😂😂😂😂😂😂😂😂😂. Si si seguro. Era un aprendiz de dictator, fascista de ultra derecha, golpista, corrupto y genocida. Perón el gran defensor del pueblo que mandaba a la CGT a intervenir los paros de los trabajadores apoyados por sindicatos independientes No adeptos al gobierno y si eso no funcionaba mandaba a reprimir y intervenir los medios de producción al ejército. Perón el militar de derechas, fascista, genocida que dijo: Señores capitalistas, no se asusten de mi sindicalismo, nunca mejor que ahora estará seguro el capitalismo, ya que yo también lo soy, porque tengo estancia y en ella operarios. Lo que quiero es organizar estatalmente a los trabajadores, para que el Estado los dirija y les marque rumbos...” ("Discurso pronunciado por Juan Domingo Perón en la Bolsa de Comercio”, 25 de agosto de 1944). La masacre de Rincón Bomba, también conocida como Masacre de La Bomba o simplemente Rincón Bomba, fue un ataque y matanza planificada por el Gobierno de Juan Domingo Perón iniciada el 10 de octubre de 1947 que se extendió durante tres semanas, en cuyo transcurso fueron asesinadas, violadas, esclavizadas, desaparecidas y lesionadas miles de personas desarmadas, incluyendo niños, mujeres y ancianos pertenecientes al pueblo pilagá, en el paraje La Bomba, cerca de la población de Las Lomitas, en el entonces Territorio Nacional de Formosa. Territorio nacional de Formosa en 1947. Dos años después del “día de la lealtad peronista”. Las familias pilagás, tobas y wichis se dirigen caminando a la Compañía El Tabacal en Tartagal (Salta), propiedad del terrateniente oligarca y empresario del azúcar Robustiano Patrón Costas, en busca de trabajo. El gobierno de Perón había establecido un régimen de trabajo esclavo y el patrón no cumplió con el salario prometido. Los indígenas reclamaron y fueron despedidos. Acechados por el hambre y las enfermedades deciden volver con sus familias a su territorio en Las Lomitas (Formosa). 1919: matanza de obreros, pogrom en el Once y el papel de Juan Domingo Perón. En su libro Masas, caudillos y elites, el historiador Milcíades Peña (1933-1965), al documentar los pormenores de la represión en la “Semana Trágica”, señaló que “frente a la fábrica, donde se había iniciado la huelga, un destacamento del ejército ametralló a los obreros. Lo comandaba un joven teniente llamado Juan Domingo Perón”. Osvaldo Bayer, en reiteradas ocasiones, ha dicho algo parecido. En octubre de 1949, cuando hacía cuarenta meses que la fórmula Perón-Quijano se había hecho cargo del gobierno nacional, los trabajadores de los surcos y de los ingenios azucareros, conducidos por la FOTIA (Federación Obrera Tucumana de la Industria Azucarera), declararon la huelga general reclamando aumento de salarios y una mejora ostensible en las condiciones laborales. Perón respondió -¡una vez más!- declarando ilegal la huelga, y la CGT, también consecuente, intervino la organización. En las primeras horas de la mañana del 27 de octubre de 1949, los locales de la FOTIA fueron clausurados por la policía, que dejó custodias permanentes para impedir el acceso. Naturalmente la obsecuente dirección de la CGT, en actitud absolutamente servil hacia las autoridades, envió a los jerarcas Ferrari, Berón y Brown para intervenir el sindicato. La represión entonces se hizo feroz. El 28 de noviembre, cuando la resistencia obrera había superado el mes, en los calabozos de la policía, ubicados en la Casa de Gobierno provincial, fue torturado y asesinado el obrero gastronómico Carlos Antonio Aguirre, que era tesorero del sindicato de Mozos de Tucumán. En marzo de 1950 se declararon en huelga los obreros municipales de la Ciudad de Buenos Aires. Como en todas las oportunidades anteriores, el movimiento fue declarado ilegal y, en medio de una fuerte actividad represiva, se aplicó los artículos 249, 255 y algunos otros del Código Penal. La policía detuvo a muchos trabajadores por “actividades subversivas” a los que se torturó en la “Sección especial” de la calle Urquiza, en los altos de la Seccional 8ª de la Policía Federal, frente al Hospital Ramos Mejía. Dos meses después, los obreros marítimos, absolutamente cansados de las tramitaciones infructuosas, fueron a la huelga por aumentos de salarios y otras reivindicaciones. El paro, por supuesto, fue declarado ilegal. La CGT, de nuevo en una actitud absolutamente seguidista, emitió una declaración que decía, entre otras cosas: “…deben, pues, los trabajadores marítimos desoir la voz de quienes los incitan a un paro condenado desde ya al fracaso más absoluto”. Además, como el gremio marítimo no estaba afiliado a la CGT, el propio Ministerio de Trabajo le envió a la Confederación General de Gremios Marítimos (CGGMA) un duro mensaje. En cumplimiento de una orden del excelentísimo Señor Presidente de la Nación, general Perón, le expresamos a usted que la CGGMA carece de personería moral, por cuanto se halla al margen de la organización general que incluye a todos los trabajadores del país, bajo los auspicios del Ministerio de Trabajo y Previsión y de la política de justicia social implantada por el gobierno nacional”. Entre los huelguistas se encontraba un joven de 23 años llamado Osvaldo Bayer. El gran historiador, en el libro “Osvaldo Bayer íntimo, conversaciones con el eterno libertario”, que apareció en el año 2007 por iniciativa del periodista Julio Ferrer, se refiere a aquel paro en el que participó: En la huelga marítima del ’50 se dejó cesantes a centenares de trabajadores, incluyéndome. La huelga había sido votada democráticamente en una asamblea supervisada por los propios inspectores de Trabajo y Previsión. Me pusieron en una lista negra y no pude navegar más”. En agosto de 1950, los obreros de la construcción del Gran Buenos Aires pararon 48 horas, desbordando plenamente la dirección sindical, para obligar a la patronal a apresurar los trámites de un aumento de salarios. La primera consecuencia fue la expulsión del sindicato de los líderes de la huelga considerados como “provocadores al servicio de una potencia extranjera”, (una expresión, dicho sea de paso, muy en boga en aquellos días de auge del maccarthismo y cárceles repletas de presos políticos, cuando Perón, dejando atrás su enfrentamiento de 1945 con el embajador de los Estados Unidos Spruille Braden, trataba a toda costa de congraciarse con los norteamericanos que estaban pendientes del conflicto coreano y obsesionados por lo que consideraban la expansión del comunismo). Las huelgas ferroviarias de 1950 y 1951 en Argentina fueron tres huelgas consecutivas realizadas en Argentina por los trabajadores de la recién creada empresa estatal Ferrocarriles Argentinos entre noviembre de 1950 y enero de 1951 tuvieron origen en un reclamo de aumento salarial. La intranquilidad ocasionada por la declinación de los salarios reales de los ferroviarios y la inacción de sus dirigentes, que unos días antes del paro habían afirmado que “cualquier intento de turbar la vida interna del gremio ferroviario es un ataque a la Patria, al Justicialismo y al General Perón” determinaron a los obreros a elegir en asamblea una Comisión Consultiva de Emergencia para coordinar las acciones y las negociaciones. En diciembre, la Unión Ferroviaria intervino ocho de sus filiales, el Ministro de Transportes redujo los aumentos salariales que había acordado y algunos obreros que habían participado de la huelga fueron despedidos y encarcelados. El 14 de diciembre iniciaron una nueva huelga; la Unión Ferroviaria fue intervenida por la Confederación General del Trabajo y quienes estaban a cargo de la intervención, que eran ajenas al gremio ferroviario, se negaron a normalizar las filiales como pedían los huelguistas en tanto se continuaron los despidos. El 23 de enero el Congreso Extraordinario de delegados de los distintos ferrocarriles declaró la huelga por tiempo indeterminado a partir de esa fecha exigiendo: 1- Aplicación inmediata de la escala modificada para peones y guardabarreras; 2- Inmediata modificación del escalafón vigente con participación de la Comisión Consultiva de Emergencia; 3- Cese de la intervención cegetista y elecciones en un plazo no mayor a 60 días. Las autoridades gubernamentales rechazaron de plano la medida y declararon la ilegalidad del paro. El Ministerio de Transporte de la Nación publica el mismo día un comunicado donde expresa que aquellos trabajadores que no se presenten a trabajar serán inmediatamente reemplazados. El presidente Perón dispuso el 25 de enero de 1951 la movilización militar de los obreros ferroviarios y centenares de trabajadores fueron encarcelados y unos dos mil de ellos fueron despedidos. ✌️✌️✌️✌️💩💩💩💩💩
La importancia de la tercera posición. Hoy más vigente que nunca. La globalización barre con este concepto. Izquierdas y derechas no nos definen: son dos caras de una misma moneda. Debemos tener nuestra propia definición. Eso es el peronismo. Estamos a tiempo
Pobre ignorante. Perón un fascista de ultra derecha, golpista, corrupto y genocida. Perón el gran defensor del pueblo que mandaba a la CGT a intervenir los paros de los trabajadores apoyados por sindicatos independientes No adeptos al gobierno y si eso no funcionaba mandaba a reprimir y intervenir los medios de producción al ejército. Perón el militar de derechas, fascista, genocida que dijo: Señores capitalistas, no se asusten de mi sindicalismo, nunca mejor que ahora estará seguro el capitalismo, ya que yo también lo soy, porque tengo estancia y en ella operarios. Lo que quiero es organizar estatalmente a los trabajadores, para que el Estado los dirija y les marque rumbos...” ("Discurso pronunciado por Juan Domingo Perón en la Bolsa de Comercio”, 25 de agosto de 1944). La masacre de Rincón Bomba, también conocida como Masacre de La Bomba o simplemente Rincón Bomba, fue un ataque y matanza planificada por el Gobierno de Juan Domingo Perón iniciada el 10 de octubre de 1947 que se extendió durante tres semanas, en cuyo transcurso fueron asesinadas, violadas, esclavizadas, desaparecidas y lesionadas miles de personas desarmadas, incluyendo niños, mujeres y ancianos pertenecientes al pueblo pilagá, en el paraje La Bomba, cerca de la población de Las Lomitas, en el entonces Territorio Nacional de Formosa. Territorio nacional de Formosa en 1947. Dos años después del “día de la lealtad peronista”. Las familias pilagás, tobas y wichis se dirigen caminando a la Compañía El Tabacal en Tartagal (Salta), propiedad del terrateniente oligarca y empresario del azúcar Robustiano Patrón Costas, en busca de trabajo. El gobierno de Perón había establecido un régimen de trabajo esclavo y el patrón no cumplió con el salario prometido. Los indígenas reclamaron y fueron despedidos. Acechados por el hambre y las enfermedades deciden volver con sus familias a su territorio en Las Lomitas (Formosa). 1919: matanza de obreros, pogrom en el Once y el papel de Juan Domingo Perón. En su libro Masas, caudillos y elites, el historiador Milcíades Peña (1933-1965), al documentar los pormenores de la represión en la “Semana Trágica”, señaló que “frente a la fábrica, donde se había iniciado la huelga, un destacamento del ejército ametralló a los obreros. Lo comandaba un joven teniente llamado Juan Domingo Perón”. Osvaldo Bayer, en reiteradas ocasiones, ha dicho algo parecido. En octubre de 1949, cuando hacía cuarenta meses que la fórmula Perón-Quijano se había hecho cargo del gobierno nacional, los trabajadores de los surcos y de los ingenios azucareros, conducidos por la FOTIA (Federación Obrera Tucumana de la Industria Azucarera), declararon la huelga general reclamando aumento de salarios y una mejora ostensible en las condiciones laborales. Perón respondió -¡una vez más!- declarando ilegal la huelga, y la CGT, también consecuente, intervino la organización. En las primeras horas de la mañana del 27 de octubre de 1949, los locales de la FOTIA fueron clausurados por la policía, que dejó custodias permanentes para impedir el acceso. Naturalmente la obsecuente dirección de la CGT, en actitud absolutamente servil hacia las autoridades, envió a los jerarcas Ferrari, Berón y Brown para intervenir el sindicato. La represión entonces se hizo feroz. El 28 de noviembre, cuando la resistencia obrera había superado el mes, en los calabozos de la policía, ubicados en la Casa de Gobierno provincial, fue torturado y asesinado el obrero gastronómico Carlos Antonio Aguirre, que era tesorero del sindicato de Mozos de Tucumán. En marzo de 1950 se declararon en huelga los obreros municipales de la Ciudad de Buenos Aires. Como en todas las oportunidades anteriores, el movimiento fue declarado ilegal y, en medio de una fuerte actividad represiva, se aplicó los artículos 249, 255 y algunos otros del Código Penal. La policía detuvo a muchos trabajadores por “actividades subversivas” a los que se torturó en la “Sección especial” de la calle Urquiza, en los altos de la Seccional 8ª de la Policía Federal, frente al Hospital Ramos Mejía. Dos meses después, los obreros marítimos, absolutamente cansados de las tramitaciones infructuosas, fueron a la huelga por aumentos de salarios y otras reivindicaciones. El paro, por supuesto, fue declarado ilegal. La CGT, de nuevo en una actitud absolutamente seguidista, emitió una declaración que decía, entre otras cosas: “…deben, pues, los trabajadores marítimos desoir la voz de quienes los incitan a un paro condenado desde ya al fracaso más absoluto”. Además, como el gremio marítimo no estaba afiliado a la CGT, el propio Ministerio de Trabajo le envió a la Confederación General de Gremios Marítimos (CGGMA) un duro mensaje. En cumplimiento de una orden del excelentísimo Señor Presidente de la Nación, general Perón, le expresamos a usted que la CGGMA carece de personería moral, por cuanto se halla al margen de la organización general que incluye a todos los trabajadores del país, bajo los auspicios del Ministerio de Trabajo y Previsión y de la política de justicia social implantada por el gobierno nacional”. Entre los huelguistas se encontraba un joven de 23 años llamado Osvaldo Bayer. El gran historiador, en el libro “Osvaldo Bayer íntimo, conversaciones con el eterno libertario”, que apareció en el año 2007 por iniciativa del periodista Julio Ferrer, se refiere a aquel paro en el que participó: En la huelga marítima del ’50 se dejó cesantes a centenares de trabajadores, incluyéndome. La huelga había sido votada democráticamente en una asamblea supervisada por los propios inspectores de Trabajo y Previsión. Me pusieron en una lista negra y no pude navegar más”. En agosto de 1950, los obreros de la construcción del Gran Buenos Aires pararon 48 horas, desbordando plenamente la dirección sindical, para obligar a la patronal a apresurar los trámites de un aumento de salarios. La primera consecuencia fue la expulsión del