Lección 342 Dejo que el perdón descanse sobre todas las cosas, pues de ese modo es como se me concederá a mí.
Comentario de Sarah:
Vivimos en un mundo que no es real. Es un sueño al que hemos dotado de significado. Ahora se nos han dado “los medios para comprobar su irrealidad” (L.342.1.3), pero depende de nosotros. “La llave está en mi mano. . .” (L.342.1.4) Depende de mí retirar el significado que le he otorgado al mundo. Nadie lo hará por mí. No puedo pedirle a Jesús que me quite el miedo, el dolor y el sufrimiento porque lo he hecho yo. Él nos llama desde fuera del sueño para venir a donde él está. Tengo que ser yo quien identifique mis juicios, asumir la total responsabilidad de los mismos, reconocer que soy yo quien los elige y estar dispuesto a soltarlos. Tengo que estar dispuesto a soltar mi inversión en mi historia. Tengo que estar dispuesto a renunciar a mis apegos, mis valores y mis creencias. Tengo que estar dispuesto a perdonar mis percepciones erróneas de mí mismo, de los demás y del mundo. Nadie va a venir a salvarme.
“El perdón es la llave de la felicidad.” (L.121) “¿Y de qué otra manera puede uno disipar las ilusiones, excepto examinándolas directamente sin protegerlas? No tengas miedo, por lo tanto, pues lo que estarás viendo es la fuente del miedo, y estás comenzando a darte cuenta de que el miedo no es real.” (T.11.V.2.2-3) (ACIM OE T.10.VI.40) “No tengas miedo de mirar al miedo, pues no puede ser visto. La claridad, por definición, desvanece la confusión, y cuando se mira a la obscuridad a través de la luz, ésta no puede por menos que disiparla.” (T.11.V.2.8-9) (ACIM OE T.10.VI.41) Así, la curación no es diferente de un milagro, del perdón o de la Expiación. Se trata de liberar la culpa, y la manera de hacerlo es mirar todo lo que hemos puesto en el camino del amor que somos y que está ahí todo el tiempo. Lo interesante es que no estamos seriamente perturbados por ser infelices. Nuestro deseo es, sobre todo, tener razón en nuestra forma de ver las cosas. Le damos mucho valor a nuestra visión del mundo y nos aferramos tenazmente a ella. Escuchar con una mente abierta y asimilar lo que Jesús nos dice significa que todo lo que pensamos y creemos está equivocado. ¡No es de extrañar que tengamos resistencia! Jesús dice que es realmente aterrador para nosotros concebir el hecho de que “no sé lo que soy, por lo tanto, no sé lo que estoy haciendo, dónde me encuentro, ni cómo considerar al mundo o a mí mismo.” (T.31.V.17.7) (ACIM OE T.31.V.60) Estamos equivocados en todo lo que creemos, incluso en lo que creemos que somos. Esto amenaza todo lo que actualmente tenemos como verdadero y crea mucha resistencia en la mente. Hemos determinado la realidad y creemos que estamos en lo cierto en la forma en que percibimos las cosas.
