La sociedad somos todos, y aunque no me considero un santo varón, no recuerdo haber asesinado a una mosca ni a un grillo molesto de los tantos que residen en el prado de mi amigo Polvorilla. Responsabilizar a la sociedad de nuestras limitaciones o fracasos queda muy guay, pero es un error y horror conceptual que nada ayuda a la necesaria objetividad que clarifique ciertos fenómenos. La historia del Taxi de De Niro se da, como todo lo humano, en el interior de la sociedad, pero como todos somos sociedad, no se nos puede culpar de las locuras que se cuecen en su interior. En cuanto al genocidio de los pieles rojas, es cierto. No obstante, tampoco hago responsable a "toda la sociedad". Eros y Tánatos. Ahí está la clave.
La sociedad somos todos, y aunque no me considero un santo varón, no recuerdo haber asesinado a una mosca ni a un grillo molesto de los tantos que residen en el prado de mi amigo Polvorilla. Responsabilizar a la sociedad de nuestras limitaciones o fracasos queda muy guay, pero es un error y horror conceptual que nada ayuda a la necesaria objetividad que clarifique ciertos fenómenos. La historia del Taxi de De Niro se da, como todo lo humano, en el interior de la sociedad, pero como todos somos sociedad, no se nos puede culpar de las locuras que se cuecen en su interior. En cuanto al genocidio de los pieles rojas, es cierto. No obstante, tampoco hago responsable a "toda la sociedad". Eros y Tánatos. Ahí está la clave.