QUIERES SER FELIZ Colosenses 3:1-4 - Carmen Camino
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- เผยแพร่เมื่อ 3 ธ.ค. 2024
- Sundar Singh era un muchachito que andaba siempre amargado. Después que su mamá se murió cuando él tenía solo catorce años, Sundar se volvió “en enemigo acérrimo del cristianismo” … en su comunidad en la zona norte de la India. Pero luego, en una conversión dramática, ¡Sundar se entregó a Jesucristo por fe!
Por los siguientes veinticinco años, él ejerció una gran influencia internacional. Una vez, Sundar fue visitado por un profesor “de religiones comparativas de Europa”. Cuando este agnóstico erudito le preguntó con mucha curiosidad, “Sundar, ¿qué has encontrado en el cristianismo que no encontraste en tu religión tradicional?”
“Yo encontré a Jesús.” “Sí, yo sé,” dijo el impaciente profesor. “¿Pero que enseñanza o que doctrina “en particular” encontraste? Sundar simplemente repitió su respuesta, “yo encontré a Jesús”.
Tiempo después, Sundar escribió: “Cuando la gente me pregunta, “¿Qué te hizo volverte cristiano?” Yo solo puedo decir, “Cristo me hizo cristiano.” Cuando Jesús se reveló “a Sí Mismo” ante mí, ¡YO VI SU GLORIA, y quedé convencido… ¡DE QUE JESÚS ES EL CRISTO VIVO!
En Colosenses 3:1, el apóstol Pablo dice, Puesto que ustedes ya han resucitado con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la derecha de Dios.
Adondequiera que iba, Pablo predicaba la Buena Noticia a los gentiles, a los líderes judíos hostiles, y hasta a sus guardias romanos. Cuando la gente creía en el mensaje que Pablo presentaba… ¡quedaba transformada!
La Palabra de Dios no es solo para nuestra información, ¡es también para nuestra transformación! Convertirse en cristiano no es solo reformarse o dedicarse a hacer lo correcto… ¡NO! ¡significa comenzar una relación “totalmente nueva” con Dios!
Los propósitos, metas, actitudes, y conducta “de los nuevos cristianos” ¡se transforma! Ya no buscan sus propios fines… ¡ahora dan fruto para Dios! ¿Está la Buena Noticia “llegando a otros” por medio de tu vida? Las únicas personas, que son realmente felices en la tierra, ¡son aquellas cuyos corazones están en el cielo!
Cuando nos entregamos a Jesús… ¡cosas maravillosas suceden! Nuestros pecados son perdonados, somos adoptados a la familia de Dios, y recibimos el status de hijos e hijas de Dios. Y no solo eso, también nos ha dado “un nuevo lugar con Cristo” en los lugares celestiales.
Estoy segura -- que de solo observar a la gente y estudiar la Palabra de Dios -- las personas, que son verdaderamente felices, son aquellas que se dan cuenta, que no es en este mundo donde se encuentra la felicidad.
Aquellos que tratan de encontrar la felicidad “en esta tierra”, ¡terminan frustrados! Las posesiones “que compran” nunca resultan ser lo que esperaban. Las relaciones que establecen nunca son tan satisfactorias “como ellos pensaban.” Y los sueños y ambiciones “que tenían” nunca los llenaron del todo, como esperaban.
Nada es exactamente lo que buscamos, hasta que nos demos cuenta: “Que no es en esta tierra donde lo encontraremos!” Es por eso, que nuestro Señor nos dice “constantemente en Su Palabra” -- ¡que pongamos nuestros corazones en las cosas de arriba!
La gente se siente estancada, con el estómago angustiado, el ceño fruncido, y el corazón dolido, porque se está tomando “demasiado en serio” la vida en esta tierra. Cuando una persona “finalmente comprende” que el cielo es donde la maravilla está… ¡solo entonces gozará de la vida!
No importa donde vivas, cual sea tu vocación, que clase de carro manejas, que bicicleta montas, o que patines tengas. Nada de eso “es importante” porque Jesús ve la meta final. ¡Así que! ¡Pon tu corazón en las cosas de arriba!
Este es el mensaje principal -- no solo de Pablo -- sino de toda la Escritura. ¡Vive para el cielo, y gozarás de la vida! ¿Cómo puede suceder eso? ¡DE MUCHAS FORMAS!