En última instancia, no queremos vernos como responsables de nuestra condición. Preferimos vernos como una víctima de las circunstancias sobre las que no tenemos ningún control. Después de todo, no pedimos nacer... ¿o sí? Justificamos nuestra ira y frustración, señalando con el dedo a los demás. "Si no fuera por ellos", afirmamos, "sería feliz". Esta es la razón por la que, en un nivel más profundo, queremos sufrir y queremos ser traicionados para poder responsabilizar a otro. Preferimos sufrir para asegurarnos de que otro es responsable, y por tanto culpable, de nuestra condición. Parece que vale la pena pagar el precio del sufrimiento para tener razón y deleitarse secretamente con su culpa. Pueden ser los padres, los maestros, los ministros, los amigos que nos han traicionado o cualquier número de personas que percibimos fuera de la mente a las que consideramos responsables. Queremos tener la razón porque así no tenemos que mirar el hecho de que elegimos la separación y el especialismo, que es la verdadera causa de todo nuestro dolor debido a la elección que hicimos en favor del ego. Aceptamos el mito de que robamos nuestra existencia a Dios y lo matamos, y con el horror de esa creencia en la mente, elegimos escapar al cuerpo y al mundo. Es un lugar donde el ego nos dice que podemos escondernos de Dios y escapar de Su ira. No es un pensamiento consciente, pero en el fondo sentimos que hemos hecho algo terriblemente malo aunque no sepamos qué es. En el fondo, creemos que somos malos, pero Jesús nos insta a aceptar nuestra inocencia porque nunca hemos hecho nada malo. Todo esto no es más que un mal sueño que estamos teniendo. Al mostrarnos cómo y por qué lo hemos inventado, nos invita a ver que no es real; pero nos resistimos porque para nosotros retirar nuestra creencia en el ego es retirar nuestra inversión en nuestro yo separado y en el mundo. Nos aferramos porque pensamos que todavía hay algún valor en el mundo y en los ídolos que todavía queremos perseguir en la creencia de que nos harán felices. Perdonar es dejar ir nuestro pensamiento erróneo. Es soltar la creencia de que está ocurriendo algo real que es la causa de nuestro dolor. “El perdón reconoce que lo que pensaste que tu hermano te había hecho en realidad nunca ocurrió.” (L.PII.P1.¿Qué es el perdón?1.1) Sin embargo, esto sólo puede tener sentido si el mundo es ilusorio. A nosotros nos parece que se ha producido un daño real, pero Jesús nos asegura que no ha ocurrido nada real porque es sólo un sueño. Ahora se nos invita a mirar todo lo que parece herirnos o molestarnos como una oportunidad de entregar nuestros juicios para ser transformados por el milagro. “[El milagro] Simplemente contempla la devastación y le recuerda a la mente que lo que ve es falso.” (L.PII.P13.¿Qué es un milagro?1.3) La felicidad que ya está en nosotros sólo puede conocerse cuando estamos dispuestos a dejar de lado nuestras historias, lo que significa dejar de tener razón sobre cómo vemos las cosas. Cuando alguien dice o hace algo que parece quitarme la paz, tengo que reconocer que la paz es una condición en mí y que nadie puede quitármela. Sólo yo puedo elegir desechar mi paz ante una situación desafiante. En cambio, puedo acudir al Espíritu Santo para que me ayude a retirar la culpa de que alguien me quite la paz. El Espíritu Santo me recuerda la inocencia de mi hermano para que yo pueda reconocer la mía. ¿Estoy dispuesto a ver esto? Esta Lección nos recuerda que lo que damos, lo recibimos.
Continuación Reflexión L342... Recientemente vi una película sobre la vida de Nelson Mandela llamada, Long Walk to Freedom (Un Largo Camino Hacia La Libertad). Es un ejemplo tan hermoso de perdón, amor y reconciliación frente a circunstancias terribles. Pasó 27 años en la cárcel. Mientras veía la película, me di cuenta de cómo cada uno desempeñó su papel a la perfección para permitir la reconciliación y el perdón. La influencia de Mandela se basó totalmente en su ejemplo de gracia y perdón. Pensé en mi día y en los disgustos que hice realidad. La película me recordó el mensaje que nos enseña Jesús: que estamos aquí para ser una demostración del amor que somos. Todo ataque es una llamada al perdón y a la paz. Si vemos el ataque de otra manera, lo estamos usando como una justificación para la ira. Jesús vio su crucifixión como una justificación para el perdón, al igual que Nelson Mandela. Son hermosos símbolos para nosotros de lo que es posible en nuestras propias vidas. “Mas en el instante en que te despiertas te das cuenta de que todo lo que parecía ocurrir en el sueño en realidad no había ocurrido.” (T.10. I.2.4) (ACIM OE T.9.VIII.65)
Por nosotros mismos, no sabemos cómo responder a ninguna situación. Cuando creemos que lo sabemos, estamos recurriendo al ego como nuestro maestro. Jesús nos pide que renunciemos a ser nuestro propio maestro, que reconozcamos que no sabemos, que demos un paso atrás y nos dirijamos al Espíritu Santo en cada situación. Eso es lo que quiere decir cuando nos pide que no tomemos decisiones por nosotros mismos. Por nuestra cuenta, siempre nos equivocaremos. El ego habla primero, lo que significa que nuestro primer pensamiento sobre cómo responder en cualquier situación está impulsado por el ego. Cuando pedimos ver de otra manera, damos espacio a la guía. Esto requiere que estemos dispuestos a soltar nuestro camino y estar abiertos a recibir una nueva percepción. “Aprender de Cristo es fácil, pues percibir con Él no entraña ningún esfuerzo. Sus percepciones son tu conciencia natural, y lo único que te fatiga son las distorsiones que introduces en ésta.” (T.11.VI.3.7-8) (ACIM OE T.10.VII.61) Descubro que para que llegue la guía debo tomarme el tiempo de alejarme de una situación difícil en lugar de reaccionar ante ella. Cuando me tomo el tiempo para estar quieta y no hacer nada, la respuesta siempre llega; y la respuesta siempre es dejar de lado mi camino. Entonces me llega una visión que no habría existido si hubiera confiado en mi propio pensamiento. La vida se vive entonces en un estado de inspiración, en lugar de intentar resolver las cosas por mí misma. Cuando me desentiendo de mis interpretaciones y juicios, se despejan los canales para que llegue Su Amor.