sindicato de los líderes de la huelga considerados como “provocadores al servicio de una potencia extranjera”, (una expresión, dicho sea de paso, muy en boga en aquellos días de auge del maccarthismo y cárceles repletas de presos políticos, cuando Perón, dejando atrás su enfrentamiento de 1945 con el embajador de los Estados Unidos Spruille Braden, trataba a toda costa de congraciarse con los norteamericanos que estaban pendientes del conflicto coreano y obsesionados por lo que consideraban la expansión del comunismo). Las huelgas ferroviarias de 1950 y 1951 en Argentina fueron tres huelgas consecutivas realizadas en Argentina por los trabajadores de la recién creada empresa estatal Ferrocarriles Argentinos entre noviembre de 1950 y enero de 1951 tuvieron origen en un reclamo de aumento salarial. La intranquilidad ocasionada por la declinación de los salarios reales de los ferroviarios y la inacción de sus dirigentes, que unos días antes del paro habían afirmado que “cualquier intento de turbar la vida interna del gremio ferroviario es un ataque a la Patria, al Justicialismo y al General Perón” determinaron a los obreros a elegir en asamblea una Comisión Consultiva de Emergencia para coordinar las acciones y las negociaciones. En diciembre, la Unión Ferroviaria intervino ocho de sus filiales, el Ministro de Transportes redujo los aumentos salariales que había acordado y algunos obreros que habían participado de la huelga fueron despedidos y encarcelados. El 14 de diciembre iniciaron una nueva huelga; la Unión Ferroviaria fue intervenida por la Confederación General del Trabajo y quienes estaban a cargo de la intervención, que eran ajenas al gremio ferroviario, se negaron a normalizar las filiales como pedían los huelguistas en tanto se continuaron los despidos. El 23 de enero el Congreso Extraordinario de delegados de los distintos ferrocarriles declaró la huelga por tiempo indeterminado a partir de esa fecha exigiendo: 1- Aplicación inmediata de la escala modificada para peones y guardabarreras; 2- Inmediata modificación del escalafón vigente con participación de la Comisión Consultiva de Emergencia; 3- Cese de la intervención cegetista y elecciones en un plazo no mayor a 60 días. Las autoridades gubernamentales rechazaron de plano la medida y declararon la ilegalidad del paro. El Ministerio de Transporte de la Nación publica el mismo día un comunicado donde expresa que aquellos trabajadores que no se presenten a trabajar serán inmediatamente reemplazados. El presidente Perón dispuso el 25 de enero de 1951 la movilización militar de los obreros ferroviarios y centenares de trabajadores fueron encarcelados y unos dos mil de ellos fueron despedidos. ✌️✌️✌️✌️💩💩💩💩💩
@@diegouser971 Perón un fascista de ultra derecha, golpista, corrupto y genocida. Perón el gran defensor del pueblo que mandaba a la CGT a intervenir los paros de los trabajadores apoyados por sindicatos independientes No adeptos al gobierno y si eso no funcionaba mandaba a reprimir y intervenir los medios de producción al ejército. Perón el militar de derechas, fascista, genocida que dijo: Señores capitalistas, no se asusten de mi sindicalismo, nunca mejor que ahora estará seguro el capitalismo, ya que yo también lo soy, porque tengo estancia y en ella operarios. Lo que quiero es organizar estatalmente a los trabajadores, para que el Estado los dirija y les marque rumbos...” ("Discurso pronunciado por Juan Domingo Perón en la Bolsa de Comercio”, 25 de agosto de 1944). La masacre de Rincón Bomba, también conocida como Masacre de La Bomba o simplemente Rincón Bomba, fue un ataque y matanza planificada por el Gobierno de Juan Domingo Perón iniciada el 10 de octubre de 1947 que se extendió durante tres semanas, en cuyo transcurso fueron asesinadas, violadas, esclavizadas, desaparecidas y lesionadas miles de personas desarmadas, incluyendo niños, mujeres y ancianos pertenecientes al pueblo pilagá, en el paraje La Bomba, cerca de la población de Las Lomitas, en el entonces Territorio Nacional de Formosa. Territorio nacional de Formosa en 1947. Dos años después del “día de la lealtad peronista”. Las familias pilagás, tobas y wichis se dirigen caminando a la Compañía El Tabacal en Tartagal (Salta), propiedad del terrateniente oligarca y empresario del azúcar Robustiano Patrón Costas, en busca de trabajo. El gobierno de Perón había establecido un régimen de trabajo esclavo y el patrón no cumplió con el salario prometido. Los indígenas reclamaron y fueron despedidos. Acechados por el hambre y las enfermedades deciden volver con sus familias a su territorio en Las Lomitas (Formosa). 1919: matanza de obreros, pogrom en el Once y el papel de Juan Domingo Perón. En su libro Masas, caudillos y elites, el historiador Milcíades Peña (1933-1965), al documentar los pormenores de la represión en la “Semana Trágica”, señaló que “frente a la fábrica, donde se había iniciado la huelga, un destacamento del ejército ametralló a los obreros. Lo comandaba un joven teniente llamado Juan Domingo Perón”. Osvaldo Bayer, en reiteradas ocasiones, ha dicho algo parecido. En octubre de 1949, cuando hacía cuarenta meses que la fórmula Perón-Quijano se había hecho cargo del gobierno nacional, los trabajadores de los surcos y de los ingenios azucareros, conducidos por la FOTIA (Federación Obrera Tucumana de la Industria Azucarera), declararon la huelga general reclamando aumento de salarios y una mejora ostensible en las condiciones laborales. Perón respondió -¡una vez más!- declarando ilegal la huelga, y la CGT, también consecuente, intervino la organización. En las primeras horas de la mañana del 27 de octubre de 1949, los locales de la FOTIA fueron clausurados por la policía, que dejó custodias permanentes para impedir el acceso. Naturalmente la obsecuente dirección de la CGT, en actitud absolutamente servil hacia las autoridades, envió a los jerarcas Ferrari, Berón y Brown para intervenir el sindicato. La represión entonces se hizo feroz. El 28 de noviembre, cuando la resistencia obrera había superado el mes, en los calabozos de la policía, ubicados en la Casa de Gobierno provincial, fue torturado y asesinado el obrero gastronómico Carlos Antonio Aguirre, que era tesorero del sindicato de Mozos de Tucumán. En marzo de 1950 se declararon en huelga los obreros municipales de la Ciudad de Buenos Aires. Como en todas las oportunidades anteriores, el movimiento fue declarado ilegal y, en medio de una fuerte actividad represiva, se aplicó los artículos 249, 255 y algunos otros del Código Penal. La policía detuvo a muchos trabajadores por “actividades subversivas” a los que se torturó en la “Sección especial” de la calle Urquiza, en los altos de la Seccional 8ª de la Policía Federal, frente al Hospital Ramos Mejía. Dos meses después, los obreros marítimos, absolutamente cansados de las tramitaciones infructuosas, fueron a la huelga por aumentos de salarios y otras reivindicaciones. El paro, por supuesto, fue declarado ilegal. La CGT, de nuevo en una actitud absolutamente seguidista, emitió una declaración que decía, entre otras cosas: “…deben, pues, los trabajadores marítimos desoir la voz de quienes los incitan a un paro condenado desde ya al fracaso más absoluto”. Además, como el gremio marítimo no estaba afiliado a la CGT, el propio Ministerio de Trabajo le envió a la Confederación General de Gremios Marítimos (CGGMA) un duro mensaje. En cumplimiento de una orden del excelentísimo Señor Presidente de la Nación, general Perón, le expresamos a usted que la CGGMA carece de personería moral, por cuanto se halla al margen de la organización general que incluye a todos los trabajadores del país, bajo los auspicios del Ministerio de Trabajo y Previsión y de la política de justicia social implantada por el gobierno nacional”. Entre los huelguistas se encontraba un joven de 23 años llamado Osvaldo Bayer. El gran historiador, en el libro “Osvaldo Bayer íntimo, conversaciones con el eterno libertario”, que apareció en el año 2007 por iniciativa del periodista Julio Ferrer, se refiere a aquel paro en el que participó: En la huelga marítima del ’50 se dejó cesantes a centenares de trabajadores, incluyéndome. La huelga había sido votada democráticamente en una asamblea supervisada por los propios inspectores de Trabajo y Previsión. Me pusieron en una lista negra y no pude navegar más”. En agosto de 1950, los obreros de la construcción del Gran Buenos Aires pararon 48 horas, desbordando plenamente la dirección sindical, para obligar a la patronal a apresurar los trámites de un aumento de salarios. La primera consecuencia fue la expulsión del sindicato de los líderes de la huelga considerados como “provocadores al servicio de una potencia extranjera”, (una expresión, dicho sea de paso, muy en boga en aquellos días de auge del maccarthismo y cárceles repletas de presos políticos, cuando Perón, dejando atrás su enfrentamiento de 1945 con el embajador de los Estados Unidos Spruille Braden, trataba a toda costa de congraciarse con los norteamericanos que estaban pendientes del conflicto coreano y obsesionados por lo que consideraban la expansión del comunismo). Las huelgas ferroviarias de 1950 y 1951 en Argentina fueron tres huelgas consecutivas realizadas en Argentina por los trabajadores de la recién creada empresa estatal Ferrocarriles Argentinos entre noviembre de 1950 y enero de 1951 tuvieron origen en un reclamo de aumento salarial. La intranquilidad ocasionada por la declinación de los salarios reales de los ferroviarios y la inacción de sus dirigentes, que unos días antes del paro habían afirmado que “cualquier intento de turbar la vida interna del gremio ferroviario es un ataque a la Patria, al Justicialismo y al General Perón” determinaron a los obreros a elegir en asamblea una Comisión Consultiva de Emergencia para coordinar las acciones y las negociaciones. En diciembre, la Unión Ferroviaria intervino ocho de sus filiales, el Ministro de Transportes redujo los aumentos salariales que había acordado y algunos obreros que habían participado de la huelga fueron despedidos y encarcelados. El 14 de diciembre iniciaron una nueva huelga; la Unión Ferroviaria fue intervenida por la Confederación General del Trabajo y quienes estaban a cargo de la intervención, que eran ajenas al gremio ferroviario, se negaron a normalizar las filiales como pedían los huelguistas en tanto se continuaron los despidos. El 23 de enero el Congreso Extraordinario de delegados de los distintos ferrocarriles declaró la huelga por tiempo indeterminado a partir de esa fecha exigiendo: 1- Aplicación inmediata de la escala modificada para peones y guardabarreras; 2- Inmediata modificación del escalafón vigente con participación de la Comisión Consultiva de Emergencia; 3- Cese de la intervención cegetista y elecciones en un plazo no mayor a 60 días. Las autoridades gubernamentales rechazaron de plano la medida y declararon la ilegalidad del paro. El Ministerio de Transporte de la Nación publica el mismo día un comunicado donde expresa que aquellos trabajadores que no se presenten a trabajar serán inmediatamente reemplazados. El presidente Perón dispuso el 25 de enero de 1951 la movilización militar de los obreros ferroviarios y centenares de trabajadores fueron encarcelados y unos dos mil de ellos fueron despedidos. ✌️✌️✌️✌️💩💩💩💩💩
Los peronistas si, el tema es que se infiltraron otras ideas de izquierda, progres y marxistas dentro del movimiento disfrazados de peronistas porque entendieron que si no estan dentro de nuestro movimiento jamas llegarian a nada
Perón un fascista de ultra derecha, golpista, corrupto y genocida. Perón el gran defensor del pueblo que mandaba a la CGT a intervenir los paros de los trabajadores apoyados por sindicatos independientes No adeptos al gobierno y si eso no funcionaba mandaba a reprimir y intervenir los medios de producción al ejército. Perón el militar de derechas, fascista, genocida que dijo: Señores capitalistas, no se asusten de mi sindicalismo, nunca mejor que ahora estará seguro el capitalismo, ya que yo también lo soy, porque tengo estancia y en ella operarios. Lo que quiero es organizar estatalmente a los trabajadores, para que el Estado los dirija y les marque rumbos...” ("Discurso pronunciado por Juan Domingo Perón en la Bolsa de Comercio”, 25 de agosto de 1944). La masacre de Rincón Bomba, también conocida como Masacre de La Bomba o simplemente Rincón Bomba, fue un ataque y matanza planificada por el Gobierno de Juan Domingo Perón iniciada el 10 de octubre de 1947 que se extendió durante tres semanas, en cuyo transcurso fueron asesinadas, violadas, esclavizadas, desaparecidas y lesionadas miles de personas desarmadas, incluyendo niños, mujeres y ancianos pertenecientes al pueblo pilagá, en el paraje La Bomba, cerca de la población de Las Lomitas, en el entonces Territorio Nacional de Formosa. Territorio nacional de Formosa en 1947. Dos años después del “día de la lealtad peronista”. Las familias pilagás, tobas y wichis se dirigen caminando a la Compañía El Tabacal en Tartagal (Salta), propiedad del terrateniente oligarca y empresario del azúcar Robustiano Patrón Costas, en busca de trabajo. El gobierno de Perón había establecido un régimen de trabajo esclavo y el patrón no cumplió con el salario prometido. Los indígenas reclamaron y fueron despedidos. Acechados por el hambre y las enfermedades deciden volver con sus familias a su territorio en Las Lomitas (Formosa). 1919: matanza de obreros, pogrom en el Once y el papel de Juan Domingo Perón. En su libro Masas, caudillos y elites, el historiador Milcíades Peña (1933-1965), al documentar los pormenores de la represión en la “Semana Trágica”, señaló que “frente a la fábrica, donde se había iniciado la huelga, un destacamento del ejército ametralló a los obreros. Lo comandaba un joven teniente llamado Juan Domingo Perón”. Osvaldo Bayer, en reiteradas ocasiones, ha dicho algo parecido. En octubre de 1949, cuando hacía cuarenta meses que la fórmula Perón-Quijano se había hecho cargo del gobierno nacional, los trabajadores de los surcos y de los ingenios azucareros, conducidos por la FOTIA (Federación Obrera Tucumana de la Industria Azucarera), declararon la huelga general reclamando aumento de salarios y una mejora ostensible en las condiciones laborales. Perón respondió -¡una vez más!