Lección 349 Hoy dejo que la visión de Cristo contemple Todas las cosas por mí y que, en lugar de juzgarlas, le conceda a cada una, un milagro de amor.
Comentario de Sarah: Podemos decidir que lo que vemos no es de nuestro agrado, no es lo que esperábamos y no es lo que queríamos, o podemos soltar nuestros juicios sobre cómo debería ser la situación y permitir que el milagro reemplace todos los resentimientos. ¿Por qué estás disgustado hoy? Cada día parece traer disgustos, algunos aparentemente más grandes que otros a nuestro juicio, aunque todos son iguales. Jesús nos dice que no hay orden de dificultad en la ilusión. Ningún problema es mayor que otro. Todos pueden verse como irreales. Todas las ilusiones son iguales. Algunas no son más grandes o más difíciles que otras. Todas las ilusiones pueden resolverse de la misma manera, pues no hay orden de dificultad en el milagro. “No hay ninguno que sea más "difícil" o más "grande" que otro. Todos son iguales. Todas las expresiones de amor son máximas.” (T.1.I.1.2-4) (ACIM OE T.1.I.1) No puedes sentirte herido cuando no te aferras a constructos sobre cómo deben ser las cosas para que tengas paz. Cuando definimos lo que queremos como "bueno" y nos enfadamos con lo que definimos como "malo", nos resistimos a "lo que es". Hoy rompí unos huevos cuando se me resbalaron de las manos y se estrellaron contra el suelo; creando un desastre bastante resbaladizo. La tentación era enfadarme creyendo que esto no debería haber ocurrido. O podría juzgarme inmediatamente o sentirme víctima de la situación. "¿Por qué siempre me pasa esto a mí?". O, "¡Debería haberlo sabido! " O, "¿Cómo he podido ser tan torpe?". Alternativamente, existe la tentación de culpar a otra persona. "Si no me hubieras molestado, esto no habría pasado". "Si hubieras cerrado bien el cartón, los huevos no se habrían caído".
Esta es la voz del ego que tiene mucho que decir sobre cada dificultad que encontramos, y pasamos gran parte del día escuchando su estridente voz. Siempre habla primero. Siempre juzga la situación, se queja y nos castiga a nosotros o a los demás, y luego nos preguntamos por qué no estamos en paz. Cuando no aceptamos la perspectiva del ego sobre la situación, tomamos cualquier acción que sea necesaria desde un lugar de paz. Lo vemos como un acontecimiento neutral. Cuando ponemos nuestra propia interpretación en un acontecimiento neutro, reaccionamos en consecuencia. Todas nuestras interpretaciones se basan en nuestro deseo de juzgar la realidad. Nuestras percepciones son lo que consideramos la verdad. Una vez que admitimos que no sabemos para qué sirve nada y que ninguna de nuestras interpretaciones es correcta, nos volvemos dispuestos a escuchar la interpretación del Espíritu Santo.
Jesús dice: “Decirte que no juzgues lo que no entiendes es ciertamente un buen consejo.” (T.12.I.5.1) (ACIM OE T.11.II.5) Podemos sentirnos insultados, cuando nos dicen que no entendemos cuando creemos que sí. Pensamos que nuestras percepciones son correctas. Sin embargo, Jesús nos pregunta si preferimos tener razón sobre nuestros juicios o escucharle y ser felices. La mayoría de las veces elegimos tener razón sobre nuestra manera de ver las cosas, y en el proceso, desechamos la paz y la alegría que están constantemente a nuestra disposición. Es claramente una locura renunciar a lo que nos aporta felicidad, pero lo hacemos porque así es como nos aferramos al yo personal. Como pregunta Byron Katie: "¿Quién serías sin ese pensamiento?". Esto nos asusta, ya que nos hemos pasado la vida definiendo el yo que creemos que somos. ¿Quiénes seríamos sin las muchas definiciones que tenemos de nosotros mismos? ¿Y si abandonamos la trágica historia a la que nos aferramos? ¿Y si abandonáramos la creencia de que los acontecimientos del pasado nos han definido? Valoramos el concepto que tenemos de nosotros mismos y utilizamos diversas estrategias para obtener lo que queremos de los demás. Nuestro miedo al Amor de Dios es nuestro miedo a perder ese yo que nos hemos hecho y que valoramos. Es un yo que intenta ser bueno, pero si hay bien, también tiene que haber mal; y es el mal que juzgamos en los demás, mientras intentamos desesperadamente aferrarnos a lo que creemos que es bueno de nosotros mismos. El juicio que proyectamos en los demás es la sombra que intentamos mantener oculta de nosotros mismos. Sin embargo, si queremos conocer el Ser, debemos ser conscientes de ello y entregárselo al Espíritu Santo para que lo deshaga.
