Video-montaje de fragmentos del pregón de Semana Santa del año 2001 por Carlos Herrera Cruset. Visitar la página de la hermandad del autor: santoentierroma...
Es un grandisimo periodista.. hizo un pregón excelente, con su tono de voz se sabía que este pregón iba a ser cuanto menos, bien recitado.. Hay momentos en los que habla.. cuenta.. te dice como es su Semana Santa, su Sevilla.. Se echa de menos pregones como el suyo, y no tanto pregón con miras políticas o vivencias personales.. Carlos, chapó!! Reflejaste lo que muchos sevillanos sienten y no tienen la oportunidad de contar.. muy grande Sr. Herrera!!
¿Cómo no voy a acordarme del día en que volví a verte, después de tantos años, siendo yo un adolescente?. No creas, mi amor, que esas cosas se olvidan. Lucías tú una clara mañana de verano, de amaneceres que no mienten, de esas mañanas de luces blandas que te hacen gloriosa. La luz se había levantado a eso de las seis. Recién habías despertado y en tu rostro encalado se dibujaba la dulzura de los cuerpos tibios. Yo vestía de blanco, tenía veintiséis años menos y el corazón a medio escribir. Ni siquiera podía imaginar que algún día fueras a fijarte en un muchacho que se presentaba ante ti con una maleta, tres tebeos y el rostro atontado por una larga noche de tren, siempre el tren. Creí, al verte, que el nuestro estaba condenado a ser eternamente un amor de perfil, porque no me sentía con fuerzas de aguantarte la mirada, ese dulce tiroteo de tus ojos. Sólo tenía una vergüenza apocada y un viento que me la esparcía por toda el alma. ¡Hubiera querido decirte tantas cosas!. Que llevaba años deseándote, que por qué haber esperado tanto, que ya iba siendo hora, amor, de darnos lo soñado, que vendería mis años al peso, por uno solo de tus suspiros, que... pero solo me salieron arrullos de mansedumbre. Si acaso, adornados por aquellos vencejos que se empeñaban en hacer jeroglíficos en el cielo, pero poco más. Empezaba entonces nuestra historia pequeña, la que sabemos tú y yo. "Pasa, hay sitio" y pasé. Me acomodé en uno de tus rincones en los que la vida transcurre lenta, a velocidad de óleo, dispuesto a rondarte cada noche desde las tinieblas de cualquier bocacalle. Me propuse quererte desde la fiebre que me consumía, desde el grueso de la muchedumbre que te ama, desde el silencio atronador de mis pulsos, desde la lágrima y el sobresalto. Y así fuimos creciendo, tú en tus cosas y yo... también en las tuyas. Iba a diario a ver el árbol de hojas lentas por el que se te muere la tarde, a mojar mis dedos en el agua bendita con la que te santiguas, a cargarme como tú con el aroma de las horas, a beberme la sal de tu llanto, a mecerme al cobijo de ese viento tuyo que arrastra su calderilla de hojas como quien descorre una cortina. Soñaba con tomarte de la cintura y pasearte a la antigua, con el paso pegajoso de los veranos; soñaba con acariciarte esos labios con los que modulas el almíbar de tu acento; soñaba la aurora de tu mirada mientras se desdibujaba el día tras la ventana de las cosas. Iba a encontrarte en el fondo de los ojos de La Candelaria. Soñaba, mi amor, con presentarte a mis padres, y a mis amigos, y al mundo entero. Y después echar a correr gritando tu nombre por los callejones de la memoria. Fue entonces cuando supe que había nacido a ti. Que ya nada tendría sentido sin ti. Que solo con el favor de una mirada yo podría construir todo un búcaro de rosas. Que de golpe desaparecía tanto polvo acumulado en los labios. Me besaste discreta y quedamente una de esas noches en las que el amor se te hace grande y ya tengo desde entonces el corazón vestido de festejo mientras se van desprendiendo, uno a uno, todos mis pétalos de ceniza Hoy, mi amor, tras los años, tenemos tantos golpes que ya ni de pie cabremos en la muerte. A veces pienso, como dijo el poeta, que solo nos falta la miseria para ser invencibles. Sin embargo, sigo amándote con la misma imprudencia de siempre, como si fueres solo mía, como si nadie más pudiera amarte con la furia de los tímidos o la impericia de los adolescentes. Sigo abrigando una tortuosa senda de sentires que me lleva, inevitablemente, ante ti. Y ante ti estoy, al igual que aquél otro día en el que el soplo de tu gracia golpeó mi rostro adormecido. He vuelto para quererte y para decírtelo pausadamente, masticando cada palabra y cada verso: Soy, mi amor, lo que queda de un abrazo El vaivén de tibias manos en la cuna Ese gozo que cabe en tu regazo Cuando un niño está rezándole a la luna. Soy un hombre feliz porque te amo Porque espero que tu entraña se entreabra E ir sembrando, quedamente, tramo a tramo Tanto amor recriado en mi palabra No me mueve más la risa que el lamento Ni a ti la multitud. Una cuadrilla Te es bastante, te sobra, te da aliento Soy la sombra, tú la luz, eres Sevilla
Me suena haber visto algún año la Semaa Santa de Sevilla retransmitida por TVE en la Madrugá. Casi seguro que esas imágenes son de ahí. Otra opción es que sean del Documental de Manuel Gutierrez Aragón, que tambien tiene imágenes tomadas desde arriba, con las filas de Nazarenos.