- declarando ilegal la huelga, y la CGT, también consecuente, intervino la organización. En las primeras horas de la mañana del 27 de octubre de 1949, los locales de la FOTIA fueron clausurados por la policía, que dejó custodias permanentes para impedir el acceso. Naturalmente la obsecuente dirección de la CGT, en actitud absolutamente servil hacia las autoridades, envió a los jerarcas Ferrari, Berón y Brown para intervenir el sindicato. La represión entonces se hizo feroz. El 28 de noviembre, cuando la resistencia obrera había superado el mes, en los calabozos de la policía, ubicados en la Casa de Gobierno provincial, fue torturado y asesinado el obrero gastronómico Carlos Antonio Aguirre, que era tesorero del sindicato de Mozos de Tucumán. En marzo de 1950 se declararon en huelga los obreros municipales de la Ciudad de Buenos Aires. Como en todas las oportunidades anteriores, el movimiento fue declarado ilegal y, en medio de una fuerte actividad represiva, se aplicó los artículos 249, 255 y algunos otros del Código Penal. La policía detuvo a muchos trabajadores por “actividades subversivas” a los que se torturó en la “Sección especial” de la calle Urquiza, en los altos de la Seccional 8ª de la Policía Federal, frente al Hospital Ramos Mejía. Dos meses después, los obreros marítimos, absolutamente cansados de las tramitaciones infructuosas, fueron a la huelga por aumentos de salarios y otras reivindicaciones. El paro, por supuesto, fue declarado ilegal. La CGT, de nuevo en una actitud absolutamente seguidista, emitió una declaración que decía, entre otras cosas: “…deben, pues, los trabajadores marítimos desoir la voz de quienes los incitan a un paro condenado desde ya al fracaso más absoluto”. Además, como el gremio marítimo no estaba afiliado a la CGT, el propio Ministerio de Trabajo le envió a la Confederación General de Gremios Marítimos (CGGMA) un duro mensaje. En cumplimiento de una orden del excelentísimo Señor Presidente de la Nación, general Perón, le expresamos a usted que la CGGMA carece de personería moral, por cuanto se halla al margen de la organización general que incluye a todos los trabajadores del país, bajo los auspicios del Ministerio de Trabajo y Previsión y de la política de justicia social implantada por el gobierno nacional”. Entre los huelguistas se encontraba un joven de 23 años llamado Osvaldo Bayer. El gran historiador, en el libro “Osvaldo Bayer íntimo, conversaciones con el eterno libertario”, que apareció en el año 2007 por iniciativa del periodista Julio Ferrer, se refiere a aquel paro en el que participó: En la huelga marítima del ’50 se dejó cesantes a centenares de trabajadores, incluyéndome. La huelga había sido votada democráticamente en una asamblea supervisada por los propios inspectores de Trabajo y Previsión. Me pusieron en una lista negra y no pude navegar más”. En agosto de 1950, los obreros de la construcción del Gran Buenos Aires pararon 48 horas, desbordando plenamente la dirección sindical, para obligar a la patronal a apresurar los trámites de un aumento de salarios. La primera consecuencia fue la expulsión del sindicato de los líderes de la huelga considerados como “provocadores al servicio de una potencia extranjera”, (una expresión, dicho sea de paso, muy en boga en aquellos días de auge del maccarthismo y cárceles repletas de presos políticos, cuando Perón, dejando atrás su enfrentamiento de 1945 con el embajador de los Estados Unidos Spruille Braden, trataba a toda costa de congraciarse con los norteamericanos que estaban pendientes del conflicto coreano y obsesionados por lo que consideraban la expansión del comunismo). Las huelgas ferroviarias de 1950 y 1951 en Argentina fueron tres huelgas consecutivas realizadas en Argentina por los trabajadores de la recién creada empresa estatal Ferrocarriles Argentinos entre noviembre de 1950 y enero de 1951 tuvieron origen en un reclamo de aumento salarial. La intranquilidad ocasionada por la declinación de los salarios reales de los ferroviarios y la inacción de sus dirigentes, que unos días antes del paro habían afirmado que “cualquier intento de turbar la vida interna del gremio ferroviario es un ataque a la Patria, al Justicialismo y al General Perón” determinaron a los obreros a elegir en asamblea una Comisión Consultiva de Emergencia para coordinar las acciones y las negociaciones. En diciembre, la Unión Ferroviaria intervino ocho de sus filiales, el Ministro de Transportes redujo los aumentos salariales que había acordado y algunos obreros que habían participado de la huelga fueron despedidos y encarcelados. El 14 de diciembre iniciaron una nueva huelga; la Unión Ferroviaria fue intervenida por la Confederación General del Trabajo y quienes estaban a cargo de la intervención, que eran ajenas al gremio ferroviario, se negaron a normalizar las filiales como pedían los huelguistas en tanto se continuaron los despidos. El 23 de enero el Congreso Extraordinario de delegados de los distintos ferrocarriles declaró la huelga por tiempo indeterminado a partir de esa fecha exigiendo: 1- Aplicación inmediata de la escala modificada para peones y guardabarreras; 2- Inmediata modificación del escalafón vigente con participación de la Comisión Consultiva de Emergencia; 3- Cese de la intervención cegetista y elecciones en un plazo no mayor a 60 días. Las autoridades gubernamentales rechazaron de plano la medida y declararon la ilegalidad del paro. El Ministerio de Transporte de la Nación publica el mismo día un comunicado donde expresa que aquellos trabajadores que no se presenten a trabajar serán inmediatamente reemplazados. El presidente Perón dispuso el 25 de enero de 1951 la movilización militar de los obreros ferroviarios y centenares de trabajadores fueron encarcelados y unos dos mil de ellos fueron despedidos. ✌️✌️✌️✌️💩💩💩💩💩
Perón un fascista de ultra derecha, golpista, corrupto y genocida. Perón el gran defensor del pueblo que mandaba a la CGT a intervenir los paros de los trabajadores apoyados por sindicatos independientes No adeptos al gobierno y si eso no funcionaba mandaba a reprimir y intervenir los medios de producción al ejército. Perón el militar de derechas, fascista, genocida que dijo: Señores capitalistas, no se asusten de mi sindicalismo, nunca mejor que ahora estará seguro el capitalismo, ya que yo también lo soy, porque tengo estancia y en ella operarios. Lo que quiero es organizar estatalmente a los trabajadores, para que el Estado los dirija y les marque rumbos...” ("Discurso pronunciado por Juan Domingo Perón en la Bolsa de Comercio”, 25 de agosto de 1944). La masacre de Rincón Bomba, también conocida como Masacre de La Bomba o simplemente Rincón Bomba, fue un ataque y matanza planificada por el Gobierno de Juan Domingo Perón iniciada el 10 de octubre de 1947 que se extendió durante tres semanas, en cuyo transcurso fueron asesinadas, violadas, esclavizadas, desaparecidas y lesionadas miles de personas desarmadas, incluyendo niños, mujeres y ancianos pertenecientes al pueblo pilagá, en el paraje La Bomba, cerca de la población de Las Lomitas, en el entonces Territorio Nacional de Formosa. Territorio nacional de Formosa en 1947. Dos años después del “día de la lealtad peronista”. Las familias pilagás, tobas y wichis se dirigen caminando a la Compañía El Tabacal en Tartagal (Salta), propiedad del terrateniente oligarca y empresario del azúcar Robustiano Patrón Costas, en busca de trabajo. El gobierno de Perón había establecido un régimen de trabajo esclavo y el patrón no cumplió con el salario prometido. Los indígenas reclamaron y fueron despedidos. Acechados por el hambre y las enfermedades deciden volver con sus familias a su territorio en Las Lomitas (Formosa). 1919: matanza de obreros, pogrom en el Once y el papel de Juan Domingo Perón. En su libro Masas, caudillos y elites, el historiador Milcíades Peña (1933-1965), al documentar los pormenores de la represión en la “Semana Trágica”, señaló que “frente a la fábrica, donde se había iniciado la huelga, un destacamento del ejército ametralló a los obreros. Lo comandaba un joven teniente llamado Juan Domingo Perón”. Osvaldo Bayer, en reiteradas ocasiones, ha dicho algo parecido. En octubre de 1949, cuando hacía cuarenta meses que la fórmula Perón-Quijano se había hecho cargo del gobierno nacional, los trabajadores de los surcos y de los ingenios azucareros, conducidos por la FOTIA (Federación Obrera Tucumana de la Industria Azucarera), declararon la huelga general reclamando aumento de salarios y una mejora ostensible en las condiciones laborales. Perón respondió -¡una vez más!- declarando ilegal la huelga, y la CGT, también consecuente, intervino la organización. En las primeras horas de la mañana del 27 de octubre de 1949, los locales de la FOTIA fueron clausurados por la policía, que dejó custodias permanentes para impedir el acceso. Naturalmente la obsecuente dirección de la CGT, en actitud absolutamente servil hacia las autoridades, envió a los jerarcas Ferrari, Berón y Brown para intervenir el sindicato. La represión entonces se hizo feroz. El 28 de noviembre, cuando la resistencia obrera había superado el mes, en los calabozos de la policía, ubicados en la Casa de Gobierno provincial, fue torturado y asesinado el obrero gastronómico Carlos Antonio Aguirre, que era tesorero del sindicato de Mozos de Tucumán. En marzo de 1950 se declararon en huelga los obreros municipales de la Ciudad de Buenos Aires. Como en todas las oportunidades anteriores, el movimiento fue declarado ilegal y, en medio de una fuerte actividad represiva, se aplicó los artículos 249, 255 y algunos otros del Código Penal. La policía detuvo a muchos trabajadores por “actividades subversivas” a los que se torturó en la “Sección especial” de la calle Urquiza, en los altos de la Seccional 8ª de la Policía Federal, frente al Hospital Ramos Mejía. Dos meses después, los obreros marítimos, absolutamente cansados de las tramitaciones infructuosas, fueron a la huelga por aumentos de salarios y otras reivindicaciones. El paro, por supuesto, fue declarado ilegal. La CGT, de nuevo en una actitud absolutamente seguidista, emitió una declaración que decía, entre otras cosas: “…deben, pues, los trabajadores marítimos desoir la voz de quienes los incitan a un paro condenado desde ya al fracaso más absoluto”. Además, como el gremio marítimo no estaba afiliado a la CGT, el propio Ministerio de Trabajo le envió a la Confederación General de Gremios Marítimos (CGGMA) un duro mensaje. En cumplimiento de una orden del excelentísimo Señor Presidente de la Nación, general Perón, le expresamos a usted que la CGGMA carece de personería moral, por cuanto se halla al margen de la organización general que incluye a todos los trabajadores del país, bajo los auspicios del Ministerio de Trabajo y Previsión y de la política de justicia social implantada por el gobierno nacional”. Entre los huelguistas se encontraba un joven de 23 años llamado Osvaldo Bayer. El gran historiador, en el libro “Osvaldo Bayer íntimo, conversaciones con el eterno libertario”, que apareció en el año 2007 por iniciativa del periodista Julio Ferrer, se refiere a aquel paro en el que participó: En la huelga marítima del ’50 se dejó cesantes a centenares de trabajadores, incluyéndome. La huelga había sido votada democráticamente en una asamblea supervisada por los propios inspectores de Trabajo y Previsión. Me pusieron en una lista negra y no pude navegar más”. En agosto de 1950, los obreros de la construcción del Gran Buenos Aires pararon 48 horas, desbordando plenamente la dirección sindical, para obligar a la patronal a apresurar los trámites de un aumento de salarios. La primera consecuencia fue la expulsión del sindicato de los líderes de la huelga considerados como “provocadores al servicio de una potencia extranjera”, (una expresión, dicho sea de paso, muy en boga en aquellos días de auge del maccarthismo y cárceles repletas de presos políticos, cuando Perón, dejando atrás su enfrentamiento de 1945 con el embajador de los Estados Unidos Spruille Braden, trataba a toda costa de congraciarse con los norteamericanos que estaban pendientes del conflicto coreano y obsesionados por lo que consideraban la expansión del comunismo). Las huelgas ferroviarias de 1950 y 1951 en Argentina fueron tres huelgas consecutivas realizadas en Argentina por los trabajadores de la recién creada empresa estatal Ferrocarriles Argentinos entre noviembre de 1950 y enero de 1951 tuvieron origen en un reclamo de aumento salarial. La intranquilidad ocasionada por la declinación de los salarios reales de los ferroviarios y la inacción de sus dirigentes, que unos días antes del paro habían afirmado que “cualquier intento de turbar la vida interna del gremio ferroviario es un ataque a la Patria, al Justicialismo y al General Perón” determinaron a los obreros a elegir en asamblea una Comisión Consultiva de Emergencia para coordinar las acciones y las negociaciones. En diciembre, la Unión Ferroviaria intervino ocho de sus filiales, el Ministro de Transportes redujo los aumentos salariales que había acordado y algunos obreros que habían participado de la huelga fueron despedidos y encarcelados. El 14 de diciembre iniciaron una nueva huelga; la Unión Ferroviaria fue intervenida por la Confederación General del Trabajo y quienes estaban a cargo de la intervención, que eran ajenas al gremio ferroviario, se negaron a normalizar las filiales como pedían los huelguistas en tanto se continuaron los despidos. El 23 de enero el Congreso Extraordinario de delegados de los distintos ferrocarriles declaró la huelga por tiempo indeterminado a partir de esa fecha exigiendo: 1- Aplicación inmediata de la escala modificada para peones y guardabarreras; 2- Inmediata modificación del escalafón vigente con participación de la Comisión Consultiva de Emergencia; 3- Cese de la intervención cegetista y elecciones en un plazo no mayor a 60 días. Las autoridades gubernamentales rechazaron de plano la medida y declararon la ilegalidad del paro. El Ministerio de Transporte de la Nación publica el mismo día un comunicado donde expresa que aquellos trabajadores que no se presenten a trabajar serán inmediatamente reemplazados. El presidente Perón dispuso el 25 de enero de 1951 la movilización militar de los obreros ferroviarios y centenares de trabajadores fueron encarcelados y unos dos mil de ellos fueron despedidos. ✌️✌️✌️✌️💩💩💩💩💩
Y me parece , a mí , que sería marcar las groseras diferencias entre el pragmatismo , ése que se lleva adelante por necesidades circunstanciales y sin tirar los valores y principios ideológicos al carajo , y ése sucio pragmatismo cínico donde todo o cualquier cosa da lo mismo , todo en haras del poder
@@Elconserva27 Es verdad lo de la tercera posicion , el fascismo , por supuesto que la tercera posicion era anticaitalista y anticomunista , tal como lo fueron italia y alemania antes de perder la guerra . El "justicialismo" fue una importado y repintado para el argentino de apie de la epoca .
@@wilysalta147 la diferencia es que el Justicialismo no es anti capitalista, sino que busca el bien común de la comunidad; por ello es que en los gobiernos que más se apegan a la doctrina su economía crece, hay trabajo, se crean más fábricas y pymes, más consumo, etc.