Lo que se requiere es que veamos cada situación y evento en nuestras vidas como instructivo y útil para sanar nuestras percepciones erróneas de cómo nos hemos definido a nosotros mismos y cómo hemos defendido la falsa imagen que hemos creado. Todo ha surgido de nuestro sistema de pensamiento equivocado de pecado, culpa y miedo. Hemos abrazado este sistema de pensamiento en la creencia de que es más seguro ser una víctima de lo que otros nos han hecho en lugar de asumir la responsabilidad de todo en nuestras vidas. Ahora estamos llamados a ver que todo lo que sucede en nuestras vidas es un aula para deshacer este sistema de pensamiento equivocado. Nuestro pensamiento erróneo nos ha llevado al estado de separación en el que creemos que nos encontramos. No somos controlados por eventos externos a menos que les demos el poder de robarnos nuestra paz, ya sea que esos eventos sean huevos rotos o una relación rota. Es un pensamiento poderoso darse cuenta de que nada fuera de nosotros es la causa de nuestra pérdida de paz. Si no tenemos paz, es porque hemos elegido desecharla y poner la causa de nuestra falta de paz y alegría en acontecimientos y circunstancias fuera de nosotros.
No necesitamos seguir atados a las reacciones de nuestro ego. Podemos elegir liberarnos de los pensamientos que surgen. Cuando proyectamos la responsabilidad sobre nuestros hermanos por cómo nos sentimos, mantenemos la culpa en la mente. Cuando devolvemos a la mente los juicios que hemos proyectado sobre los demás, pueden ser sanados. ¿Por qué elegiríamos dejar que nuestros hermanos, cuyas malas acciones hemos juzgado como perjudiciales para nosotros, sean dejados en libertad? Lo hacemos porque es la única manera de liberarnos de nuestra propia prisión autoimpuesta. “Es esencial que te des cuenta de esto, pues, de lo contrario, no podrás escapar de la prisión que tú mismo has construido.” (T.3.VII.1.8) (ACIM OE T.3.IX.72) Al dar el perdón a nuestro hermano, recibimos el don que damos. “Así quiero liberar todas las cosas que veo, concediéndoles la libertad que busco.” (L.349.1.1) Hacerlo significa que debemos estar dispuestos a equivocarnos en nuestras percepciones y nuestros juicios.
Jesús dice que si queremos obedecer la ley del amor, debemos dar exactamente aquello que queremos para nosotros mismos. Si realmente aceptáramos el hecho de que con cada ataque a un hermano, sólo nos estamos haciendo daño a nosotros mismos, ¿elegiríamos juzgar y atacar? Debemos estar dispuestos a mirar nuestros juicios, nuestras expectativas y nuestros planes sobre cómo deberían ser las cosas y llevárselos al Espíritu Santo. Al liberar nuestras exigencias, liberamos también a nuestros hermanos. Así es como el amor se extiende a través de nosotros: no por lo que consideramos que es lo más amoroso, sino dejando espacio para que el amor que somos venga a través de nosotros. Esto sólo puede suceder cuando estamos dispuestos a mirar nuestros juicios y liberar los obstáculos al amor. Entonces el amor se extiende naturalmente a través de nosotros.
