LA JUSTICIA “PERFECTA” DE CRISTO No hay un solo texto en la Escritura que use la expresión “la justicia de Cristo”. Mucho menos, uno que diga “la justicia perfecta de Cristo”. Pero las T. Reformada y del Pacto no se lo quitan de la boca. ¿Por qué? Ellos dicen que la obra de Cristo en la cruz no fue suficiente para salvar a los pecadores; que sólo sirvió para poner “a cero su deuda” con Dios. Con eso quieren decir “que allí pagó por sus pecados”, y nada más. Y añaden que, de ese modo, solo con el perdón de los pecados, no pueden entrar al cielo (la presencia de Dios). Que para ello es necesario que tengan “la justicia misma de Dios”. Con “justicia” quieren decir rectitud, perfección, santidad. Entonces, se han inventado que esa justicia perfecta de Dios la adquirió Jesucristo “obedeciendo la Ley desde la cuna a la tumba” (cada “microsegundo” de Su vida). Es decir, cuando Jesús estaba en la cuna ya estaba ganando méritos ante Dios, obedeciendo la Ley. Y, cuando estaba en la tumba, igual. Deberían de decir en qué obedeció Jesucristo la Ley estando en la cuna, o en los brazos de Su madre, o estando en el sepulcro. Si conocieran a Jesucristo, sabrían lo que significa decir “que es Dios”, y comprenderían que Él siempre poseyó esa rectitud (justicia, y santidad), al máximo grado (Jn. 1:1; Col. 2:9; 1 Jn. 5:20). Es blasfemo decir que el Señor, Quien tiene una naturaleza absolutamente justa y santa, tuvo que obedecer la Ley de Moisés (la cual, por otro lado, apenas son unos “débiles y pobres rudimentos, Gl. 4:9) para obtener (alcanzar, ganar, lograr) un estado de justicia perfecta ante Dios, igual a que la que Dios posee. Todo eso porque no comprenden el significado de la obra que Jesús realizó en la cruz. No alcanzan a ver sus implicaciones y beneficios: su alcance. Si lo comprendieran, no dirían que “además de esa obra” en la cruz, es necesario “otra obra”, para ser salvos (ser limpiados y entrar a la gloria de Dios). NOTA: La naturaleza Divina del Señor es eternamente justa y santa. Y la humana que tomó al encarnarse la primera vez, era perfectamente justa y santa, sin pecado (dentro de los límites de una naturaleza humana, cfr. Lc. 1: 35; Jn. 8:46; 2 Co. 5:21). ¿Podía una Ley compelirle (obligarle) a obedecer a Dios? ¿Podría la Ley de Moisés indicar (guiar, enseñar, señalar, normar) la conducta correcta, a un ser sumamente Santo?
¿QUÉ RELACIÓN HAY ENTRE JESUCRISTO Y LA LEY? ¿Podía un código religioso y moral, que fue dado para el hombre en la carne: los injustos, los trasgresores y desobedientes, los impíos y pecadores, ladrones, inmorales, mentirosos, adúlteros, etc., y los que se oponen a la sana doctrina de Dios (cfr. 1 Ti. 1:9-10), ser el código de conducta para el Señor? En caso de que la vida de Dios consistiera en obedecer una ley o código externo de normas (Cfr. Ef. 2: 15; Col. 2: 14), es decir caminar “encajado en unos rieles”, o “por un camino marcado, o guiado con señales o indicadores”, cosa que no lo es, ¿supondría para Dios algún mérito obedecerla? Claro que no: ni para el Señor, ni para cualquiera que llegara a obedecerla. Quien así hiciera, y obedeciera todos los mandamientos de esa ley, se mantendría en la esfera de la “inutilidad” (Lc. 17:10). ¿Puede haber algún mérito en que el Ser más santo y justo del universo (con una santidad y justicia infinitas y eternas), que también es el Dador de la Ley, obedezca la Ley? ¿Acaso la Ley de Moisés suponía un reto para el Señor? ¡Ridículo y blasfemo!
Gracias! 👍
Gracias Jehová!
Excelente!!