Perón un fascista de ultra derecha, golpista, corrupto y genocida. Perón el gran defensor del pueblo que mandaba a la CGT a intervenir los paros de los trabajadores apoyados por sindicatos independientes No adeptos al gobierno y si eso no funcionaba mandaba a reprimir y intervenir los medios de producción al ejército. Perón el militar de derechas, fascista, genocida que dijo: Señores capitalistas, no se asusten de mi sindicalismo, nunca mejor que ahora estará seguro el capitalismo, ya que yo también lo soy, porque tengo estancia y en ella operarios. Lo que quiero es organizar estatalmente a los trabajadores, para que el Estado los dirija y les marque rumbos...” ("Discurso pronunciado por Juan Domingo Perón en la Bolsa de Comercio”, 25 de agosto de 1944). La masacre de Rincón Bomba, también conocida como Masacre de La Bomba o simplemente Rincón Bomba, fue un ataque y matanza planificada por el Gobierno de Juan Domingo Perón iniciada el 10 de octubre de 1947 que se extendió durante tres semanas, en cuyo transcurso fueron asesinadas, violadas, esclavizadas, desaparecidas y lesionadas miles de personas desarmadas, incluyendo niños, mujeres y ancianos pertenecientes al pueblo pilagá, en el paraje La Bomba, cerca de la población de Las Lomitas, en el entonces Territorio Nacional de Formosa. Territorio nacional de Formosa en 1947. Dos años después del “día de la lealtad peronista”. Las familias pilagás, tobas y wichis se dirigen caminando a la Compañía El Tabacal en Tartagal (Salta), propiedad del terrateniente oligarca y empresario del azúcar Robustiano Patrón Costas, en busca de trabajo. El gobierno de Perón había establecido un régimen de trabajo esclavo y el patrón no cumplió con el salario prometido. Los indígenas reclamaron y fueron despedidos. Acechados por el hambre y las enfermedades deciden volver con sus familias a su territorio en Las Lomitas (Formosa). 1919: matanza de obreros, pogrom en el Once y el papel de Juan Domingo Perón. En su libro Masas, caudillos y elites, el historiador Milcíades Peña (1933-1965), al documentar los pormenores de la represión en la “Semana Trágica”, señaló que “frente a la fábrica, donde se había iniciado la huelga, un destacamento del ejército ametralló a los obreros. Lo comandaba un joven teniente llamado Juan Domingo Perón”. Osvaldo Bayer, en reiteradas ocasiones, ha dicho algo parecido. En octubre de 1949, cuando hacía cuarenta meses que la fórmula Perón-Quijano se había hecho cargo del gobierno nacional, los trabajadores de los surcos y de los ingenios azucareros, conducidos por la FOTIA (Federación Obrera Tucumana de la Industria Azucarera), declararon la huelga general reclamando aumento de salarios y una mejora ostensible en las condiciones laborales. Perón respondió -¡una vez más!- declarando ilegal la huelga, y la CGT, también consecuente, intervino la organización. En las primeras horas de la mañana del 27 de octubre de 1949, los locales de la FOTIA fueron clausurados por la policía, que dejó custodias permanentes para impedir el acceso. Naturalmente la obsecuente dirección de la CGT, en actitud absolutamente servil hacia las autoridades, envió a los jerarcas Ferrari, Berón y Brown para intervenir el sindicato. La represión entonces se hizo feroz. El 28 de noviembre, cuando la resistencia obrera había superado el mes, en los calabozos de la policía, ubicados en la Casa de Gobierno provincial, fue torturado y asesinado el obrero gastronómico Carlos Antonio Aguirre, que era tesorero del sindicato de Mozos de Tucumán. En marzo de 1950 se declararon en huelga los obreros municipales de la Ciudad de Buenos Aires. Como en todas las oportunidades anteriores, el movimiento fue declarado ilegal y, en medio de una fuerte actividad represiva, se aplicó los artículos 249, 255 y algunos otros del Código Penal. La policía detuvo a muchos trabajadores por “actividades subversivas” a los que se torturó en la “Sección especial” de la calle Urquiza, en los altos de la Seccional 8ª de la Policía Federal, frente al Hospital Ramos Mejía. Dos meses después, los obreros marítimos, absolutamente cansados de las tramitaciones infructuosas, fueron a la huelga por aumentos de salarios y otras reivindicaciones. El paro, por supuesto, fue declarado ilegal. La CGT, de nuevo en una actitud absolutamente seguidista, emitió una declaración que decía, entre otras cosas: “…deben, pues, los trabajadores marítimos desoir la voz de quienes los incitan a un paro condenado desde ya al fracaso más absoluto”. Además, como el gremio marítimo no estaba afiliado a la CGT, el propio Ministerio de Trabajo le envió a la Confederación General de Gremios Marítimos (CGGMA) un duro mensaje. En cumplimiento de una orden del excelentísimo Señor Presidente de la Nación, general Perón, le expresamos a usted que la CGGMA carece de personería moral, por cuanto se halla al margen de la organización general que incluye a todos los trabajadores del país, bajo los auspicios del Ministerio de Trabajo y Previsión y de la política de justicia social implantada por el gobierno nacional”. Entre los huelguistas se encontraba un joven de 23 años llamado Osvaldo Bayer. El gran historiador, en el libro “Osvaldo Bayer íntimo, conversaciones con el eterno libertario”, que apareció en el año 2007 por iniciativa del periodista Julio Ferrer, se refiere a aquel paro en el que participó: En la huelga marítima del ’50 se dejó cesantes a centenares de trabajadores, incluyéndome. La huelga había sido votada democráticamente en una asamblea supervisada por los propios inspectores de Trabajo y Previsión. Me pusieron en una lista negra y no pude navegar más”. En agosto de 1950, los obreros de la construcción del Gran Buenos Aires pararon 48 horas, desbordando plenamente la dirección sindical, para obligar a la patronal a apresurar los trámites de un aumento de salarios. La primera consecuencia fue la expulsión del sindicato de los líderes de la huelga considerados como “provocadores al servicio de una potencia extranjera”, (una expresión, dicho sea de paso, muy en boga en aquellos días de auge del maccarthismo y cárceles repletas de presos políticos, cuando Perón, dejando atrás su enfrentamiento de 1945 con el embajador de los Estados Unidos Spruille Braden, trataba a toda costa de congraciarse con los norteamericanos que estaban pendientes del conflicto coreano y obsesionados por lo que consideraban la expansión del comunismo). Las huelgas ferroviarias de 1950 y 1951 en Argentina fueron tres huelgas consecutivas realizadas en Argentina por los trabajadores de la recién creada empresa estatal Ferrocarriles Argentinos entre noviembre de 1950 y enero de 1951 tuvieron origen en un reclamo de aumento salarial. La intranquilidad ocasionada por la declinación de los salarios reales de los ferroviarios y la inacción de sus dirigentes, que unos días antes del paro habían afirmado que “cualquier intento de turbar la vida interna del gremio ferroviario es un ataque a la Patria, al Justicialismo y al General Perón” determinaron a los obreros a elegir en asamblea una Comisión Consultiva de Emergencia para coordinar las acciones y las negociaciones. En diciembre, la Unión Ferroviaria intervino ocho de sus filiales, el Ministro de Transportes redujo los aumentos salariales que había acordado y algunos obreros que habían participado de la huelga fueron despedidos y encarcelados. El 14 de diciembre iniciaron una nueva huelga; la Unión Ferroviaria fue intervenida por la Confederación General del Trabajo y quienes estaban a cargo de la intervención, que eran ajenas al gremio ferroviario, se negaron a normalizar las filiales como pedían los huelguistas en tanto se continuaron los despidos. El 23 de enero el Congreso Extraordinario de delegados de los distintos ferrocarriles declaró la huelga por tiempo indeterminado a partir de esa fecha exigiendo: 1- Aplicación inmediata de la escala modificada para peones y guardabarreras; 2- Inmediata modificación del escalafón vigente con participación de la Comisión Consultiva de Emergencia; 3- Cese de la intervención cegetista y elecciones en un plazo no mayor a 60 días. Las autoridades gubernamentales rechazaron de plano la medida y declararon la ilegalidad del paro. El Ministerio de Transporte de la Nación publica el mismo día un comunicado donde expresa que aquellos trabajadores que no se presenten a trabajar serán inmediatamente reemplazados. El presidente Perón dispuso el 25 de enero de 1951 la movilización militar de los obreros ferroviarios y centenares de trabajadores fueron encarcelados y unos dos mil de ellos fueron despedidos. ✌️✌️✌️✌️💩💩💩💩💩
Pero cual de todas las ramas del peronismo sirve???? Guillermo moreno habla del gobierno social democrata de alberto q fue malisimo, y que el país dejó de crecer desde el 2013 cuando cristina se fue volviendo demócrata, hay muchísimas ramas del justicialismo
no. decia que el UNIVERSALISMO era un hecho inevitable, lo que fue conocido como GLOBALIZACION, que es la antitesis del NOM, que es el actual globalismo que es la contrario a la globalizacion. Sobre el universalismo/globalizacion explico como debiamos prepararnos, fortaleciendo nuestra identidad nacional y nuestra industria, asi llegariamos al 2000 unidos o dominados. Lo que sucedia es que en ese tiempo, año 73, se daba la alianza entre Nixon y Mao Tse Tun. Nos aviso como pararnos frente a la globalizacion, no la nego. El peronismo es practico, no utopico.
Perón un fascista de ultra derecha, golpista, corrupto y genocida. Perón el gran defensor del pueblo que mandaba a la CGT a intervenir los paros de los trabajadores apoyados por sindicatos independientes No adeptos al gobierno y si eso no funcionaba mandaba a reprimir y intervenir los medios de producción al ejército. Perón el militar de derechas, fascista, genocida que dijo: Señores capitalistas, no se asusten de mi sindicalismo, nunca mejor que ahora estará seguro el capitalismo, ya que yo también lo soy, porque tengo estancia y en ella operarios. Lo que quiero es organizar estatalmente a los trabajadores, para que el Estado los dirija y les marque rumbos...” ("Discurso pronunciado por Juan Domingo Perón en la Bolsa de Comercio”, 25 de agosto de 1944). La masacre de Rincón Bomba, también conocida como Masacre de La Bomba o simplemente Rincón Bomba, fue un ataque y matanza planificada por el Gobierno de Juan Domingo Perón iniciada el 10 de octubre de 1947 que se extendió durante tres semanas, en cuyo transcurso fueron asesinadas, violadas, esclavizadas, desaparecidas y lesionadas miles de personas desarmadas, incluyendo niños, mujeres y ancianos pertenecientes al pueblo pilagá, en el paraje La Bomba, cerca de la población de Las Lomitas, en el entonces Territorio Nacional de Formosa. Territorio nacional de Formosa en 1947. Dos años después del “día de la lealtad peronista”. Las familias pilagás, tobas y wichis se dirigen caminando a la Compañía El Tabacal en Tartagal (Salta), propiedad del terrateniente oligarca y empresario del azúcar Robustiano Patrón Costas, en busca de trabajo. El gobierno de Perón había establecido un régimen de trabajo esclavo y el patrón no cumplió con el salario prometido. Los indígenas reclamaron y fueron despedidos. Acechados por el hambre y las enfermedades deciden volver con sus familias a su territorio en Las Lomitas (Formosa). 1919: matanza de obreros, pogrom en el Once y el papel de Juan Domingo Perón. En su libro Masas, caudillos y elites, el historiador Milcíades Peña (1933-1965), al documentar los pormenores de la represión en la “Semana Trágica”, señaló que “frente a la fábrica, donde se había iniciado la huelga, un destacamento del ejército ametralló a los obreros. Lo comandaba un joven teniente llamado Juan Domingo Perón”. Osvaldo Bayer, en reiteradas ocasiones, ha dicho algo parecido. En octubre de 1949, cuando hacía cuarenta meses que la fórmula Perón-Quijano se había hecho cargo del gobierno nacional, los trabajadores de los surcos y de los ingenios azucareros, conducidos por la FOTIA (Federación Obrera Tucumana de la Industria Azucarera), declararon la huelga general reclamando aumento de salarios y una mejora ostensible en las condiciones laborales. Perón respondió -¡una vez más!- declarando ilegal la huelga, y la CGT, también consecuente, intervino la organización. En las primeras horas de la mañana del 27 de octubre de 1949, los locales de la FOTIA fueron clausurados por la policía, que dejó custodias permanentes para impedir el acceso. Naturalmente la obsecuente dirección de la CGT, en actitud absolutamente servil hacia las autoridades, envió a los jerarcas Ferrari, Berón y Brown para intervenir el sindicato. La represión entonces se hizo feroz. El 28 de noviembre, cuando la resistencia obrera había superado el mes, en los calabozos de la policía, ubicados en la Casa de Gobierno provincial, fue torturado y asesinado el obrero gastronómico Carlos Antonio Aguirre, que era tesorero del sindicato de Mozos de Tucumán. En marzo de 1950 se declararon en huelga los obreros municipales de la Ciudad de Buenos Aires. Como en todas las oportunidades anteriores, el movimiento fue declarado ilegal y, en medio de una fuerte actividad represiva, se aplicó los artículos 249, 255 y algunos otros del Código Penal. La policía detuvo a muchos trabajadores por “actividades subversivas” a los que se torturó en la “Sección especial” de la calle Urquiza, en los altos de la Seccional 8ª de la Policía Federal, frente al Hospital Ramos Mejía. Dos meses después, los obreros marítimos, absolutamente cansados de las tramitaciones infructuosas, fueron a la huelga por aumentos de salarios y otras reivindicaciones. El paro, por supuesto, fue declarado ilegal. La CGT, de nuevo en una actitud absolutamente seguidista, emitió una declaración que decía, entre otras cosas: “…deben, pues, los trabajadores marítimos desoir la voz de quienes los incitan a un paro condenado desde ya al fracaso más absoluto”. Además, como el gremio marítimo no estaba afiliado a la CGT, el propio Ministerio de Trabajo le envió a la Confederación General de Gremios Marítimos (CGGMA) un duro mensaje. En cumplimiento de una orden del excelentísimo Señor Presidente de la Nación, general Perón, le expresamos a usted que la CGGMA carece de personería moral, por cuanto se halla al margen de la organización general que incluye a todos los trabajadores del país, bajo los auspicios del Ministerio de Trabajo y Previsión y de la política de justicia social implantada por el gobierno nacional”. Entre los huelguistas se encontraba un joven de 23 años llamado Osvaldo Bayer. El gran historiador, en el libro “Osvaldo Bayer íntimo, conversaciones con el eterno libertario”, que apareció en el año 2007 por iniciativa del periodista Julio Ferrer, se refiere a aquel paro en el que participó: En la huelga marítima del ’50 se dejó cesantes a centenares de trabajadores, incluyéndome. La huelga había sido votada democráticamente en una asamblea supervisada por los propios inspectores de Trabajo y Previsión. Me pusieron en una lista negra y no pude navegar más”. En agosto de 1950, los obreros de la construcción del Gran Buenos Aires pararon 48 horas, desbordando plenamente la dirección sindical, para obligar a la patronal a apresurar los trámites de un aumento de salarios. La primera consecuencia fue la expulsión del sindicato de los líderes de la huelga considerados como “provocadores al servicio de una potencia extranjera”, (una expresión, dicho sea de paso, muy en boga en aquellos días de auge del maccarthismo y cárceles repletas de presos políticos, cuando Perón, dejando atrás su enfrentamiento de 1945 con el embajador de los Estados Unidos Spruille Braden, trataba a toda costa de congraciarse con los norteamericanos que estaban pendientes del conflicto coreano y obsesionados por lo que consideraban la expansión del comunismo). Las huelgas ferroviarias de 1950 y 1951 en Argentina fueron tres huelgas consecutivas realizadas en Argentina por los trabajadores de la recién creada empresa estatal Ferrocarriles Argentinos entre noviembre de 1950 y enero de 1951 tuvieron origen en un reclamo de aumento salarial. La intranquilidad ocasionada por la declinación de los salarios reales de los ferroviarios y la inacción de sus dirigentes, que unos días antes del paro habían afirmado que “cualquier intento de turbar la vida interna del gremio ferroviario es un ataque a la Patria, al Justicialismo y al General Perón” determinaron a los obreros a elegir en asamblea una Comisión Consultiva de Emergencia para coordinar las acciones y las negociaciones. En diciembre, la Unión Ferroviaria intervino ocho de sus filiales, el Ministro de Transportes redujo los aumentos salariales que había acordado y algunos obreros que habían participado de la huelga fueron despedidos y encarcelados. El 14 de diciembre iniciaron una nueva huelga; la Unión Ferroviaria fue intervenida por la Confederación General del Trabajo y quienes estaban a cargo de la intervención, que eran ajenas al gremio ferroviario, se negaron a normalizar las filiales como pedían los huelguistas en tanto se continuaron los despidos. El 23 de enero el Congreso Extraordinario de delegados de los distintos ferrocarriles declaró la huelga por tiempo indeterminado a partir de esa fecha exigiendo: 1- Aplicación inmediata de la escala modificada para peones y guardabarreras; 2- Inmediata modificación del escalafón vigente con participación de la Comisión Consultiva de Emergencia; 3- Cese de la intervención cegetista y elecciones en un plazo no mayor a 60 días. Las autoridades gubernamentales rechazaron de plano la medida y declararon la ilegalidad del paro. El Ministerio de Transporte de la Nación publica el mismo día un comunicado donde expresa que aquellos trabajadores que no se presenten a trabajar serán inmediatamente reemplazados. El presidente Perón dispuso el 25 de enero de 1951 la movilización militar de los obreros ferroviarios y centenares de trabajadores fueron encarcelados y unos dos mil de ellos fueron despedidos. ✌️✌️✌️✌️💩💩💩💩💩
Esta página de internet, youtube es de los argentinos, de gente que apoya a Argentina Este video es para nuestros Héroes del Beagle, esto es un homenaje, una dedicatoria para ellos porque los queremos mucho, los admiramos, estamos orgullosos de ellos y están en nuestros corazones
" dicen que somos sectarios y eso no es verdad ... dicen que somos de centro lo cual es falso , porque el centro al igual que la derecha y la izquierda es sectario ... nuestra tercera posición al no ser sectaria no es ni de centro ni de derecha ni de izquierda ... pero de acuerdo a los hechos y las circunstancias , y al debido análisis que hagamos de ellas , seremos o de centro o de derecha o de izquierda ... no somos los hechos ni las circunstancias sólo vamos tras de ellas ... " ... sólo le faltó decir que el peronismo será algo que va para el lado que sopla el viento ( Joseph Page , El Peronismo )
Si , los Peronistas dicen que Menem no era peronista , Cristina tampoco , Alberto tampoco y asi hasta el infinito. la culpa nunca es de ellos , siempre es de los que no son de su grupo 😢
Es que decir que se es peronista es solo un paso para considerarse peronista, el tema que después tenes que avanzar, caminar hacia el autentico justicialismo.
Insisto , los Peronistas son violentos , destituyentes y nunca se hacen cargo de todos sus desastres de gobierno. Yo lo veo desde los 70 cuando Peron estaba vivo y fue presidente. Lo vivi , no me lo conto nadie.
Un visionario, estadista inteligentisimo y patriota q amo a su pueblo. VIVA PERÓN!!
Los quería tanto que los reprimió, mató y los abandonó. ✌️✌️✌️💩💩
😂😂😂😂😂😂😂😂😂.
Si si seguro. Era un aprendiz de dictator, fascista de ultra derecha, golpista, corrupto y genocida.
Perón el gran defensor del pueblo que mandaba a la CGT a intervenir los paros de los trabajadores apoyados por sindicatos independientes No adeptos al gobierno y si eso no funcionaba mandaba a reprimir y intervenir los medios de producción al ejército.
Perón el militar de derechas, fascista, genocida que dijo:
Señores capitalistas, no se asusten de mi sindicalismo, nunca mejor que ahora estará seguro el capitalismo, ya que yo también lo soy, porque tengo estancia y en ella operarios. Lo que quiero es organizar estatalmente a los trabajadores, para que el Estado los dirija y les marque rumbos...” ("Discurso pronunciado por Juan Domingo Perón en la Bolsa de Comercio”, 25 de agosto de 1944).
La masacre de Rincón Bomba, también conocida como Masacre de La Bomba o simplemente Rincón Bomba, fue un ataque y matanza planificada por el Gobierno de Juan Domingo Perón iniciada el 10 de octubre de 1947 que se extendió durante tres semanas, en cuyo transcurso fueron asesinadas, violadas, esclavizadas, desaparecidas y lesionadas miles de personas desarmadas, incluyendo niños, mujeres y ancianos pertenecientes al pueblo pilagá, en el paraje La Bomba, cerca de la población de Las Lomitas, en el entonces Territorio Nacional de Formosa.
