Salmos 32

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  • เผยแพร่เมื่อ 11 ก.ย. 2024
  • La dicha del perdón
    Salmo de David. Masquil.
    32 Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado.
    2 Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad,
    Y en cuyo espíritu no hay engaño.
    3 Mientras callé, se envejecieron mis huesos
    En mi gemir todo el día.
    4 Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano;
    Se volvió mi verdor en sequedades de verano. Selah
    5 Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad.
    Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová;
    Y tú perdonaste la maldad de mi pecado. Selah
    6 Por esto orará a ti todo santo en el tiempo en que puedas ser hallado;
    Ciertamente en la inundación de muchas aguas no llegarán estas a él.
    7 Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia;
    Con cánticos de liberación me rodearás. Selah
    8 Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar;
    Sobre ti fijaré mis ojos.
    9 No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento,
    Que han de ser sujetados con cabestro y con freno,
    Porque si no, no se acercan a ti.
    10 Muchos dolores habrá para el impío;
    Mas al que espera en Jehová, le rodea la misericordia.
    11 Alegraos en Jehová y gozaos, justos;
    Y cantad con júbilo todos vosotros los rectos de corazón.

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