Cada vez que estamos dispuestos a reconocer que toda nuestra sensación de carencia y privación es una elección que hacemos en nuestra propia mente y no es causada por nada fuera de la mente, elegimos con el Espíritu Santo en lugar del ego, y así, experimentamos más amor en nuestras vidas. Esto no depende de las cosas que suceden en nuestras circunstancias externas, como Nelson Mandela ilustró tan bellamente. La buena noticia es que si nuestra mente es la fuente de toda nuestra infelicidad, también lo es de toda nuestra felicidad. Todo está en nuestra mano para elegir. Tenemos tanto el sistema de pensamiento del ego como el sistema de pensamiento del Espíritu Santo en nosotros para elegir. El guión está escrito y es el que elegimos. Ahora, en cada situación y cada decisión que tomamos en nuestro guión, elegimos el Cielo o el infierno. Elegimos juzgar o extender amor. “Quiero perdonar todas las cosas y dejar que la creación sea tal como Tú quieres que sea y como es. Quiero recordar que soy Tu Hijo, y que cuando por fin abra las puertas, me olvide de las ilusiones ante la deslumbrante luz de la verdad, conforme Tu recuerdo retorna a mí.” (L.342.1.7-8)
📘 *LECCIÓN 342* *Dejo que el perdón descanse sobre todas las cosas, pues de ese modo es como se me concederá a mí.* 1. _Te doy gracias, Padre, por el plan que ideaste para salvarme del infierno que yo mismo fabriqué. No es real. Y me has proporcionado los medios para comprobar su irrealidad. Tengo la llave en mis manos, y he llegado hasta las puertas tras las cuales se halla el fin de los sueños. Me encuentro ante las puertas del Cielo, sin saber si debo entrar y estar en casa. Que hoy no siga indeciso. Que perdone todas las cosas y deje que la Creación sea tal como Tú quieres que sea y como es. Que recuerde que soy Tu Hijo, y que cuando por fin abra las puertas, me olvide de las ilusiones ante la deslumbrante luz de la verdad, conforme Tu recuerdo retorna a mí._ 2. Hermano, perdóname ahora. Vengo a llevarte a casa conmigo. Y según avanzamos, el mundo se une a nosotros en nuestro camino hacia Dios. ✨
📘 *13. ¿Qué es un milagro?* 1. Un milagro es una corrección. No crea ni cambia realmente nada en absoluto. Simplemente observa la devastación y le recuerda a la mente que lo que ve es falso. Corrige el error, mas no intenta ir más allá de la percepción ni exceder la función del perdón. Se mantiene, por lo tanto, dentro de los límites del tiempo. No obstante, allana el camino para el retorno de la intemporalidad y para el despertar del amor, pues el miedo no puede sino desvanecerse ante el benevolente remedio que el milagro trae consigo. 2. En el milagro reside el don de la gracia, pues se da y se recibe cual uno solo. Y así, nos da un ejemplo de lo que es la ley de la verdad, que el mundo no acata porque es totalmente incapaz de entenderla. El milagro invierte la percepción que antes estaba al revés y de esa manera pone fin a las extrañas distorsiones que manifestaba. Ahora la percepción se ha vuelto receptiva a la verdad. Ahora puede verse que el perdón está justificado. 3. El perdón es la morada de los milagros. Los ojos de Cristo se los ofrecen a todos los que Él contempla con misericordia y con amor. La percepción queda corregida ante Su vista, y aquello cuyo propósito era maldecir tiene ahora el de bendecir. Cada azucena de perdón le ofrece al mundo el silencioso milagro del amor. Y cada una de ellas se deposita ante la Palabra de Dios, en el Altar Universal al Creador y a la Creación, a la Luz de la perfecta pureza y de la dicha infinita. 