Territorio nacional de Formosa en 1947. Dos años después del “día de la lealtad peronista”. Las familias pilagás, tobas y wichis se dirigen caminando a la Compañía El Tabacal en Tartagal (Salta), propiedad del terrateniente oligarca y empresario del azúcar Robustiano Patrón Costas, en busca de trabajo. El gobierno de Perón había establecido un régimen de trabajo esclavo y el patrón no cumplió con el salario prometido. Los indígenas reclamaron y fueron despedidos. Acechados por el hambre y las enfermedades deciden volver con sus familias a su territorio en Las Lomitas (Formosa).
1919: matanza de obreros, pogrom en el Once y el papel de Juan Domingo Perón.
En su libro Masas, caudillos y elites, el historiador Milcíades Peña (1933-1965), al documentar los pormenores de la represión en la “Semana Trágica”, señaló que “frente a la fábrica, donde se había iniciado la huelga, un destacamento del ejército ametralló a los obreros. Lo comandaba un joven teniente llamado Juan Domingo Perón”. Osvaldo Bayer, en reiteradas ocasiones, ha dicho algo parecido.
En octubre de 1949, cuando hacía cuarenta meses que la fórmula Perón-Quijano se había hecho cargo del gobierno nacional, los trabajadores de los surcos y de los ingenios azucareros, conducidos por la FOTIA (Federación Obrera Tucumana de la Industria Azucarera), declararon la huelga general reclamando aumento de salarios y una mejora ostensible en las condiciones laborales. Perón respondió -¡una vez más!- declarando ilegal la huelga, y la CGT, también consecuente, intervino la organización. En las primeras horas de la mañana del 27 de octubre de 1949, los locales de la FOTIA fueron clausurados por la policía, que dejó custodias permanentes para impedir el acceso. Naturalmente la obsecuente dirección de la CGT, en actitud absolutamente servil hacia las autoridades, envió a los jerarcas Ferrari, Berón y Brown para intervenir el sindicato. La represión entonces se hizo feroz. El 28 de noviembre, cuando la resistencia obrera había superado el mes, en los calabozos de la policía, ubicados en la Casa de Gobierno provincial, fue torturado y asesinado el obrero gastronómico Carlos Antonio Aguirre, que era tesorero del sindicato de Mozos de Tucumán. En marzo de 1950 se declararon en huelga los obreros municipales de la Ciudad de Buenos Aires. Como en todas las oportunidades anteriores, el movimiento fue declarado ilegal y, en medio de una fuerte actividad represiva, se aplicó los artículos 249, 255 y algunos otros del Código Penal. La policía detuvo a muchos trabajadores por “actividades subversivas” a los que se torturó en la “Sección especial” de la calle Urquiza, en los altos de la Seccional 8ª de la Policía Federal, frente al Hospital Ramos Mejía. Dos meses después, los obreros marítimos, absolutamente cansados de las tramitaciones infructuosas, fueron a la huelga por aumentos de salarios y otras reivindicaciones. El paro, por supuesto, fue declarado ilegal. La CGT, de nuevo en una actitud absolutamente seguidista, emitió una declaración que decía, entre otras cosas: “…deben, pues, los trabajadores marítimos desoir la voz de quienes los incitan a un paro condenado desde ya al fracaso más absoluto”.
Además, como el gremio marítimo no estaba afiliado a la CGT, el propio Ministerio de Trabajo le envió a la Confederación General de Gremios Marítimos (CGGMA) un duro mensaje. En cumplimiento de una orden del excelentísimo Señor Presidente de la Nación, general Perón, le expresamos a usted que la CGGMA carece de personería moral, por cuanto se halla al margen de la organización general que incluye a todos los trabajadores del país, bajo los auspicios del Ministerio de Trabajo y Previsión y de la política de justicia social implantada por el gobierno nacional”. Entre los huelguistas se encontraba un joven de 23 años llamado Osvaldo Bayer. El gran historiador, en el libro “Osvaldo Bayer íntimo, conversaciones con el eterno libertario”, que apareció en el año 2007 por iniciativa del periodista Julio Ferrer, se refiere a aquel paro en el que participó: En la huelga marítima del ’50 se dejó cesantes a centenares de trabajadores, incluyéndome. La huelga había sido votada democráticamente en una asamblea supervisada por los propios inspectores de Trabajo y Previsión. Me pusieron en una lista negra y no pude navegar más”.
En agosto de 1950, los obreros de la construcción del Gran Buenos Aires pararon 48 horas, desbordando plenamente la dirección sindical, para obligar a la patronal a apresurar los trámites de un aumento de salarios. La primera consecuencia fue la expulsión del sindicato de los líderes de la huelga considerados como “provocadores al servicio de una potencia extranjera”, (una expresión, dicho sea de paso, muy en boga en aquellos días de auge del maccarthismo y cárceles repletas de presos políticos, cuando Perón, dejando atrás su enfrentamiento de 1945 con el embajador de los Estados Unidos Spruille Braden, trataba a toda costa de congraciarse con los norteamericanos que estaban pendientes del conflicto coreano y obsesionados por lo que consideraban la expansión del comunismo). Las huelgas ferroviarias de 1950 y 1951 en Argentina fueron tres huelgas consecutivas realizadas en Argentina por los trabajadores de la recién creada empresa estatal Ferrocarriles Argentinos entre noviembre de 1950 y enero de 1951 tuvieron origen en un reclamo de aumento salarial. La intranquilidad ocasionada por la declinación de los salarios reales de los ferroviarios y la inacción de sus dirigentes, que unos días antes del paro habían afirmado que “cualquier intento de turbar la vida interna del gremio ferroviario es un ataque a la Patria, al Justicialismo y al General Perón” determinaron a los obreros a elegir en asamblea una Comisión Consultiva de Emergencia para coordinar las acciones y las negociaciones.
En diciembre, la Unión Ferroviaria intervino ocho de sus filiales, el Ministro de Transportes redujo los aumentos salariales que había acordado y algunos obreros que habían participado de la huelga fueron despedidos y encarcelados.
El 14 de diciembre iniciaron una nueva huelga; la Unión Ferroviaria fue intervenida por la Confederación General del Trabajo y quienes estaban a cargo de la intervención, que eran ajenas al gremio ferroviario, se negaron a normalizar las filiales como pedían los huelguistas en tanto se continuaron los despidos. El 23 de enero el Congreso Extraordinario de delegados de los distintos ferrocarriles declaró la huelga por tiempo indeterminado a partir de esa fecha exigiendo: 1- Aplicación inmediata de la escala modificada para peones y guardabarreras; 2- Inmediata modificación del escalafón vigente con participación de la Comisión Consultiva de Emergencia; 3- Cese de la intervención cegetista y elecciones en un plazo no mayor a 60 días. Las autoridades gubernamentales rechazaron de plano la medida y declararon la ilegalidad del paro. El Ministerio de Transporte de la Nación publica el mismo día un comunicado donde expresa que aquellos trabajadores que no se presenten a trabajar serán inmediatamente reemplazados. El presidente Perón dispuso el 25 de enero de 1951 la movilización militar de los obreros ferroviarios y centenares de trabajadores fueron encarcelados y unos dos mil de ellos fueron despedidos.
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La importancia de la tercera posición. Hoy más vigente que nunca. La globalización barre con este concepto. Izquierdas y derechas no nos definen: son dos caras de una misma moneda. Debemos tener nuestra propia definición. Eso es el peronismo. Estamos a tiempo
Pobre ignorante.
Perón un fascista de ultra derecha, golpista, corrupto y genocida.
Perón el gran defensor del pueblo que mandaba a la CGT a intervenir los paros de los trabajadores apoyados por sindicatos independientes No adeptos al gobierno y si eso no funcionaba mandaba a reprimir y intervenir los medios de producción al ejército.
Perón el militar de derechas, fascista, genocida que dijo:
Señores capitalistas, no se asusten de mi sindicalismo, nunca mejor que ahora estará seguro el capitalismo, ya que yo también lo soy, porque tengo estancia y en ella operarios. Lo que quiero es organizar estatalmente a los trabajadores, para que el Estado los dirija y les marque rumbos...” ("Discurso pronunciado por Juan Domingo Perón en la Bolsa de Comercio”, 25 de agosto de 1944).
La masacre de Rincón Bomba, también conocida como Masacre de La Bomba o simplemente Rincón Bomba, fue un ataque y matanza planificada por el Gobierno de Juan Domingo Perón iniciada el 10 de octubre de 1947 que se extendió durante tres semanas, en cuyo transcurso fueron asesinadas, violadas, esclavizadas, desaparecidas y lesionadas miles de personas desarmadas, incluyendo niños, mujeres y ancianos pertenecientes al pueblo pilagá, en el paraje La Bomba, cerca de la población de Las Lomitas, en el entonces Territorio Nacional de Formosa.
Territorio nacional de Formosa en 1947. Dos años después del “día de la lealtad peronista”. Las familias pilagás, tobas y wichis se dirigen caminando a la Compañía El Tabacal en Tartagal (Salta), propiedad del terrateniente oligarca y empresario del azúcar Robustiano Patrón Costas, en busca de trabajo. El gobierno de Perón había establecido un régimen de trabajo esclavo y el patrón no cumplió con el salario prometido. Los indígenas reclamaron y fueron despedidos. Acechados por el hambre y las enfermedades deciden volver con sus familias a su territorio en Las Lomitas (Formosa).
1919: matanza de obreros, pogrom en el Once y el papel de Juan Domingo Perón.
En su libro Masas, caudillos y elites, el historiador Milcíades Peña (1933-1965), al documentar los pormenores de la represión en la “Semana Trágica”, señaló que “frente a la fábrica, donde se había iniciado la huelga, un destacamento del ejército ametralló a los obreros. Lo comandaba un joven teniente llamado Juan Domingo Perón”. Osvaldo Bayer, en reiteradas ocasiones, ha dicho algo parecido.
En octubre de 1949, cuando hacía cuarenta meses que la fórmula Perón-Quijano se había hecho cargo del gobierno nacional, los trabajadores de los surcos y de los ingenios azucareros, conducidos por la FOTIA (Federación Obrera Tucumana de la Industria Azucarera), declararon la huelga general reclamando aumento de salarios y una mejora ostensible en las condiciones laborales. Perón respondió -¡una vez más!- declarando ilegal la huelga, y la CGT, también consecuente, intervino la organización. En las primeras horas de la mañana del 27 de octubre de 1949, los locales de la FOTIA fueron clausurados por la policía, que dejó custodias permanentes para impedir el acceso. Naturalmente la obsecuente dirección de la CGT, en actitud absolutamente servil hacia las autoridades, envió a los jerarcas Ferrari, Berón y Brown para intervenir el sindicato. La represión entonces se hizo feroz. El 28 de noviembre, cuando la resistencia obrera había superado el mes, en los calabozos de la policía, ubicados en la Casa de Gobierno provincial, fue torturado y asesinado el obrero gastronómico Carlos Antonio Aguirre, que era tesorero del sindicato de Mozos de Tucumán. En marzo de 1950 se declararon en huelga los obreros municipales de la Ciudad de Buenos Aires. Como en todas las oportunidades anteriores, el movimiento fue declarado ilegal y, en medio de una fuerte actividad represiva, se aplicó los artículos 249, 255 y algunos otros del Código Penal. La policía detuvo a muchos trabajadores por “actividades subversivas” a los que se torturó en la “Sección especial” de la calle Urquiza, en los altos de la Seccional 8ª de la Policía Federal, frente al Hospital Ramos Mejía. Dos meses después, los obreros marítimos, absolutamente cansados de las tramitaciones infructuosas, fueron a la huelga por aumentos de salarios y otras reivindicaciones. El paro, por supuesto, fue declarado ilegal. La CGT, de nuevo en una actitud absolutamente seguidista, emitió una declaración que decía, entre otras cosas: “…deben, pues, los trabajadores marítimos desoir la voz de quienes los incitan a un paro condenado desde ya al fracaso más absoluto”.
Además, como el gremio marítimo no estaba afiliado a la CGT, el propio Ministerio de Trabajo le envió a la Confederación General de Gremios Marítimos (CGGMA) un duro mensaje. En cumplimiento de una orden del excelentísimo Señor Presidente de la Nación, general Perón, le expresamos a usted que la CGGMA carece de personería moral, por cuanto se halla al margen de la organización general que incluye a todos los trabajadores del país, bajo los auspicios del Ministerio de Trabajo y Previsión y de la política de justicia social implantada por el gobierno nacional”. Entre los huelguistas se encontraba un joven de 23 años llamado Osvaldo Bayer. El gran historiador, en el libro “Osvaldo Bayer íntimo, conversaciones con el eterno libertario”, que apareció en el año 2007 por iniciativa del periodista Julio Ferrer, se refiere a aquel paro en el que participó: En la huelga marítima del ’50 se dejó cesantes a centenares de trabajadores, incluyéndome. La huelga había sido votada democráticamente en una asamblea supervisada por los propios inspectores de Trabajo y Previsión. Me pusieron en una lista negra y no pude navegar más”.
En agosto de 1950, los obreros de la construcción del Gran Buenos Aires pararon 48 horas, desbordando plenamente la dirección sindical, para obligar a la patronal a apresurar los trámites de un aumento de salarios. La primera consecuencia fue la expulsión del sindicato de los líderes de la huelga considerados como “provocadores al servicio de una potencia extranjera”, (una expresión, dicho sea de paso, muy en boga en aquellos días de auge del maccarthismo y cárceles repletas de presos políticos, cuando Perón, dejando atrás su enfrentamiento de 1945 con el embajador de los Estados Unidos Spruille Braden, trataba a toda costa de congraciarse con los norteamericanos que estaban pendientes del conflicto coreano y obsesionados por lo que consideraban la expansión del comunismo). Las huelgas ferroviarias de 1950 y 1951 en Argentina fueron tres huelgas consecutivas realizadas en Argentina por los trabajadores de la recién creada empresa estatal Ferrocarriles Argentinos entre noviembre de 1950 y enero de 1951 tuvieron origen en un reclamo de aumento salarial. La intranquilidad ocasionada por la declinación de los salarios reales de los ferroviarios y la inacción de sus dirigentes, que unos días antes del paro habían afirmado que “cualquier intento de turbar la vida interna del gremio ferroviario es un ataque a la Patria, al Justicialismo y al General Perón” determinaron a los obreros a elegir en asamblea una Comisión Consultiva de Emergencia para coordinar las acciones y las negociaciones.
En diciembre, la Unión Ferroviaria intervino ocho de sus filiales, el Ministro de Transportes redujo los aumentos salariales que había acordado y algunos obreros que habían participado de la huelga fueron despedidos y encarcelados.
El 14 de diciembre iniciaron una nueva huelga; la Unión Ferroviaria fue intervenida por la Confederación General del Trabajo y quienes estaban a cargo de la intervención, que eran ajenas al gremio ferroviario, se negaron a normalizar las filiales como pedían los huelguistas en tanto se continuaron los despidos. El 23 de enero el Congreso Extraordinario de delegados de los distintos ferrocarriles declaró la huelga por tiempo indeterminado a partir de esa fecha exigiendo: 1- Aplicación inmediata de la escala modificada para peones y guardabarreras; 2- Inmediata modificación del escalafón vigente con participación de la Comisión Consultiva de Emergencia; 3- Cese de la intervención cegetista y elecciones en un plazo no mayor a 60 días. Las autoridades gubernamentales rechazaron de plano la medida y declararon la ilegalidad del paro. El Ministerio de Transporte de la Nación publica el mismo día un comunicado donde expresa que aquellos trabajadores que no se presenten a trabajar serán inmediatamente reemplazados. El presidente Perón dispuso el 25 de enero de 1951 la movilización militar de los obreros ferroviarios y centenares de trabajadores fueron encarcelados y unos dos mil de ellos fueron despedidos.