SE NOTA QUE ESTE HOMBRE LO QUE DICE NO LO PREGONA LO SIENTE POR LOS CUATRO COSTAOS NO HE ESCUCHADO PREGON MAS IMPRESIONANTE QUE ESTE IMPRESIONANTES PALABRAS DICHAS POR UNA BRUTAL VOZ
Es un grandisimo periodista.. hizo un pregón excelente, con su tono de voz se sabía que este pregón iba a ser cuanto menos, bien recitado..
Hay momentos en los que habla.. cuenta.. te dice como es su Semana Santa, su Sevilla..
Se echa de menos pregones como el suyo, y no tanto pregón con miras políticas o vivencias personales..
Carlos, chapó!! Reflejaste lo que muchos sevillanos sienten y no tienen la oportunidad de contar.. muy grande Sr. Herrera!!
espectacular !!cuanta belleza en unas palabras!!!! !!viva dios!! viva la fe en el y la belleza de la semana santa de andalucia.
solo eso se logra teniendo esa gran pasion
saludos gran sevilla desde guanajuato mexico
No puedo evitar ver esto y llorar.... es superior a mi... las imagenes... su voz... sus palabras... Y ELLA, LA ESPERANZA.
Estoy esperando con ansias los vídeos que nos vas a preparar este año......
Enhorabuena.
para mi, el mejor pregon de la semana santa de sevilla en los años que tengo uso de razon
Y en Triana su esperanza.... Me ha emocionado la parte de mi reina de triana marinera! Que grande es Sevilla y que grande es Triana !
¿Cómo no voy a acordarme del día en que volví a verte, después de tantos años, siendo yo un adolescente?. No creas, mi amor, que esas cosas se olvidan. Lucías tú una clara mañana de verano, de amaneceres que no mienten, de esas mañanas de luces blandas que te hacen gloriosa. La luz se había levantado a eso de las seis. Recién habías despertado y en tu rostro encalado se dibujaba la dulzura de los cuerpos tibios. Yo vestía de blanco, tenía veintiséis años menos y el corazón a medio escribir. Ni siquiera podía imaginar que algún día fueras a fijarte en un muchacho que se presentaba ante ti con una maleta, tres tebeos y el rostro atontado por una larga noche de tren, siempre el tren.
Creí, al verte, que el nuestro estaba condenado a ser eternamente un amor de perfil, porque no me sentía con fuerzas de aguantarte la mirada, ese dulce tiroteo de tus ojos. Sólo tenía una vergüenza apocada y un viento que me la esparcía por toda el alma. ¡Hubiera querido decirte tantas cosas!. Que llevaba años deseándote, que por qué haber esperado tanto, que ya iba siendo hora, amor, de darnos lo soñado, que vendería mis años al peso, por uno solo de tus suspiros, que... pero solo me salieron arrullos de mansedumbre. Si acaso, adornados por aquellos vencejos que se empeñaban en hacer jeroglíficos en el cielo, pero poco más.
Empezaba entonces nuestra historia pequeña, la que sabemos tú y yo. "Pasa, hay sitio" y pasé. Me acomodé en uno de tus rincones en los que la vida transcurre lenta, a velocidad de óleo, dispuesto a rondarte cada noche desde las tinieblas de cualquier bocacalle. Me propuse quererte desde la fiebre que me consumía, desde el grueso de la muchedumbre que te ama, desde el silencio atronador de mis pulsos, desde la lágrima y el sobresalto. Y así fuimos creciendo, tú en tus cosas y yo... también en las tuyas.