📘 *13. ¿Qué es un milagro?* 1. Un milagro es una corrección. 2No crea, ni cambia realmente nada en absoluto. 3Simplemente observa la devastación y le recuerda a la mente que lo que ve es falso. 4Corrige el error, mas no intenta ir más allá de la percepción ni exceder la función del perdón. 5Se mantiene, por lo tanto, dentro de los límites del tiempo. 6No obstante, allana el camino para el retorno de la intemporalidad y para el despertar del amor, pues el miedo no puede sino desvanecerse ante el benevolente remedio que el milagro trae consigo. 2. En el milagro reside el don de la gracia, pues se da y se recibe cual uno solo. 2Y así, nos da un ejemplo de lo que es la ley de la verdad, que el mundo no acata porque es totalmente incapaz de entenderla. 3El milagro invierte la percepción que antes estaba al revés y de esa manera pone fin a las extrañas distorsiones que manifestaba. 4Ahora la percepción se ha vuelto receptiva a la verdad. 5Ahora puede verse que el perdón está justificado. 3. El perdón es la morada de los milagros. 2Los ojos de Cristo se los ofrecen a todos los que Él contempla con misericordia y con amor. 3La percepción queda corregida ante Su vista, y aquello cuyo propósito era maldecir tiene ahora el de bendecir. 4Cada azucena de perdón le ofrece al mundo el silencioso milagro del amor. 5Y cada una de ellas se deposita ante la Palabra de Dios, en el Altar Universal al Creador y a la Creación, a la Luz de la perfecta pureza y de la dicha infinita. 4. Al principio el milagro se acepta mediante la fe, porque pedirlo implica que la mente está ahora lista para concebir aquello que no puede ver ni entender. 2No obstante, la fe convocará a sus testigos para demostrar que aquello en lo que se basa realmente existe. 3Y así, el milagro justificará tu fe en él y probará que esa fe descansaba sobre un mundo más real que el que antes veías: un mundo que ha sido redimido de lo que tú pensabas que se encontraba allí. 5. Los milagros son como gotas de lluvia regeneradora que caen del Cielo sobre un mundo árido y polvoriento, al cual criaturas hambrientas y sedientas vienen a morir. 2Ahora tienen agua. 3Ahora el mundo está lleno de verdor. 4Y por doquier brotan señales de vida para demostrar que lo que nace jamás puede morir, pues lo que tiene vida es inmortal. ✨ 📘 *LECCIÓN 349* *Hoy dejo que la visión de Cristo contemple todas las cosas por mí y que en lugar de juzgarlas, le conceda a cada una un milagro de amor.* 1. _Así he de liberar todas las cosas que veo, concediéndoles la libertad que busco. 2De esta manera obedezco la ley del amor, dando lo que quiero encontrar y hacer mío. 3Se me dará porque la he elegido como el regalo que quiero dar. 4Padre, Tus dones son míos. 5Cada regalo que acepto me concede un milagro que puedo dar. 6Y al dar tal como quiero recibir, comprendo que Tus milagros de curación me pertenecen._ 2. Nuestro Padre conoce nuestras necesidades, 2y nos da la gracia para satisfacerlas todas. 3Y así, confiamos en que nos enviará milagros para bendecir al mundo y sanar nuestras mentes según regresamos a Él. ✨
Continuación Reflexión L349... Ver con la visión de Cristo es reconocer que todos compartimos la misma naturaleza. Tenemos el mismo sistema de pensamiento del ego y compartimos el mismo Ser Crístico. La verdad está en la mente de todos, pero no todos son conscientes de esta verdad ni del poder de decisión en la mente para elegir de nuevo. El milagro es lo que deshace el sistema de pensamiento del ego para que la verdad de quiénes somos, y quién es nuestro hermano, pueda ser desvelada. Nuestras percepciones y juicios nos mantienen ciegos al reconocimiento del Cristo en todos nuestros hermanos. El milagro es la Corrección. No hace nada. “Lo único que hace es deshacer.” (T.28.I.1.2) (ACIM OE T.28.I.1) “Y de este modo, cancela la interferencia a lo que se ha hecho. No añade nada, sino que simplemente elimina.” (T.28.I.3-4) (ACIM OE T.28.I.1) Cuando la interferencia desaparece, se produce un "re-conocimiento" de lo que siempre hemos sabido pero hemos olvidado. Por lo tanto, no hay nada que buscar ni ningún camino que tomar. Ya somos lo que buscamos.
Cuando dejamos de juzgar, comparar y condenar y, en su lugar, aceptamos a todo el mundo plenamente, vemos el amor y la inocencia reflejados en todas partes; pero no podemos simplemente cubrir la ira y el juicio en la mente. No sirve de nada ser falsamente comprensivos, agradables y amables, o falsamente complacer a la gente cuando nuestros pensamientos no están alineados. En cambio, cuando miramos con honestidad y valentía los juicios de la mente, podemos perdonarlos. Pidamos con sinceridad la ayuda del Espíritu Santo para que pueda obrar el milagro. Ahora podemos unirnos con honestidad a las fuerzas de nuestros hermanos (verdadera empatía). Este proceso requiere valor porque estamos pasando del miedo al amor pero no vamos solos. Debemos estar dispuestos a mirar el odio hacia nosotros mismos y verlo por lo que es. Sólo si lo vemos y nos responsabilizamos de él podremos sanarlo.
