La calma me visita, en la sombra de mi cuarto Se sienta, me contempla, y en su mirada hallo el arte El eco de mi mente, a veces cruel, me aparta Pero en su danza lenta, sé que todo lo comparte Me hablo con el viento, que susurra lo que duele A veces no contesta, otras veces me entretiene Y aunque no halle respuesta en sus giros de madera Siento que el silencio siempre me aclara la espera El vacío es un reino, con paredes de cristal Donde cada pensamiento es un río que se va Aquí no hay oro ni egos que me cieguen, solo paz En los rincones oscuros donde el sol ya no da más En lo alto de mi torre, las estrellas son testigos De los pasos que se apagan y se pierden en sus hilos Un arlequín perdido me sonríe al pasar Con su risa me recuerda que ya nada va a cambiar Sin embargo, en el silencio, soy más fuerte al caminar Enfrentando a los fantasmas que no dejo de invocar Pecados que se arrastran como sombras de un pasado Que aún me susurran nombres en los sueños olvidados Mis sueños me devoran, pero al alba ya no importan Descubrí que en la calma está la esencia que me soporta Mi pluma es mi refugio, donde escribo mi verdad Y cada línea es un paso en este viaje de ansiedad Pinto al cielo y al infierno en los muros de mi mente Los veo pasar despacio, indiferentes, y ausentes En las noches invoco al universo y a su canto Para que en mis canciones siempre fluyan como un manto No soy luz ni soy sombra, soy lo que el alma escribe Soy las voces que resuenan cuando todo ya se apague Ríe en el espejo, aunque antes solo llorabas Porque el conocerme fue la victoria que anhelabas Y en la soledad me encuentro, en la soledad me pierdo Pero en cada rincón roto, sé que el eco aún es cierto Las verdades más amargas se disuelven en mi pecho Y la luna sigue fiel, mientras el tiempo es mi lecho
La calma me visita, en la sombra de mi cuarto
Se sienta, me contempla, y en su mirada hallo el arte
El eco de mi mente, a veces cruel, me aparta
Pero en su danza lenta, sé que todo lo comparte
Me hablo con el viento, que susurra lo que duele
A veces no contesta, otras veces me entretiene
Y aunque no halle respuesta en sus giros de madera
Siento que el silencio siempre me aclara la espera
El vacío es un reino, con paredes de cristal
Donde cada pensamiento es un río que se va
Aquí no hay oro ni egos que me cieguen, solo paz
En los rincones oscuros donde el sol ya no da más
En lo alto de mi torre, las estrellas son testigos
De los pasos que se apagan y se pierden en sus hilos
Un arlequín perdido me sonríe al pasar
Con su risa me recuerda que ya nada va a cambiar
Sin embargo, en el silencio, soy más fuerte al caminar
Enfrentando a los fantasmas que no dejo de invocar
Pecados que se arrastran como sombras de un pasado
Que aún me susurran nombres en los sueños olvidados
Mis sueños me devoran, pero al alba ya no importan
Descubrí que en la calma está la esencia que me soporta
Mi pluma es mi refugio, donde escribo mi verdad
Y cada línea es un paso en este viaje de ansiedad
Pinto al cielo y al infierno en los muros de mi mente
Los veo pasar despacio, indiferentes, y ausentes
En las noches invoco al universo y a su canto
Para que en mis canciones siempre fluyan como un manto
No soy luz ni soy sombra, soy lo que el alma escribe
Soy las voces que resuenan cuando todo ya se apague
Ríe en el espejo, aunque antes solo llorabas
Porque el conocerme fue la victoria que anhelabas
Y en la soledad me encuentro, en la soledad me pierdo
Pero en cada rincón roto, sé que el eco aún es cierto
Las verdades más amargas se disuelven en mi pecho
Y la luna sigue fiel, mientras el tiempo es mi lecho