4. Al principio el milagro se acepta mediante la fe, porque pedirlo implica que la mente está ahora lista para concebir aquello que no puede ver ni entender. No obstante, la fe convocará a sus testigos para demostrar que aquello en lo que se basa realmente existe. Y así, el milagro justificará tu fe en él y probará que esa fe descansaba sobre un mundo más real que el que antes veías: un mundo que ha sido redimido de lo que tú pensabas que se encontraba allí. 5. Los milagros son como gotas de lluvia regeneradora que caen del Cielo sobre un mundo árido y polvoriento, al cual criaturas hambrientas y sedientas vienen a morir. Ahora tienen agua. Ahora el mundo está lleno de verdor. Y por doquier brotan señales de vida para demostrar que lo que nace jamás puede morir, pues lo que tiene vida es inmortal. ✨
Lección 342
Dejo que el perdón descanse sobre todas las cosas,
pues de ese modo es como se me concederá a mí.
Comentario de Sarah:
Vivimos en un mundo que no es real. Es un sueño al que hemos dotado de significado. Ahora se nos han dado “los medios para comprobar su irrealidad” (L.342.1.3), pero depende de nosotros. “La llave está en mi mano. . .” (L.342.1.4) Depende de mí retirar el significado que le he otorgado al mundo. Nadie lo hará por mí. No puedo pedirle a Jesús que me quite el miedo, el dolor y el sufrimiento porque lo he hecho yo. Él nos llama desde fuera del sueño para venir a donde él está. Tengo que ser yo quien identifique mis juicios, asumir la total responsabilidad de los mismos, reconocer que soy yo quien los elige y estar dispuesto a soltarlos. Tengo que estar dispuesto a soltar mi inversión en mi historia. Tengo que estar dispuesto a renunciar a mis apegos, mis valores y mis creencias. Tengo que estar dispuesto a perdonar mis percepciones erróneas de mí mismo, de los demás y del mundo. Nadie va a venir a salvarme.
“El perdón es la llave de la felicidad.” (L.121) “¿Y de qué otra manera puede uno disipar las ilusiones, excepto examinándolas directamente sin protegerlas? No tengas miedo, por lo tanto, pues lo que estarás viendo es la fuente del miedo, y estás comenzando a darte cuenta de que el miedo no es real.” (T.11.V.2.2-3) (ACIM OE T.10.VI.40) “No tengas miedo de mirar al miedo, pues no puede ser visto. La claridad, por definición, desvanece la confusión, y cuando se mira a la obscuridad a través de la luz, ésta no puede por menos que disiparla.” (T.11.V.2.8-9) (ACIM OE T.10.VI.41) Así, la curación no es diferente de un milagro, del perdón o de la Expiación. Se trata de liberar la culpa, y la manera de hacerlo es mirar todo lo que hemos puesto en el camino del amor que somos y que está ahí todo el tiempo.
Lo interesante es que no estamos seriamente perturbados por ser infelices. Nuestro deseo es, sobre todo, tener razón en nuestra forma de ver las cosas. Le damos mucho valor a nuestra visión del mundo y nos aferramos tenazmente a ella. Escuchar con una mente abierta y asimilar lo que Jesús nos dice significa que todo lo que pensamos y creemos está equivocado. ¡No es de extrañar que tengamos resistencia! Jesús dice que es realmente aterrador para nosotros concebir el hecho de que “no sé lo que soy, por lo tanto, no sé lo que estoy haciendo, dónde me encuentro, ni cómo considerar al mundo o a mí mismo.” (T.31.V.17.7) (ACIM OE T.31.V.60) Estamos equivocados en todo lo que creemos, incluso en lo que creemos que somos. Esto amenaza todo lo que actualmente tenemos como verdadero y crea mucha resistencia en la mente. Hemos determinado la realidad y creemos que estamos en lo cierto en la forma en que percibimos las cosas.