Jesús reconoce nuestra inestabilidad en este camino cuando dice: “Tú que a veces estás triste y a veces enfadado; tú que a veces sientes que no se te da lo que te corresponde y que tus mejores esfuerzos se topan con falta de aprecio e incluso desprecio, ¡abandona esos pensamientos tan necios! Son demasiado nimios e insignificantes como para que sigan ocupando tu santa mente un solo instante más. El Juicio de Dios te espera para liberarte.” (M.15.3.1-3) (ACIM OE M.15.4) Él es gentil con nosotros, así que sé gentil contigo mismo. Juzgarte a ti mismo por tus pensamientos sentenciosos, iracundos y condenatorios no traerá sanación. Jesús te pide que mires tus pensamientos sin juzgarte a ti mismo. De lo contrario, cometes el mismo error que cuando juzgas a tu hermano. El juicio de Dios es que somos santos, que nunca hemos pecado y que somos inocentes para siempre.
No se trata de alcanzar nuevas creencias, sino de renunciar a las falsas creencias que ahora tenemos. Asumir nuevas creencias, aunque sean totalmente espirituales, es simplemente sustituir una perspectiva intelectual por un ego espiritual. La idea no es crear un yo mejor (ego), sino deshacer todos los conceptos. Es deshacer el yo personal, el "yo". Es aceptar la Expiación para nosotros mismos. Es renunciar a nuestros pensamientos privados que mantenemos ocultos y abrir todos los autoconceptos a la verdad para que podamos conocer el Ser que todos compartimos.
“El poder de decisión es la única libertad que te queda como prisionero de este mundo.” (T.12.VII.9.1) (ACIM OE T.11.VIII. 70) La decisión que tomamos hoy en cada encuentro es participar en la liberación o crucifixión de nuestros hermanos y, por tanto, de nosotros mismos. En otras palabras, en cada situación, podemos elegir el Cielo o el infierno. “Su poder de decisión es lo que determina cada situación en la que parece encontrarse, ya sea por casualidad o por coincidencia.” (T.21.II.3.3) (ACIM OE T.21.III.17) Por supuesto, sabemos que no hay accidentes en la salvación. “Cada vez que dos Hijos de Dios se encuentran, se les proporciona una nueva oportunidad para salvarse.” (T.8.III.4.6) (ACIM OE T.8.IV.19) “Nuestro Padre conoce nuestras necesidades, y nos concede la gracia para satisfacerlas todas. Y así, confiamos en que Él nos enviará milagros para bendecir al mundo y sanar nuestras mentes según regresamos a Él.” (L.349.2.1-3) Nuestra única necesidad es deshacer la elección equivocada por el yo separado. La curación siempre está disponible para nosotros, independientemente de las situaciones a las que nos enfrentemos hoy. Acoge esas situaciones y acontecimientos, ya que son nuestros maestros, mostrándonos lo que hay en la mente que necesita curación. En esa acogida, nos convertimos en aprendices felices. Amor y bendiciones, Sarah huemmert@shaw.ca
Está lección me permite identificar tantos juicios que pasan por mi mente y sin darme cuenta escondo y rechazo. Grandiosa la oportunidad de elegir ver el milagro por cada uno de ellos. Finalmente y con absoluta certeza me doy cuenta que debo aferrarme al Espíritu Santo para transitar por mi mente en error y deshacer lo que no es verdad. Bendiciones 💙🙏
De eso se trata el entrenamiento Marina! De identificarlos y estar dispuesta a entregarlos. Solo el 🕊 nos pide las ganas de entregarlos. A ofrecer milagros hoy. Bendiciones.
📘 *LECCIÓN 349* *Hoy dejo que la visión de Cristo contemple todas las cosas por mí y que en lugar de juzgarlas, le conceda a cada una un milagro de amor.* 1. _Así he de liberar todas las cosas que veo, concediéndoles la libertad que busco. 2De esta manera obedezco la ley del amor, dando lo que quiero encontrar y hacer mío. 3Se me dará porque la he elegido como el regalo que quiero dar. 4Padre, Tus dones son míos. 5Cada regalo que acepto me concede un milagro que puedo dar. 6Y al dar tal como quiero recibir, comprendo que Tus milagros de curación me pertenecen._ 2. Nuestro Padre conoce nuestras necesidades, 2y nos da la gracia para satisfacerlas todas. 3Y así, confiamos en que nos enviará milagros para bendecir al mundo y sanar nuestras mentes según regresamos a Él. ✨
Lección 349
Hoy dejo que la visión de Cristo contemple
Todas las cosas por mí y que, en lugar de juzgarlas,
le conceda a cada una, un milagro de amor.