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General!... Que nos ha pasado para dejar a la Patria en tal peligro?
GLORIA ETERNA AL GENERAL PERÓN
Es genial darme cuenta que los peronistas no entendieron a Perón
Es fácil, gorila. Si los "peronistas" no entendieron a Perón, entonces no son peronistas.
Cómo alguien puede entender a una persona mentirosa y manipuladora?.
Porque lo decís?
@@diegouser971
Perón un fascista de ultra derecha, golpista, corrupto y genocida.
Perón el gran defensor del pueblo que mandaba a la CGT a intervenir los paros de los trabajadores apoyados por sindicatos independientes No adeptos al gobierno y si eso no funcionaba mandaba a reprimir y intervenir los medios de producción al ejército.
Perón el militar de derechas, fascista, genocida que dijo:
Señores capitalistas, no se asusten de mi sindicalismo, nunca mejor que ahora estará seguro el capitalismo, ya que yo también lo soy, porque tengo estancia y en ella operarios. Lo que quiero es organizar estatalmente a los trabajadores, para que el Estado los dirija y les marque rumbos...” ("Discurso pronunciado por Juan Domingo Perón en la Bolsa de Comercio”, 25 de agosto de 1944).
La masacre de Rincón Bomba, también conocida como Masacre de La Bomba o simplemente Rincón Bomba, fue un ataque y matanza planificada por el Gobierno de Juan Domingo Perón iniciada el 10 de octubre de 1947 que se extendió durante tres semanas, en cuyo transcurso fueron asesinadas, violadas, esclavizadas, desaparecidas y lesionadas miles de personas desarmadas, incluyendo niños, mujeres y ancianos pertenecientes al pueblo pilagá, en el paraje La Bomba, cerca de la población de Las Lomitas, en el entonces Territorio Nacional de Formosa.
Territorio nacional de Formosa en 1947. Dos años después del “día de la lealtad peronista”. Las familias pilagás, tobas y wichis se dirigen caminando a la Compañía El Tabacal en Tartagal (Salta), propiedad del terrateniente oligarca y empresario del azúcar Robustiano Patrón Costas, en busca de trabajo. El gobierno de Perón había establecido un régimen de trabajo esclavo y el patrón no cumplió con el salario prometido. Los indígenas reclamaron y fueron despedidos. Acechados por el hambre y las enfermedades deciden volver con sus familias a su territorio en Las Lomitas (Formosa).
1919: matanza de obreros, pogrom en el Once y el papel de Juan Domingo Perón.
En su libro Masas, caudillos y elites, el historiador Milcíades Peña (1933-1965), al documentar los pormenores de la represión en la “Semana Trágica”, señaló que “frente a la fábrica, donde se había iniciado la huelga, un destacamento del ejército ametralló a los obreros. Lo comandaba un joven teniente llamado Juan Domingo Perón”. Osvaldo Bayer, en reiteradas ocasiones, ha dicho algo parecido.
En octubre de 1949, cuando hacía cuarenta meses que la fórmula Perón-Quijano se había hecho cargo del gobierno nacional, los trabajadores de los surcos y de los ingenios azucareros, conducidos por la FOTIA (Federación Obrera Tucumana de la Industria Azucarera), declararon la huelga general reclamando aumento de salarios y una mejora ostensible en las condiciones laborales. Perón respondió -¡una vez más!- declarando ilegal la huelga, y la CGT, también consecuente, intervino la organización. En las primeras horas de la mañana del 27 de octubre de 1949, los locales de la FOTIA fueron clausurados por la policía, que dejó custodias permanentes para impedir el acceso. Naturalmente la obsecuente dirección de la CGT, en actitud absolutamente servil hacia las autoridades, envió a los jerarcas Ferrari, Berón y Brown para intervenir el sindicato. La represión entonces se hizo feroz. El 28 de noviembre, cuando la resistencia obrera había superado el mes, en los calabozos de la policía, ubicados en la Casa de Gobierno provincial, fue torturado y asesinado el obrero gastronómico Carlos Antonio Aguirre, que era tesorero del sindicato de Mozos de Tucumán. En marzo de 1950 se declararon en huelga los obreros municipales de la Ciudad de Buenos Aires. Como en todas las oportunidades anteriores, el movimiento fue declarado ilegal y, en medio de una fuerte actividad represiva, se aplicó los artículos 249, 255 y algunos otros del Código Penal. La policía detuvo a muchos trabajadores por “actividades subversivas” a los que se torturó en la “Sección especial” de la calle Urquiza, en los altos de la Seccional 8ª de la Policía Federal, frente al Hospital Ramos Mejía. Dos meses después, los obreros marítimos, absolutamente cansados de las tramitaciones infructuosas, fueron a la huelga por aumentos de salarios y otras reivindicaciones. El paro, por supuesto, fue declarado ilegal. La CGT, de nuevo en una actitud absolutamente seguidista, emitió una declaración que decía, entre otras cosas: “…deben, pues, los trabajadores marítimos desoir la voz de quienes los incitan a un paro condenado desde ya al fracaso más absoluto”.
Además, como el gremio marítimo no estaba afiliado a la CGT, el propio Ministerio de Trabajo le envió a la Confederación General de Gremios Marítimos (CGGMA) un duro mensaje. En cumplimiento de una orden del excelentísimo Señor Presidente de la Nación, general Perón, le expresamos a usted que la CGGMA carece de personería moral, por cuanto se halla al margen de la organización general que incluye a todos los trabajadores del país, bajo los auspicios del Ministerio de Trabajo y Previsión y de la política de justicia social implantada por el gobierno nacional”. Entre los huelguistas se encontraba un joven de 23 años llamado Osvaldo Bayer. El gran historiador, en el libro “Osvaldo Bayer íntimo, conversaciones con el eterno libertario”, que apareció en el año 2007 por iniciativa del periodista Julio Ferrer, se refiere a aquel paro en el que participó: En la huelga marítima del ’50 se dejó cesantes a centenares de trabajadores, incluyéndome. La huelga había sido votada democráticamente en una asamblea supervisada por los propios inspectores de Trabajo y Previsión. Me pusieron en una lista negra y no pude navegar más”.
En agosto de 1950, los obreros de la construcción del Gran Buenos Aires pararon 48 horas, desbordando plenamente la dirección sindical, para obligar a la patronal a apresurar los trámites de un aumento de salarios. La primera consecuencia fue la expulsión del sindicato de los líderes de la huelga considerados como “provocadores al servicio de una potencia extranjera”, (una expresión, dicho sea de paso, muy en boga en aquellos días de auge del maccarthismo y cárceles repletas de presos políticos, cuando Perón, dejando atrás su enfrentamiento de 1945 con el embajador de los Estados Unidos Spruille Braden, trataba a toda costa de congraciarse con los norteamericanos que estaban pendientes del conflicto coreano y obsesionados por lo que consideraban la expansión del comunismo). Las huelgas ferroviarias de 1950 y 1951 en Argentina fueron tres huelgas consecutivas realizadas en Argentina por los trabajadores de la recién creada empresa estatal Ferrocarriles Argentinos entre noviembre de 1950 y enero de 1951 tuvieron origen en un reclamo de aumento salarial. La intranquilidad ocasionada por la declinación de los salarios reales de los ferroviarios y la inacción de sus dirigentes, que unos días antes del paro habían afirmado que “cualquier intento de turbar la vida interna del gremio ferroviario es un ataque a la Patria, al Justicialismo y al General Perón” determinaron a los obreros a elegir en asamblea una Comisión Consultiva de Emergencia para coordinar las acciones y las negociaciones.
En diciembre, la Unión Ferroviaria intervino ocho de sus filiales, el Ministro de Transportes redujo los aumentos salariales que había acordado y algunos obreros que habían participado de la huelga fueron despedidos y encarcelados.
El 14 de diciembre iniciaron una nueva huelga; la Unión Ferroviaria fue intervenida por la Confederación General del Trabajo y quienes estaban a cargo de la intervención, que eran ajenas al gremio ferroviario, se negaron a normalizar las filiales como pedían los huelguistas en tanto se continuaron los despidos. El 23 de enero el Congreso Extraordinario de delegados de los distintos ferrocarriles declaró la huelga por tiempo indeterminado a partir de esa fecha exigiendo: 1- Aplicación inmediata de la escala modificada para peones y guardabarreras; 2- Inmediata modificación del escalafón vigente con participación de la Comisión Consultiva de Emergencia; 3- Cese de la intervención cegetista y elecciones en un plazo no mayor a 60 días. Las autoridades gubernamentales rechazaron de plano la medida y declararon la ilegalidad del paro. El Ministerio de Transporte de la Nación publica el mismo día un comunicado donde expresa que aquellos trabajadores que no se presenten a trabajar serán inmediatamente reemplazados. El presidente Perón dispuso el 25 de enero de 1951 la movilización militar de los obreros ferroviarios y centenares de trabajadores fueron encarcelados y unos dos mil de ellos fueron despedidos.
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Los peronistas si, el tema es que se infiltraron otras ideas de izquierda, progres y marxistas dentro del movimiento disfrazados de peronistas porque entendieron que si no estan dentro de nuestro movimiento jamas llegarian a nada
LA 3ra.posicion. yp era niña y no me daba cuenta. Hoy con mas de 70 años pienso que nos pasó para perder tal filosofia.
Viva Peron!
Si Peron fuera presidente hoy, los peronistas iban a decir: Perón no es peronista!
O le dirían sectario
Que grande Perón. Gloria eterna general
Perón un fascista de ultra derecha, golpista, corrupto y genocida.
Perón el gran defensor del pueblo que mandaba a la CGT a intervenir los paros de los trabajadores apoyados por sindicatos independientes No adeptos al gobierno y si eso no funcionaba mandaba a reprimir y intervenir los medios de producción al ejército.
Perón el militar de derechas, fascista, genocida que dijo:
Señores capitalistas, no se asusten de mi sindicalismo, nunca mejor que ahora estará seguro el capitalismo, ya que yo también lo soy, porque tengo estancia y en ella operarios. Lo que quiero es organizar estatalmente a los trabajadores, para que el Estado los dirija y les marque rumbos...” ("Discurso pronunciado por Juan Domingo Perón en la Bolsa de Comercio”, 25 de agosto de 1944).
La masacre de Rincón Bomba, también conocida como Masacre de La Bomba o simplemente Rincón Bomba, fue un ataque y matanza planificada por el Gobierno de Juan Domingo Perón iniciada el 10 de octubre de 1947 que se extendió durante tres semanas, en cuyo transcurso fueron asesinadas, violadas, esclavizadas, desaparecidas y lesionadas miles de personas desarmadas, incluyendo niños, mujeres y ancianos pertenecientes al pueblo pilagá, en el paraje La Bomba, cerca de la población de Las Lomitas, en el entonces Territorio Nacional de Formosa.
Territorio nacional de Formosa en 1947. Dos años después del “día de la lealtad peronista”. Las familias pilagás, tobas y wichis se dirigen caminando a la Compañía El Tabacal en Tartagal (Salta), propiedad del terrateniente oligarca y empresario del azúcar Robustiano Patrón Costas, en busca de trabajo. El gobierno de Perón había establecido un régimen de trabajo esclavo y el patrón no cumplió con el salario prometido. Los indígenas reclamaron y fueron despedidos. Acechados por el hambre y las enfermedades deciden volver con sus familias a su territorio en Las Lomitas (Formosa).
1919: matanza de obreros, pogrom en el Once y el papel de Juan Domingo Perón.
En su libro Masas, caudillos y elites, el historiador Milcíades Peña (1933-1965), al documentar los pormenores de la represión en la “Semana Trágica”, señaló que “frente a la fábrica, donde se había iniciado la huelga, un destacamento del ejército ametralló a los obreros. Lo comandaba un joven teniente llamado Juan Domingo Perón”. Osvaldo Bayer, en reiteradas ocasiones, ha dicho algo parecido.
En octubre de 1949, cuando hacía cuarenta meses que la fórmula Perón-Quijano se había hecho cargo del gobierno nacional, los trabajadores de los surcos y de los ingenios azucareros, conducidos por la FOTIA (Federación Obrera Tucumana de la Industria Azucarera), declararon la huelga general reclamando aumento de salarios y una mejora ostensible en las condiciones laborales. Perón respondió -¡una vez más!- declarando ilegal la huelga, y la CGT, también consecuente, intervino la organización. En las primeras horas de la mañana del 27 de octubre de 1949, los locales de la FOTIA fueron clausurados por la policía, que dejó custodias permanentes para impedir el acceso. Naturalmente la obsecuente dirección de la CGT, en actitud absolutamente servil hacia las autoridades, envió a los jerarcas Ferrari, Berón y Brown para intervenir el sindicato. La represión entonces se hizo feroz. El 28 de noviembre, cuando la resistencia obrera había superado el mes, en los calabozos de la policía, ubicados en la Casa de Gobierno provincial, fue torturado y asesinado el obrero gastronómico Carlos Antonio Aguirre, que era tesorero del sindicato de Mozos de Tucumán. En marzo de 1950 se declararon en huelga los obreros municipales de la Ciudad de Buenos Aires. Como en todas las oportunidades anteriores, el movimiento fue declarado ilegal y, en medio de una fuerte actividad represiva, se aplicó los artículos 249, 255 y algunos otros del Código Penal. La policía detuvo a muchos trabajadores por “actividades subversivas” a los que se torturó en la “Sección especial” de la calle Urquiza, en los altos de la Seccional 8ª de la Policía Federal, frente al Hospital Ramos Mejía. Dos meses después, los obreros marítimos, absolutamente cansados de las tramitaciones infructuosas, fueron a la huelga por aumentos de salarios y otras reivindicaciones. El paro, por supuesto, fue declarado ilegal. La CGT, de nuevo en una actitud absolutamente seguidista, emitió una declaración que decía, entre otras cosas: “…deben, pues, los trabajadores marítimos desoir la voz de quienes los incitan a un paro condenado desde ya al fracaso más absoluto”.
Además, como el gremio marítimo no estaba afiliado a la CGT, el propio Ministerio de Trabajo le envió a la Confederación General de Gremios Marítimos (CGGMA) un duro mensaje. En cumplimiento de una orden del excelentísimo Señor Presidente de la Nación, general Perón, le expresamos a usted que la CGGMA carece de personería moral, por cuanto se halla al margen de la organización general que incluye a todos los trabajadores del país, bajo los auspicios del Ministerio de Trabajo y Previsión y de la política de justicia social implantada por el gobierno nacional”. Entre los huelguistas se encontraba un joven de 23 años llamado Osvaldo Bayer. El gran historiador, en el libro “Osvaldo Bayer íntimo, conversaciones con el eterno libertario”, que apareció en el año 2007 por iniciativa del periodista Julio Ferrer, se refiere a aquel paro en el que participó: En la huelga marítima del ’50 se dejó cesantes a centenares de trabajadores, incluyéndome. La huelga había sido votada democráticamente en una asamblea supervisada por los propios inspectores de Trabajo y Previsión. Me pusieron en una lista negra y no pude navegar más”.
En agosto de 1950, los obreros de la construcción del Gran Buenos Aires pararon 48 horas, desbordando plenamente la dirección sindical, para obligar a la patronal a apresurar los trámites de un aumento de salarios. La primera consecuencia fue la expulsión del sindicato de los líderes de la huelga considerados como “provocadores al servicio de una potencia extranjera”, (una expresión, dicho sea de paso, muy en boga en aquellos días de auge del maccarthismo y cárceles repletas de presos políticos, cuando Perón, dejando atrás su enfrentamiento de 1945 con el embajador de los Estados Unidos Spruille Braden, trataba a toda costa de congraciarse con los norteamericanos que estaban pendientes del conflicto coreano y obsesionados por lo que consideraban la expansión del comunismo). Las huelgas ferroviarias de 1950 y 1951 en Argentina fueron tres huelgas consecutivas realizadas en Argentina por los trabajadores de la recién creada empresa estatal Ferrocarriles Argentinos entre noviembre de 1950 y enero de 1951 tuvieron origen en un reclamo de aumento salarial. La intranquilidad ocasionada por la declinación de los salarios reales de los ferroviarios y la inacción de sus dirigentes, que unos días antes del paro habían afirmado que “cualquier intento de turbar la vida interna del gremio ferroviario es un ataque a la Patria, al Justicialismo y al General Perón” determinaron a los obreros a elegir en asamblea una Comisión Consultiva de Emergencia para coordinar las acciones y las negociaciones.
