Lo que dice el filósofo es la gran VERDAD, pero ese gran saber solo se ve claramente desde la cabeza del maestro... al alumno no le llega, solo ve obediencia a la norma del arte. No ve libertad por ninguna parte, solo normas. Muy pocas personas tendrán la virtud de resistir la norma como fundamento de la creatividad, de ver lo que ve el maestro. Y aún serán menos los alumnos que encontrarán el don de superar al maestro y convertirse en artistas creadores, compositores de su arte, en personas libres. La experiencia del ser humano se ha hecho a base de mucha obediencia, hacer esto porque se sabe que es bueno; y evitar aquello porque se sabe que es malo. El ser humano se construye con esa norma y le permite elevar lo aprendido con seguridad, porque con el conocimiento de la norma se intuye algo nuevo. El problema de fondo es que el buen maestro debe incultar al alumno la virtud de la norma, la tiene que demostrar para que el alumno asuma el reto intelectual de estar sometido a ella para obtener su don, su talento. Si no, no es buen maestro y el alumno abandona por el camino y se echa a perder. Es verdad que hay grandes excepciones que echados-as a perder han remontado el vuelo de la suprema creatividad (Einstein sin ir más lejos) pero precisamente por eso son excepciones, genialidades. Eso es 1 entre 1 millón. Es nada con respecto a la Humanidad. Eso no es una ejemplaridad y mucha gente lo vende como posible. Lo vende a costa de estafar el dinero. En este mundo consumista, lo primero que se consumen son los seres humanos, que pronto se echan a paerder porque unos no enseñan bien la virtud de la norma y otros no tienen paciencia de soportarla. Ya no es excepcional solamente la genialidad, sino la normalidad. Y la especie humana entera va por el sumidero. La última intervención me ha llegado al alma y es verdad que ya no hay cultura del esfuerzo y está vinculado a lo que he dicho. Te lo ofrecen todo como fácil y eso arruina todo intento de enseñar la norma. Es lacerante para un profesor ver que muchas personas van a arruinarse la vida pero nosotros tambien somos personas y tambien tenemos un camino, no somos dioses, ni heroes ni santos... nosotros tambien tenemos una energía limitada y finita y nos debemos a quien encontramos reciprocidad, a quien tiene el corazón abierto y libre. Quien no quiera nuestra ayuda no escuchará, no valorará no tendrá la capacidad de estar y nosotros no podemos arruinar nuestra propia vida si no hay reciprocidad. Hay que esperar a que rectiiquen el camino, hay que dejarles ir o irse. La parábola del hijo pródigo.
Gracias maestro!!
Genial!! saludos desde Colombia.
Muchas gracias por los aportes.
Lo que dice el filósofo es la gran VERDAD, pero ese gran saber solo se ve claramente desde la cabeza del maestro... al alumno no le llega, solo ve obediencia a la norma del arte. No ve libertad por ninguna parte, solo normas. Muy pocas personas tendrán la virtud de resistir la norma como fundamento de la creatividad, de ver lo que ve el maestro. Y aún serán menos los alumnos que encontrarán el don de superar al maestro y convertirse en artistas creadores, compositores de su arte, en personas libres.
La experiencia del ser humano se ha hecho a base de mucha obediencia, hacer esto porque se sabe que es bueno; y evitar aquello porque se sabe que es malo. El ser humano se construye con esa norma y le permite elevar lo aprendido con seguridad, porque con el conocimiento de la norma se intuye algo nuevo.
El problema de fondo es que el buen maestro debe incultar al alumno la virtud de la norma, la tiene que demostrar para que el alumno asuma el reto intelectual de estar sometido a ella para obtener su don, su talento. Si no, no es buen maestro y el alumno abandona por el camino y se echa a perder.
Es verdad que hay grandes excepciones que echados-as a perder han remontado el vuelo de la suprema creatividad (Einstein sin ir más lejos) pero precisamente por eso son excepciones, genialidades. Eso es 1 entre 1 millón. Es nada con respecto a la Humanidad. Eso no es una ejemplaridad y mucha gente lo vende como posible. Lo vende a costa de estafar el dinero.
En este mundo consumista, lo primero que se consumen son los seres humanos, que pronto se echan a paerder porque unos no enseñan bien la virtud de la norma y otros no tienen paciencia de soportarla. Ya no es excepcional solamente la genialidad, sino la normalidad. Y la especie humana entera va por el sumidero.
La última intervención me ha llegado al alma y es verdad que ya no hay cultura del esfuerzo y está vinculado a lo que he dicho. Te lo ofrecen todo como fácil y eso arruina todo intento de enseñar la norma. Es lacerante para un profesor ver que muchas personas van a arruinarse la vida pero nosotros tambien somos personas y tambien tenemos un camino, no somos dioses, ni heroes ni santos... nosotros tambien tenemos una energía limitada y finita y nos debemos a quien encontramos reciprocidad, a quien tiene el corazón abierto y libre.
Quien no quiera nuestra ayuda no escuchará, no valorará no tendrá la capacidad de estar y nosotros no podemos arruinar nuestra propia vida si no hay reciprocidad. Hay que esperar a que rectiiquen el camino, hay que dejarles ir o irse. La parábola del hijo pródigo.