Comentario de Sarah:
Podemos decidir que lo que vemos no es de nuestro agrado, no es lo que esperábamos y no es lo que queríamos, o podemos soltar nuestros juicios sobre cómo debería ser la situación y permitir que el milagro reemplace todos los resentimientos. ¿Por qué estás disgustado hoy? Cada día parece traer disgustos, algunos aparentemente más grandes que otros a nuestro juicio, aunque todos son iguales. Jesús nos dice que no hay orden de dificultad en la ilusión. Ningún problema es mayor que otro. Todos pueden verse como irreales. Todas las ilusiones son iguales. Algunas no son más grandes o más difíciles que otras. Todas las ilusiones pueden resolverse de la misma manera, pues no hay orden de dificultad en el milagro. “No hay ninguno que sea más "difícil" o más "grande" que otro. Todos son iguales. Todas las expresiones de amor son máximas.” (T.1.I.1.2-4) (ACIM OE T.1.I.1)
No puedes sentirte herido cuando no te aferras a constructos sobre cómo deben ser las cosas para que tengas paz. Cuando definimos lo que queremos como "bueno" y nos enfadamos con lo que definimos como "malo", nos resistimos a "lo que es". Hoy rompí unos huevos cuando se me resbalaron de las manos y se estrellaron contra el suelo; creando un desastre bastante resbaladizo. La tentación era enfadarme creyendo que esto no debería haber ocurrido. O podría juzgarme inmediatamente o sentirme víctima de la situación. "¿Por qué siempre me pasa esto a mí?". O, "¡Debería haberlo sabido! " O, "¿Cómo he podido ser tan torpe?". Alternativamente, existe la tentación de culpar a otra persona. "Si no me hubieras molestado, esto no habría pasado". "Si hubieras cerrado bien el cartón, los huevos no se habrían caído".
Esta es la voz del ego que tiene mucho que decir sobre cada dificultad que encontramos, y pasamos gran parte del día escuchando su estridente voz. Siempre habla primero. Siempre juzga la situación, se queja y nos castiga a nosotros o a los demás, y luego nos preguntamos por qué no estamos en paz. Cuando no aceptamos la perspectiva del ego sobre la situación, tomamos cualquier acción que sea necesaria desde un lugar de paz. Lo vemos como un acontecimiento neutral. Cuando ponemos nuestra propia interpretación en un acontecimiento neutro, reaccionamos en consecuencia. Todas nuestras interpretaciones se basan en nuestro deseo de juzgar la realidad. Nuestras percepciones son lo que consideramos la verdad. Una vez que admitimos que no sabemos para qué sirve nada y que ninguna de nuestras interpretaciones es correcta, nos volvemos dispuestos a escuchar la interpretación del Espíritu Santo.
Jesús dice: “Decirte que no juzgues lo que no entiendes es ciertamente un buen consejo.” (T.12.I.5.1) (ACIM OE T.11.II.5) Podemos sentirnos insultados, cuando nos dicen que no entendemos cuando creemos que sí. Pensamos que nuestras percepciones son correctas. Sin embargo, Jesús nos pregunta si preferimos tener razón sobre nuestros juicios o escucharle y ser felices. La mayoría de las veces elegimos tener razón sobre nuestra manera de ver las cosas, y en el proceso, desechamos la paz y la alegría que están constantemente a nuestra disposición. Es claramente una locura renunciar a lo que nos aporta felicidad, pero lo hacemos porque así es como nos aferramos al yo personal. Como pregunta Byron Katie: "¿Quién serías sin ese pensamiento?". Esto nos asusta, ya que nos hemos pasado la vida definiendo el yo que creemos que somos. ¿Quiénes seríamos sin las muchas definiciones que tenemos de nosotros mismos? ¿Y si abandonamos la trágica historia a la que nos aferramos? ¿Y si abandonáramos la creencia de que los acontecimientos del pasado nos han definido? Valoramos el concepto que tenemos de nosotros mismos y utilizamos diversas estrategias para obtener lo que queremos de los demás. Nuestro miedo al Amor de Dios es nuestro miedo a perder ese yo que nos hemos hecho y que valoramos. Es un yo que intenta ser bueno, pero si hay bien, también tiene que haber mal; y es el mal que juzgamos en los demás, mientras intentamos desesperadamente aferrarnos a lo que creemos que es bueno de nosotros mismos. El juicio que proyectamos en los demás es la sombra que intentamos mantener oculta de nosotros mismos. Sin embargo, si queremos conocer el Ser, debemos ser conscientes de ello y entregárselo al Espíritu Santo para que lo deshaga.
