviando su corazón doloroso, y aliviando el dolor de las almas del purgatorio. Ella, que conoce el sufrimiento más profundo, intercede por ustedes, por esas almas que esperan con esperanza. Ella los llevará a la luz, y ustedes serán instrumentos de mi amor y mi misericordia.
No olviden que cada sacrificio ofrecido, cada meditación de sus dolores, libera gracia. Esta gracia no solo toca su vida, sino que llega a los confines del purgatorio, levantando almas hacia mi luz. Les aseguro que en cada oración hay un eco de esperanza que resuena en el cielo.
Confíen en el poder de la oración. Confíen en mi Madre, que nunca los abandona. Mediten con ella, oren con ella, y las almas se liberarán gracias a su amor. Les doy mi paz y les invito a seguir siendo instrumentos de mi misericordia.
Recuerden, yo los espero. Y mientras caminan en oración, otras almas también se acercan a mi encuentro por medio de su fidelidad.