DEVOCIONAL ISAÍAS 3:4 / 12

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  • เผยแพร่เมื่อ 8 ก.พ. 2025
  • 27/9/2024
    Al leer Isaías 3 y 4, así como Gálatas 6, que son capítulos fundamentales para la elaboración del devocional, me llamaron la atención estos versículos, que resaltan la importancia de la madurez en el liderazgo:
    Isaías 3:4: "Les pondré jóvenes por príncipes, y niños caprichosos gobernarán sobre ellos."
    Isaías 3:12: "Los opresores de mi pueblo son muchachos, y mujeres lo gobiernan. Pueblo mío, los que te guían te engañan, y tuercen el curso de tus caminos."
    Isaías nos advierte sobre los peligros de tener líderes inmaduros y caprichosos. En un contexto donde los jóvenes son colocados en posiciones de autoridad sin la debida preparación, es crucial que comprendan la responsabilidad que conlleva cada decisión.
    Recientemente, he tenido conversaciones muy interesantes con otras madres que, como yo, tienen hijos pequeños. Un análisis común es la gran responsabilidad que tenemos de educarlos bien y cumplir nuestro papel como Dios nos lo demanda. No podemos prever con exactitud los retos que enfrentarán nuestros hijos en el mundo que se está gestando para ellos, pero sí podemos prepararlos para desenvolverse en él.
    Aunque el mundo actual exalta a la mujer en un papel agresivo, imponente, irrespetuoso y egoísta, como lo señala la doctrina del feminismo, la verdad es que nosotras, las mujeres cristianas, tenemos el llamado a preparar a la nueva generación para que sea contracultural. La Palabra nos instruye sobre cómo hacerlo.
    Aprendamos juntas los principios que Dios nos enseña a través de Gálatas 6 y los cuales debemos dejar como legado nuestras generaciones:
    1. Responsabilidad y apoyo mutuo: Enseñemos a nuestros hijos la importancia de llevar las cargas de los demás. Ayudar a quienes están pasando por dificultades y ser solidarios en nuestra comunidad es un valor que debemos cultivar en ellos desde pequeños.
    2. Autoreflexión: Es esencial que nuestros hijos aprendan a examinar sus propias acciones antes de juzgar a los demás. Fomentar la humildad y el crecimiento personal les ayudará a desarrollar un carácter fuerte y compasivo.
    3. Siembra y cosecha: Recordemos que lo que sembramos, cosechamos. Es fundamental que nuestros hijos comprendan que sus acciones tienen consecuencias. Debemos guiarlos para que actúen con integridad y responsabilidad en todo momento.
    4. Persistencia en el bien: Anímales a no desmayar en hacer el bien. La constancia y la perseverancia en sus buenas acciones son claves, incluso cuando los resultados no sean inmediatos.
    5. Cuidado de la comunidad: Hacer el bien a todos, especialmente a aquellos que forman parte de nuestra comunidad de fe, es vital. Enseñemos a nuestros hijos a construir y mantener relaciones saludables y solidarias.
    Oremos juntas: Querido Jesús, te pedimos que nos ayudes a enseñar a nuestros hijos a reconocer que su verdadero enemigo no son aquellos que piensan diferente, sino el diablo. Que puedan conocer y entender tu palabra en todos los aspectos de la vida, y que aprendan a vivir con responsabilidad, humildad y un firme compromiso con la verdad. Ayúdanos a sembrar en sus corazones la importancia de asumir las consecuencias de sus acciones, guiados por el temor a Ti y no por el egoísmo del mundo. Que la humildad y la dependencia de Ti sean siempre sus virtudes, y que la oración constante sea el pilar de sus decisiones, permitiendo que el Espíritu Santo ilumine su camino. Amén.

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