En última instancia, no queremos vernos como responsables de nuestra condición. Preferimos vernos como una víctima de las circunstancias sobre las que no tenemos ningún control. Después de todo, no pedimos nacer... ¿o sí? Justificamos nuestra ira y frustración, señalando con el dedo a los demás. "Si no fuera por ellos", afirmamos, "sería feliz". Esta es la razón por la que, en un nivel más profundo, queremos sufrir y queremos ser traicionados para poder responsabilizar a otro. Preferimos sufrir para asegurarnos de que otro es responsable, y por tanto culpable, de nuestra condición. Parece que vale la pena pagar el precio del sufrimiento para tener razón y deleitarse secretamente con su culpa. Pueden ser los padres, los maestros, los ministros, los amigos que nos han traicionado o cualquier número de personas que percibimos fuera de la mente a las que consideramos responsables.
Queremos tener la razón porque así no tenemos que mirar el hecho de que elegimos la separación y el especialismo, que es la verdadera causa de todo nuestro dolor debido a la elección que hicimos en favor del ego. Aceptamos el mito de que robamos nuestra existencia a Dios y lo matamos, y con el horror de esa creencia en la mente, elegimos escapar al cuerpo y al mundo. Es un lugar donde el ego nos dice que podemos escondernos de Dios y escapar de Su ira. No es un pensamiento consciente, pero en el fondo sentimos que hemos hecho algo terriblemente malo aunque no sepamos qué es. En el fondo, creemos que somos malos, pero Jesús nos insta a aceptar nuestra inocencia porque nunca hemos hecho nada malo. Todo esto no es más que un mal sueño que estamos teniendo. Al mostrarnos cómo y por qué lo hemos inventado, nos invita a ver que no es real; pero nos resistimos porque para nosotros retirar nuestra creencia en el ego es retirar nuestra inversión en nuestro yo separado y en el mundo. Nos aferramos porque pensamos que todavía hay algún valor en el mundo y en los ídolos que todavía queremos perseguir en la creencia de que nos harán felices.
Perdonar es dejar ir nuestro pensamiento erróneo. Es soltar la creencia de que está ocurriendo algo real que es la causa de nuestro dolor. “El perdón reconoce que lo que pensaste que tu hermano te había hecho en realidad nunca ocurrió.” (L.PII.P1.¿Qué es el perdón?1.1) Sin embargo, esto sólo puede tener sentido si el mundo es ilusorio. A nosotros nos parece que se ha producido un daño real, pero Jesús nos asegura que no ha ocurrido nada real porque es sólo un sueño. Ahora se nos invita a mirar todo lo que parece herirnos o molestarnos como una oportunidad de entregar nuestros juicios para ser transformados por el milagro. “[El milagro] Simplemente contempla la devastación y le recuerda a la mente que lo que ve es falso.” (L.PII.P13.¿Qué es un milagro?1.3) La felicidad que ya está en nosotros sólo puede conocerse cuando estamos dispuestos a dejar de lado nuestras historias, lo que significa dejar de tener razón sobre cómo vemos las cosas.
Cuando alguien dice o hace algo que parece quitarme la paz, tengo que reconocer que la paz es una condición en mí y que nadie puede quitármela. Sólo yo puedo elegir desechar mi paz ante una situación desafiante. En cambio, puedo acudir al Espíritu Santo para que me ayude a retirar la culpa de que alguien me quite la paz. El Espíritu Santo me recuerda la inocencia de mi hermano para que yo pueda reconocer la mía. ¿Estoy dispuesto a ver esto? Esta Lección nos recuerda que lo que damos, lo recibimos.
Continúa...
