Las Uvas del Tiempo - Andrés Eloy Blanco

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  • เผยแพร่เมื่อ 11 ม.ค. 2025

ความคิดเห็น • 14

  • @AVozArmada
    @AVozArmada 11 วันที่ผ่านมา +1

    Madre: esta noche se nos muere un año.1
    En esta ciudad grande, todos están de fiesta;2
    zambombas, serenatas, gritos, ¡ah, cómo gritan!;3
    claro, como todos tienen su madre cerca...4
    ¡Yo estoy tan solo, madre,5
    tan solo!; pero miento, que ojalá lo estuviera;6
    estoy con tu recuerdo, y el recuerdo es un año7
    pasado que se queda.8
    Si vieras, si escucharas esta alboroto: hay hombres9
    vestidos de locura, con cacerolas viejas,10
    tambores de sartenes,11
    cencerros y cornetas;12
    el hálito canalla13
    de las mujers ebrias;14
    el diablo, con diez latas prendidas en el rabo,15
    anda por esas calles inventando piruetas,16
    y por esta balumba en que da brincos17
    la gran ciudad histérica,18
    mi soledad y tu recuerdo, madre,19
    marchan como dos penas.20
    Esta es la noche en que todos se ponen21
    en los ojos la venda,22
    para olvidar que hay alguien cerrando un libro,23
    para no ver la periódica liquidación de cuentas,24
    donde van las partidas al Haber de la Muerte,25
    por lo que viene y por lo que se queda,26
    porque no lo sufrimos se ha perdido27
    y lo gozado ayer es una perdida.28
    Aquí es de la tradición que en esta noche,29
    cuando el reloj anuncia que el Año Nuevo llega,30
    todos los hombres coman, al compas de las horas,31
    las doce uvas de la Noche Vieja.32
    Pero aquí no se abrazan ni gritan: ¡FELIZ AÑO!,33
    como en los pueblos de mi tierra;34
    en este gozo hay menos caridad; la alegría35
    de cada cual va sola, y la tristeza36
    del que está al margen del tumulto acusa37
    lo inevitable de la casa ajena.38
    ¡Oh nuestras plazas, donde van las gentes,39
    sin conocerse, con la buena nueva!40
    Las manos que se buscan con la efusión unánime41
    de ser hormigas de la misma cueva;42
    y al hombre que está solo, bajo un árbol,43
    le dicen cosas de honda fortaleza:44
    «¡Venid compadre, que las horas pasan;45
    pero aprendamos a pasar con ellas!»46
    Y el cañonazo en la Planicie,47
    y el himno nacional desde la iglesia,48
    y el amigo que viene a saludarnos:49
    «feliz año, señores», y los criados que llegan50
    a recibir en nuestros brazos51
    el amor de la casa buena.52
    Y el beso familiar a medianoche:53
    «La bendición, mi madre»54
    «Que el Señor la proteja...»55
    Y después, en el claro comedor, la familia56
    congregada para la cena,57
    con dos amigos íntimos, y tú, madre, a mi lado,58
    y mi padre, algo triste, presidiendo la mesa.59
    ¡Madre, cómo son ácidas60
    las uvas de la ausencia!61
    ¡Mi casona oriental! Aquella casa62
    con claustros coloniales, portón y enredaderas,63
    el molino de viento y los granados,64
    los grandes libros de la biblioteca65
    -mis libros preferidos: tres tomos con imágenes66
    que hablaban de los reinos de la Naturaleza-.67
    Al lado, el gran corral, donde parece68
    que hay dinero enterrado desde la Independencia;69
    el corral con guayabos y almendros,70
    el corral con peonías y cerezas71
    y el gran parral que daba todo el año72
    uvas más dulces que la miel de las abejas.73
    Bajo el parral hay un estanque;74
    un baño en ese estanque sabe a Grecia;75
    del verde artesonado, las uvas en racimos,76
    tan bajas, que del agua se podría cogerlas,77
    y mientras en los labios se desangra la uva,78