Lo que se requiere es que veamos cada situación y evento en nuestras vidas como instructivo y útil para sanar nuestras percepciones erróneas de cómo nos hemos definido a nosotros mismos y cómo hemos defendido la falsa imagen que hemos creado. Todo ha surgido de nuestro sistema de pensamiento equivocado de pecado, culpa y miedo. Hemos abrazado este sistema de pensamiento en la creencia de que es más seguro ser una víctima de lo que otros nos han hecho en lugar de asumir la responsabilidad de todo en nuestras vidas. Ahora estamos llamados a ver que todo lo que sucede en nuestras vidas es un aula para deshacer este sistema de pensamiento equivocado. Nuestro pensamiento erróneo nos ha llevado al estado de separación en el que creemos que nos encontramos. No somos controlados por eventos externos a menos que les demos el poder de robarnos nuestra paz, ya sea que esos eventos sean huevos rotos o una relación rota. Es un pensamiento poderoso darse cuenta de que nada fuera de nosotros es la causa de nuestra pérdida de paz. Si no tenemos paz, es porque hemos elegido desecharla y poner la causa de nuestra falta de paz y alegría en acontecimientos y circunstancias fuera de nosotros.
No necesitamos seguir atados a las reacciones de nuestro ego. Podemos elegir liberarnos de los pensamientos que surgen. Cuando proyectamos la responsabilidad sobre nuestros hermanos por cómo nos sentimos, mantenemos la culpa en la mente. Cuando devolvemos a la mente los juicios que hemos proyectado sobre los demás, pueden ser sanados. ¿Por qué elegiríamos dejar que nuestros hermanos, cuyas malas acciones hemos juzgado como perjudiciales para nosotros, sean dejados en libertad? Lo hacemos porque es la única manera de liberarnos de nuestra propia prisión autoimpuesta. “Es esencial que te des cuenta de esto, pues, de lo contrario, no podrás escapar de la prisión que tú mismo has construido.” (T.3.VII.1.8) (ACIM OE T.3.IX.72) Al dar el perdón a nuestro hermano, recibimos el don que damos. “Así quiero liberar todas las cosas que veo, concediéndoles la libertad que busco.” (L.349.1.1) Hacerlo significa que debemos estar dispuestos a equivocarnos en nuestras percepciones y nuestros juicios.
Jesús dice que si queremos obedecer la ley del amor, debemos dar exactamente aquello que queremos para nosotros mismos. Si realmente aceptáramos el hecho de que con cada ataque a un hermano, sólo nos estamos haciendo daño a nosotros mismos, ¿elegiríamos juzgar y atacar? Debemos estar dispuestos a mirar nuestros juicios, nuestras expectativas y nuestros planes sobre cómo deberían ser las cosas y llevárselos al Espíritu Santo. Al liberar nuestras exigencias, liberamos también a nuestros hermanos. Así es como el amor se extiende a través de nosotros: no por lo que consideramos que es lo más amoroso, sino dejando espacio para que el amor que somos venga a través de nosotros. Esto sólo puede suceder cuando estamos dispuestos a mirar nuestros juicios y liberar los obstáculos al amor. Entonces el amor se extiende naturalmente a través de nosotros.
Continúa...
Gracias. Me ayuda mucho❤
📘 *13. ¿Qué es un milagro?*
1. Un milagro es una corrección. 2No crea, ni cambia realmente nada en absoluto. 3Simplemente observa la devastación y le recuerda a la mente que lo que ve es falso. 4Corrige el error, mas no intenta ir más allá de la percepción ni exceder la función del perdón. 5Se mantiene, por lo tanto, dentro de los límites del tiempo. 6No obstante, allana el camino para el retorno de la intemporalidad y para el despertar del amor, pues el miedo no puede sino desvanecerse ante el benevolente remedio que el milagro trae consigo.
2. En el milagro reside el don de la gracia, pues se da y se recibe cual uno solo. 2Y así, nos da un ejemplo de lo que es la ley de la verdad, que el mundo no acata porque es totalmente incapaz de entenderla. 3El milagro invierte la percepción que antes estaba al revés y de esa manera pone fin a las extrañas distorsiones que manifestaba. 4Ahora la percepción se ha vuelto receptiva a la verdad. 5Ahora puede verse que el perdón está justificado.
3. El perdón es la morada de los milagros. 2Los ojos de Cristo se los ofrecen a todos los que Él contempla con misericordia y con amor. 3La percepción queda corregida ante Su vista, y aquello cuyo propósito era maldecir tiene ahora el de bendecir. 4Cada azucena de perdón le ofrece al mundo el silencioso milagro del amor. 5Y cada una de ellas se deposita ante la Palabra de Dios, en el Altar Universal al Creador y a la Creación, a la Luz de la perfecta pureza y de la dicha infinita.
