BREVE ANALISIS DE “UN DESCENSO AL MAELSTRÖM” Continuando con el Ciclo dedicado a Edgar Allan Poe para este mes de enero, comparto la lectura de unos de los cuentos que, de acuerdo alguna clasificación de uso común, ha sido catalogado como de “raciocinio”, aunque hay que dilucidar de qué se trata esto. En este cuento, asistimos a la participación de un relato dentro del relato (aunque poco se dice del personaje que acompaña al marinero noruego), y si lo enfocamos desde una perspectiva clasificatoria, este cuento se une a aquellos de Poe que buscan un sustento científico para sus a veces extravagantes fantasías. Yendo un poco más allá, podríamos tomar este “embudo” como un proto-relato de viajes en el tiempo, o a través de dimensiones, considerando el simbólico encanecimiento del protagonista. En este sentido, estaríamos ante un proto “agujero de gusano” que antecede incluso al de Carroll en Alicia en el País de las Maravillas, considerado el primero de este tipo en la Literatura. De una manera harto más pavorosa, también podríamos recordar el viaje de Urashima Taro, de la literatura tradicional japonesa, otro simbólico viaje en el tiempo, aunque sin el horror del mar que pinta Poe en este relato. En cualquier caso, y desde una perspectiva particular, creo que este cuento puede considerarse como un meta relato sobre la búsqueda de un estilo literario, de una verdad estética suprema, tomando como símbolo el que el marino noruego intente comprender y predecir los movimientos de los objetos dentro del embudo monstruoso, sin poder hacerlo, lográndolo sólo después de razonar analíticamente; un poco como lo hace Poe en su intento por comprender los elementos literarios, que sólo son coherentes, una vez más, al aplicársele el uso de la razón, cuestión sobre la que Poe volverá una y otra vez en sus escritos. De cualquier forma, podemos dejar de lado todo esto y sencillamente sumergirnos en el horror per se, en el asombro no exento de pavor ante el Cosmos y sus desmesuras, ante el cual un punto de apoyo (o quizás un barril al que aferrarse), es admirar la belleza inconmensurable e incomprensible de la obra del Creador. Y aquí el mensaje es evidente: la Fe puede ser un punto de salvación para nuestras pequeñas existencias.
BREVE ANALISIS DE “UN DESCENSO AL MAELSTRÖM”
Continuando con el Ciclo dedicado a Edgar Allan Poe para este mes de enero, comparto la lectura de unos de los cuentos que, de acuerdo alguna clasificación de uso común, ha sido catalogado como de “raciocinio”, aunque hay que dilucidar de qué se trata esto. En este cuento, asistimos a la participación de un relato dentro del relato (aunque poco se dice del personaje que acompaña al marinero noruego), y si lo enfocamos desde una perspectiva clasificatoria, este cuento se une a aquellos de Poe que buscan un sustento científico para sus a veces extravagantes fantasías. Yendo un poco más allá, podríamos tomar este “embudo” como un proto-relato de viajes en el tiempo, o a través de dimensiones, considerando el simbólico encanecimiento del protagonista. En este sentido, estaríamos ante un proto “agujero de gusano” que antecede incluso al de Carroll en Alicia en el País de las Maravillas, considerado el primero de este tipo en la Literatura. De una manera harto más pavorosa, también podríamos recordar el viaje de Urashima Taro, de la literatura tradicional japonesa, otro simbólico viaje en el tiempo, aunque sin el horror del mar que pinta Poe en este relato. En cualquier caso, y desde una perspectiva particular, creo que este cuento puede considerarse como un meta relato sobre la búsqueda de un estilo literario, de una verdad estética suprema, tomando como símbolo el que el marino noruego intente comprender y predecir los movimientos de los objetos dentro del embudo monstruoso, sin poder hacerlo, lográndolo sólo después de razonar analíticamente; un poco como lo hace Poe en su intento por comprender los elementos literarios, que sólo son coherentes, una vez más, al aplicársele el uso de la razón, cuestión sobre la que Poe volverá una y otra vez en sus escritos. De cualquier forma, podemos dejar de lado todo esto y sencillamente sumergirnos en el horror per se, en el asombro no exento de pavor ante el Cosmos y sus desmesuras, ante el cual un punto de apoyo (o quizás un barril al que aferrarse), es admirar la belleza inconmensurable e incomprensible de la obra del Creador. Y aquí el mensaje es evidente: la Fe puede ser un punto de salvación para nuestras pequeñas existencias.
Muchas gracias por el relató... Me encanto.
Respetuosamente vería oportuno que previo a la narración de cualquier libro, se brindará información del autor, año, aspectos importantes .
Gracias 🙂