En diciembre, la Unión Ferroviaria intervino ocho de sus filiales, el Ministro de Transportes redujo los aumentos salariales que había acordado y algunos obreros que habían participado de la huelga fueron despedidos y encarcelados.
El 14 de diciembre iniciaron una nueva huelga; la Unión Ferroviaria fue intervenida por la Confederación General del Trabajo y quienes estaban a cargo de la intervención, que eran ajenas al gremio ferroviario, se negaron a normalizar las filiales como pedían los huelguistas en tanto se continuaron los despidos. El 23 de enero el Congreso Extraordinario de delegados de los distintos ferrocarriles declaró la huelga por tiempo indeterminado a partir de esa fecha exigiendo: 1- Aplicación inmediata de la escala modificada para peones y guardabarreras; 2- Inmediata modificación del escalafón vigente con participación de la Comisión Consultiva de Emergencia; 3- Cese de la intervención cegetista y elecciones en un plazo no mayor a 60 días. Las autoridades gubernamentales rechazaron de plano la medida y declararon la ilegalidad del paro. El Ministerio de Transporte de la Nación publica el mismo día un comunicado donde expresa que aquellos trabajadores que no se presenten a trabajar serán inmediatamente reemplazados. El presidente Perón dispuso el 25 de enero de 1951 la movilización militar de los obreros ferroviarios y centenares de trabajadores fueron encarcelados y unos dos mil de ellos fueron despedidos.
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Perón un fascista de ultra derecha, golpista, corrupto y genocida.
Perón el gran defensor del pueblo que mandaba a la CGT a intervenir los paros de los trabajadores apoyados por sindicatos independientes No adeptos al gobierno y si eso no funcionaba mandaba a reprimir y intervenir los medios de producción al ejército.
Perón el militar de derechas, fascista, genocida que dijo:
Señores capitalistas, no se asusten de mi sindicalismo, nunca mejor que ahora estará seguro el capitalismo, ya que yo también lo soy, porque tengo estancia y en ella operarios. Lo que quiero es organizar estatalmente a los trabajadores, para que el Estado los dirija y les marque rumbos...” ("Discurso pronunciado por Juan Domingo Perón en la Bolsa de Comercio”, 25 de agosto de 1944).
La masacre de Rincón Bomba, también conocida como Masacre de La Bomba o simplemente Rincón Bomba, fue un ataque y matanza planificada por el Gobierno de Juan Domingo Perón iniciada el 10 de octubre de 1947 que se extendió durante tres semanas, en cuyo transcurso fueron asesinadas, violadas, esclavizadas, desaparecidas y lesionadas miles de personas desarmadas, incluyendo niños, mujeres y ancianos pertenecientes al pueblo pilagá, en el paraje La Bomba, cerca de la población de Las Lomitas, en el entonces Territorio Nacional de Formosa.
Territorio nacional de Formosa en 1947. Dos años después del “día de la lealtad peronista”. Las familias pilagás, tobas y wichis se dirigen caminando a la Compañía El Tabacal en Tartagal (Salta), propiedad del terrateniente oligarca y empresario del azúcar Robustiano Patrón Costas, en busca de trabajo. El gobierno de Perón había establecido un régimen de trabajo esclavo y el patrón no cumplió con el salario prometido. Los indígenas reclamaron y fueron despedidos. Acechados por el hambre y las enfermedades deciden volver con sus familias a su territorio en Las Lomitas (Formosa).
1919: matanza de obreros, pogrom en el Once y el papel de Juan Domingo Perón.
En su libro Masas, caudillos y elites, el historiador Milcíades Peña (1933-1965), al documentar los pormenores de la represión en la “Semana Trágica”, señaló que “frente a la fábrica, donde se había iniciado la huelga, un destacamento del ejército ametralló a los obreros. Lo comandaba un joven teniente llamado Juan Domingo Perón”. Osvaldo Bayer, en reiteradas ocasiones, ha dicho algo parecido.
En octubre de 1949, cuando hacía cuarenta meses que la fórmula Perón-Quijano se había hecho cargo del gobierno nacional, los trabajadores de los surcos y de los ingenios azucareros, conducidos por la FOTIA (Federación Obrera Tucumana de la Industria Azucarera), declararon la huelga general reclamando aumento de salarios y una mejora ostensible en las condiciones laborales. Perón respondió -¡una vez más!- declarando ilegal la huelga, y la CGT, también consecuente, intervino la organización. En las primeras horas de la mañana del 27 de octubre de 1949, los locales de la FOTIA fueron clausurados por la policía, que dejó custodias permanentes para impedir el acceso. Naturalmente la obsecuente dirección de la CGT, en actitud absolutamente servil hacia las autoridades, envió a los jerarcas Ferrari, Berón y Brown para intervenir el sindicato. La represión entonces se hizo feroz. El 28 de noviembre, cuando la resistencia obrera había superado el mes, en los calabozos de la policía, ubicados en la Casa de Gobierno provincial, fue torturado y asesinado el obrero gastronómico Carlos Antonio Aguirre, que era tesorero del sindicato de Mozos de Tucumán. En marzo de 1950 se declararon en huelga los obreros municipales de la Ciudad de Buenos Aires. Como en todas las oportunidades anteriores, el movimiento fue declarado ilegal y, en medio de una fuerte actividad represiva, se aplicó los artículos 249, 255 y algunos otros del Código Penal. La policía detuvo a muchos trabajadores por “actividades subversivas” a los que se torturó en la “Sección especial” de la calle Urquiza, en los altos de la Seccional 8ª de la Policía Federal, frente al Hospital Ramos Mejía. Dos meses después, los obreros marítimos, absolutamente cansados de las tramitaciones infructuosas, fueron a la huelga por aumentos de salarios y otras reivindicaciones. El paro, por supuesto, fue declarado ilegal. La CGT, de nuevo en una actitud absolutamente seguidista, emitió una declaración que decía, entre otras cosas: “…deben, pues, los trabajadores marítimos desoir la voz de quienes los incitan a un paro condenado desde ya al fracaso más absoluto”.
Además, como el gremio marítimo no estaba afiliado a la CGT, el propio Ministerio de Trabajo le envió a la Confederación General de Gremios Marítimos (CGGMA) un duro mensaje. En cumplimiento de una orden del excelentísimo Señor Presidente de la Nación, general Perón, le expresamos a usted que la CGGMA carece de personería moral, por cuanto se halla al margen de la organización general que incluye a todos los trabajadores del país, bajo los auspicios del Ministerio de Trabajo y Previsión y de la política de justicia social implantada por el gobierno nacional”. Entre los huelguistas se encontraba un joven de 23 años llamado Osvaldo Bayer. El gran historiador, en el libro “Osvaldo Bayer íntimo, conversaciones con el eterno libertario”, que apareció en el año 2007 por iniciativa del periodista Julio Ferrer, se refiere a aquel paro en el que participó: En la huelga marítima del ’50 se dejó cesantes a centenares de trabajadores, incluyéndome. La huelga había sido votada democráticamente en una asamblea supervisada por los propios inspectores de Trabajo y Previsión. Me pusieron en una lista negra y no pude navegar más”.
En agosto de 1950, los obreros de la construcción del Gran Buenos Aires pararon 48 horas, desbordando plenamente la dirección sindical, para obligar a la patronal a apresurar los trámites de un aumento de salarios. La primera consecuencia fue la expulsión del sindicato de los líderes de la huelga considerados como “provocadores al servicio de una potencia extranjera”, (una expresión, dicho sea de paso, muy en boga en aquellos días de auge del maccarthismo y cárceles repletas de presos políticos, cuando Perón, dejando atrás su enfrentamiento de 1945 con el embajador de los Estados Unidos Spruille Braden, trataba a toda costa de congraciarse con los norteamericanos que estaban pendientes del conflicto coreano y obsesionados por lo que consideraban la expansión del comunismo). Las huelgas ferroviarias de 1950 y 1951 en Argentina fueron tres huelgas consecutivas realizadas en Argentina por los trabajadores de la recién creada empresa estatal Ferrocarriles Argentinos entre noviembre de 1950 y enero de 1951 tuvieron origen en un reclamo de aumento salarial. La intranquilidad ocasionada por la declinación de los salarios reales de los ferroviarios y la inacción de sus dirigentes, que unos días antes del paro habían afirmado que “cualquier intento de turbar la vida interna del gremio ferroviario es un ataque a la Patria, al Justicialismo y al General Perón” determinaron a los obreros a elegir en asamblea una Comisión Consultiva de Emergencia para coordinar las acciones y las negociaciones.
En diciembre, la Unión Ferroviaria intervino ocho de sus filiales, el Ministro de Transportes redujo los aumentos salariales que había acordado y algunos obreros que habían participado de la huelga fueron despedidos y encarcelados.
El 14 de diciembre iniciaron una nueva huelga; la Unión Ferroviaria fue intervenida por la Confederación General del Trabajo y quienes estaban a cargo de la intervención, que eran ajenas al gremio ferroviario, se negaron a normalizar las filiales como pedían los huelguistas en tanto se continuaron los despidos. El 23 de enero el Congreso Extraordinario de delegados de los distintos ferrocarriles declaró la huelga por tiempo indeterminado a partir de esa fecha exigiendo: 1- Aplicación inmediata de la escala modificada para peones y guardabarreras; 2- Inmediata modificación del escalafón vigente con participación de la Comisión Consultiva de Emergencia; 3- Cese de la intervención cegetista y elecciones en un plazo no mayor a 60 días. Las autoridades gubernamentales rechazaron de plano la medida y declararon la ilegalidad del paro. El Ministerio de Transporte de la Nación publica el mismo día un comunicado donde expresa que aquellos trabajadores que no se presenten a trabajar serán inmediatamente reemplazados. El presidente Perón dispuso el 25 de enero de 1951 la movilización militar de los obreros ferroviarios y centenares de trabajadores fueron encarcelados y unos dos mil de ellos fueron despedidos.
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Y me parece , a mí , que sería marcar las groseras diferencias entre el pragmatismo , ése que se lleva adelante por necesidades circunstanciales y sin tirar los valores y principios ideológicos al carajo , y ése sucio pragmatismo cínico donde todo o cualquier cosa da lo mismo , todo en haras del poder
Ustedes que opinan? Vamos por el camino constructivo o el destructivo ?
Tenía todas las tendencias??
Tratando de quedar bien con dios y con el diablo , sabia de que tenia una bomba de tiempo entre sus filas , una bomba roja .
No, es una posición clara, es tercera posición, justicialismo, ni de derecha ni de izquierda. El hombre puede manejarse en libertad pero en comunidad.
@@Elconserva27 Es verdad lo de la tercera posicion , el fascismo , por supuesto que la tercera posicion era anticaitalista y anticomunista , tal como lo fueron italia y alemania antes de perder la guerra . El "justicialismo" fue una importado y repintado para el argentino de apie de la epoca .
@@wilysalta147 la diferencia es que el Justicialismo no es anti capitalista, sino que busca el bien común de la comunidad; por ello es que en los gobiernos que más se apegan a la doctrina su economía crece, hay trabajo, se crean más fábricas y pymes, más consumo, etc.
@@Elconserva27 🤣🤣🤣🤣🤣
@@nicolascastro8589 🤣🤣🤣🤣🤣🤣
... y muchos , de otros partidos , lo copiaron
✌️✌️✌️❤
Perón un fascista de ultra derecha, golpista, corrupto y genocida.
Perón el gran defensor del pueblo que mandaba a la CGT a intervenir los paros de los trabajadores apoyados por sindicatos independientes No adeptos al gobierno y si eso no funcionaba mandaba a reprimir y intervenir los medios de producción al ejército.
Perón el militar de derechas, fascista, genocida que dijo:
Señores capitalistas, no se asusten de mi sindicalismo, nunca mejor que ahora estará seguro el capitalismo, ya que yo también lo soy, porque tengo estancia y en ella operarios. Lo que quiero es organizar estatalmente a los trabajadores, para que el Estado los dirija y les marque rumbos...” ("Discurso pronunciado por Juan Domingo Perón en la Bolsa de Comercio”, 25 de agosto de 1944).
La masacre de Rincón Bomba, también conocida como Masacre de La Bomba o simplemente Rincón Bomba, fue un ataque y matanza planificada por el Gobierno de Juan Domingo Perón iniciada el 10 de octubre de 1947 que se extendió durante tres semanas, en cuyo transcurso fueron asesinadas, violadas, esclavizadas, desaparecidas y lesionadas miles de personas desarmadas, incluyendo niños, mujeres y ancianos pertenecientes al pueblo pilagá, en el paraje La Bomba, cerca de la población de Las Lomitas, en el entonces Territorio Nacional de Formosa.
Territorio nacional de Formosa en 1947. Dos años después del “día de la lealtad peronista”. Las familias pilagás, tobas y wichis se dirigen caminando a la Compañía El Tabacal en Tartagal (Salta), propiedad del terrateniente oligarca y empresario del azúcar Robustiano Patrón Costas, en busca de trabajo. El gobierno de Perón había establecido un régimen de trabajo esclavo y el patrón no cumplió con el salario prometido. Los indígenas reclamaron y fueron despedidos. Acechados por el hambre y las enfermedades deciden volver con sus familias a su territorio en Las Lomitas (Formosa).
1919: matanza de obreros, pogrom en el Once y el papel de Juan Domingo Perón.
En su libro Masas, caudillos y elites, el historiador Milcíades Peña (1933-1965), al documentar los pormenores de la represión en la “Semana Trágica”, señaló que “frente a la fábrica, donde se había iniciado la huelga, un destacamento del ejército ametralló a los obreros. Lo comandaba un joven teniente llamado Juan Domingo Perón”. Osvaldo Bayer, en reiteradas ocasiones, ha dicho algo parecido.
En octubre de 1949, cuando hacía cuarenta meses que la fórmula Perón-Quijano se había hecho cargo del gobierno nacional, los trabajadores de los surcos y de los ingenios azucareros, conducidos por la FOTIA (Federación Obrera Tucumana de la Industria Azucarera), declararon la huelga general reclamando aumento de salarios y una mejora ostensible en las condiciones laborales. Perón respondió -¡una vez más!- declarando ilegal la huelga, y la CGT, también consecuente, intervino la organización. En las primeras horas de la mañana del 27 de octubre de 1949, los locales de la FOTIA fueron clausurados por la policía, que dejó custodias permanentes para impedir el acceso. Naturalmente la obsecuente dirección de la CGT, en actitud absolutamente servil hacia las autoridades, envió a los jerarcas Ferrari, Berón y Brown para intervenir el sindicato. La represión entonces se hizo feroz. El 28 de noviembre, cuando la resistencia obrera había superado el mes, en los calabozos de la policía, ubicados en la Casa de Gobierno provincial, fue torturado y asesinado el obrero gastronómico Carlos Antonio Aguirre, que era tesorero del sindicato de Mozos de Tucumán. En marzo de 1950 se declararon en huelga los obreros municipales de la Ciudad de Buenos Aires. Como en todas las oportunidades anteriores, el movimiento fue declarado ilegal y, en medio de una fuerte actividad represiva, se aplicó los artículos 249, 255 y algunos otros del Código Penal. La policía detuvo a muchos trabajadores por “actividades subversivas” a los que se torturó en la “Sección especial” de la calle Urquiza, en los altos de la Seccional 8ª de la Policía Federal, frente al Hospital Ramos Mejía. Dos meses después, los obreros marítimos, absolutamente cansados de las tramitaciones infructuosas, fueron a la huelga por aumentos de salarios y otras reivindicaciones. El paro, por supuesto, fue declarado ilegal. La CGT, de nuevo en una actitud absolutamente seguidista, emitió una declaración que decía, entre otras cosas: “…deben, pues, los trabajadores marítimos desoir la voz de quienes los incitan a un paro condenado desde ya al fracaso más absoluto”.