    los pies hacen saltar el agua fresca.79
    Cuando llegaba la sazón tenía80
    cada racimo un capuchón de tela,81
    para salvarlo de la gula82
    de las avispas negras,83
    y tenían entonces84
    una gracia invernal las uvas nuestras,85
    arrebujadas en sus talas blancas,86
    sordas a la canción de las abejas...87
    Y ahora, madre, que tan sólo tengo88
    las doce uvas de la Noche Vieja,89
    hoy que exprimo las uvas de los meses90
    sobre el recuerdo de la viña seca,91
    siento que toda la acidez del mundo92
    se está metiendo en ella,93
    porque tienen el ácido de lo que fue dulzura94
    las uvas de la ausencia.95
    Y ahora me pregunto:96
    ¿Por qué razón estoy yo aquí? ¿Qué fuerza pudo97
    más que tu amor, que me llevaba98
    a la dulce aninomia de tu puerta?99
    ¡Oh miserable vara que nos mides!100
    ¡El Renombre, la Gloria..., pobre cosa pequeña!101
    ¡Cuando dejé mi casa para buscar la Gloria,102
    cómo olvidé la Gloria que me dejaba en ella!103
    Y esta es la lucha ante los hombres malos104
    y ante las almas buenas;105
    yo soy un hombre a solas en busca de un camino.106
    ¿Dónde hallaré camino mejor que la vereda107
    que a ti me lleva, madre; la verdad que corta108
    por los campos frutales, pintada de hojas secas,109
    siempre recién llovida,110
    con pájaros del trópico, con muchachas de la aldea,111
    hombres que dicen: «Buenos días, niño»,112
    y el queso que me guardas siempre para merienda?113
    Esa es la Gloria, madre, para un hombre114
    que se llamó fray Luis y era poeta.115
    ¡Oh mi casa sin cítricos, mi casa donde puede116
    mi poesía andar como una reina!117
    ¿Qué sabes tú de formas y doctrinas,118
    de metros y de escuela?119
    Tú eres mi madre, que me dices siempre120
    que son hermosos todos mis poemas;121
    para ti, soy grande; cuando dices mis versos,122
    yo no sé si los dices o los rezas...123
    ¡Y mientras exprimimos en las uvas del Tiempo124
    toda una vida absurda, la promesa125
    de vernos otra vez se va alargando,126
    y el momento de irnos está cerca,127
    y no pensamos que se pierde todo!128
    ¡Por eso en esta noche, mientras pasa la fiesta129
    y en la última uva libo la última gota130
    del año que se aleja,131
    pienso en que tienes todavía, madre,132
    retazos de carbón en la cabeza,133
    y ojos tan bellos que por mí regaron134
    su clara pleamar en tus ojeras,135
    y manos pulcras, y esbeltez de talle,136
    donde hay la gracia de la espiga nueva;137
    que eres hermosa, madre, todavía,138
    y yo estoy loco por estar de vuelta,139
    porque tú eres la Gloria de mis años140
    y no quiero volver cuando estés vieja!...141
    Uvas del Tiempo que mi ser escancia142
    en el recuerdo de la viña seca,143
    ¡cómo me pierdo, madre, en los caminos144
    hacia la devoción de tu vereda!145
    Y en esta algarabía de la ciudad borracha,146
    donde va mi emoción sin compañera,147
    mientras los hombres comen las uvas de los meses,148
    yo me acojo al recuerdo como un niño a una puerta.149
    Mi labio está bebiendo de tu seno,150
    que es el racimo de la parra buena,151
    el buen racimo que exprimí en el día152
    sin hora y sin reloj de mi inconsciencia.153
    Madre, esta noche se nos muere un año;154
    todos estos señores tienen su madre cerca,155
    y al lado mío mi tristeza muda156
    tiene el dolor de una muchacha muerta...157
    Y vino toda la acidez del mundo158
    a destilar sus doce gotas trémulas,159
    cuando cayeron sobre mi silencio160
    las doce uvas de la Noche Vieja.161