4. Al principio el milagro se acepta mediante la fe, porque pedirlo implica que la mente está ahora lista para concebir aquello que no puede ver ni entender. 2No obstante, la fe convocará a sus testigos para demostrar que aquello en lo que se basa realmente existe. 3Y así, el milagro justificará tu fe en él y probará que esa fe descansaba sobre un mundo más real que el que antes veías: un mundo que ha sido redimido de lo que tú pensabas que se encontraba allí.
5. Los milagros son como gotas de lluvia regeneradora que caen del Cielo sobre un mundo árido y polvoriento, al cual criaturas hambrientas y sedientas vienen a morir. 2Ahora tienen agua. 3Ahora el mundo está lleno de verdor. 4Y por doquier brotan señales de vida para demostrar que lo que nace jamás puede morir, pues lo que tiene vida es inmortal.
✨
📘 *LECCIÓN 349*
*Hoy dejo que la visión de Cristo contemple todas las cosas por mí y que en lugar de juzgarlas, le conceda a cada una un milagro de amor.*
1. _Así he de liberar todas las cosas que veo, concediéndoles la libertad que busco. 2De esta manera obedezco la ley del amor, dando lo que quiero encontrar y hacer mío. 3Se me dará porque la he elegido como el regalo que quiero dar. 4Padre, Tus dones son míos. 5Cada regalo que acepto me concede un milagro que puedo dar. 6Y al dar tal como quiero recibir, comprendo que Tus milagros de curación me pertenecen._
2. Nuestro Padre conoce nuestras necesidades, 2y nos da la gracia para satisfacerlas todas. 3Y así, confiamos en que nos enviará milagros para bendecir al mundo y sanar nuestras mentes según regresamos a Él.
✨
Muchas gracias ❤
Continuación Reflexión L349...
Ver con la visión de Cristo es reconocer que todos compartimos la misma naturaleza. Tenemos el mismo sistema de pensamiento del ego y compartimos el mismo Ser Crístico. La verdad está en la mente de todos, pero no todos son conscientes de esta verdad ni del poder de decisión en la mente para elegir de nuevo. El milagro es lo que deshace el sistema de pensamiento del ego para que la verdad de quiénes somos, y quién es nuestro hermano, pueda ser desvelada. Nuestras percepciones y juicios nos mantienen ciegos al reconocimiento del Cristo en todos nuestros hermanos. El milagro es la Corrección. No hace nada. “Lo único que hace es deshacer.” (T.28.I.1.2) (ACIM OE T.28.I.1) “Y de este modo, cancela la interferencia a lo que se ha hecho. No añade nada, sino que simplemente elimina.” (T.28.I.3-4) (ACIM OE T.28.I.1) Cuando la interferencia desaparece, se produce un "re-conocimiento" de lo que siempre hemos sabido pero hemos olvidado. Por lo tanto, no hay nada que buscar ni ningún camino que tomar. Ya somos lo que buscamos.
Cuando dejamos de juzgar, comparar y condenar y, en su lugar, aceptamos a todo el mundo plenamente, vemos el amor y la inocencia reflejados en todas partes; pero no podemos simplemente cubrir la ira y el juicio en la mente. No sirve de nada ser falsamente comprensivos, agradables y amables, o falsamente complacer a la gente cuando nuestros pensamientos no están alineados. En cambio, cuando miramos con honestidad y valentía los juicios de la mente, podemos perdonarlos. Pidamos con sinceridad la ayuda del Espíritu Santo para que pueda obrar el milagro. Ahora podemos unirnos con honestidad a las fuerzas de nuestros hermanos (verdadera empatía). Este proceso requiere valor porque estamos pasando del miedo al amor pero no vamos solos. Debemos estar dispuestos a mirar el odio hacia nosotros mismos y verlo por lo que es. Sólo si lo vemos y nos responsabilizamos de él podremos sanarlo.
Jesús reconoce nuestra inestabilidad en este camino cuando dice: “Tú que a veces estás triste y a veces enfadado; tú que a veces sientes que no se te da lo que te corresponde y que tus mejores esfuerzos se topan con falta de aprecio e incluso desprecio, ¡abandona esos pensamientos tan necios! Son demasiado nimios e insignificantes como para que sigan ocupando tu santa mente un solo instante más. El Juicio de Dios te espera para liberarte.” (M.15.3.1-3) (ACIM OE M.15.4) Él es gentil con nosotros, así que sé gentil contigo mismo. Juzgarte a ti mismo por tus pensamientos sentenciosos, iracundos y condenatorios no traerá sanación. Jesús te pide que mires tus pensamientos sin juzgarte a ti mismo. De lo contrario, cometes el mismo error que cuando juzgas a tu hermano. El juicio de Dios es que somos santos, que nunca hemos pecado y que somos inocentes para siempre.