Además, como el gremio marítimo no estaba afiliado a la CGT, el propio Ministerio de Trabajo le envió a la Confederación General de Gremios Marítimos (CGGMA) un duro mensaje. En cumplimiento de una orden del excelentísimo Señor Presidente de la Nación, general Perón, le expresamos a usted que la CGGMA carece de personería moral, por cuanto se halla al margen de la organización general que incluye a todos los trabajadores del país, bajo los auspicios del Ministerio de Trabajo y Previsión y de la política de justicia social implantada por el gobierno nacional”. Entre los huelguistas se encontraba un joven de 23 años llamado Osvaldo Bayer. El gran historiador, en el libro “Osvaldo Bayer íntimo, conversaciones con el eterno libertario”, que apareció en el año 2007 por iniciativa del periodista Julio Ferrer, se refiere a aquel paro en el que participó: En la huelga marítima del ’50 se dejó cesantes a centenares de trabajadores, incluyéndome. La huelga había sido votada democráticamente en una asamblea supervisada por los propios inspectores de Trabajo y Previsión. Me pusieron en una lista negra y no pude navegar más”.
En agosto de 1950, los obreros de la construcción del Gran Buenos Aires pararon 48 horas, desbordando plenamente la dirección sindical, para obligar a la patronal a apresurar los trámites de un aumento de salarios. La primera consecuencia fue la expulsión del sindicato de los líderes de la huelga considerados como “provocadores al servicio de una potencia extranjera”, (una expresión, dicho sea de paso, muy en boga en aquellos días de auge del maccarthismo y cárceles repletas de presos políticos, cuando Perón, dejando atrás su enfrentamiento de 1945 con el embajador de los Estados Unidos Spruille Braden, trataba a toda costa de congraciarse con los norteamericanos que estaban pendientes del conflicto coreano y obsesionados por lo que consideraban la expansión del comunismo). Las huelgas ferroviarias de 1950 y 1951 en Argentina fueron tres huelgas consecutivas realizadas en Argentina por los trabajadores de la recién creada empresa estatal Ferrocarriles Argentinos entre noviembre de 1950 y enero de 1951 tuvieron origen en un reclamo de aumento salarial. La intranquilidad ocasionada por la declinación de los salarios reales de los ferroviarios y la inacción de sus dirigentes, que unos días antes del paro habían afirmado que “cualquier intento de turbar la vida interna del gremio ferroviario es un ataque a la Patria, al Justicialismo y al General Perón” determinaron a los obreros a elegir en asamblea una Comisión Consultiva de Emergencia para coordinar las acciones y las negociaciones.
En diciembre, la Unión Ferroviaria intervino ocho de sus filiales, el Ministro de Transportes redujo los aumentos salariales que había acordado y algunos obreros que habían participado de la huelga fueron despedidos y encarcelados.
El 14 de diciembre iniciaron una nueva huelga; la Unión Ferroviaria fue intervenida por la Confederación General del Trabajo y quienes estaban a cargo de la intervención, que eran ajenas al gremio ferroviario, se negaron a normalizar las filiales como pedían los huelguistas en tanto se continuaron los despidos. El 23 de enero el Congreso Extraordinario de delegados de los distintos ferrocarriles declaró la huelga por tiempo indeterminado a partir de esa fecha exigiendo: 1- Aplicación inmediata de la escala modificada para peones y guardabarreras; 2- Inmediata modificación del escalafón vigente con participación de la Comisión Consultiva de Emergencia; 3- Cese de la intervención cegetista y elecciones en un plazo no mayor a 60 días. Las autoridades gubernamentales rechazaron de plano la medida y declararon la ilegalidad del paro. El Ministerio de Transporte de la Nación publica el mismo día un comunicado donde expresa que aquellos trabajadores que no se presenten a trabajar serán inmediatamente reemplazados. El presidente Perón dispuso el 25 de enero de 1951 la movilización militar de los obreros ferroviarios y centenares de trabajadores fueron encarcelados y unos dos mil de ellos fueron despedidos.
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Pero cual de todas las ramas del peronismo sirve???? Guillermo moreno habla del gobierno social democrata de alberto q fue malisimo, y que el país dejó de crecer desde el 2013 cuando cristina se fue volviendo demócrata, hay muchísimas ramas del justicialismo
Sirve lo que se hizo de 1946 a 1955 y lo que se hizo de 2002 a 2012. Hay que estudiar esos dos periodos y replicar lo que se hizo.
Hay dos estructuras superpuestas partido y movimiento , de ahí surge una contradicción interna de proyectos,dirigentes y ejercicio del poder …
Ronin : preste atención. Lo dice bien claro. Habla de la Tercera Posición.
Es gracioso ver que en sus ultimos tiempos promovia el continentalismo y tambien lo que hoy llamamos NOM , algo muy contrario al nacionalismo .
no. decia que el UNIVERSALISMO era un hecho inevitable, lo que fue conocido como GLOBALIZACION, que es la antitesis del NOM, que es el actual globalismo que es la contrario a la globalizacion. Sobre el universalismo/globalizacion explico como debiamos prepararnos, fortaleciendo nuestra identidad nacional y nuestra industria, asi llegariamos al 2000 unidos o dominados. Lo que sucedia es que en ese tiempo, año 73, se daba la alianza entre Nixon y Mao Tse Tun. Nos aviso como pararnos frente a la globalizacion, no la nego. El peronismo es practico, no utopico.
Nop. Otro que no entiende…
Pero es un continentalismo distinto, investigá un toque el hispanismo
@@patricioachaval5960 si conozco sobre el hispanismo y no creo se refiera a eso .
@@javierberardi4409
Quién no entiende sos vos. Ejemplo Perón firmó acuerdos con la Standard Oil.
Peron era el unico perfecto peronista porque el es el que lo creo.
Perón un fascista de ultra derecha, golpista, corrupto y genocida.
Perón el gran defensor del pueblo que mandaba a la CGT a intervenir los paros de los trabajadores apoyados por sindicatos independientes No adeptos al gobierno y si eso no funcionaba mandaba a reprimir y intervenir los medios de producción al ejército.
Perón el militar de derechas, fascista, genocida que dijo:
Señores capitalistas, no se asusten de mi sindicalismo, nunca mejor que ahora estará seguro el capitalismo, ya que yo también lo soy, porque tengo estancia y en ella operarios. Lo que quiero es organizar estatalmente a los trabajadores, para que el Estado los dirija y les marque rumbos...” ("Discurso pronunciado por Juan Domingo Perón en la Bolsa de Comercio”, 25 de agosto de 1944).
La masacre de Rincón Bomba, también conocida como Masacre de La Bomba o simplemente Rincón Bomba, fue un ataque y matanza planificada por el Gobierno de Juan Domingo Perón iniciada el 10 de octubre de 1947 que se extendió durante tres semanas, en cuyo transcurso fueron asesinadas, violadas, esclavizadas, desaparecidas y lesionadas miles de personas desarmadas, incluyendo niños, mujeres y ancianos pertenecientes al pueblo pilagá, en el paraje La Bomba, cerca de la población de Las Lomitas, en el entonces Territorio Nacional de Formosa.
Territorio nacional de Formosa en 1947. Dos años después del “día de la lealtad peronista”. Las familias pilagás, tobas y wichis se dirigen caminando a la Compañía El Tabacal en Tartagal (Salta), propiedad del terrateniente oligarca y empresario del azúcar Robustiano Patrón Costas, en busca de trabajo. El gobierno de Perón había establecido un régimen de trabajo esclavo y el patrón no cumplió con el salario prometido. Los indígenas reclamaron y fueron despedidos. Acechados por el hambre y las enfermedades deciden volver con sus familias a su territorio en Las Lomitas (Formosa).
1919: matanza de obreros, pogrom en el Once y el papel de Juan Domingo Perón.
En su libro Masas, caudillos y elites, el historiador Milcíades Peña (1933-1965), al documentar los pormenores de la represión en la “Semana Trágica”, señaló que “frente a la fábrica, donde se había iniciado la huelga, un destacamento del ejército ametralló a los obreros. Lo comandaba un joven teniente llamado Juan Domingo Perón”. Osvaldo Bayer, en reiteradas ocasiones, ha dicho algo parecido.
En octubre de 1949, cuando hacía cuarenta meses que la fórmula Perón-Quijano se había hecho cargo del gobierno nacional, los trabajadores de los surcos y de los ingenios azucareros, conducidos por la FOTIA (Federación Obrera Tucumana de la Industria Azucarera), declararon la huelga general reclamando aumento de salarios y una mejora ostensible en las condiciones laborales. Perón respondió -¡una vez más!- declarando ilegal la huelga, y la CGT, también consecuente, intervino la organización. En las primeras horas de la mañana del 27 de octubre de 1949, los locales de la FOTIA fueron clausurados por la policía, que dejó custodias permanentes para impedir el acceso. Naturalmente la obsecuente dirección de la CGT, en actitud absolutamente servil hacia las autoridades, envió a los jerarcas Ferrari, Berón y Brown para intervenir el sindicato. La represión entonces se hizo feroz. El 28 de noviembre, cuando la resistencia obrera había superado el mes, en los calabozos de la policía, ubicados en la Casa de Gobierno provincial, fue torturado y asesinado el obrero gastronómico Carlos Antonio Aguirre, que era tesorero del sindicato de Mozos de Tucumán. En marzo de 1950 se declararon en huelga los obreros municipales de la Ciudad de Buenos Aires. Como en todas las oportunidades anteriores, el movimiento fue declarado ilegal y, en medio de una fuerte actividad represiva, se aplicó los artículos 249, 255 y algunos otros del Código Penal. La policía detuvo a muchos trabajadores por “actividades subversivas” a los que se torturó en la “Sección especial” de la calle Urquiza, en los altos de la Seccional 8ª de la Policía Federal, frente al Hospital Ramos Mejía. Dos meses después, los obreros marítimos, absolutamente cansados de las tramitaciones infructuosas, fueron a la huelga por aumentos de salarios y otras reivindicaciones. El paro, por supuesto, fue declarado ilegal. La CGT, de nuevo en una actitud absolutamente seguidista, emitió una declaración que decía, entre otras cosas: “…deben, pues, los trabajadores marítimos desoir la voz de quienes los incitan a un paro condenado desde ya al fracaso más absoluto”.
Además, como el gremio marítimo no estaba afiliado a la CGT, el propio Ministerio de Trabajo le envió a la Confederación General de Gremios Marítimos (CGGMA) un duro mensaje. En cumplimiento de una orden del excelentísimo Señor Presidente de la Nación, general Perón, le expresamos a usted que la CGGMA carece de personería moral, por cuanto se halla al margen de la organización general que incluye a todos los trabajadores del país, bajo los auspicios del Ministerio de Trabajo y Previsión y de la política de justicia social implantada por el gobierno nacional”. Entre los huelguistas se encontraba un joven de 23 años llamado Osvaldo Bayer. El gran historiador, en el libro “Osvaldo Bayer íntimo, conversaciones con el eterno libertario”, que apareció en el año 2007 por iniciativa del periodista Julio Ferrer, se refiere a aquel paro en el que participó: En la huelga marítima del ’50 se dejó cesantes a centenares de trabajadores, incluyéndome. La huelga había sido votada democráticamente en una asamblea supervisada por los propios inspectores de Trabajo y Previsión. Me pusieron en una lista negra y no pude navegar más”.
En agosto de 1950, los obreros de la construcción del Gran Buenos Aires pararon 48 horas, desbordando plenamente la dirección sindical, para obligar a la patronal a apresurar los trámites de un aumento de salarios. La primera consecuencia fue la expulsión del sindicato de los líderes de la huelga considerados como “provocadores al servicio de una potencia extranjera”, (una expresión, dicho sea de paso, muy en boga en aquellos días de auge del maccarthismo y cárceles repletas de presos políticos, cuando Perón, dejando atrás su enfrentamiento de 1945 con el embajador de los Estados Unidos Spruille Braden, trataba a toda costa de congraciarse con los norteamericanos que estaban pendientes del conflicto coreano y obsesionados por lo que consideraban la expansión del comunismo). Las huelgas ferroviarias de 1950 y 1951 en Argentina fueron tres huelgas consecutivas realizadas en Argentina por los trabajadores de la recién creada empresa estatal Ferrocarriles Argentinos entre noviembre de 1950 y enero de 1951 tuvieron origen en un reclamo de aumento salarial. La intranquilidad ocasionada por la declinación de los salarios reales de los ferroviarios y la inacción de sus dirigentes, que unos días antes del paro habían afirmado que “cualquier intento de turbar la vida interna del gremio ferroviario es un ataque a la Patria, al Justicialismo y al General Perón” determinaron a los obreros a elegir en asamblea una Comisión Consultiva de Emergencia para coordinar las acciones y las negociaciones.
En diciembre, la Unión Ferroviaria intervino ocho de sus filiales, el Ministro de Transportes redujo los aumentos salariales que había acordado y algunos obreros que habían participado de la huelga fueron despedidos y encarcelados.
El 14 de diciembre iniciaron una nueva huelga; la Unión Ferroviaria fue intervenida por la Confederación General del Trabajo y quienes estaban a cargo de la intervención, que eran ajenas al gremio ferroviario, se negaron a normalizar las filiales como pedían los huelguistas en tanto se continuaron los despidos. El 23 de enero el Congreso Extraordinario de delegados de los distintos ferrocarriles declaró la huelga por tiempo indeterminado a partir de esa fecha exigiendo: 1- Aplicación inmediata de la escala modificada para peones y guardabarreras; 2- Inmediata modificación del escalafón vigente con participación de la Comisión Consultiva de Emergencia; 3- Cese de la intervención cegetista y elecciones en un plazo no mayor a 60 días. Las autoridades gubernamentales rechazaron de plano la medida y declararon la ilegalidad del paro. El Ministerio de Transporte de la Nación publica el mismo día un comunicado donde expresa que aquellos trabajadores que no se presenten a trabajar serán inmediatamente reemplazados. El presidente Perón dispuso el 25 de enero de 1951 la movilización militar de los obreros ferroviarios y centenares de trabajadores fueron encarcelados y unos dos mil de ellos fueron despedidos.
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Ahh sos boludo
Esta página de internet, youtube es de los argentinos, de gente que apoya a Argentina
Este video es para nuestros Héroes del Beagle, esto es un homenaje, una dedicatoria para ellos porque los queremos mucho, los admiramos, estamos orgullosos de ellos y están en nuestros corazones
El encanto de la serpiente
" dicen que somos sectarios y eso no es verdad ... dicen que somos de centro lo cual es falso , porque el centro al igual que la derecha y la izquierda es sectario ... nuestra tercera posición al no ser sectaria no es ni de centro ni de derecha ni de izquierda ... pero de acuerdo a los hechos y las circunstancias , y al debido análisis que hagamos de ellas , seremos o de centro o de derecha o de izquierda ... no somos los hechos ni las circunstancias sólo vamos tras de ellas ... " ... sólo le faltó decir que el peronismo será algo que va para el lado que sopla el viento ( Joseph Page , El Peronismo )
Al contrario es pragmático aplica la mejor solución para cada problema particular sin el prejuicio de pensar si es de izquierda o derecha.
En ese tiempo ya estaba hecho mierda se nota en la forma de hablar.
Si , los Peronistas dicen que Menem no era peronista , Cristina tampoco , Alberto tampoco y asi hasta el infinito. la culpa nunca es de ellos , siempre es de los que no son de su grupo 😢
Es que decir que se es peronista es solo un paso para considerarse peronista, el tema que después tenes que avanzar, caminar hacia el autentico justicialismo.
El actual presidente del peronismo es Alberto Fernandez no ?😊
@@guillermojoaquinsainz8701 del partido justicialista, no del movimiento. Una gran diferencia.
Supongo que lo ungio en ese cargo la Union Civica Radical no ?
Insisto , los Peronistas son violentos , destituyentes y nunca se hacen cargo de todos sus desastres de gobierno. Yo lo veo desde los 70 cuando Peron estaba vivo y fue presidente.
Lo vivi , no me lo conto nadie.