Muchas gracias ❤
Gracias ✨
Graciassss Sarah ❤
Continuación Reflexión L342...
Recientemente vi una película sobre la vida de Nelson Mandela llamada, Long Walk to Freedom (Un Largo Camino Hacia La Libertad). Es un ejemplo tan hermoso de perdón, amor y reconciliación frente a circunstancias terribles. Pasó 27 años en la cárcel. Mientras veía la película, me di cuenta de cómo cada uno desempeñó su papel a la perfección para permitir la reconciliación y el perdón. La influencia de Mandela se basó totalmente en su ejemplo de gracia y perdón. Pensé en mi día y en los disgustos que hice realidad. La película me recordó el mensaje que nos enseña Jesús: que estamos aquí para ser una demostración del amor que somos. Todo ataque es una llamada al perdón y a la paz. Si vemos el ataque de otra manera, lo estamos usando como una justificación para la ira. Jesús vio su crucifixión como una justificación para el perdón, al igual que Nelson Mandela. Son hermosos símbolos para nosotros de lo que es posible en nuestras propias vidas. “Mas en el instante en que te despiertas te das cuenta de que todo lo que parecía ocurrir en el sueño en realidad no había ocurrido.” (T.10. I.2.4) (ACIM OE T.9.VIII.65)
Por nosotros mismos, no sabemos cómo responder a ninguna situación. Cuando creemos que lo sabemos, estamos recurriendo al ego como nuestro maestro. Jesús nos pide que renunciemos a ser nuestro propio maestro, que reconozcamos que no sabemos, que demos un paso atrás y nos dirijamos al Espíritu Santo en cada situación. Eso es lo que quiere decir cuando nos pide que no tomemos decisiones por nosotros mismos. Por nuestra cuenta, siempre nos equivocaremos. El ego habla primero, lo que significa que nuestro primer pensamiento sobre cómo responder en cualquier situación está impulsado por el ego. Cuando pedimos ver de otra manera, damos espacio a la guía. Esto requiere que estemos dispuestos a soltar nuestro camino y estar abiertos a recibir una nueva percepción. “Aprender de Cristo es fácil, pues percibir con Él no entraña ningún esfuerzo. Sus percepciones son tu conciencia natural, y lo único que te fatiga son las distorsiones que introduces en ésta.” (T.11.VI.3.7-8) (ACIM OE T.10.VII.61) Descubro que para que llegue la guía debo tomarme el tiempo de alejarme de una situación difícil en lugar de reaccionar ante ella. Cuando me tomo el tiempo para estar quieta y no hacer nada, la respuesta siempre llega; y la respuesta siempre es dejar de lado mi camino. Entonces me llega una visión que no habría existido si hubiera confiado en mi propio pensamiento. La vida se vive entonces en un estado de inspiración, en lugar de intentar resolver las cosas por mí misma. Cuando me desentiendo de mis interpretaciones y juicios, se despejan los canales para que llegue Su Amor.
Cada vez que estamos dispuestos a reconocer que toda nuestra sensación de carencia y privación es una elección que hacemos en nuestra propia mente y no es causada por nada fuera de la mente, elegimos con el Espíritu Santo en lugar del ego, y así, experimentamos más amor en nuestras vidas. Esto no depende de las cosas que suceden en nuestras circunstancias externas, como Nelson Mandela ilustró tan bellamente. La buena noticia es que si nuestra mente es la fuente de toda nuestra infelicidad, también lo es de toda nuestra felicidad. Todo está en nuestra mano para elegir. Tenemos tanto el sistema de pensamiento del ego como el sistema de pensamiento del Espíritu Santo en nosotros para elegir. El guión está escrito y es el que elegimos. Ahora, en cada situación y cada decisión que tomamos en nuestro guión, elegimos el Cielo o el infierno. Elegimos juzgar o extender amor.