  • @silviacristinablancorondon929
    @silviacristinablancorondon929 2 ปีที่แล้ว +1

    Gran poeta y político venezolano que por circunstancias de la vida azarosa que vivió ven su quehacer políticos, tuvo que emigrar a México, país donde murió en circunstancias no esclarecidas. Gracias Andrés Eloy Blanco por tu legado a esta tierra de gracia venezolana.

  • @silviacristinablancorondon929
    @silviacristinablancorondon929 2 ปีที่แล้ว +1

    Poeta de poetas venezolanos y latinoamericanos

  • @yossicordova2374
    @yossicordova2374 4 ปีที่แล้ว +5

    Gran Venezolano de otros tiempos.

  • @rosadandrea6531
    @rosadandrea6531 ปีที่แล้ว +1

    .........Como son ácidas, las uvas de la ausencia...........😢😢😢😢😢

  • @samaidayorlethrondonpereir2972
    @samaidayorlethrondonpereir2972 3 ปีที่แล้ว

    .. Me encanta todos éstos poemas

  • @mariagoicoechea6951
    @mariagoicoechea6951 3 ปีที่แล้ว +1

    Precioso !!!

  • @AndresEloyBlancoPoeta
    @AndresEloyBlancoPoeta  7 ปีที่แล้ว +13

    Madre: esta noche se nos muere un año.
    En esta ciudad grande, todos están de fiesta;
    zambombas, serenatas, gritos, ¡ah, cómo gritan!;
    claro, como que todos tienen su madre cerca...
    ¡Yo estoy tan solo, madre,
    tan solo!; pero miento, que ojalá lo estuviera;
    estoy con tu recuerdo, y el recuerdo es un año
    pasado que se queda.
    Si vieras, si escucharas este alboroto: hay hombres
    vestidos de locura, con cacerolas viejas,
    tambores de sartenes,
    cencerros y cornetas;
    el hálito canalla
    de las mujeres ebrias;
    el diablo, con diez latas prendidas en el rabo,
    anda por esas calles inventando piruetas,
    y por esta balumba en que da brincos
    la gran ciudad histérica,
    mi soledad y tu recuerdo, madre,
    marchan como dos penas.
    Esta es la noche en que todos se ponen
    en los ojos la venda,
    para olvidar que hay alguien que está cerrando un libro,
    por no ver la periódica liquidación de cuentas,
    donde van las partidas al Haber de la Muerte,
    por lo que viene y por lo que se queda,
    porque lo que sufrimos se ha perdido
    y lo gozado ayer es una pérdida.
    Aquí es de tradición que en esta noche,
    cuando el reloj anuncia que el Año Nuevo llega,
    todos los hombres coman, al compás de las horas,
    las doce uvas de la Noche Vieja.
    Pero aquí no se abrazan ni gritan: ¡FELIZ AÑO!,
    como en los pueblos de mi tierra;
    en este gozo hay menos caridad; la alegría
    de cada cual va sola, y la tristeza
    del que está al margen del tumulto acusa
    lo inevitable de la casa ajena.
    ¡Oh nuestras plazas, donde van la gente,
    sin conocerse, con la buena nueva!
    Las manos que se buscan con la efusión unánime
    de ser hormigas de la misma cueva;
    y al hombre que está solo, bajo un árbol,
    le dicen cosas de honda fortaleza:
    «¡Venid compadre, que las horas pasan;
    pero aprendamos a pasar con ellas!»
    Y el cañonazo en la Planicie,
    y el himno nacional desde la iglesia,
    y el amigo que viene a saludarnos:
    «feliz año, señores», y los criados que llegan
    a recibir en nuestros brazos
    el amor de la casa buena.
    Y el beso familiar a medianoche:
    «La bendición, mi madre»
    «Que el Señor te proteja...»
    Y después, en el claro comedor, la familia
    congregada para la cena,
    con dos amigos íntimos, y tú, madre, a mi lado,
    y mi padre, algo triste, presidiendo la mesa.
    ¡Madre, cómo son ácidas
    las uvas de la ausencia!
    ¡Mi casona oriental! Aquella casa
    con claustros coloniales, portón y enredaderas,
    el molino de viento y los granados,
    los grandes libros de la biblioteca
    -mis libros preferidos: tres tomos con imágenes
    que hablaban de los reinos de la Naturaleza-.
    Al lado, el gran corral, donde parece
    que hay dinero enterrado desde la Independencia;
    el corral con guayabos y almendros,
    el corral con peonías y cerezas
    y el gran parral que daba todo el año
    uvas más dulces que la miel de abejas.
    Bajo el parral hay un estanque;
    un baño en ese estanque sabe a Grecia;
    del verde artesonado, las uvas en racimos,
    tan bajas, que del agua se podía cogerlas,
    y mientras en los labios se desangra la uva,