No se trata de alcanzar nuevas creencias, sino de renunciar a las falsas creencias que ahora tenemos. Asumir nuevas creencias, aunque sean totalmente espirituales, es simplemente sustituir una perspectiva intelectual por un ego espiritual. La idea no es crear un yo mejor (ego), sino deshacer todos los conceptos. Es deshacer el yo personal, el "yo". Es aceptar la Expiación para nosotros mismos. Es renunciar a nuestros pensamientos privados que mantenemos ocultos y abrir todos los autoconceptos a la verdad para que podamos conocer el Ser que todos compartimos.
“El poder de decisión es la única libertad que te queda como prisionero de este mundo.” (T.12.VII.9.1) (ACIM OE T.11.VIII. 70) La decisión que tomamos hoy en cada encuentro es participar en la liberación o crucifixión de nuestros hermanos y, por tanto, de nosotros mismos. En otras palabras, en cada situación, podemos elegir el Cielo o el infierno. “Su poder de decisión es lo que determina cada situación en la que parece encontrarse, ya sea por casualidad o por coincidencia.” (T.21.II.3.3) (ACIM OE T.21.III.17) Por supuesto, sabemos que no hay accidentes en la salvación. “Cada vez que dos Hijos de Dios se encuentran, se les proporciona una nueva oportunidad para salvarse.” (T.8.III.4.6) (ACIM OE T.8.IV.19)
“Nuestro Padre conoce nuestras necesidades, y nos concede la gracia para satisfacerlas todas. Y así, confiamos en que Él nos enviará milagros para bendecir al mundo y sanar nuestras mentes según regresamos a Él.” (L.349.2.1-3) Nuestra única necesidad es deshacer la elección equivocada por el yo separado. La curación siempre está disponible para nosotros, independientemente de las situaciones a las que nos enfrentemos hoy. Acoge esas situaciones y acontecimientos, ya que son nuestros maestros, mostrándonos lo que hay en la mente que necesita curación. En esa acogida, nos convertimos en aprendices felices.
Amor y bendiciones, Sarah
huemmert@shaw.ca
Gracias! El maná puede tomar muchas formas, estas reflexiones son una de ellas... ♥️🙌🏼✨🕊️
Las Bendiciones nos llegan en la forma que más las necesitamos!
Gracias, gracias, gracias. Bendiciones! 💖🫂🙏
A conceder un milagro de amor hoy. Bendiciones Marisa. 🙏🏻🕊🙏🏻
Hecho está!. Gracias , gracias, gracias. Bendiciones! 💖🫂🙏@@ReflexionesdeSarah
Está lección me permite identificar tantos juicios que pasan por mi mente y sin darme cuenta escondo y rechazo. Grandiosa la oportunidad de elegir ver el milagro por cada uno de ellos. Finalmente y con absoluta certeza me doy cuenta que debo aferrarme al Espíritu Santo para transitar por mi mente en error y deshacer lo que no es verdad. Bendiciones 💙🙏
De eso se trata el entrenamiento Marina! De identificarlos y estar dispuesta a entregarlos. Solo el 🕊 nos pide las ganas de entregarlos. A ofrecer milagros hoy. Bendiciones.
Gracias Gracias Gracias magnífica reflexión!!!🙌🏼🙏🏼🥰😘
A conceder a todos un milagro de amor hoy. 🙏🏻🕊🙏🏻
@@ReflexionesdeSarah Así sea!!!🙌🏼🙏🏼❤️
Gracias ✨
Un abrazo 🤗
Muchas gracias 🫂❤
Amor y bendiciones 🙏🏻🕊🙏🏻
📘 *LECCIÓN 349*
*Hoy dejo que la visión de Cristo contemple todas las cosas por mí y que en lugar de juzgarlas, le conceda a cada una un milagro de amor.*
1. _Así he de liberar todas las cosas que veo, concediéndoles la libertad que busco. 2De esta manera obedezco la ley del amor, dando lo que quiero encontrar y hacer mío. 3Se me dará porque la he elegido como el regalo que quiero dar. 4Padre, Tus dones son míos. 5Cada regalo que acepto me concede un milagro que puedo dar. 6Y al dar tal como quiero recibir, comprendo que Tus milagros de curación me pertenecen._
2. Nuestro Padre conoce nuestras necesidades, 2y nos da la gracia para satisfacerlas todas. 3Y así, confiamos en que nos enviará milagros para bendecir al mundo y sanar nuestras mentes según regresamos a Él.
✨