Gloria a Dios excelente
LA JUSTICIA “PERFECTA” DE CRISTO
No hay un solo texto en la Escritura que use la expresión “la justicia de Cristo”. Mucho menos, uno que diga “la justicia perfecta de Cristo”. Pero las T. Reformada y del Pacto no se lo quitan de la boca. ¿Por qué?
Ellos dicen que la obra de Cristo en la cruz no fue suficiente para salvar a los pecadores; que sólo sirvió para poner “a cero su deuda” con Dios. Con eso quieren decir “que allí pagó por sus pecados”, y nada más. Y añaden que, de ese modo, solo con el perdón de los pecados, no pueden entrar al cielo (la presencia de Dios). Que para ello es necesario que tengan “la justicia misma de Dios”. Con “justicia” quieren decir rectitud, perfección, santidad.
Entonces, se han inventado que esa justicia perfecta de Dios la adquirió Jesucristo “obedeciendo la Ley desde la cuna a la tumba” (cada “microsegundo” de Su vida). Es decir, cuando Jesús estaba en la cuna ya estaba ganando méritos ante Dios, obedeciendo la Ley. Y, cuando estaba en la tumba, igual. Deberían de decir en qué obedeció Jesucristo la Ley estando en la cuna, o en los brazos de Su madre, o estando en el sepulcro.
Si conocieran a Jesucristo, sabrían lo que significa decir “que es Dios”, y comprenderían que Él siempre poseyó esa rectitud (justicia, y santidad), al máximo grado (Jn. 1:1; Col. 2:9; 1 Jn. 5:20). Es blasfemo decir que el Señor, Quien tiene una naturaleza absolutamente justa y santa, tuvo que obedecer la Ley de Moisés (la cual, por otro lado, apenas son unos “débiles y pobres rudimentos, Gl. 4:9) para obtener (alcanzar, ganar, lograr) un estado de justicia perfecta ante Dios, igual a que la que Dios posee.
Todo eso porque no comprenden el significado de la obra que Jesús realizó en la cruz. No alcanzan a ver sus implicaciones y beneficios: su alcance. Si lo comprendieran, no dirían que “además de esa obra” en la cruz, es necesario “otra obra”, para ser salvos (ser limpiados y entrar a la gloria de Dios).
NOTA: La naturaleza Divina del Señor es eternamente justa y santa. Y la humana que tomó al encarnarse la primera vez, era perfectamente justa y santa, sin pecado (dentro de los límites de una naturaleza humana, cfr. Lc. 1: 35; Jn. 8:46; 2 Co. 5:21). ¿Podía una Ley compelirle (obligarle) a obedecer a Dios? ¿Podría la Ley de Moisés indicar (guiar, enseñar, señalar, normar) la conducta correcta, a un ser sumamente Santo?
¿QUÉ RELACIÓN HAY ENTRE JESUCRISTO Y LA LEY?
¿Podía un código religioso y moral, que fue dado para el hombre en la carne: los injustos, los trasgresores y desobedientes, los impíos y pecadores, ladrones, inmorales, mentirosos, adúlteros, etc., y los que se oponen a la sana doctrina de Dios (cfr. 1 Ti. 1:9-10), ser el código de conducta para el Señor?
En caso de que la vida de Dios consistiera en obedecer una ley o código externo de normas (Cfr. Ef. 2: 15; Col. 2: 14), es decir caminar “encajado en unos rieles”, o “por un camino marcado, o guiado con señales o indicadores”, cosa que no lo es, ¿supondría para Dios algún mérito obedecerla? Claro que no: ni para el Señor, ni para cualquiera que llegara a obedecerla. Quien así hiciera, y obedeciera todos los mandamientos de esa ley, se mantendría en la esfera de la “inutilidad” (Lc. 17:10).
¿Puede haber algún mérito en que el Ser más santo y justo del universo (con una santidad y justicia infinitas y eternas), que también es el Dador de la Ley, obedezca la Ley? ¿Acaso la Ley de Moisés suponía un reto para el Señor? ¡Ridículo y blasfemo!
Que feo, la musica cuando esta en lo mejor de mensaje.