Iba a diario a ver el árbol de hojas lentas por el que se te muere la tarde, a mojar mis dedos en el agua bendita con la que te santiguas, a cargarme como tú con el aroma de las horas, a beberme la sal de tu llanto, a mecerme al cobijo de ese viento tuyo que arrastra su calderilla de hojas como quien descorre una cortina. Soñaba con tomarte de la cintura y pasearte a la antigua, con el paso pegajoso de los veranos; soñaba con acariciarte esos labios con los que modulas el almíbar de tu acento; soñaba la aurora de tu mirada mientras se desdibujaba el día tras la ventana de las cosas. Iba a encontrarte en el fondo de los ojos de La Candelaria. Soñaba, mi amor, con presentarte a mis padres, y a mis amigos, y al mundo entero. Y después echar a correr gritando tu nombre por los callejones de la memoria.
Fue entonces cuando supe que había nacido a ti. Que ya nada tendría sentido sin ti. Que solo con el favor de una mirada yo podría construir todo un búcaro de rosas. Que de golpe desaparecía tanto polvo acumulado en los labios.
Me besaste discreta y quedamente una de esas noches en las que el amor se te hace grande y ya tengo desde entonces el corazón vestido de festejo mientras se van desprendiendo, uno a uno, todos mis pétalos de ceniza
Hoy, mi amor, tras los años, tenemos tantos golpes que ya ni de pie cabremos en la muerte. A veces pienso, como dijo el poeta, que solo nos falta la miseria para ser invencibles. Sin embargo, sigo amándote con la misma imprudencia de siempre, como si fueres solo mía, como si nadie más pudiera amarte con la furia de los tímidos o la impericia de los adolescentes. Sigo abrigando una tortuosa senda de sentires que me lleva, inevitablemente, ante ti. Y ante ti estoy, al igual que aquél otro día en el que el soplo de tu gracia golpeó mi rostro adormecido. He vuelto para quererte y para decírtelo pausadamente, masticando cada palabra y cada verso:
Soy, mi amor, lo que queda de un abrazo
El vaivén de tibias manos en la cuna
Ese gozo que cabe en tu regazo
Cuando un niño está rezándole a la luna.
Soy un hombre feliz porque te amo
Porque espero que tu entraña se entreabra
E ir sembrando, quedamente, tramo a tramo
Tanto amor recriado en mi palabra
No me mueve más la risa que el lamento
Ni a ti la multitud. Una cuadrilla
Te es bastante, te sobra, te da aliento
Soy la sombra, tú la luz, eres Sevilla
Para mi uno de los mejores pregones!
impresionante
asi es la semana santa de sevilla
Qué cosa más bonita👏👏👏👏👏
las imagenes del prinicipio es de , Andalucia es de Cine, ademas lo pone en la parte inferior izquierda de la imagen, en el icono.
bello.
QUE BIEN HABLA ESTE HOMBRE¡¡¡¡
sabe alguien cual es la musica ke suena de fondo??
Muy bueno.
Cual es la canción de fondo? alguien me lo podría decir por favor ?
th-cam.com/video/izQsgE0L450/w-d-xo.html
Salva siempre a SEVILLA señor del GRAN PODER
La música que suena de fondo como se llama?
th-cam.com/video/izQsgE0L450/w-d-xo.html
Me suena haber visto algún año la Semaa Santa de Sevilla retransmitida por TVE en la Madrugá. Casi seguro que esas imágenes son de ahí.
Otra opción es que sean del Documental de Manuel Gutierrez Aragón, que tambien tiene imágenes tomadas desde arriba, con las filas de Nazarenos.
SE NOTA QUE ESTE HOMBRE LO QUE DICE NO LO PREGONA LO SIENTE POR LOS CUATRO COSTAOS NO HE ESCUCHADO PREGON MAS IMPRESIONANTE QUE ESTE IMPRESIONANTES PALABRAS DICHAS POR UNA BRUTAL VOZ
Impresionante
Qué maravilla
que maravilla
eres Dios o eres madera?
pffffffffffffff increible
Adagio for strings- Samuel Barber
Macarena y Sevilla por siempre unidas.. porqe Sevilla es Macarena .. y Macarena es Sevilla..
Es Sevilla... nada mas que decir
Carlos Herrera Crusset - Narrador - Semana Santa Sevilla -