San Carlos Borromeo, luz de la Santa Iglesia, Titán de la Contrarreforma

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  • เผยแพร่เมื่อ 5 ต.ค. 2024
  • Carlos Borromeo (Arona, Ducado de Milán, 2 de octubre de 1538 - Milán, 3 de noviembre de 1584) fue un cardenal italiano, Arzobispo de Milán y uno de los grandes reformadores católicos de la época postridentina.
    Como Arzobispo de Milán, de donde fue preconizado el 12 de mayo de 1564, quiso implantar cuanto antes en su diócesis las reformas tridentinas.
    Pero su principal preocupación fue la formación de un clero capaz y virtuoso. Por eso dedicó al seminario su atención preferente. También abrió una casa para vocaciones tardías. Para atender mejor a las necesidades pastorales de la diócesis, fundó la Congregación de Oblatos de San Ambrosio, sacerdotes al servicio del ordinario, pero de vida común y dispuestos a ir a donde se les enviase. Cuidó asimismo de la educación de la juventud​ y fundó el Colegio Helvético para suizos católicos; el Colegio Borromeo en Pavía; el Colegio de Nobles de Milán; la Universidad de Brera, confiada a los jesuitas, etc.
    En el aspecto social, creó obras de beneficencia y de rehabilitación: asilo de arrepentidas, orfanatos, asilos nocturnos, etc.
    Hay un acontecimiento célebre en la vida de Carlos que define la abnegación y sentido de responsabilidad de su cargo: la llamada peste de san Carlos. Cuando el 11 de agosto de 1576 hacía su entrada solemne en Milán Juan de Austria, gobernador de los Países Bajos, que marchaba camino de Flandes, estalló la espantosa noticia de que había peste en la ciudad. Aquel mismo día prosiguió el gobernador su viaje y los milaneses comenzaron a aprestarse para luchar contra el terrible enemigo. Borromeo, que se encontraba fuera de la ciudad, al saber la noticia aceleró la vuelta para tomar las medidas oportunas. Los lazaretos rebosaban ya de apestados, a los que faltaban no solo los auxilios materiales, sino también los espirituales. El arzobispo de Milán, para contrarrestar la peste, hizo pedir limosna por la ciudad y de su patrimonio vendió los objetos preciosos que le quedaban.
    No despreció el peligro de contagio y ordenó un triduo de oraciones públicas y procesiones. En estas sólo podían ir adultos en fila de uno y a tres metros de distancia unos de otros​. La peste siguió en aumento durante el otoño y todo el año siguiente de 1577. Hasta el 20 de enero de 1578 no se declaró su extinción. Por su extraordinaria conducta durante la peste, aquella dura prueba se denominó la peste de san Carlos.
    Agotado prematuramente por su trabajo cayó gravemente enfermo, llegó a Milán el 2 de noviembre de 1584, y al anochecer del día siguiente entregó su alma a Dios. «Una lumbrera de Israel se ha extinguido», exclamó Gregorio XIII al recibir la noticia de su muerte.
    En 1604 se envió su causa a la Congregación de Ritos, la cual culminó con su canonizado, el 1 de noviembre de 1610, por el papa Paulo V, mediante la bula Unigenitus. La Iglesia católica celebra su fiesta el 4 de noviembre.
    Su cuerpo se conserva incorrupto en la cripta de la catedral de Milán, encerrado en una soberbia caja de plata, regalo de Felipe IV de España. Una reliquia importante, su corazón, se venera en la Iglesia de San Carlos y San Ambrosio de Roma.
    Este texto ‎ha sido traducido, con permiso del autor, de la página www.traditionalcatholic.co
    Agradecemos su gentileza por permitirnos usar material de su autoría.
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