“Quiero perdonar todas las cosas y dejar que la creación sea tal como Tú quieres que sea y como es. Quiero recordar que soy Tu Hijo, y que cuando por fin abra las puertas, me olvide de las ilusiones ante la deslumbrante luz de la verdad, conforme Tu recuerdo retorna a mí.” (L.342.1.7-8)
Amor y bendiciones, Sarah
huemmert@shaw.ca
La contundencia de estas últimas lecciones es muy reveladora, gracias por sumar para que calen más profundo
🤗♥️🙌🏼✨🕊️
Gracias por tu gran compromiso. 🙏🏻🕊🙏🏻
@@ReflexionesdeSarah A ustedes, que tanto nos aportan cada día. Bendiciones! 🙌🏼✨🤗
📘 *LECCIÓN 342*
*Dejo que el perdón descanse sobre todas las cosas, pues de ese modo es como se me concederá a mí.*
1. _Te doy gracias, Padre, por el plan que ideaste para salvarme del infierno que yo mismo fabriqué. No es real. Y me has proporcionado los medios para comprobar su irrealidad. Tengo la llave en mis manos, y he llegado hasta las puertas tras las cuales se halla el fin de los sueños. Me encuentro ante las puertas del Cielo, sin saber si debo entrar y estar en casa. Que hoy no siga indeciso. Que perdone todas las cosas y deje que la Creación sea tal como Tú quieres que sea y como es. Que recuerde que soy Tu Hijo, y que cuando por fin abra las puertas, me olvide de las ilusiones ante la deslumbrante luz de la verdad, conforme Tu recuerdo retorna a mí._
2. Hermano, perdóname ahora. Vengo a llevarte a casa conmigo. Y según avanzamos, el mundo se une a nosotros en nuestro camino hacia Dios.
✨
Gracias 💖
Amor y bendiciones 🤗✨
Gracias, gracias Ana. 🙏🏻🕊🙏🏻
📘 *13. ¿Qué es un milagro?*
1. Un milagro es una corrección. No crea ni cambia realmente nada en absoluto. Simplemente observa la devastación y le recuerda a la mente que lo que ve es falso. Corrige el error, mas no intenta ir más allá de la percepción ni exceder la función del perdón. Se mantiene, por lo tanto, dentro de los límites del tiempo. No obstante, allana el camino para el retorno de la intemporalidad y para el despertar del amor, pues el miedo no puede sino desvanecerse ante el benevolente remedio que el milagro trae consigo.
2. En el milagro reside el don de la gracia, pues se da y se recibe cual uno solo. Y así, nos da un ejemplo de lo que es la ley de la verdad, que el mundo no acata porque es totalmente incapaz de entenderla. El milagro invierte la percepción que antes estaba al revés y de esa manera pone fin a las extrañas distorsiones que manifestaba. Ahora la percepción se ha vuelto receptiva a la verdad. Ahora puede verse que el perdón está justificado.
3. El perdón es la morada de los milagros. Los ojos de Cristo se los ofrecen a todos los que Él contempla con misericordia y con amor. La percepción queda corregida ante Su vista, y aquello cuyo propósito era maldecir tiene ahora el de bendecir. Cada azucena de perdón le ofrece al mundo el silencioso milagro del amor. Y cada una de ellas se deposita ante la Palabra de Dios, en el Altar Universal al Creador y a la Creación, a la Luz de la perfecta pureza y de la dicha infinita.
4. Al principio el milagro se acepta mediante la fe, porque pedirlo implica que la mente está ahora lista para concebir aquello que no puede ver ni entender. No obstante, la fe convocará a sus testigos para demostrar que aquello en lo que se basa realmente existe. Y así, el milagro justificará tu fe en él y probará que esa fe descansaba sobre un mundo más real que el que antes veías: un mundo que ha sido redimido de lo que tú pensabas que se encontraba allí.
5. Los milagros son como gotas de lluvia regeneradora que caen del Cielo sobre un mundo árido y polvoriento, al cual criaturas hambrientas y sedientas vienen a morir. Ahora tienen agua. Ahora el mundo está lleno de verdor. Y por doquier brotan señales de vida para demostrar que lo que nace jamás puede morir, pues lo que tiene vida es inmortal.
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Muchas gracias por hacer que estas enseñanzas estén disponibles! Quería consultar si es posible acceder a los originales en inglés?
Gracias a ti por acompañarnos. Puedes encontrar las lecciones escritas en inglés en la página www.jcim.net
Bendiciones. 🙏🏻🕊🙏🏻