COFRADÍA DE LA ESTRELLA.

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  • เผยแพร่เมื่อ 4 ต.ค. 2024
  • Martes Santo
    El cielo estrellado, por fin el Martes Santo, sobre la Estrella
    La hermandad dominica del Cristo de la Humillación y la Virgen de la Estrella continúa intentando desde dentro, el día de su salida y durante todo el año, con afán y denuedo, inocular en todos la misma sensibilidad cofrade y reconducir lo de afuera, suprimiendo injustas etiquetas
    El hermano mayor de la cofradía, Rafael Retana, que actuaba de jefe de procesión, sufre una caída por culpa del líquido anti-cera en el recorrido oficial y tiene que abandonar el cortejo para ir, lesionado, al hospital.
    Volvía a teñirse de gris la mañana, ese mismo color plumbeo que hasta ahora había presidido el cielo de Málaga en los primeros días de la Semana Santa, y que tan caro estaba costando. Pero conforme avanzaba la jornada, los claros iban ganando la partida. El riesgo de precipitaciones previsto para la tarde, además, era muy bajo. Al contrario de en las jornadas anteriores, no había reuniones de última hora previstas para anunciar retrasos. Ni parecían necesarios planes B. El Martes Santo se presumía completo. Y, sobre la Estrella se sublimaría una noche por fin estrellada.
    Como Santo Domingo, fundador de la Orden de los Predicadores y titular de la sede canónica de esta corporación en El Perchel, la Estrella vive una época de cambios, con numerosos desafíos a los que intenta dar respuesta. Y en este sinuoso desarrollo, de un tiempo a esta parte, y cada cuatro años de inestabilidad electoral, de cabildos, recursos e impugnaciones, al menos se mantiene inamovible la salida desde el interior del templo. Porque salir de una iglesia lo es todo para una cofradía. Y marca carácter. Y jalona una puesta en escena penitencial. Y la cofradía así sale ya depurada.
    Fuera, expectación y jaleo. Dentro, quietud y calma. Y saber hacer las cosas. El Martes Santo y el resto de días del año. Dentro, todo muy claro. Afán y denuedo por reconducir lo de afuera, por suprimir de una vez por todas cualquier etiqueta o estigma o símbolo de supuestas señas de identidad hace tiempo superadas, por inocular en todos la misma sensibilidad cofrade y que tanto merecen unas imágenes de tan alta alcurnia devocional y estirpe escultórica.
    Porque, por encima de todo, y de todos, están el Señor de la Humillación y su Madre de la Estrella. Y por ellos bien merece la pena un esfuerzo por la concordia y la unidad. Su mirada así lo pide. Esa misma, colmada de unción, que creó Pepe Palma a la tercera, que fue la vencida, y que encierra en sí toda la carga dramática del interrogatorio ante Herodes sin que sea necesario, de momento, acompañamiento escultórico alguno.
    El Señor solo, con su ligera túnica blanca cubriendo la desnudez de un cuerpo imaginero completo, sobre característico monte de claveles rojos y en el trono más antiguo de la Semana Santa, aguardaba a que diera la hora de salida mientras el ajetreo nazarenos y participantes, propio, se intensificaba conforme las manecillas del reloj se aproximaban a las 17.45 horas.
    Se rezaba un Padrenuestro para iniciar la estación de penitencia cuando la cruz guía se preparaba ante el gran portón y representaciones de Dolores del Puente y de Mena se disponían para el protocolo saludo. También de la letífica del Rosario.
    Abría el cortejo, como históricamente ha hecho, la Madre y Maestra Banda de Cornetas y Tambores del Real Cuerpo de Bomberos de Málaga, ya por fin con sus típicos plumeros, con sus toques inconfundibles, sones clásicos, de siempre, que se saben y sienten de aquí. Hasta el redoble tan propio. ‘Cristo del Amor’, aún bajo las bóvedas del templo, daba paso a una completa comitiva de hermanos revestidos con hábito dominico con los colores característicos de la orden, que fue saliendo poco a poco, mientras el público hacía sonar los primeros aplausos.
    Vinculación con la Policía Local de Málaga
    Mandos y agentes de gala de la Policía Local de Málaga, con el concejal de Seguridad, Avelino Barrionuevo y el intendente mayor, Juan Antonio Ferrer a la cabeza, participaban de la salida y se iban a incorporar a la presidencia. De hecho, en el puente de la Aurora iban a incorporarse un total de 51 policías.
    Como colofón a todo ello, y tras una larga comitiva de terciopelo azul y estola blanca, la Virgen de la Estrella, la guía cierta y segura. La luz que brilla con toda su intensidad ante cualquier oscuridad. La que no conoce ocaso, con esas lágrimas infinitas, que bañan sus mejillas como no lo hacen en ninguna otra. Arreglada, como siempre, con precisión, esmero y buen gusto, y rodeada de flores variadas en tonos rosa, en su galeón de caoba y plata de doble moldura, se puso un Martes Santo más en marcha con afán de conquista. Con esa tendencia tan de la Estrella de ganarse la calle y llevarse a la gente con Ella, empezando por su propio barrio, por Huerta del Conde y el reivindicado por perchelero Llano de Doña Trinidad (Grund).

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