El paranoico vive en constante alerta. Su mente teje hilos invisibles de conspiración; cada gesto es un mensaje, cada mirada un juicio. Desconfía incluso del silencio, porque en él imagina secretos oscuros. Sus relaciones son batallas constantes, buscando pruebas de una traición que no existe, pero que se siente real.
El paranoico vive en constante alerta. Su mente teje hilos invisibles de conspiración; cada gesto es un mensaje, cada mirada un juicio. Desconfía incluso del silencio, porque en él imagina secretos oscuros. Sus relaciones son batallas constantes, buscando pruebas de una traición que no existe, pero que se siente real.