    los pies hacen saltar el agua fresca.
    Cuando llegaba la sazón tenía
    cada racimo un capuchón de tela,
    para salvarlo de la gula
    de las avispas negras,
    y tenían entonces
    una gracia invernal las uvas nuestras,
    arrebujadas en sus talas blancas,
    sordas a la canción de las abejas...
    Y ahora, madre, que tan sólo tengo
    las doce uvas de la Noche Vieja,
    hoy que exprimo las uvas de los meses
    sobre el recuerdo de la viña seca,
    siento que toda la acidez del mundo
    se está metiendo en ella,
    porque tienen el ácido de lo que fue dulzura
    las uvas de la ausencia.
    Y ahora me pregunto:
    ¿Por qué razón estoy yo aquí? ¿Qué fuerza pudo
    más que tu amor, que me llevaba
    a la dulce anonimia de tu puerta?
    ¡Oh miserable vara que nos mides!
    ¡El Renombre, la Gloria..., pobre cosa pequeña!
    ¡Cuando dejé mi casa para buscar la Gloria,
    cómo olvidé la Gloria que me dejaba en ella!
    Y esta es la lucha ante los hombres malos
    y ante las almas buenas;
    yo soy un hombre a solas en busca de un camino.
    ¿Dónde hallaré camino mejor que la vereda
    que a ti me lleva, madre; la verdad que corta
    por los campos frutales, pintada de hojas secas,
    siempre recién llovida,
    con pájaros del trópico, muchachas de la aldea,
    hombres que dicen: «Buenos días, niño»,
    y el queso que me guardas de merienda?
    Esa es la Gloria, madre, para un hombre
    que se llamó fray Luis y era poeta.
    ¡Oh mi casa sin críticos, mi casa donde puede
    mi poesía andar como una reina!
    ¿Qué sabes tú de formas y doctrinas,
    de metros y de escuela?
    Tú eres mi madre, que me dices siempre
    que son hermosos todos mis poemas;
    para ti yo soy grande; cuando dices mis versos,
    yo no sé si los dices o los rezas...
    ¡Y mientras exprimimos en las uvas del Tiempo
    toda una vida absurda, la promesa
    de vernos otra vez se va alargando,
    y el momento de irnos está cerca,
    y no pensamos que se pierde todo!
    ¡Por eso en esta noche, mientras pasa la fiesta
    y en la última uva libo la última gota
    del año que se aleja,
    pienso en que tienes todavía, madre,
    retazos de carbón en la cabeza,
    y ojos tan bellos que por mí regaron
    su clara pleamar en tus ojeras,
    y manos pulcras, y esbeltez de talle,
    donde hay la gracia de la espiga nueva;
    que eres hermosa, madre, todavía,
    y yo estoy loco por estar de vuelta,
    porque tú eres la Gloria de mis años
    y no quiero volver cuando estés vieja!...
    Uvas del Tiempo que mi ser escancia
    en el recuerdo de la viña seca,
    Y en esta algarabía de la ciudad borracha,
    donde va mi emoción sin compañera,
    mientras los hombres comen las uvas de los meses,
    yo me acojo al recuerdo como un niño a una puerta.
    Mi labio está bebiendo de tu seno,
    que es el racimo de la parra buena,
    el buen racimo que exprimí en el día
    sin hora y sin reloj de mi inconsciencia.
    Madre, esta noche se nos muere un año;
    todos estos señores tienen su madre cerca,
    y al lado mío mi tristeza muda
    tiene el dolor de una muchacha muerta...
    Y vino toda la acidez del mundo
    a destilar sus doce gotas trémulas,
    cuando cayeron sobre mi silencio
    las doce uvas de la Noche Vieja.

    • @lindamartinez2553
      @lindamartinez2553 4 ปีที่แล้ว

      Muy sentido poema; de un hijo que recibe el año nuevo fuera de su hogar; de su tierra; de su país.

    • @coltaarav5416
      @coltaarav5416 3 ปีที่แล้ว

      A tip: you can watch series on Flixzone. I've been using them for watching all kinds of movies these days.

    • @zionerick9414
      @zionerick9414 3 ปีที่แล้ว

      @Colt Aarav Yup, I've been watching on flixzone for months myself =)

  • @alexsanderjoseabad1722
    @alexsanderjoseabad1722 4 ปีที่แล้ว +6

    No falta este poema en radio playera puerto piritu Anzoátegui faltando 5 para las doce

  • @tonypalencia1
    @tonypalencia1 3 ปีที่แล้ว

    Que belleza de poema todo un clasico de mi tierra VENEZUELA me gusta como lo narra el gran PEPE LUPE POLANCO, para los que nunca lo escucharon, se les pondra la piel de gallina escuchenlo aca th-cam.com/video/7VseYJsdciA/w-d-xo.html