"MAESTRO" JAIRO ARBOLEDA CAMPEON DEPORTIVO CALI 1970-1974

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  • เผยแพร่เมื่อ 22 ธ.ค. 2020
  • La cabeza levantada por sobre todo era la principal característica de este Tulueño nacido en 1947, su clase y elegancia le hicieron digno de admirar por multitudes, su juego era espectáculo puro, era de esos que con las medias muy por debajo de las rodillas transpiraba talento y ante todo buen juego.
    Así, era Jairo Arboleda, quien para personajes como Iván Mejía está entre los tres mejores jugadores que haya pasado por el fútbol colombiano, siendo el más técnico de estos a su juicio, “el maestro” como le llamarán por siempre, era dueño de un panorama de la cancha tan completo, que a todos confundía cuando ni siquiera miraba la pelota en el momento que esta se encontraba rendida a sus pies, era un repartidor de juego en su máxima expresión.
    Fue un talento fuera de su tierra, pues tuvo que maravillar primero a toda Pereira para que su amado Deportivo Cali por fin lo hiciera suyo, decisión que retribuyó con creces pues llegó para ser campeón en el 70, a lado de un gran conjunto de jugadores.
    Lastimosamente, la noche y la bohemia fueron sus amigas inseparables, sin embargo eran muchos lo que decían que había una proporción manifiesta entre las lunas en billares y la elegancia futbolera del Maestro. Cuando se calzaba los guayos, las resacas huían.
    Su fama de amante de la noche, produjo que se le enviara de nuevo al deportivo Pereira, buscando un castigo que lo hiciera entrar en razón, pero Arboleda no salió de la suya, y en su mejor ambiente siguió trazando pinceladas de fútbol de domingo en domingo, inclusive uno, en el que le ganaron al “azucarero”, y le envió un claro mensaje a su jefe, “Díganle, que yo le compongo ese circo”, atinó a decir el maestro. Aquel presidente no tuvo otra opción que llamarlo de nuevo a sus filas.
    Los contrarios nunca le perdonaban sus ofensas futbolísticas y poco a poco sus ligamentos sufrieron todas las consecuencias de ser un genio de la pelota, Quindío y Once Caldas serían los últimos clubes que verían la magia de Jairo Arboleda como jugador, pues sus rodillas le dijeron que no podían más.
    Al “Maestro” siempre le recriminarán que por su culpa y su afán de bohemia nocturna no fue el mejor de todos, incluso teniendo la oportunidad de salir a jugar en el exterior, sin embargo la gente no se daba cuenta que él era feliz así, moviendo la pelota a su antojo cada domingo y arrancando por obligación eternos aplausos desde la gradería de cualquier estadio que pisara. Solo con eso, él “maestro” obtenía la diversión que necesitaba.

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